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lunes, 13 de julio de 2020

“El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, ¡la salvará!"



Señor, envía tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, enséñame a abrir mi corazón para recibirla; dame fuerza para poner en práctica tus mandatos. Ilumina, señor, mis caminos para que vaya por los senderos de justicia y amor en los que te pueda encontrar. Amén.

Lunes 13 de julio, san Mateo 10, 34-11, 1
“El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, ¡la salvará!"

Hablar de Fe en Jesús, es aceptar que el centro de nuestra vida es compartir con Él, el proyecto del Padre, llevar a cabo el Reino de Dios. Un mundo mejor es posible.

La propuesta de Jesús es la de poder renunciar a todo lo que nos impide alcanzar la mentalidad de Reino de Dios. A lo que tenemos que morir no es a disfrutar la vida, cuanto a todo aquello que me impide ser auténtico discípulo misionero de Jesús. Es todo aquello que me impide reconocer al otro como hermano.
El seguimiento de Jesucristo no puede considerarse como una actividad más que incorporamos en nuestra agenda. No es una dedicación de tiempo parcial. Todo el proyecto de vida debe quedar marcado por esta impronta.
El amor a Jesucristo no es un amor más, ocupa el centro de nuestros afectos. Todo lo demás está en relación con Él.
Ven Señor Jesús, te necesito.

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