Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

jueves, 28 de julio de 2011

18º Domingo durante el año, “Todos comieron hasta saciarse…”

Lecturas del 31-07-11– Ciclo A –

Lectura libro del profeta Isaías 55, 1-3

Así habla el Señor: ¡Vengan a tomar agua, todos los sedientos, y el que no tenga dinero, venga también! Coman gratuitamente su ración de trigo, y sin pagar, tomen vino y leche.
¿Por qué gastan dinero en algo que no alimenta y sus ganancias, en algo que no sacia? Háganme caso, y comerán buena comida, se deleitarán con sabrosos manjares. Presten atención y vengan a mí, escuchen bien y vivirán. Yo haré con ustedes una alianza eterna, obra de mi inquebrantable amor a David. Palabra de Dios.

Salmo 144

R. Abres tu mano, Señor, y nos sacias de tus bienes.

El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das la comida a su tiempo; abres tu mano y colmas de favores a todos los vivientes. R.
El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquellos que lo invocan, de aquellos que lo invocan de verdad. R.

Pablo a los Romanos 8, 35. 37-39

Hermanos: ¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó. Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor. Palabra de Dios.

Evangelio según san Mateo 14, 13-21

Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos. Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos.»
Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos.»
Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados.» «Tráiganmelos aquí», les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Palabra del Señor.

Reflexión

Primera multiplicación de los
panes y peces

Así como el arresto de Juan Bautista provocó la marcha de Jesús a Galilea para comenzar el anuncio del Reino; la noticia de su muerte parece impulsarle a hacer un alto en el camino, tomar distancias respecto del pueblo, y centrarse más sobre el grupo de los discípulos. Su intención es estar a solas, pero enseguida la gente lo sigue de todos los poblados. Al ver a tal multitud y su estado, Jesús siente una profunda conmoción interior que revela la misericordia del corazón de Dios. Mateo utiliza aquí el mismo término que en la introducción del discurso de la misión: “sintió compasión de ellos”.

Esta primera experiencia vivida por el grupo de los que le acompañaban, fue recordada en el seno de las comunidades cristianas, las cuales fueron descubriendo en este hecho un profundo mensaje sobre Jesús, sobre su propia vida y sobre la Eucaristía..

En primer lugar, el relato recuerda la multiplicación de los panes realizada por Eliseo y el episodio en el que Dios alimentó a su pueblo con el maná en el desierto.

En segundo lugar, la referencia a la Iglesia, a la propia vida de la comunidad, aparece con claridad en el papel que desempeñan los discípulos. Ellos son invitados a dar de comer a la gente, enseñándoles que la solución está en el compartir.

Finalmente, el relato posee un tono litúrgico que recuerda, en numerosos detalles, la institución de la Eucaristía: “al atardecer, tomó los panes, pronunció la bendición, los partió y se los dio a los discípulos”.

Mateo trae dos relatos de la multiplicación de los panes (14, 13-21 y 15, 32-38). Ésta se refiere a la invitación al banquete del Reino hecho en Israel, se realiza a orillas del lago de Galilea, dentro de las fronteras del pueblo elegido y se recogen 12 canastas, uno para cada tribu de Israel, mientras que el segundo representa la oferta hecha a los paganos; está colocado después de la curación de la hija de la cananea e insiste en el número siete (relacionado con los diáconos helenistas).

El Evangelio de hoy es una buena síntesis de algunos rasgos fundamentales de la biografía y la personalidad de Jesús. Un dato histórico incuestionable es que la muchedumbre le acompañó constantemente, al descubrir en su persona y su mensaje algo que no encontraban en otros maestros y dirigentes. Otro dato de su personalidad es la de compadecerse de la gente. Aparece lleno de bondad y solidaridad por quienes sufren alguna enfermedad o cansancio, agobiados y marginados. A la vez, el Evangelio nos lo presenta en relación e intimidad con el Padre. Busca retirarse a sitios tranquilos y apartados… Y cuando no puede, porque las necesidades de la muchedumbre, del pueblo, de los hijos de Dios le conmueven las entrañas, es desde ahí donde se dirige al Padre, eleva sus ojos y bendice, comparte y se comparte dando testimonio del Reino y del querer de Dios.

Compartir los bienes, signo distintivo de la llegada del Reino.

El Reino es don de Dios y el compartir humano. Dios quiere que todos vivan y puedan alimentarse hasta saciarse. Pero esa voluntad se hace efectiva únicamente a través de nuestro compartir. Por eso, celebrar la Eucaristía en comunidad cristiana es autentica cuando compartimos lo que tenemos.

Este relato evangélico de los panes es aleccionador. Los discípulos estimando que no hay suficiente para todos, piensan que el problema del hambre se solucionará haciendo que la muchedumbre “compre” comida.
A ese “comprar” regido por las leyes económicas, Jesús contrapone el “dar” generoso y gratuito: “Denles ustedes de comer”.
Luego, toma todas las provisiones que hay en el grupo y pronuncia las palabras de acción de gracias. De esta manera, el pan se desvincula de sus poseedores para considerarlo don de Dios y repartirlo generosamente entre todos los que tienen hambre. Ésta es la enseñanza profunda del relato. Cuando se libera la creación del egoísmo humano sobra para cubrir la necesidad de todos.

El otro hambre.

En esta sociedad aparentemente satisfecha, y bien alimentada no es fácil descubrir mil clases de hambre profunda. Desde la soledad al estrés, desde la falta de identidad al no saber desenvolverse. Tenemos miedo al silencio, a la apertura a Dios, a la plegaria. No nos atrevemos amar con generosidad a los otros. Buscamos falsas soluciones, hundiéndonos en la anestesia de mil caprichos superficiales. O argumentando que no nos satisfacen. O excusándonos de lo que no tiene excusa. O alegando lo que no es defendible. O relativizando lo que nos interroga y descoloca… Pero seguimos teniendo hambre de algo más profundo.

Para orar…

Estar dentro, meterme en el corazón del mundo.

Tener hambre. Deseo de otro pan diferente.

Compartir. Proyectarse en las estrategias de inclusión.

Bendecir. Por todo lo recibido, por lo que soy, por lo que Dios quiere. Bendecir aprender a bajar a Dios al mundo, a la vida de las personas, a mi vida… o elevar mi vida a Dios.

P. Daniel Silva

Preguntas para la meditación

La multiplicación y los peces nos evocan la gran tentación de considerar que únicamente la satisfacción de las necesidades básicas nos conduce al Reino. Jesús se preocupó de que sus discípulos fueran mediadores efectivos frente a las necesidades del pueblo, pero no recurriendo a la mentalidad mercantilista que reduce todo a la presencia o ausencia de dinero (Mt 14, 15). Es muy fácil, a falta de un benefactor, despedir a la multitud hambrienta para que cada cual consiga lo necesario. Pero Jesús no quiere eso; él pide a sus seguidores que sean ellos mismos quienes se ofrezcan a ser agentes de la solidaridad entre el pueblo, ofreciendo lo que son y todo (lo poco) que tienen. Entonces la ración de tres personas, cinco panes y dos peces, se convierte en el incentivo para que todos aporten desde su pobreza y pueda ser alimentado todo el pueblo de Dios, que es lo que simbolizan las doce canastas. En la intención del evangelista, Jesús demuestra de este modo que el problema no es la carencia de recursos sino la falta de solidaridad.

¿Cómo respondemos a este llamado, hoy, cuales son mis acciones, mis entregas? ¿Soy capaz de desprenderme de mis panes y mis peces, para compartirlos con los demás?

¿Qué le decimos?

Cada vez que nos encontramos cara a cara con las sagradas escrituras, nuestra vida tendrá un encuentro verdadero con Jesús, que ilumina y guía nuestras vidas:

Aquí tienes Señor mis panes y mis pescados.

Aquí tienes Señor mis tristezas y mis alegrías.

Aquí tienes Señor, lo que tengo y lo que soy.

Multiplica mis esperanzas Señor.

Multiplica mi fe y mi fortaleza.

Multiplica nuestra confianza hacia ti Señor…



Te presento mis panes y mis peces Señor, para que me ayudes a multiplicarlos, quiero compartirlos con los demás


O como te necesito, mi Jesús, en esta noche de exilio.
Quédate conmigo, esta noche, Jesús, en la vida con todos los peligros, Yo te necesito.
Déjame reconocerte como lo hicieron tus discípulos en la partición del pan, para que la Comunión Eucarística sea la luz que dispersa la oscuridad, la fuerza que me sostiene, el único gozo de mi corazón.
Quédate conmigo, Señor, porque a la hora de mi muerte, Yo quiero permanecer unido contigo, sino por la Comunión, por lo menos por la gracia y el amor.
Quédate conmigo, Señor, porque solamente eres tú a quien Yo busco, tu amor, tu gracia, tu voluntad, tu corazón, tu espíritu, porque Yo te amo y te pido no otra recompensa que amarte más y más. Con un amor firme, Yo te amaré con todo mi corazón mientras aquí en la tierra y continuaré amándote perfectamente durante toda la eternidad.
P. Pio


Lecturas de la Semana

Lunes 1: Num. 11, 4b-15; Sal 80; Mt.14, 22-36.
Martes 2: Num. 12, 1-13; Sal 50; Mt. 15, 1-2. 10-14.
Miércoles 3: Num . 13, 1-2.25—14.1.26-29.34-35; Sal 105; Mt. 15, 21-28.
Jueves 4: Num. 2, 1-13; Sal 94; Mt. 16, 13-23.
Viernes 5: Deut. 4, 32-40; Sal 76; Mt 16, 24-28.
Sábado 6: Dn. 7, 9-10; Sal 96; Mt. 17, 1-9.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Lectionautas.com. Servicio Bíblico Latinoamericano.


Círculo Peregrino: queremos compartir con vos la Palabra del Señor, por eso podemos ir a tu casa a visitarte a vos o algún familiar enfermo.

Lectio Divina: También podes venir para compartirla los Sábados 16 hs. en:

Círculo Bíblico San José
Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Domínico.

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