Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

viernes, 28 de junio de 2013

"¡Te seguiré a dónde vayas!".


Lecturas del 30/06/13
Décimo tercer domingo durante el año
– Ciclo C –

Primer Libro de los Reyes 19,16b.19-21                
El Señor dijo a Elías: “A Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti”. Elías partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Delante de él había doce yuntas de bueyes, y él iba con la última. Elías pasó cerca de él y le echó encima su manto.
Eliseo dejó sus bueyes, corrió detrás de Elías y dijo: "Déjame besar a mi padre y a mi madre; luego te seguiré". Elías le respondió: "Sí, puedes ir. ¿Qué hice yo para impedírtelo?"
Eliseo dio media vuelta, tomó la yunta de bueyes y los inmoló. Luego, con los arneses de los bueyes, asó la carne y se la dio a su gente para que comieran. Después partió, fue detrás de Elías y se puso a su servicio. Palabra de Dios.

Salmo 16          
     R: Señor, tú eres la parte de mi herencia

Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Señor: "Señor, tú eres mi bien, no hay nada superior a ti". El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡tú decides mi suerte! R           
Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia!         
Tengo siempre presente al Señor: él está a mi lado, nunca vacilaré. R  
Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro: porque no me entregarás la Muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro. R               
Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha. R    

Carta de San Pablo a los gálatas 5,1.13-18        
Hermanos: Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud.  
Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales: háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor.        
Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los otros.
Yo los exhortos a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. 
Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley. Palabra de Dios    

Evangelio según San Lucas 9,51-62        
Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.             
Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: "Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?".                
Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.            
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: "¡Te seguiré adonde vayas!".  
Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza".                 
Y dijo a otro: "Sígueme". El respondió: "Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre".        
Pero Jesús le respondió: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios".            
Otro le dijo: "Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos".            
Jesús le respondió: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios". Palabra del Señor.        


Reflexión:
Las lecturas de hoy tienen un tema común: las exigencias de la vocación. En ellas descubrimos cómo subyace la necesidad del desprendimiento, de la renuncia, del abandono de las cosas y personas como exigencia para seguir a Jesús. Por eso, no existe respuesta a la llamada para ponerse al servicio del Reino de Dios, en aquellos que anteponen a Jesús condiciones o intereses personales. El Evangelio nos dice que el desprendimiento exigido por Jesús a los tres candidatos a su seguimiento, es radical e inmediato. Se tiene, incluso, la impresión de una cierta dureza de parte de Jesús. Pero todo está puesto bajo el signo de la urgencia.
Jesús ha iniciado “el viaje hacia Jerusalén”. Esta “subida” no se encuadra en una dimensión estrictamente geográfica, sino teológica: Jesús se encamina decididamente hacia el cumplimiento de su misión. Su vida sólo tiene un objetivo, anunciar y promover el proyecto del reino de Dios.
El viaje de Jesús a Jerusalén no es un viaje turístico. Por eso el maestro exige a los discípulos la conciencia del riesgo que comparte esa aventura: “la entrega de la propia vida”.
Los discípulos deben ser conscientes de la dificultad de la misión, de los sacrificios que comporta y de la gravedad de los compromisos que se asumen con aquella decisión. Jesús trabaja sobre las falsas ilusiones y los triunfalismos mesiánicos.
Cómo seguir a Jesús. (1) La marcha comienza mal: los samaritanos lo rechazan. Está acostumbrado: lo mismo le ha sucedido en su pueblo de Nazaret.           
Jesús sabe que no es fácil acompañarlo en su vida de profeta itinerante. Quienes lo quieran seguir tendrán que aprender a vivir como él.                
Mientras van de camino, se le acerca un desconocido. Se le ve entusiasmado:”Te seguiré adonde vayas”. Antes que nada, Jesús le hace ver que no espere de él seguridad, ventajas ni bienestar. Él mismo “no tiene dónde reclinar su cabeza”. No tiene casa, come lo que le ofrecen, duerme donde puede.      
Otro pide a Jesús que le deje ir a enterrar a su padre antes de seguirlo. Jesús le responde con un juego de palabras provocativo y enigmático:“Deja que los muertos entierren a sus muertos, tú vete a anunciar el reino de Dios”. Estas palabras desconcertantes cuestionan nuestro estilo convencional de vivir.             
Otro está dispuesto a seguirlo, pero antes se quiere despedir de su familia. Jesús le sorprende con estas palabras: “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios”. Colaborar en el proyecto de Jesús exige dedicación total, mirar hacia adelante sin distraernos, caminar hacia el futuro sin encerrarnos en el pasado.                 
No nos engañemos. El gran obstáculo que nos impide hoy a muchos cristianos seguir de verdad a Jesús es el bienestar en el que vivimos instalados. Nos da miedo tomarle en serio porque sabemos que nos exigiría vivir de manera más generosa y solidaria. Somos esclavos de nuestro pequeño bienestar. Tal vez, la crisis económica nos puede hacer más humanos y más cristianos.
Hemos de ensanchar el horizonte en el que nos movemos. La familia no lo es todo. Hay algo más importante. Si nos decidimos a seguir a Jesús, hemos de pensar también en la familia humana: nadie debería vivir sin hogar, sin patria, sin papeles, sin derechos. Todos podemos hacer algo más por un mundo más justo y fraterno.
Recientemente, el Papa Francisco nos ha advertido de algo que está pasando hoy en la Iglesia:
“Tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, sacándonos de nuestros horizontes, con frecuencia limitados, cerrados y egoístas, para abrirnos a los suyos”. (1) J: A: Pagola
Por tanto, seguir a Jesús exige:
- Disponibilidad para vivir en la inseguridad: “No tener nada, no llevar nada”. No se pone el acento en la pobreza absoluta, sino en la itinerancia. El discípulo lo mismo que Jesús, no puede programar, organizar la propia vida según criterios de exigencias personales, de “confort” individual.
- Ruptura con el pasado, con las estructuras sociales, políticas, económicas y culturales que atan y generan la muerte. Es necesario que los nuevos discípulos miren adelante, que anuncien el Reino, para que se viva el proyecto de Jesús.
- Decisión irrevocable. Nada de vacilaciones, nada de componendas, ninguna concesión a las añoranzas y recuerdos del pasado, el compromiso es total, definitivo, la elección irrevocable.
Hoy, actitudes del verdadero discípulo. Ser cristiano no es solamente decir tengo fe, sino irse haciendo creyente. Con frecuencia entendemos la vida cristiana de una manera muy estática y no lo vivimos como un proceso de crecimiento constante y seguimiento a Jesús. Y, sin embargo, en realidad se es cristiano en la medida que nos atrevemos a seguir a Jesús.          
En momentos de crisis es grande la tentación de buscar seguridad, volver a posiciones fáciles y llamar de nuevo a las puertas de una religión que nos “proteja” de tantos problemas y conflictos. El creyente que lo quiera ser de verdad, ha de preguntarse ¿cómo ser cristiano hoy? Y la respuesta es la de siempre: hay que volver a Jesús.  
Hay que volver a la espiritualidad de seguimiento. Se trata de configurar nuestra vida en el seguimiento de Jesús, sin caer en la tentación de seguir otros intereses u otras corrientes que aparentemente nos pueden ofrecer una seguridad religiosa, pero que nos alejan del espíritu del Evangelio.        
Seguir a Jesús no significa seguir a un pasado ya muerto, sino tratar de vivir hoy en el espíritu que le animó a Él. Se trata de vivir hoy “con el aire de Jesús” y no “al aire que más sopla”. Cuando el creyente se esfuerza por seguir a Jesús, día a día, va experimentando de manera creciente que sin ese “seguir” a Jesús su vida sería menos vida, más inerte, más vacía y más sin sentido.    
El seguimiento de Jesús es una invitación y un don de Dios, pero al mismo tiempo exige nuestra respuesta esforzada. Es pues un don y una conquista. Una invitación de Dios, y una meta que nos debemos proponer con tesón. Pero sólo por amor, por enamoramiento de la causa de Jesús, podremos avanzar en el seguimiento. Una vez que ese amor se ha instalado en nuestras vidas, todo lo legal sigue teniendo su sentido, pero es puesto en su propio lugar: relegado a un segundo plano. «Ama y haz lo que quieras», decía san Agustín; porque si amas, no vas a hacer «lo que quieras», sino lo que debes, lo que Dios amado espera de ti. Es la libertad del amor, sus dulces ataduras.
Francisco:
  “Ser cristianos no es una casualidad sino una llamada”

El Santo Padre centró su homilía en la lectura, tomada del libro del Génesis, que habla de la discusión entre Abraham y Lot por la división de la tierra. "Cuando leo esto -dijo- pienso en el Medio Oriente y le pido tanto al Señor que nos dé a todos la sabiduría, esta sabiduría de no pelear, “yo estoy aquí y tú allí”.    

Abraham, observó el papa "había dejado su tierra para ir, no sabía dónde, pero donde el Señor le dijera". Sigue caminando, entonces, porque cree en la Palabra de Dios, que "lo había invitado a salir de su tierra". Este hombre, quizá nonagenario, mira la tierra que le indica el Señor y cree:              

"Abraham parte de su tierra con una promesa: todo su viaje es ir hacia esta promesa. Y su recorrido es también un modelo de nuestro viaje. Dios llama a Abraham, a una persona, y de esa persona hace un pueblo. Si vamos al libro del Génesis, al principio, a la Creación, vemos que Dios crea las estrellas, crea las plantas, los animales, los crea, crea, crea... Pero crea al hombre en singular, uno. Dios siempre nos habla en singular a nosotros, porque nos ha creado a su imagen y semejanza. Y Dios habla en singular. Habló a Abraham y le dio una promesa y lo invitó a salir de su tierra. Como cristianos, estamos llamados en lo singular: ¡ninguno de nosotros es cristiano por pura casualidad! ¡Nadie!".             

Hay una llamada "por el nombre, con una promesa", dijo el papa: "¡Adelante, yo estoy contigo! Camino a tu lado". Y esto, dijo, lo conocía Jesús: "Incluso en las momentos más difíciles se dirige al Padre": "Dios nos acompaña, Dios nos llama por nuestro nombre, Dios nos promete una descendencia. Y esta es un poco la seguridad del cristiano. ¡No es una casualidad, es una llamada! Una llamada que nos hace seguir adelante. Ser cristiano es un llamado de amor, de amistad; una llamada a convertirse en hijo de Dios, hermano de Jesús; a ser fecundo en la transmisión de esta llamada a los demás, a ser instrumentos de esta llamada.
Hay tantos problemas, hay momentos difíciles: ¡Jesús ha pasado por tantos! Pero siempre con esa confianza: "El Señor me ha llamado. El Señor es como yo. El Señor me ha prometido".  

Dios, reiteró el Papa, "es fiel, pues Él nunca puede renegar de sí mismo: Él es la lealtad". Y pensando en este pasaje donde Abraham "es ungido como padre, por primera vez, padre de los pueblos, pensamos también en nosotros que hemos sido ungidos en el Bautismo, y pensamos en nuestra vida cristiana":
               
"Alguien dirá: ‘Padre, soy un pecador’... Pero todos lo somos. Esto se sabe. El asunto es: pecadores, seguir adelante con el Señor, seguir adelante con la promesa que nos ha hecho, con aquella promesa de fecundidad y decirle a los demás, contarle a los demás que el Señor está con nosotros, que el Señor nos ha escogido y que Él no nos deja solos, ¡nunca! La certeza del cristiano nos hará bien. Quiera el Señor darnos, a todos nosotros, este deseo de ir hacia adelante, como lo tuvo Abraham, en medio de los problemas; pero seguir adelante con la confianza de que Él es el que me llamó, que me prometió tantas cosas bellas, ¡está conmigo!".
25 de  junio, misa diaria celebrada en la
Casa Santa Marta (AICA)
Quédate conmigo, Señor, porque Yo soy débil y necesito de tu fortaleza, para que no caiga tan frecuentemente.
Quédate conmigo, Señor, porque Tú eres mi vida y sin Ti Yo estoy sin fervor.
Quédate conmigo, Señor, porque Tú eres mi luz y sin ti yo estoy en la oscuridad. (P. Pio)
Lecturas de la semana
Lunes 1: .Gn. 18, 16-33; Sal 102; Mt. 8, 18-22.
Martes 2: Gn. 19, 15-29;  Sal 25; Mt. 8, 23-27.
Miércoles 3: Ef. 2, 19-22; Sal 116; Jn. 20, 24-29.
Jueves 4: Gn . 22, 1-1 9; Sal 114; Mt. 9, 1-8.
Viernes 5: Gn. 23, 1-4.19; 24, 1-8. 62-67; Sal 105; Mt. 9, 9-13.
Sábado 6: Gn. 27, 1-5. 15-29; Sal 134; Mt. 9, 14-17.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. Servicio Bíblico Latinoamericano. P. Daniel Silva 2010. Misioneros Oblatos o.cc.ss
              
                                             Cuadro de texto: Círculo Bíblico San José
Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Domínico.
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