Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

martes, 13 de septiembre de 2011

24º domingo durante el año, « ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecía de ti?»

Lecturas del 11-09-11– Ciclo A –

Lectura libro del Eclesiástico 27, 30-28, 7

El rencor y la ira son abominable, y ambas cosas son patrimonio del pecador. El hombre vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de todos sus pecados.
Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados.
Si un hombre mantiene su enojo contra otro, ¿cómo pretende que el Señor lo sane?
No tiene piedad de un hombre semejante a él ¡y se atreve a implorar por sus pecados! El, un simple mortal, guarda rencor: ¿quién le perdonará sus pecados?
Acuérdate del fin, y deja de odiar; piensa en la corrupción y en la muerte, y sé fiel a los mandamientos; acuérdate de los mandamientos, y no guardes rencor a tu prójimo; piensa en la Alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa.
Palabra de Dios.

Salmo 102

R. El Señor es bondadoso y compasivo,lento para enojarse y de gran misericordia.

Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. R.

El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. R.

No acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.

Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados. R.

Pablo a los cristianos de Roma 14, 7-9

Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor.
Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los muertos. Palabra de Dios.

Evangelio según san Mateo 18, 21-35

Se adelantó Pedro y dijo a Jesús: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: «Señor, dame un plazo y te pagaré todo.» El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: «Págame lo que me debes.» El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: «Dame un plazo y te pagaré la deuda.» Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: « ¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecía de ti?» E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos.» Palabra del Señor.

Reflexión:

Vivir perdonando: Los discípulos le han oído decir a Jesús cosas increíbles sobre el amor a los enemigos, la oración al Padre por los que nos persiguen, el perdón a quien nos hace daño. Seguramente les parece un mensaje extraordinario pero poco realista y muy problemático.
Pedro se acerca ahora a Jesús con un planteamiento más práctico y concreto que les permita, al menos, resolver los problemas que surgen entre ellos: recelos, envidias, enfrentamientos y conflictos. ¿Cómo tienen que actuar en aquella familia de seguidores que caminan tras sus pasos. En concreto: «Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar?».
Antes que Jesús le responda, el impetuoso Pedro se le adelanta a hacerle su propia sugerencia: «¿Hasta siete veces?». Su propuesta es de una generosidad muy superior al clima justiciero que se respira en la sociedad judía. Va más allá incluso de lo que se practica entre los rabinos y los grupos esenios que hablan como máximo de perdonar hasta cuatro veces.
Sin embargo Pedro se sigue moviendo en el plano de la casuística judía donde se prescribe el perdón como arreglo amistoso y reglamentado para garantizar el funcionamiento ordenado de la convivencia entre quienes pertenecen al mismo grupo.
La respuesta de Jesús exige ponerse en otro registro. En el perdón no hay límites: «No te digo hasta siete veces sino hasta setenta veces siete». No tiene sentido llevar cuentas del perdón. El que se pone a contar cuántas veces está perdonando al hermano se adentra por un camino absurdo que arruina el espíritu que ha de reinar entre sus seguidores.
Entre los judíos era conocido un "Canto de venganza" de Lámek, un legendario héroe del desierto, que decía así: "Caín será vengado siete veces, pero Lámek será vengado setenta veces siete". Frente a esta cultura de la venganza sin límites, Jesús canta el perdón sin límites entre sus seguidores.

José Antonio Pagola, Eclesalia Informativo.


“Porque es perdonando como soy perdonado”.

Tanto en los tiempos de Jesús como en nuestro tiempo el corazón del ser humano está tentado por el odio y la violencia. Cuando hay odio y rencor el sentimiento de venganza hace presa de nuestro corazón. No sólo se hace daño a otros sino que nos hacemos daño a nosotros mismos. Y no sólo hablamos de un asunto meramente individual. El odio, la violencia y la venganza como instrumentos para resolver los grandes problemas de la Humanidad está presente también en el corazón del sistema social vigente. Sólo el perdón auténtico, dado y recibido, será la fuerza capaz de transformar el mundo.

No se puede aspirar al perdón por los pecados cometidos si no se está dispuesto a perdonar a los otros. Tener la mirada fija en los mandamientos de la alianza garantiza la comprensión y la tolerancia en la vida comunitaria.

Pablo, en la carta a los Romanos nos proclama que Jesús es el Señor de vivos y muertos. He aquí una síntesis existencial de la vida cristiana, para el creyente lo fundamental es orientar toda su vida en el horizonte del resucitado. Quien vive en función de Jesús se esforzará por asumir en la vida práctica su mensaje de salvación integral. Amar al prójimo y seguir al Señor son dos cosas que están íntimamente ligadas. Por lo tanto no se pueden separar. Quién sigue al Señor amará, comprenderá, servirá y perdonará a su prójimo.


El perdón es un don, una gracia que procede del amor y la misericordia de Dios. Pero exige abrir el corazón a la conversión, es decir, a obrar con los demás según los criterios de Dios y no los del sistema vigente. Como diría el juglar de la fraternidad, Francisco de Asís, “porque es perdonando como soy perdonado”.

El perdón y la reconciliación, si bien son una gracia de Dios, también exigen un camino pedagógico y tangible que ponga de manifiesto el deseo de cambio y un compromiso serio para reparar el mal y evitar el daño. Para ello podemos tener en cuenta estos cinco momentos: «examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de la enmienda, confesarlos todos, y cumplir la penitencia».

La comunidad como espacio de reconciliación:

El perdón y la reconciliación es una exigencia inalienable del ser humano, e indetenible. Y es un proceso de reconstrucción, que trata de reconstruir tanto al victimario como a la víctima.
En ese sentido, nuestras comunidades cristianas deben ser espacios propicios y activos a favor de una verdadera reconciliación basada en la Justicia, la Verdad, la misericordia y el perdón.
Jesucristo nos enseña a perdonar siempre. Cuando perdonamos a nuestros hermanos y a nuestros enemigos, imitamos a Dios que siempre perdona. Si Dios no dudó en entregar a su Hijo por nuestros pecados, cuánto más debemos nosotros perdonarnos mutuamente las ofensas.

Y Dios perdona... Pero ¿y nosotros?

Después de afirmar su doctrina sobre el perdón de las ofensas, el Señor cuenta la parábola del siervo sin misericordia, diez mil talentos era una cantidad muy grande de dinero, y el señor, tiene compasión de él y le perdona la deuda.
Así es el perdón de Dios. Son muchos nuestros errores y olvidos, pero Él tiene misericordia de nosotros y nos perdona.
Con ese perdón, Dios nos deja en libertad, ya que el perdón de Dios nos hace libres y de siervos que somos, nos convierte en hijos.
Pero ¿y nosotros? ¿No somos muchas veces como el siervo de la parábola? En lugar de imitar la compasión que Dios nos tiene, y ser también nosotros compasivos con los que nos rodean, hacemos todo lo contrario. No imitamos a Dios siendo también nosotros misericordiosos. Nuestra mezquindad, contrasta muchas veces con la generosidad de Dios.
Pero Jesús en la segunda parte de esta parábola nos muestra ¡cómo nos ve Dios y cómo seremos considerados por Él!, cuando no somos compasivos.
Jesús nos muestra que el siervo a quien su amo le había perdonado una deuda inmensa, no es capaz de ser compasivo con quien tiene con él una deuda pequeña. Para Jesús, el perdón es el resultado de un arrepentimiento sincero y veraz: ¿no debías haber perdonado como yo te he perdonado?
Y el Señor nos muestra también, que al enterarse de su actitud, su amo, lo hace arrestar hasta que pague toda su gran deuda.
Y termina diciéndonos Jesús, que esto mismo hará el Padre Celestial si no perdonamos de corazón a nuestros hermanos.

Hoy Dios nos pone una meta muy exigente. ¡Perdonar de corazón! ¡Perdonar desde adentro y no por compromiso!
Sólo así estaremos imitando a Dios en su misericordia. Dios nos perdona muchísimo. En comparación, lo que puedan adeudarnos los hombres es muy poca cosa.

Transformar el mal en una fuerza de bien
¿Seremos capaces de darnos cuenta lo poquito que es lo que nos debe nuestro hermano, comparado con lo que nosotros debemos ser comprendidos y tolerados?
Si logramos pensar de esta forma, entonces seremos capaces de perdonar a nuestro hermano, siempre.
Y sólo así, cuando en el padrenuestro le digamos a Dios: ...¨perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden¨, lo haremos confiados que ese perdón que nosotros hacemos de corazón viene de ir descubriendo en nuestras vidas el verdadero ¨Amor¨ de Dios, que nos permite actuar como Él.
En nuestra vida de todos los días, son muchas las veces que tenemos que perdonar, y también muchas las veces en que tenemos que ser perdonados. Pero ese perdón que recibimos y que damos, permite transformar el mal que hacemos o el que recibimos en una fuerza de bien, que nos permite estar cada vez más cerca de Dios. Hoy tenemos que elegir en ser parte del:
· odio,
· violencia
· venganza
· Indiferencia
que reina en nuestro tiempo, o seguirlo al Señor en “su campaña” de que todos seamos parte del Reino de Dios.

Septiembre mes de la Biblia

25 de septiembre:

Día Bíblico Diocesano
“vengan y lo verán” (Jn 1,39)
Parroquia-Santuario San Cayetano
C Uruguayo Esq. Ituzaingo


Lecturas de la Semana

Lunes 12: 1Tim. 2, 1-8; Sal 27; Lc.7, 1-10.
Martes 13: 1Tim. 3, 1-13; Sal: 100; Lc. 7, 1-17.
Miércoles 14: Num. 21. 4b-9; Sal 77; Jn 3, 13-17.
Jueves 15: Hb. 5, 7-9; Sal 30; Lc. 2-33-35.
Viernes 16: 1Tim. 6, 2c- 12; Sal 48; Lc 8, 1-3.
Sábado 17: 1Tim. 6, 13-16; Sal 99; Lc. 8, 4-15.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. Lectionautas.com. Servicio Bíblico Latinoamericano.



Círculo Peregrino: queremos compartir con vos la Palabra del Señor, por eso podemos ir a tu casa a visitarte a vos o algún familiar enfermo.

Lectio Divina: También podes venir para compartirla los Sábados 16 hs. en:

Círculo Bíblico San José
Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Domínico.

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