Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 24 de septiembre de 2011

26º domingo durante el año, «¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre? »

Lecturas del 25-09-11– Ciclo A –
Lectura profecía de Ezequiel 18, 24-28 Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿acaso vivirá? Ninguna de las otras obras justas que haya hecho será recordada: a causa de la infidelidad y del pecado que ha cometido, morirá. Ustedes dirán: «El proceder del Señor no es correcto.» Escucha, casa de Israel: ¿Acaso no es el proceder de ustedes, y no el mío, el que no es correcto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por el mal que ha cometido. Y cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el derecho y la justicia, él mismo preserva su vida. El ha abierto los ojos y se ha convertido de todas las ofensas que había cometido: por eso, seguramente vivirá, y no morirá. Palabra de Dios. Salmo 24 R. Acuérdate, Señor, de tu compasión. Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador, y yo espero en ti todo el día. R. Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud: por tu bondad, Señor, acuérdate de mí según tu fidelidad. R. El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres. R. Pablo a los cristianos de Filipos 2, 1-11 Hermanos: Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás. Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús. El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor.» Palabra de Dios. Evangelio según san Mateo 21, 28-32 Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: « ¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: "Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña." El respondió: "No quiero." Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: "Voy, Señor", pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?» «El primero», le respondieron. Jesús les dijo: «Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él.» Palabra del Señor. Reflexión El Evangelio de hoy nos hace reflexionar que la conversión no es un asunto de solemnes proclamas o de prolongados ejercicios piadosos y tampoco una primera respuesta equivocada es una decisión definitiva, sino un llamado impostergable a buscar en nuestra vida la justicia y el discernimiento. El cambio si es posible. Nuestro peregrinar se puede enderezar por medio de un proyecto de vida conducido según la escucha y la puesta en práctica del querer del corazón de Dios Padre. El contexto. Jesús lleva unos días en Jerusalén moviéndose en los alrededores del templo. No encuentra por las calles la acogida amistosa de las aldeas de Galilea. Los dirigentes religiosos que se cruzan en su camino tratan de desautorizarlo ante la gente sencilla de la capital. No descansarán hasta enviarlo a la cruz. Jesús cuenta esta parábola a las máximas autoridades judías, quienes vienen al Templo para pedirle que explique la proveniencia de su autoridad: “Se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?’” (=para la expulsión de los vendedores del templo, para los milagros, para la entrada triunfal; Mt 21,23; ver 21,15). Jesús no les responde sobre la procedencia de su autoridad, pero por el contrario, les dice abiertamente qué es lo que piensa de Juan Bautista y qué valor le da a su comportamiento: “vino Juan a vosotros por camino de Justicia”. A manera de síntesis podemos decir que la obediencia a Dios nace de la escucha de su Palabra y que el creyente en su intento de configurarse con Cristo debe: “escuchar la Palabra de Dios y ponerla por obra”, (Mt 12,50), esto sería obedecer al dulce silbido del buen pastor. La obediencia en su acepción clásica significa: el que escucha (ob audire), pero este término situado en el ámbito bíblico habla de la necesidad de escuchar a Dios como un acto por parte del hombre donde se involucra la voluntad y la conciencia. La parábola de los dos hijos. La parábola quiere, en la imagen de dos hijos, personificar el comportamiento de los líderes judíos que se oponen a la predicación de Juan Bautista y de Jesús. El hecho que la parábola se narre en medio de dos preguntas, “¿Qué os parece?... ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?”, implica que lo que se quiere es provocar una reflexión. Ambos hijos son interpelados por el padre de manera cordial y son invitados a ir a trabajar en la viña; no hay coacción: les habla con afecto, como a “hijos” (se podría entender en este tono: “Mi niño (teknon), ve hoy a trabajar en la viña”). Pero la reacción de cada uno frente al cariño del padre es dramática: • El primero responde con un elegante y amable “¡Sí, Señor!”, pero no va a la viña, no mueve ni un solo dedo. • El segundo responde con un brusco y maleducado “¡No quiero!”, pero luego reconsidera su actitud y va a trabajar en la viña. Ambos hijos se contradicen a sí mismos entre lo que “dicen” y lo que “hacen”, pero también se contraponen entre sí. El caso más dramático es el segundo, donde el hijo llama a su papá “Señor”. A pesar de darle el título máximo de respeto, su desobediencia es total. Una ironía que nos remite a la enseñanza del Sermón de la Montaña: “No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Un detalle interesante: dada la estrecha simetría que hay entre los dos encuentros con el padre, el hecho que no se mencione el “se arrepintió”, en el caso del segundo hijo, apunta a que éste nunca tuvo la intención de hacer lo que asintió verbalmente: no es que haya cambiado su decisión sino que desde el principio dijo palabras vacías. La lección que se deduce de la parábola de “los dos hijos” es que lo decisivo no son las palabras sino los hechos: sólo quien realiza plenamente el deseo del padre, cumple su voluntad. ¿Es este el caso de los líderes judíos que se jactan de estar en sintonía con Dios, despreciando a los pecadores y desconociendo la predicación que Juan hace en nombre de Dios? Jesús les propone que den una respuesta que termina auto-inculpándose: “¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?”. Le responden: “El primero”. Tanto Jesús como sus adversarios están de acuerdo en el hecho que la voluntad del Padre solamente se realiza cuando se lleva a cabo lo que él manda hacer. La respuesta, que es obvia, hace pasar a los sumos sacerdotes y ancianos de acusadores a acusados: se juzgan a sí mismos. Una afirmación dolorosa. «Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios». Jesús pasa a la aplicación de la parábola. La comparación de los que se presentan como autoridad moral y como justos ante el pueblo, con los personajes considerados como típicos pecadores (publicanos y prostitutas, quienes por su modo de vivir, están excluidos por principio del Reino de Dios), duele, es ofensivo. Jesús les está diciendo, con plena autoridad, que ellos no son lo que aparentan ser. Ellos son los “profesionales” de la religión: los que han dicho un gran “sí” al Dios del templo, los especialistas del culto, los guardianes de la ley. No sienten necesidad de convertirse. Por eso, cuando ha venido el profeta Juan a preparar los caminos a Dios, le han dicho “no”; cuando ha llegado Jesús invitándolos a entrar en su reino, siguen diciendo “no”. Por el contrario, los publicanos y las prostitutas son los “profesionales del pecado”: los que han dicho un gran “no” al Dios de la religión; los que se han colocado fuera de la ley y del culto santo. Sin embargo, su corazón se ha mantenido abierto a la conversión. Cuando ha venido Juan han creído en él; al llegar Jesús lo han acogido. Nos podemos sentir seguros en el cumplimiento de nuestros deberes religiosos y acostumbrarnos a pensar que nosotros no necesitamos convertirnos ni cambiar, que son los alejados de la religión los que han de hacerlo, pero, como responderíamos hoy al Señor si nos preguntara: ¿Estás viviendo de acuerdo a la voluntad de nuestro Padre? Para meditar:  Para pertenecer al Reino de Dios es importante conocer la voluntad de Dios y ponerla en acciones. Con su palabra y con la discusión con las máximas autoridades judías, Jesús hace caer en cuenta del peligro de no poner en práctica la voluntad de Dios. ¡Hay que buscarla atentamente y acogerla con prontitud!  Hay una esperanza para el pecador: nadie que haya dicho que no y haya vivido mal se debe desesperar. No es decisiva la primera respuesta, lo importante es no permanecer en ella, corregirse con una renovación de vida que se reconozca en un “actuar justo”. Esto no quiere decir que Jesús apruebe el modo de vida de los publicanos y de las prostitutas, sino que reconoce su actitud positiva ante el mensaje de conversión de Juan y la juzga como cumplimiento de la voluntad de Dios, que es requisito para entrar en el Reino. Oración: Ven Espíritu Santo Ven Espíritu Santo, ven padre de los pobres, ven fuego divino, ven. Ven a regar lo que está seco en nuestras vidas, ven. Ven a fortalecer lo que está débil, a sanar lo que está enfermo, ven. Ven a romper mis cadenas, ven a iluminar mis tinieblas, ven. Ven porque te necesito, porque todo mi ser te reclama. Espíritu Santo, dulce huésped del alma, ven, ven Señor" Amén Lecturas de la Semana Lunes 26: Zac. 8, 1-8; Sal 101; Lc.9, 46-50. Martes 27: Zac. 8, 20-23; Sal: 86; Lc. 9, 51-56. Miércoles 28: Ne. 2,1-8; Sal 136; Lc. 9, 57-62. Jueves 29: Dn.7, 9-10; Sal 137; Jn. 1-47-51. Viernes 30: Ba. 1, 15-22; Sal 78; Lc 10, 13-16. Sábado 1: Ba. 4, 5-12. 27-29; Sal 68; Lc. 10, 17-24. Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. P. Fidel Oñoro, cjm, Centro Bíblico del CELAM. José A Pagola. Círculo Peregrino: queremos compartir con vos la Palabra del Señor, por eso podemos ir a tu casa a visitarte a vos o algún familiar enfermo. Lectio Divina: También podes venir para compartirla los Sábados 16 hs. en: Círculo Bíblico San José Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Domínico. http://miencuentroconjesus1.blogspot.com/ miencuentroconjesus@yahoo.com.ar Septiembre mes de la Biblia 25 de septiembre: Día Bíblico Diocesano “vengan y lo verán” (Jn 1,39) Parroquia-Santuario San Cayetano C Uruguayo Esq. Ituzaingo

domingo, 18 de septiembre de 2011

25º domingo durante el año, « ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno? »

Lecturas del 18-09-11– Ciclo A –

Libro del profeta Isaías 55, 6-9

¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca!
Que el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva a Señor, y él le tendrá compasión, a nuestro Dios, que es generoso en perdonar.
Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos -oráculo del Señor -.
Como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes.
Palabra de Dios.

Salmo 144
R. El Señor está cerca de aquellos que lo invocan

Día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. ¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza: su grandeza es insondable! R.

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.

El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquellos que lo invocan, de aquellos que lo invocan de verdad. R.

Carta de S. Pablo a los cristianos de Filipos 1, 20c- 27ª.
Hermanos:
Sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo. Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir. Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que permanezca en este cuerpo. Solamente les pido que se comporten como dignos seguidores del Evangelio de Cristo. Palabra de Dios.

Evangelio según san Mateo 20, 1-16

«El Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.
Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: "Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo." Y ellos fueron.
Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: "¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?" Ellos les respondieron: "Nadie nos ha contratado." Entonces les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña."
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: "Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros."
Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: "Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada."
El propietario respondió a uno de ellos: "Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?"
Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.»
Palabra del Señor.

Reflexión

LOS JORNALEROS DE LA VIÑA –LOS PRIMEROS Y LOS ÚLTIMOS

La escena de los jornaleros que esperan en la plaza a que el dueño de grandes latifundios los contrate para trabajar es sus campos no es un caso imaginativo, sino que refleja bien la situación de Galilea en tiempos de Jesús. El propietario de una viña contrata a unos jornaleros, a primera hora de la mañana, por un denario al día. Hasta aquí todo es normal; la escena era muy familiar para los aldeanos del tiempo de Jesús. Pero luego el amo llama también a otros obreros a lo largo de las horas del día. Incluso hasta una hora antes del término de la jornada.

Con los nuevos llamados, el señor no ajusta la paga precisa, sino que les dice simplemente: “Les daré lo que sea justo”. Hábilmente la parábola encamina al oyente a preguntarse: ¿Cómo se conducirá el amo con estos últimos? La respuesta es desconcertante e inesperada; el amo da a todos la misma paga, incluso a los últimos. No es justo, vienen a decir los obreros de primera hora. Y evidentemente, lo mismo piensan los oyentes: una sola hora de trabajo no merece la misma paga que una jornada entera.

La sorpresa de los oyentes de Jesús no tiene su origen en un sentido de la equidad tal como hoy la entendemos, pues era perfectamente normal que un patrón tuviera trato de favor con sus obreros. Dicho trato a favor se manifestaba normalmente en el hecho de invitarles a trabajar en sus campos desde la primera hora del día para que pudieran obtener el jornal completo. Lo que sorprende a los trabajadores de la primera hora (clientes habituales) es que los favorecidos sean los últimos, es decir, aquellos que el patrón ha contratado sin que sean los clientes habituales. La verdadera razón de sus quejas no es por haber sido pagados los últimos, sino porque han sido pagados con el mismo salario que los últimos.
El centro de la parábola lo constituye el v.10: “Al llegar los primeros, pensaban que recibirían más; pero también ellos cobraron el mismo jornal por cabeza”. Bien mirado, los jornaleros de la primera hora no se quejan de haber padecido una injusticia (se ajustaron al denario y lo recibieron), sino más bien de la ventaja concedida a los otros. Se muestran envidiosos de que los otros hayan sido tratados como ellos. Quieren defender la diferencia. Los que les irritan es la falta de distinción. La injusticia de que creen ser víctimas no consiste en recibir una paga insuficiente, sino en ver que el amo es bueno con los otros. Es la envidia del justo frente a un Dios cuyo comportamiento y amor es desconcertante, gratuito y escandaloso.

La parábola nos quiere enseñar cómo han de conducirse los justos ante la misericordia de Dios; concretamente, ante la manera de obrar de Jesús y ante el Reino que se abre a los paganos. “El problema planteado en la parábola no es el de los derechos y deberes de un amo, sino el de la solidaridad que debe unir a los obreros entre sí”, a los afortunados con los desafortunados, a los justos con los pecadores. El comportamiento de Jesús, que acoge a los pecadores, marginados y excluidos, manifiesta que la oferta de gracia que Dios hace a través de Él es puro don, amor gratuito, desconcertante y escandaloso.

Las primeras comunidades cristianas descubrieron que esta parábola iluminaba una situación que ellas estaban viviendo: la entrada de los paganos a la Iglesia. Esta nueva situación provocó una encendida polémica. No podían entender que los paganos, venidos más tarde, tuvieran en la Iglesia la misma situación que ellos. La parábola nos muestra que el Reino es un don, un regalo inmerecido. Y es igual para todos. La frase final –“Los últimos serán primeros y los primeros últimos”- es la expresión de este cambio de situación que trae consigo la llegada del Reino. Por eso, el Dios de Jesucristo es un Dios que, siendo amor gratuito, sigue desconcertando y escandalizando a nuestro espíritu y a nuestra sociedad.

La envidia, muro para comprender a Dios. La parábola de los obreros de la viña nos recuerda a los creyentes algo de suma importancia: con un corazón envidioso no se puede entender al Dios bueno que anuncia Jesús. Un Dios amor no puede ser descubierto por la mirada interesada de unos hombres y mujeres que sólo piensan en su propio provecho, utilidad o disfrute egoísta. Un Dios que es acogida y ternura gratuita para todos no puede ser captado por unos hombres y mujeres de espíritu calculador, atentos únicamente a su bienestar.

Un Dios del que pretendemos apropiarnos y al que intentamos utilizar para nuestro provecho, olvidando su inmensa e incomprensible bondad para todos, no es el Dios de Jesús. Dios es bueno con todos, lo merezcamos o no, seamos creyentes, agnósticos o ateos. Su bondad misteriosa está más allá de la fe de los creyentes, de la increencia de los ateos y de la indiferencia de los agnósticos.

Para reflexionar…

Venimos a participar de la liturgia Eucarística. ¿Por qué? ¿Cuál es la razón última de nuestra presencia en este lugar? ¿Y cuál es la razón última de nuestra adhesión a la fe cristiana?

Muchas son las respuestas que podríamos dar. La Palabra de Dios hoy nos pedirá que reflexionemos sobre este problema: ¿Qué nos mueve, en última instancia, a ser cristianos?

Hermanos, hemos sido llamados a trabajar en la viña del Señor. No busquemos privilegios ni los primeros puestos. Sintámonos felices de trabajar por el Reino de Dios. Pbro. Daniel Silva.



"¿Por qué estáis aquí todo el día parados?"
Quisiera llamar la atención sobre un aspecto que quizás sea marginal en la parábola, pero que es muy sentido y vital en la sociedad moderna: el problema del desempleo. A la pregunta del propietario: "¿Por qué estáis aquí todo el día parados?", los trabajadores contestan: "Es que nadie nos ha contratado". Esta respuesta podría ser dada hoy por millones de desempleados.
Jesús no era insensible a este problema. Si describe tan bien la escena es porque muchas veces su mirada se había posado con compasión sobre aquellos grupos de hombres sentados en el suelo, o apoyados en una tapia, con un pie contra la pared, en espera de ser "fichados". Ese propietario sabe que los obreros de la última hora tienen las mismas necesidades que los otros, también ellos tienen niños a los que alimentar, como los tienen los de la primera hora. Dando a todos la misma paga, el propietario muestra no tener sólo en cuenta el mérito, sino también la necesidad. Nuestras sociedades capitalistas basan la recompensa únicamente en el mérito (a menudo más nominal que real) y en la antigüedad en el servicio, y no en las necesidades de la persona. En el momento en que un joven obrero o un profesional tienen más necesidad de ganar para hacerse una casa y una familia, su paga resulta la más baja, mientras que al final de la carrera, cuando uno ya tiene menos necesidades, la recompensa (especialmente en ciertas categorías sociales) llega a las nubes. La parábola de los obreros de la viña nos invita a encontrar un equilibrio más justo entre las dos exigencias del mérito y de la necesidad.
P. Raniero Cantalamessa.

“Te ofrezco, Señor”

"Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en Ti.

Te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de Ti.
Te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad.

Te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por Ti.

Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres tú, como tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.

El Papa Clemente IX

Septiembre mes de la Biblia
25 de septiembre:

Día Bíblico Diocesano
“vengan y lo verán” (Jn 1,39)
Parroquia-Santuario San Cayetano
C Uruguayo Esq. Ituzaingo


Lecturas de la Semana

Lunes 19: Esd. 1, 1-6; Sal 125; Lc.8, 16-18.
Martes 20: Esd. 6, 7-8. 12b. 14-20; Sal: 121; Lc. 8, 19-21.
Miércoles 21: Ef. 4,1-7. 11-13; Sal 18; Mt 9, 9-13.
Jueves 22: Ag.1,1-8; Sal 149; Lc. 9-7-9.
Viernes 23: Ag. 1, 15b—2, 9; Sal 42; Lc 9, 18-22.
Sábado 24: Jdt. 15, 8-10; 16, 13-14; Sal Lc. 1, 46-55; Jn. 19, 25-27.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. Lectionautas.com. Servicio Bíblico Latinoamericano.

Círculo Peregrino: queremos compartir con vos la Palabra del Señor, por eso podemos ir a tu casa a visitarte a vos o algún familiar enfermo.

Lectio Divina: También podes venir para compartirla los Sábados 16 hs. en:

Círculo Bíblico San José
Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Domínico.

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