Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

domingo, 1 de marzo de 2009

Lecturas del primer domingo de Cuaresma

Lecturas del 1/03/09 –Ciclo B–

1° domingo de cuaresma

« Conviértanse y crean en la Buena Noticia.»

Lectura del libro del Génesis 9, 8-15

Dios dijo a Noé y a sus hijos: «Yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes, y con todos los seres vivientes que están con ustedes: con los pájaros, el ganado y las fieras salvajes; con todos los animales que salieron del arca, en una palabra, con todos los seres vivientes que hay en la tierra. Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra.»
Dios añadió: «Este será el signo de la alianza que establezco con ustedes, y con todos los seres vivientes que los acompañan, para todos los tiempos futuros: yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra. Cuando cubra de nubes la tierra y aparezca mi arco entre ellas, me acordaré de mi alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales.» Palabra de Dios.

SALMO 24
R. Todos tus senderos, Señor, son amor y fidelidad.
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. R.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. Por tu bondad, Señor, acuérdate de mí según tu fidelidad. R.

El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres. R.

Primera carta del apóstol san Pedro 3, 18-22

Queridos hermanos: Cristo murió una vez por nuestros pecados -siendo justo, padeció por los injustos- para llevarnos a Dios. Entregado a la muerte en su carne, fue vivificado en el Espíritu. Y entonces fue a hacer su anuncio a los espíritus que estaban prisioneros, a los que se resistieron a creer cuando Dios esperaba pacientemente, en los días en que Noé construía el arca. En ella, unos pocos -ocho en total- se salvaron a través del agua.
Todo esto es figura del bautismo, por el que ahora ustedes son salvados, el cual no consiste en la supresión de una mancha corporal, sino que es el compromiso con Dios de una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que está a la derecha de Dios, después de subir al cielo y de habérsele sometido los Ángeles, las Dominaciones y las Potestades. Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Marcos 1, 12-15

El Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia.»
Palabra del Señor.

Reflexión

El tiempo de Cuaresma se dirige hacia la resurrección, y también nuestra esperanza, que no se limita a esta vida, ni se detiene en nuestros límites, sino que se fundamenta en la vida eterna que nos es asegurada por Jesucristo a través de su muerte y resurrección.
Como todos los años, el primer domingo del tiempo de Cuaresma, está dedicado a contemplar el misterio de las “tentaciones” de Jesús.
¿Qué afirmaciones podemos hacer entonces sobre las tentaciones de Jesús?
En primer lugar debemos tener presente que la tentación no es un pecado. Jesús es Dios y por lo tanto no tiene pecado; experimenta en su humanidad la tentación pero no sucumbe a ella. Hay veces que podemos confundir tentación con pecado. Esto es un error. La tentación es percibir la acción de Satanás que nos quiere apartar del camino de Dios, del bien y de la verdad. El pecado es consentir, sucumbir ante la tentación…

En segundo lugar debemos tener presente que no es Dios el que tienta, sino Satanás, el diablo, el “padre de la mentira”. Dios no tienta a nadie dado que la tentación es provocar el alejamiento de Dios y de sus designios. Por eso que nadie se confunda y piense o diga que es tentado por Dios… Lo que sí es verdad que Dios permite la “prueba” o la “cruz” en nuestra vida. Esto es muy misterioso y muchas veces no se le encuentra una explicación “racional” a la realidad de la enfermedad, las catástrofes, la muerte y los sufrimientos en general. Pero si Dios permite la prueba no es para apartarnos de Él y de sus caminos. Todo lo contrario, Dios permite la prueba en nuestra vida para que seamos fortalecidos en nuestro camino de fe…

En tercer lugar hay que tener presente que Jesús no fue solo tentado en esta ocasión particular que se nos relata. Este texto es un momento prototípico de las tentaciones de Jesús que sirven como modelo para la realidad de toda su vida. Jesús fue tentado por Satanás a lo largo de su vida terrena muchas veces y de diversas formas: por ejemplo cuando quieren proclamarlo rey desde una perspectiva terrena, social y política; cuando quieren que realice “milagros” según el gusto y la necesidad puntual de cada grupo y/o persona; cuando quieren hacer que baje de la cruz y demuestre que realmente es Dios, etc.

Nadie puede eludir el combate espiritual del que nos habla San Pablo: “Pónganse la armadura de Dios, para poder resistir las maniobras del diablo. Porque nuestra lucha no es contra fuerzas humanas... Nos enfrentamos con los espíritus y las fuerzas sobrenaturales del mal” (Ef. 6, 11-12).

Nadie, entonces, puede pretender estar libre de tentaciones. Es más, Dios ha querido que la lucha contra las tentaciones tenga como premio la vida eterna: “Feliz el hombre que soporta la tentación, porque después de probado recibirá la corona de vida que el Señor prometió a los que le aman” (Stg. 1, 12).

Las tentaciones de Jesús en el desierto nos enseñan cómo comportarnos ante la tentación. Debemos saber, ante todo, que el demonio busca llevarnos a cada uno de los seres humanos a la condenación eterna. De allí que San Pedro, nos diga lo siguiente: “Sean sobrios y estén atentos, porque el enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar” (1 Pe. 5, 8).

Luego debemos tener plena confianza en Dios. Cuando Dios permite una tentación para nosotros, no deja que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas. Tenemos que saber y estar realmente convencidos de que, junto con la tentación, vienen muchas, muchísimas gracias para vencerla. “Dios no permitirá que sean tentados por encima de sus fuerzas. El les dará, al mismo tiempo que la tentación, los medios para resistir” (1 Cor. 10 ,12).

¿Cómo luchar contra las tentaciones? La oración es el principal medio en la lucha contra las tentaciones y la mejor forma de vigilar. “Vigilen y oren para no caer en tentación” (Mt. 26, 41). “El que ora se salva y el que no ora se condena”, enseñaba San Alfonso María de Ligorio. Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Este combate y esta victoria sólo son posibles con la oración” (#2849).

“No nos dejes caer en tentación”, nos enseñó Jesús a orar en el Padre Nuestro. La oración impide que el demonio tome más fuerza y termina por despacharlo. Sabemos que tenemos todas las gracias para ganar la batalla. Porque... “si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? (Rom. 8, 31).



San Agustín (Comentario sobre los salmos)

“Nuestra vida, en efecto, mientras dura esta peregrinación, no puede verse libre de tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por medio de la tentación y nadie puede conocerse a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni puede vencer si no ha luchado, ni puede luchar si carece de enemigo y de tentaciones…

Así, pues, nos transformó en sí mismo, cuando quiso ser tentado por Satanás.

Acabamos de escuchar en el Evangelio cómo el Señor Jesucristo fue tentado por el diablo en el desierto. El Cristo total era tentado por el diablo, ya que en él eras tú tentado. Cristo, en efecto, tenía de ti la condición humana para sí mismo, de sí mismo la salvación para ti; tenía de ti la muerte para sí mismo, de sí mismo la vida para ti; tenía de ti ultrajes para sí mismo, de sí mismo honores para ti; consiguientemente, tenía de ti la tentación para sí mismo, de sí mismo la victoria para ti.

Si en él fuimos tentados, en él venceremos al diablo. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado, y no te fijas en que venció la tentación? Reconócete a ti mismo tentado en él, y reconócete también a ti mismo victorioso en él. Hubiera podido impedir la acción tentadora del diablo; pero entonces tú, que estás sujeto a la tentación, no hubieras aprendido de él a vencerla.

Las reflexiones de San Agustín nos ayudan a “conectar” vitalmente las tentaciones del Señor con las tentaciones de nuestra vida cotidiana. Pero el acento no lo pone en la tentación en sí, sino en la victoria de Cristo sobre las trampas de Satanás. Esta victoria es garantía y seguridad que viene de Dios para nosotros en nuestra lucha contra el mal y el pecado.


Preguntas para la meditación: ¿qué me dice?

En este encuentro personal con Jesús nos dice: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértete y cree en la Buena Noticia.»
¿Qué implica para mí hoy volverme a Dios y convertirme de corazón?

Para tener presente: el desierto tiene, en el AT y en la literatura para-bíblica del Pueblo de la Antigua Alianza, una simbología polifacética. Por un lado es signo de lo inhóspito, lo difícil, lo “árido” asociado a la falta de agua y de vida. Por otro lado es el lugar del encuentro con Dios por lo que implica la búsqueda de lo esencial, de lo más importante. Es el espacio de la necesidad de purificación y de vuelta a lo esencial que provoca en el corazón un lugar con estas características…

¿Qué implica para mí el desierto? ¿Qué tipos de “desierto” experimento hoy en mi vida?

Todo auténtico examen de conciencia es un encuentro con Dios, donde nos ponemos en su presencia y nos podemos preguntar:
¿Quién soy yo realmente ante mi Dios?
¿Cómo estoy ante él?

En ese encuentro voy descubriendo en qué he fallado. Por el mero hecho de concentrarme y escuchar la voz de mi ser llego a detectar con qué obstáculo me bloquea y qué culpa concreta me atenaza. En ese encuentro siento cómo Dios me perdona y me acepta sin reservas.

¿Cuáles son las tentaciones que experimento en mi vida ¿sucumbo ante ellas permitiendo que me aparten del camino de la verdad y la vida, de la dignidad y la felicidad humana?

Oración:

“si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? Por eso Jesús nos enseño a decir:

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Amén.

Lecturas de la semana:



LUNES 2: Levítico 19, 1-2.11-18; Salmo 18; Mateo 25, 31-46.

MARTES 3: Isaías 55, 10-11; Salmo 33; Mateo 6, 7-15.

MIERCOLES 4: Jonás 3, 1-10; Salmo 50; Segunda Lucas 11, 29-32.

JUEVES 5: Ester 4, 12. 14-16. 23-25; Salmo 137; Mateo 7, 7-12.

VIERNES 6: Ezequiel 18, 21-28; Salmo 129; Mateo 5, 20-26.

SABADO 7: Deuteronomio 26, 16-19; Salmo 118; Mateo 5, 43-48.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Homilia.com. “Claves de Lectio Divina” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS NIDAS Pbro. Lic. Gabriel MESTRE, Hno. Ricardo Grzona, frp. Anselm Grün y Meinrad Dufner, “La salud como tarea espiritual”.

Te esperamos los sábados 17:30 h.

para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico.

Círculo Bíblico San José

Lecturas del septimo domingo durante el año

Lecturas del 22/02/09 –Ciclo B–
7° domingo durante el año

«Nunca hemos visto nada igual.»

Profeta Isaías 43, 18-19. 21-22. 24b-25

Así habla el Señor: No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas; yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta? Sí, pondré un camino en el desierto y ríos en la estepa. El Pueblo que yo me formé para que pregonara mi alabanza.Pero tú no me has invocado, Jacob, porque te cansaste de mí, Israel. ¡Me has abrumado, en cambio, con tus pecados, me has cansado con tus iniquidades! Pero soy yo, sólo yo, el que borro tus crímenes por consideración a mí, y ya no me acordaré de tus pecados. Palabra de Dios.

SALMO 40

R. Sáname, Señor, porque pequé contra ti.

Feliz el que se ocupa del débil y del pobre:el Señor lo librará en el momento del peligro. El Señor lo protegerá y le dará larga vida, lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará a la avidez de sus enemigos. R.

El Señor lo sostendrá en su lecho de dolor y le devolverá la salud. Yo dije: «Ten piedad de mí, Señor, sáname, porque pequé contra ti.» R.

Tú me sostuviste a causa de mi integridad, y me mantienes para siempre en tu presencia. ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, desde siempre y para siempre! R.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 1, 18-22

Hermanos: Les aseguro, por la fidelidad de Dios, que nuestro lenguaje con ustedes no es hoy «sí», y mañana «no.» Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, el que nosotros hemos anunciado entre ustedes - tanto Silvano y Timoteo, como yo mismo - no fue «sí» y «no», sino solamente «sí.» En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su «sí» en Jesús, de manera que por él decimos «Amén» a Dios, para gloria suya. Y es Dios el que nos reconforta en Cristo, a nosotros y a ustedes; el que nos ha ungido, el que también nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones las primicias del Espíritu. Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Marcos 2, 1-12

Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siguiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra. Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico.
Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: « ¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?» Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: « ¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate, toma tu camilla y camina"? Para que ustedes sepan que el Hijo de hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.» El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto nada igual.»
Palabra del Señor.

Reflexión

Jesucristo hoy se revela como el Dios que tiene el “poder” para liberar al hombre del pecado y hacer que pueda caminar nuevamente, renovado en cuerpo y alma.
El texto evangélico de este domingo nos presenta a Jesús regresando a Cafarnaúm y corre la voz de que está en casa, es interesante notar la “popularidad” que va adquiriendo el Señor entre la gente. Son tantos los que acuden a Él que no queda lugar disponible ni en el interior ni en el frente de la casa. Las casas de aquellas poblaciones contaban con patios comunes, de modo que una buena cantidad de personas podía agruparse en las entradas. Jesús continúa con su tarea de anunciar a todos los hombres la Buena Nueva.
Él se pone a enseñar, pero sobreviene una interrupción: cuatro hombres han traído a un paralítico y al no encontrar paso subieron y abrieron un agujero por el techo, por donde lo descuelgan. Detengámonos un poco en ellos: El primero está impedido, su enfermedad le obliga a depender totalmente de los demás. Por estar enfermo seguramente es rechazado, tenido por impuro y pecador. Los hombres que lo traen han sido arriesgados al ponerlo en medio de la multitud.
Jesús parte de la relación cultural existente entre pecado-castigo y enfermedad: “Tus pecados te son perdonados”. La liberación de la culpa está directamente relacionada con la recuperación de la salud.
Los escribas presentes, reaccionan: la sociedad judía estaba estructurada sobre la base de la exclusión; no parecía haber posibilidad de cambio, ni alternativa para los excluidos, salvo una exigente carga de tributos y ritos de purificación que en su gran mayoría les resultaba imposible cumplir. Jesús rescata a la persona misma, el poder oculto y real de aquel hombre de levantarse por sí mismo, de superar la parálisis en la que la culpa y el rechazo social lo habían sumido. Él revive, se hace dueño de sí al levantar por sí mismo la camilla en la que antes yacía, y regresa a casa con nueva vida.

En el v. 5 aparecen dos detalles interesantes que van a marcar el núcleo de todo el relato:
· En primer lugar Jesús percibe la “gran confianza” (literalmente “la fe”) de “aquellos hombres” (no se dice explícitamente pero podemos presuponer que se refiere a los cuatro “camilleros” y al hombre enfermo también).
· En segundo lugar le dice al paralítico que sus pecados son perdonados cuando en realidad nadie le dijo que el enfermo necesitaba perdón. Jesús lo llama “amigo” (“hijo”; tengamos presente que esta denominación al enfermo ya indica la divinidad de Jesús dado que es una alocución propia de Dios al hombre).
En los v. 6-7 aparece la reacción de los maestros de la ley que “piensan” (pero no dicen nada) que Jesús está cometiendo una blasfemia dado que solo Dios puede perdonar los pecados. Lo cual es absolutamente cierto…
Jesús en un gesto soberano y divino (solo Dios conoce los pensamientos de los hombres), desnuda las elucubraciones de los maestros de la Ley y se planta con autoridad dejando en claro que Él tiene autoridad aquí en la tierra para perdonar los pecados (v. 10).
Esta afirmación es lo central de todo el relato. Notemos que Jesús se autodenomina “Hijo del
Hombre”, es un título cristológico que ya expresa de por sí la divinidad de Jesús.
Jesús se dirige de nuevo al paralítico ratificando su accionar pero haciéndolo con las nuevas palabras: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. El enfermo es sanado ante la vista de todos los presentes. Todos se quedan admirados y alaban a Dios por lo que han visto y oído.
Como el domingo pasado, estamos ante esa unidad de palabra y acción, de teoría y práctica, de decir y hacer. Como solemos decir, «no hay nada más práctico que una buena teoría», y «nunca se ha entendido del todo una teoría, hasta que no se ha experimentado y dominado su práctica». Jesús es maestro de esa unidad. Y sus discípulos también lo hemos de ser. Tenemos un mensaje de salvación que hay que anunciar, pero que también hay que realizar, aunque sea con gestos simbólicos. «El Reino» no sólo debe ser anunciado (hablado, dicho, informado), sino construido (hecho, implantado, promovido, luchado). La Buena Noticia no sólo tiene que ser anunciada, sino mostrada, primero en nuestra propia vida, también en la comunidad, y, hasta donde nos dejen, en la sociedad.

En este texto Jesús centra su misión en lo más importante que viene a traer: vencer el pecado con el perdón. La sanación exterior de la enfermedad del paralítico es como un sacramento claro y revelador de la curación interna de este enfermo. El centro del pasaje es el perdón de los pecados, su marco es la curación del paralítico. El mal más horrendo no está en la enfermedad en sí, sino en el pecado que daña y destruye el corazón del hombre.
La “gran” buena noticia que nos hace gustar este evangelio es que Jesús es Dios y tiene el poder de perdonar los pecados no sólo en “el cielo” sino aquí en la tierra.
Catecismo: Sólo Dios perdona el pecado

1441. Sólo Dios perdona los pecados (cf Mc 2,7). Porque Jesús es el Hijo de Dios, dice de sí mismo: "El Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra" (Mc 2,10) y ejerce ese poder divino: "Tus pecados están perdonados" (Mc 2,5; Lc 7,48). Más aún, en virtud de su autoridad divina, Jesús confiere este poder a los hombres (cf Jn 20,21-23) para que lo ejerzan en su nombre.

1442. Cristo quiso que toda su Iglesia, tanto en su oración como en su vida y su obra, fuera el signo y el instrumento del perdón y de la reconciliación que nos adquirió al precio de su sangre. Sin embargo, confió el ejercicio del poder de absolución al ministerio apostólico, que está encargado del "ministerio de la reconciliación" (2 Cor 5,18). El apóstol es enviado "en nombre de Cristo", y "es Dios mismo" quien, a través de él, exhorta y suplica: "Dejaos reconciliar con Dios" (2 Co 5,20).

Preguntas para la meditación: ¿qué me dice?

El centro del pasaje es el perdón de los pecados, su marco es la curación del paralítico, al escuchar la palabra de Jesús dicha directamente a mi corazón: “Amigo/Hijo te perdono tus pecados”, me propongo examinar serenamente mi vida, preguntándome ¿qué cosas hoy me “paralizan” impidiéndome vivir libremente?

Jesucristo perdona los pecados, pero no detiene su acción liberadora sólo ahí, sino que luego cura al paralítico, liberándole también de su enfermedad. Esta liberación integral e integradora, es obra de Dios, pero nosotros, cristianos, hemos sido llamados para facilitar esta obra divina, ¿Cómo vivo hoy en mis ambientes la actitud “misionera” de estas cuatro personas que llevan el enfermo ante Jesús?
Oración:

CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO DE MARIA

Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, a vuestro Corazón Inmaculado nos consagramos, en acto de entrega total al Señor.
Por Vos seremos llevados a Cristo, y por Él y con Él seremos llevados a Dios Padre.
Caminaremos a la luz de la fe, y haremos todo para que el mundo crea que Jesucristo es el Enviado del Padre.
Con Él queremos llevar el Amor y la Salvación hasta los confines del mundo.
Bajo la maternal protección de vuestro Corazón Inmaculado, seremos un solo pueblo con Cristo. Seremos testimonio de su Resurrección. Por Él seremos llevados al Padre, para gloria de la Santísima Trinidad, a quien adoramos, alabamos y bendecimos. Amén.

Demos gracias a Dios, que es nuestra roca, sigamos a Jesús con entereza, si nuestra fe vacila, si ella es poca, su Espíritu de amor nos dará fuerza. Amén. (Himno de la Liturgia de las Horas)

Lecturas de la semana:

LUNES 23: Eclesiástico 1, 1-10; Salmo 92; Marcos 9, 14-29-
MARTES 24: Eclesiástico 2, 1-11; Salmo 36; Marcos 9, 30-37.
Joel 2, 12-18; Salmo 50; Mateo 6, 1-6.16-18.
MIERCOLES 25: Joel 2, 12-18; Salmo 50; Segunda Corintios 5, 20—6,2; Mateo 6, 1-6; 16-18. ”Miércoles de Cenizas”.
JUEVES 26: Deuteronomio 30, 15-20; Salmo 1; Lucas 9, 22-25:
VIERNES 27: Isaías 58, 1-9ª; Salmo 50; Mateo 9, 14-15.
SABADO 28: Isaías 58, 9b-14; Salmo 85; Lc 5, 27-32.
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Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Homilia.com. “Claves de Lectio Divina” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS NIDAS Pbro. Lic. Gabriel MESTRE, Hno. Ricardo Grzona, frp.

Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785


Te esperamos los sábados 17:30 h.
para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico
Círculo Bíblico San José miencuentroconjesus@yahoo.com.ar