Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Exaltación de la Santa Cruz

Lecturas del 14/09/08 – Ciclo A -

Domingo 24 Durante el año

Lectura del libro de los Números 21, 4b-9

En el camino, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: « ¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!»Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes.» Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: «Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado.»Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado.
Palabra de Dios.
SALMO 77
R. No olviden las proezas del Señor.

Pueblo mío, escucha mi enseñanza, presta atención a las palabras de mi boca: yo voy a recitar un poema, a revelar enigmas del pasado. R.

Cuando los hacía morir, lo buscaban y se volvían a él ansiosamente: recordaban que Dios era su Roca, y el Altísimo, su libertador. R.

Pero lo elogiaban de labios para afuera y mentían con sus lenguas; su corazón no era sincero con él y no eran fieles a su alianza. R.

El Señor, que es compasivo, los perdonaba en lugar de exterminarlos; una y otra vez reprimió su enojo y no dio rienda suelta a su furor. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos 2, 6-11

Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor.» Palabra de Dios.

Lectura S. Evangelio según S. Juan 3, 13-17

Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.» Palabra del Señor.

Reflexión

La cruz es parte inseparable del misterio pascual que incluye pasión, muerte y resurrección.
Los católicos profesamos que Cristo ha muerto por nuestros pecados y ha resucitado glorioso. El crucifijo en ninguna manera niega la resurrección sino que manifiesta la seriedad de nuestros pecados y el amor infinito con que Cristo murió para salvarnos.
En la celebración de esta fiesta litúrgica todo converge en la exaltación de Cristo Jesús, que siendo Dios, se abajó haciéndose uno de nosotros, muriendo colgado sobre el estandarte de la Cruz, para mostrarnos cuál es la medida del amor de Dios hacia nosotros. Exaltar la cruz es exaltar el amor de Dios por nosotros, es exaltar la victoria del amor y de la misericordia sobre el pecado, el egoísmo y la muerte. A los cristianos el hecho de que Dios haya querido salir de sí mismo para hacerse uno como nosotros nos pone ante la presencia de un misterio abismal por la inmensidad del amor que lo ilumina y por la incapacidad absoluta de nuestra mente humana para abarcarlo. La contemplación sincera de este misterio es incompatible con un pasar por encima de él, con cierta superficialidad, dándolo por descontado como un presupuesto del conjunto de la doctrina cristiana. La contemplación de Dios hecho hombre es siempre transformante. Y uno de los momentos más fuertes de está contemplación es justamente el ver a Cristo muriendo colgado de una cruz, como un criminal, desangrándose y asfixiándose, abandonado y humillado. El más grande, sin punto alguno de comparación, el creador y Señor del universo, en la condición más vil que pueda ser imaginada. El que es la vida misma, sufriendo en primera persona la muerte más horrenda. Y esto libremente y sin rebajar en nada su divinidad. Este es el misterio del anonadamiento de Dios que la Iglesia no se cansa de contemplar, y que nunca logra abarcar. El cristiano sabe que nunca serán suficientes los días de esta vida ni de la eternidad para agotar la contemplación de este don que Dios hace de si mismo. La única clave de comprensión es el amor. Sólo el amor explica esta entrega por propia iniciativa, sin que lo hayamos ni merecido ni pedido. Sólo porque él nos ama quiso venir hasta nosotros, hacerse uno como nosotros, y morir por nosotros. "Tanto amó Dios al mundo -dice Jesucristo a Nicodemo- que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna". Dios nos muestra que su amor hacia nosotros realmente no tiene medida.
Jesús enseñó: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy”. -Juan 8,28.
La Cruz, es mencionada explícitamente 29 veces en el Nuevo Testamento. Muchas más veces se refiere a ella sin usar la palabra exacta. No es el madero en su sentido material en lo que ponemos nuestro corazón sino en Jesús que por nosotros colgó de él. El es quién nos atrae. Jesús nos dijo:
“Y yo cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí”. -Juan 12,32.
Esta enseñanza es válida para todos los tiempos. Contemplar a Jesús "levantado" en la Cruz es clave para conocerlo íntimamente.
A los que nos atacan por llevar la cruz en el cuello o tenerla en un lugar de honor en nuestras casas o por erguirla sobre un lugar visible, hemos de responder como San Pablo, pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; más para los que se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios. -I Corintios 1,18
Nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; más para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. -I Corintios 1,23,24.
Contemplarle en la cruz nos sana espiritualmente, como sanó al ladrón que estaba junto a Jesús cuando él le dijo “Hoy estarás conmigo en el Paraíso” -Lucas 23:43. También sanó al centurión que estaba a los pies de la cruz, que se convirtió y dijo: “Este hombre era el Hijo de Dios” -Marcos 15,39.
Contemplar el crucifijo es un acto de fe. Nos inspira a tener la misma actitud que Cristo, que se humilló y obedeció hasta la muerte, incluso hasta la muerte por crucifixión” -Fiiip. 2,5-8.
La revelación del amor perfecto es la cruz mientras que la resurrección es su victoria. La cruz le costó a Jesús inmensos sufrimientos que aceptó libremente por nosotros. La resurrección manifiesta su poder sobre la muerte, su gloriosa victoria.
Cristo transformó el sentido de la Cruz. Antes era la vergüenza e ignominia más grande posible, ahora es la gloria y la victoria máxima. Amor a la Cruz nos comunica la gracia para ser fieles en nuestras cruces unidas a la Suya. - (Padre JORDI RIVERO)

La alegría es una característica esencial del cristiano. La Iglesia nos recuerda que la alegría es perfectamente compatible con el dolor. Lo que se opone a la alegría es la tristeza, no la cruz.
Jesús no inventó la Cruz; la encontró en su camino, como todo hombre. La novedad que Él inventó fue la de poner en la Cruz un germen de amor. Así la Cruz se convirtió en el camino que lleva a la vida, en mensaje de amor. ¡Es la Cruz de Jesús!

¡Te adoramos oh Cristo y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo! – Amén.


Santoral: Exaltación de la Santa Cruz

La fiesta de la santa cruz se instituyó para celebrar el recuerdo de aquel día en que el Salvador consumó la redención del género humano. Y esto es lo que tiene vigencia y la tendrá siempre para los cristianos: la glorificación de la cruz de Cristo como signo de la redención. Pero también hay una historia alrededor de esta fecha, y es la siguiente: La emperatriz santa Elena, madre de Constantino el Grande, halló el 14 de setiembre del año 320 la verdadera cruz de Cristo.
San Cirilo de Jerusalén en el año 349 testimoniaba que la gente, impulsada por la fe, tomó del santo madero pequeñas astillas, que han sido llevadas a distintos lugares de la tierra.
Tres siglos después Cosroas, rey de Persia, conquistó la ciudad de Jerusalén y quitó de la iglesia del Santo Sepulcro el trozo que en ella se veneraba, llevándolo consigo a su país. Catorce años más tarde, el sagrado madero fue restituido a Jerusalén por el emperador Heraclio, vencedor de Cosroas.
La mayoría de los hagiógrafos concuerdan en que esto ocurrió el 14 de setiembre del año 629.
Debe, sin embargo, señalarse que mucho antes de este suceso, tanto la Iglesia griega como la latina celebraban una fiesta llamada exaltación de la santa cruz en el mismo día 14 de setiembre, en memoria de aquellas palabras de Cristo hablando de su muerte: "Cuando sea exaltado sobre la tierra atraeré a mí todas las cosas; luego que levantareis al Hijo del hombre conoceréis quien soy yo".

Preguntas para la meditación ¿Qué me dice?

Jesús nos ordenó a abrazar también nosotros la cruz: Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" -Mateo 16,24
¿Cuáles son las cruces que se me presentan en el seguimiento de Cristo? ¿Siento la presencia del Señor que me ayuda a cargarlas?

Oración

San Bernardo le preguntó al Divino Salvador, cuál fue su dolor, en la Pasión, más desconocido por los hombres. Jesús le respondió:

Tenía una llaga profundísima en el hombro sobre el cual cargue mi pesada cruz; esa llaga era la más dolorosa de todas. Los hombres no la conocen. Honrad pues esta llaga y haré todo lo que por ella pidan...

“Oh amado Jesús, manso Cordero de Dios, a pesar de ser yo una criatura miserable y pecadora, te adoro y venero, la llaga causada por el peso de vuestra cruz que abriendo vuestras carnes desnudo los huesos de vuestro hombro sagrado y de la cual vuestra Madre Dolorosa tanto se compadeció. También yo, oh carísimo Jesús, me compadezco de Vos y desde el fondo de mi corazón te glorifico y te agradezco por esta llaga dolorosa de vuestro hombro en la que quisiste cargar vuestra cruz por mi salvación. Ah! por los sufrimientos que padeciste y que aumentaron el enorme peso de vuestra cruz, ruégote con mucha humildad, ten piedad de mi pobre criatura pecadora, perdonad mis pecados y conducidme al cielo por el camino de la cruz.”

Lecturas de la semana:

LUNES 15: Hebreos 5, 7-9; Salmo 30; Juan 19, 25-27.
MARTES 16: Primera Corintio 12, 12-14.27-31; Salmo 99; Lucas 7, 11-17.
MIERCOLES 17: Primera Corintio 12, 31—13,13; Salmo 32; Lucas 7, 31-35.
JUEVES 18: Primera Corintio 15, 1-11; Salmo 117; Lucas 7, 36-50.
VIERNES 19: Primera Corintio 15, 12-20; Salmo 16, Lucas 8, 1-3.
SABADO 20: Primera Corintio 15, 35-37.42-49.; Salmo 55; Lucas 8, 4-14.

Nota: Basado en Lectio divina del CEBIPAL, centro bíblico pastoral para América latina, El libro del Pueblo de Dios.
Unos momentos con Jesús y Maria y Catholic.net, Servicio Bíblico Latinoamericano.
Siervas de los Corazones de Jesús yMaria

Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785

Te esperamos los sábados a las 17 h. para leer la Biblia en la
Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico
Círculo Bíblico San José