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viernes, 6 de noviembre de 2020

"Astutos y sagaces a la hora de vivir nuestro cristianismo"

 San Lucas 16,1-8.

Jesús decía a sus discípulos: "Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes.
Lo llamó y le dijo: '¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto'.
El administrador pensó entonces: '¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!'. Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: '¿Cuánto debes a mi señor?'. 'Veinte barriles de aceite', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez'.
Después preguntó a otro: 'Y tú, ¿cuánto debes?'. 'Cuatrocientos quintales de trigo', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo y anota trescientos'.
Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz." Palabra del Señor 
 

Es posible que la primera vez que leímos esta parábola de Jesús nos chocó un tanto, porque da la impresión de que alaba la injusticia del administrador. Pero no es así. Lo que alaba es su astucia, su sagacidad para salir del trace en que se había metido. Jesús, que tenía los ojos bien abiertos, ya se daba cuenta de que en su tiempo “los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz”. Y animaba a “los hijos de la luz”, y nos anima también a nosotros sus seguidores del siglo XXI, no a que seamos injustos, sino astutos y sagaces a la hora de vivir nuestro cristianismo, a la hora de predicar su evangelio, su buena noticia. Nos pide que empleemos todas nuestras fuerzas, todos nuestros resortes, todos nuestros talentos, todos los dones que él nos ha dado para vivir como cristianos con todo lo que eso significa. “Somos hijos de la luz”, extendámosla ante un mundo muchas veces en tinieblas. (Dominicos. org)  

Ven Señor Jesús, te necesito.

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