Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

domingo, 18 de enero de 2009

Lecturas del segundo domingo durante el Año

Lecturas del 18/01/09 –Ciclo B–

2° domingo durante el año

“Rabbí ¿dónde vives?”

Lectura 1° libro de Samuel 3, 3b-10. 19

Samuel estaba acostado en el Templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy.» Samuel fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Pero Elí le dijo: «Yo no te llamé; vuelve a acostarte.» Y él se fue a acostar.
El Señor llamó a Samuel una vez más. El se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Elí le respondió: «Yo no te llamé, hijo mío; vuelve a acostarte.» Samuel aún no conocía al Señor, y la palabra del Señor todavía no le había sido revelada. El Señor llamó a Samuel por tercera vez. El se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy, porque me has llamado.» Entonces Elí comprendió que era el Señor el que llamaba al joven, y dijo a Samuel: «Ve a acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla, Señor, porque tu servidor escucha.» Y Samuel fue a acostarse en su sitio. Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: «¡Samuel, Samuel!» El respondió: «Habla, porque tu servidor escucha.» Samuel creció; el Señor estaba con él, y no dejó que cayera por tierra ninguna de sus palabras. Palabra de Dios.

SALMO 39

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Esperé confiadamente en el Señor: él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R.

Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: «Aquí estoy.» R.

«En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo, Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón.» R.

Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, tú lo sabes, Señor. R.

Lectura 1° carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 6, 13c-15a. 17-20

Hermanos: El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo. Y Dios que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros con su poder. ¿No saben acaso que sus cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor se hace un solo espíritu con él.
Eviten la fornicación. Cualquier otro pecado cometido por el hombre es exterior a su cuerpo, pero el que fornica peca contra su propio cuerpo. ¿O no saben que sus cuerpos son templo del Espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios?
Por lo tanto, ustedes no se pertenecen, sino que han sido comprados, ¡y a qué precio! Glorifiquen entonces a Dios en sus cuerpos.
Palabra de Dios.

Lectura S. Evangelio según san Juan 1, 35-42

Estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. El se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué quieren?» Ellos le respondieron: «Rabbí -que traducido significa Maestro- ¿dónde vives?»
«Vengan y lo verán», les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.
Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías», que traducido significa Cristo. Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas», que traducido significa Pedro. Palabra del Señor.

Reflexión

La fe conlleva un proyecto de vida, un camino, un recorrido que se realiza día a día, en todos los momentos de la existencia y que requiere una actitud permanente de escucha, discernimiento, búsqueda y fidelidad. Actitudes a las que nos invitan las lecturas en este domingo.

El libro de Samuel nos presenta la infancia del joven Samuel en el templo al cual fue consagrado por su madre en virtud de una promesa. El niño duerme, pero una voz lo llama, creyendo que es su maestro Elí, con ingenua obediencia se levanta tres veces en la noche acudiendo a su llamado. Samuel no conoce aún a Yahvé pero sabe de la constancia en la obediencia, sabe acudir al llamado, una vez más, aun cuando en las primeras ocasiones perecía haberse despertado en vano. Elí, comprendió que era Yahvé quien llamaba al niño y le enseñó entonces a crear la actitud de la escucha: “Habla señor, que tu siervo escucha”.

La vida actual está llena de ruidos, palabras que van y vienen, mensajes que se cruzan y con frecuencia los seres humanos perdemos la capacidad del silencio, la capacidad de escuchar en nuestro interior la voz de Dios que nos habita. Dios puede continuar siendo aquel desconocido de quien hablamos o a quien afirmamos, creer pero con quien pocas veces nos encontramos en la intimidad del corazón.

Este texto sobre Samuel niño se ha aplicado muchas veces al tema de la “vocación”, palabra que significa “llamado”. Toda persona, en el proceso de su maduración, llega un día a percibir la seducción de unos valores que le llaman, que con una voz imprecisa al principio, le invitan a salir de sí y a consagrar su vida a una gran causa. Esas voces vagas o difícilmente reconocibles, con frecuencia provienen de la fuente honda que será capaz más tarde de centrar toda nuestra vida. No hay mayor don en la vida que haber encontrado la vocación, que es tanto como haberse encontrado a sí mismo, haber encontrado la razón de la propia vida, el amor de la vida. No hay mayor infortunio que no encontrar la razón de la vida, no encontrar una causa por la que vivir (que siempre es, a la vez, una causa por la que morir).

En el evangelio de hoy, Juan nos relata el encuentro de los primeros discípulos con Jesús. Es una importante escena de transición donde se “pasa” del Antiguo al Nuevo Testamento. Donde Juan Bautista reconoce en Jesús al Mesías esperado y por ello no retiene a sus discípulos para sí, sino que los orienta hacia Jesús. Juan comienza a “decrecer” para que Jesús “crezca”. El Bautista guía y dirige a sus discípulos hacia el “más Fuerte”… En este contexto Juan Bautista define a Jesús en el versículo 36 como el Cordero de Dios.

La palabra “cordero” evoca en el Israel de la época de Jesús la idea de sacrificio donde este animal (ganado menor) era utilizado para los diversos sacrificios y recordaba los “grandes sacrificios” en la historia del pueblo (1. sacrificio diario en el Templo, mañana y tarde; 2. sacrificio en lugar de Isaac; 3. sacrifico en la noche de Pascua; 4. sacrificio del servidor sufriente que se ofrece por los pecados).

Jesús es claramente el Cordero de Dios pero no en el mismo plano que los sacrificios de la historia de Israel, nombrados más arriba. Su venida, de hecho, suprime por parte de Dios la necesidad de los ritos antiguos dado que Él mismo ofrece y es la “víctima perfecta” que da la reconciliación plena y total a los hombres con Dios.

Es interesante la pregunta de Jesús a los dos discípulos de Juan que lo siguen: ¿qué quieren? Ellos responderán a su vez con otra pregunta: ¿dónde vives, Maestro? La respuesta de Jesús no se deja esperar: Síganme y lo verán. Estos dos discípulos quieren saber algo acerca de Jesús, y reciben como respuesta una invitación a hacer experiencia de encuentro, tienen que seguirlo y lo verán. Tal vez los discípulos buscaban un conocimiento más superficial, querrían conocer “datos” sobre Jesús. El Señor va más allá y los invita a tener un encuentro vivo y vital con Él. Nos dice el evangelista que se quedaron todo el día.

Estos buscadores desean entrar en la vida del Maestro, estar con él, formar parte de él. Y Jesús no se protege guardando las distancias, sino que los acoge y los invita a su morada. Este gesto simbólico se ha comentado siempre como una de las condiciones de la evangelización; no basta dar palabras sino hechos, no teorías sino vivencias, no hablar de la buena noticia sino mostrar cómo la vive uno mismo. O sea, la evangelización no tiene que ser una lección teórica, sino un testimonio, el evangelizador no es un profesor que da una lección, sino un testigo que ofrece su propio testimonio personal.

El impacto de la vivencia, del testimonio, conmueve a los discípulos, y ellos se convierten en mensajeros que atraerán a nuevos discípulos.

En el v. 40 se nos cuenta que uno de los discípulos era Andrés, el hermano de Simón Pedro. La experiencia del encuentro con Jesús fue tan intensa que lo primero que hace es buscar a su hermano y decirle que ha encontrado al Mesías.

La presentación realizada por Juan Bautista desencadena una suerte de admirables comunicadores que unos a otros se van pasando el impostergable descubrimiento. Quienes han tenido la gracia extraordinaria de estar con Cristo invitan a otros a tener la misma experiencia. No podemos callar lo que hemos visto y oído nos dirá la Primera Carta de Juan (1,1-4).

Es el caso de Pedro, cuyo encuentro con Jesús lo transforma en una nueva persona simbolizada por el nuevo nombre que recibe del maestro. Es claro que con la llegada de Jesús, el Mesías, el Cristo, la espera del Pueblo llega a su fin: los hombres se encuentran “cara a cara” con el Dios que viene a salvarlos.

Seguir a Jesús, caminar con él, no puede hacerse sino por haber tenido una experiencia de encuentro con él. Nuestro corazón, y el de los demás, sólo se conmueven por las teorías vividas, por la vivencia y el testimonio personal.

Para tener presente: Mesías (v. 41) es la castellanización del término hebreo Mesiaj que significa “Ungido”. Cristo es la castellanización del término griego Cristós que significa también “Ungido”. Además este último término paso a ser “nombre propio” del mismo Jesús. Es decir que en un nivel las palabras Mesías, Cristo y Ungido pueden ser sinónimos y equivalentes.

Catecismo:

606 El Hijo de Dios "bajado del cielo no para hacer su voluntad sino la del Padre que le ha enviado" (Jn. 6, 38), "al entrar en este mundo, dice: ... He aquí que vengo... para hacer, oh Dios, tu voluntad ... En virtud de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo" (Hb. 10, 5-10). Desde el primer instante de su Encarnación el Hijo acepta el designio divino de salvación en su misión redentora: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra" (Jn. 4, 34). El sacrificio de Jesús "por los pecados del mundo entero" (1 Jn. 2, 2), es la expresión de su comunión de amor con el Padre: "El Padre me ama porque doy mi vida" (Jn. 10, 17). "El mundo ha de saber que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado" (Jn 14, 31).

Preguntas para la meditación: ¿qué me dice?

El Señor nos invita a tener un encuentro vivo y vital con Él. “Síganme y lo verán (¿dónde vives, Maestro?). Nos dice el evangelista que se quedaron los discípulos todo el día con Él.

¿Cuál es mi experiencia personal de encuentro con el Señor, acepto que todo el día me acompañe en todo lo que hago?

¿Qué le respondería hoy a Jesús si el me pregunta qué quiero, qué deseo?

¿La experiencia de encuentro con Jesús me transforma en un comunicador de su presencia a los demás hermanos a igual que Andrés? ¿A quiénes de manera particular deberé contarles hoy que he encontrado al Mesías, al Cristo?

Oración:

Podemos reflexionar el texto del Papa Benedicto XVI en Deus caritas est 1, que ilumina de manera particular esta invitación del Evangelio de hoy a vivir la fe cristiana como un encuentro con Jesucristo:
…No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva…

Lecturas de la semana:
LUNES 19: Hebreos 5, 1-10; Salmo 109; Marcos 2, 18-22.

MARTES 20: Hebreos 6, 10-20; Salmo 110; Marcos 2, 23-28.

MIERCOLES 21: Hebreos 7, 1-3.15-17; Salmo 109; Marcos 3, 1-6.

JUEVES 22: Hebreos 7, 25—8, 6; Salmo 39; Marcos, 3,7-12.

VIERNES 23: Hebreos 8, 6-13; Salmo 84; Marcos 3. 13-19.

SABADO 24: Hebreos 9, 2-3. 11-14; Salmo 46; Marcos 3, 20-21.

Nota: Basado en El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Homilia.com. “Claves para Lectio Divina para Jóvenes” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS UNIDAS Hno. Ricardo Grzona, frp.

Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785

Te esperamos los sábados 17:30 h.

para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico

Círculo Bíblico San José miencuentroconjesus@yahoo.com.ar