Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 23 de julio de 2011

17º Domingo durante el año, “¿Comprendieron todo esto? ¿Cuál es el tesoro más valioso en sus vidas?”

Lecturas del 24-07-11– Ciclo A –

Primer libro de los Reyes 3, 5-6a. 7-12

En Gabaón, el Señor se apareció a Salomón en un sueño, durante la noche. Dios le dijo: «Pídeme lo que quieras.»
Salomón respondió: Señor, Dios mío, has hecho reinar a tu servidor en lugar de mi padre David, a mí, que soy apenas un muchacho y no sé valerme por mí mismo. Tu servidor está en medio de tu pueblo, el que tú has elegido, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Concede entonces a tu servidor un corazón comprensivo, para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién sería capaz de juzgar a un pueblo tan grande como el tuyo?
Al Señor le agradó que Salomón le hiciera este pedido, y Dios le dijo: «Porque tú has pedido esto, y no has pedido para ti una larga vida, ni riqueza, ni la vida de tus enemigos, sino que has pedido el discernimiento necesario para juzgar con rectitud, yo voy a obrar conforme a lo que dices: Te doy un corazón sabio y prudente, de manera que no ha habido nadie como tú antes de ti, ni habrá nadie como tú después de ti.» Palabra de Dios.

Salmo 118

R. ¡Cuánto amo tu ley, Señor!

El Señor es mi herencia: yo he decidido cumplir tus palabras. Para mí vale más la ley de tus labios
que todo el oro y la plata. R.
Que tu misericordia me consuele, de acuerdo con la promesa que me hiciste. Que llegue hasta mí tu compasión, y viviré, porque tu ley es toda mi alegría. R.
Por eso amo tus mandamientos y los prefiero al oro más fino. Por eso me guío por tus preceptos y aborrezco todo camino engañoso. R.
Tus prescripciones son admirables: por eso las observo. La explicación de tu palabra ilumina y da inteligencia al ignorante. R.

Pablo a los cristianos de Roma 8, 28-30

Hermanos: Sabemos, además, que Dios dispone, todas las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que él llamó según su designio. En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. Palabra de Dios.

Evangelio según san Mateo 13, 44-52

Jesús dijo a la multitud: «El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró. El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
¿Comprendieron todo esto?
«Sí», le respondieron. Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo.» Palabra del Señor.

Reflexión

Las lecturas de hoy son un llamado al cambio de actitudes de nuestras prácticas, lo nuevo es el símbolo de la buena nueva, la palabra que se da gratuitamente al mundo, y lo viejo es el signo de las costumbres erradas y que van por un camino diferente a de la enseñanza de Jesús.

La primera lectura nos muestra a Salomón pidiéndole a Dios la sabiduría,... un corazón comprensivo para discernir entre el bien y el mal. La palabra de Dios nos muestra el rumbo que tienen que tomar nuestras preocupaciones y nuestros desvelos.
Y el Evangelio nos presenta tres parábolas del reino de los Cielos: el tesoro escondido, la perla de gran valor y la red que echan en el mar y que recoge toda clase de peces, unos buenos y otros malos.
Evidente es el llamado que hace el Señor a la conversión. El que se encuentra con el tesoro está llamado a convertirse, pero esta conversión lo debe llevar a dejar las cosas viejas para hacerse de cosa nuevas.

El tesoro escondido y La joya fina

La parábola del tesoro escondido y de la joya fina, en ambas Jesús compara estas cosas valiosas con el Reino de Dios.
La razón de ser de este evangelio esta en el discernimiento y la elección a la que están llamados los discípulos, elegir entre los valores verdaderos o los valores falsos.
Debemos entender que el tesoro es un regalo gratuito de Dios, por eso el texto dice, un tesoro encontrado en el campo, pero que para poder acceder a él nos debemos desprender de todo lo que nos impide hoy vivirlo con plenitud. Pero que para comprenderla y hacerla propia, se debe tener una actitud de desprendimiento de las riquezas que muchas veces hay en el corazón de los hombres.
Jesús necesita que sus discípulos comprendan que lo más valioso en sus vidas es el regalo de la palabra que se les ha dado; como ya sabemos a ellos se les ha concedido el conocimiento de los misterios del Reino de los cielos.

La dinámica de esta parábola se basa en tres verbos: Va, Vende y Compra.
Va, es decir, salir de donde estamos, implica cambiar de actitud, dejar todas las cosas superficiales que no nos llevan a una felicidad eterna, buscar un rumbo nuevo.
El vender todo lo que se posee o vender todas las joyas que guardamos, es la clave para poder acceder al tesoro del Reino de Dios, esto significa renunciar a las cosas del mundo que nos atan y esclavizan, que no nos hacen libres, ese es el desafío para aquellos que desean gozar de las maravillas del Reino de Dios.
Compra, es decir ya despojado de lo anterior, se adquiere la nueva condición, el verdadero tesoro. Pero para adquirirlo hay que pasar por los otros dos verbos anteriores.

La red de pescar

Jesús compara el Reino de Dios con una Red de pescar, los símbolos: los peces son los hombres de toda clase, raza y cultura.
El ser una sola red donde se recogerán toda clase de peces, indica como en la hora del juicio final se juzgará a todos a un mismo tiempo, pero de manera individual, separando a los buenos de los malos. Claro mensaje de Jesús para anunciar que pasará con las personas que rechazaron dejarlo todo por el tesoro, dice así en el texto: A las malas las echarán en el infierno, y allí tendrán tanto horror que llorarán y rechinarán los dientes.»
Esta elección será la clave para formar parte del reino de los cielos. Descubrir el mensaje que se revela por Jesús y su reinado, abre los horizontes hacia una nueva humanidad. Una vez que se ha descubierto el valor absoluto que tiene el Reino, es necesario tomar una posición, y frente a este descubrimiento ningún precio es demasiado alto, pues el Reino se convierte en el único valor absoluto para quien lo descubre.

El proyecto del «Reino de los cielos», según la expresión de Mateo, se convierte para muchas personas en una alegre pero exigente sorpresa, que en el caminar normal de la vida se produjo por medio de un encuentro afortunado que impregnó de una gran riqueza nuestra existencia. Ese Reino trajo una exigencia, que genera al mismo tiempo inseguridad, pues se descubre necesario venderlo todo, despojarse de muchos «bienes» que atan, e ir al encuentro de su absoluta posesión, como su mayor riqueza.
En cada una de las dos parábolas hay, en realidad, dos actores: uno manifiesto, que va, vende, compra, y otro escondido, sobreentendido. El actor sobreentendido es el antiguo propietario que no se percata de que en su campo hay un tesoro y lo liquida al primero que se lo pide; es el hombre o la mujer que poseía la perla preciosa, y no se da cuenta de su valor y la cede al primer comerciante que pasa, tal vez para una colección de perlas falsas. ¿Cómo no ver en ello una advertencia dirigida a nosotros en acto de vender nuestra fe y herencia cristiana?
Para el seguidor de Jesús es necesario romper los esquemas de muchas estructuras que deshumanizan. Personas que esperan un cambio sin ponerse en búsqueda, ateniéndose muchas veces a su herencia legalista, que no les permite salir a encontrar nuevas posibilidades para su existencia o para la existencia de los demás, se enfrentan en estas parábolas a las personas que han encontrado un sentido que creían perdido para sus vidas y se arriesgan al cambio y a la novedad, poniéndose en marcha en la construcción de proyectos alternativos que construyan hermandad solidaria entre los seres humanos y se comprometen en afianzar, desde la práctica concreta, los valores de vida y justicia que han encontrado.

¿Qué quería decir Jesús con las dos parábolas del tesoro escondido y de la perla preciosa? Más o menos esto. Ha sonado la hora decisiva de la historia. ¡Ha aparecido en la tierra el Reino de Dios! Concretamente, se trata de él, de su venida a la tierra. El tesoro escondido, la perla preciosa, no es otra cosa sino Jesús. Es como si Jesús con esas parábolas quisiera decir: la salvación ha llegado a vos gratuitamente, por iniciativa de Dios, tomen la decisión, no la dejen escapar. Este es tiempo de decisión. Vivimos en una sociedad que vive de seguridades. Se asegura contra todo, entre todos, el más importante y frecuente es el seguro de vida.
Pero reflexionemos un momento: ¿a quién le es útil un seguro tal y contra qué nos asegura? ¿Contra la muerte? ¡Ciertamente no! Asegura que, en caso de muerte, alguien reciba una indemnización. El reino de los cielos es también un seguro de vida y contra la muerte, pero un seguro real, que sirve no sólo a quien se queda, sino también a quien se va, a quien muere. «Quien cree en mí, aunque muera, vivirá», dice Jesús. Se entiende entonces también la exigencia radical que un «asunto» como éste plantea: vender todo, desprenderse de todo. En otras palabras, estar dispuestos, si es necesario, a cualquier sacrificio. No para pagar el precio del tesoro y de la perla, que por definición son «sin precio», sino para ser dignos de ellos.


Preguntas para la meditación

¿He descubierto verdaderamente el Reino de Dios en mi vida? ¿Siento mi vida llena de gozo y alegría por ese hallazgo? ¿Soy capaz de venderlo todo por ese tesoro, por esa perla? ¿He dejado mis cosas viejas atrás para recibir las cosas nuevas que me vienen de Dios?

Se me ha regalado el tesoro de la palabra de Dios, ¿comparto la alegría de este regalo con los demás?

Te doy las gracias Jesús, porque me has regalado el tesoro de tu palabra.
Te doy gracias porque me enseñas cuales son las riquezas verdaderas.
Quiero dejar atrás todas las cosas viejas, quiero olvidarme Señor de las cosas que yo creía que eran mis tesoros, para poder dejar en mi corazón el único verdadero tesoro, que es tu palabra.
Hazme parte de tu Reino eterno Señor, para poder contemplar tu rostro llegado el fin de los tiempos, dame un corazón compresivo para que apegado a tus mandatos, de frutos buenos y pueda compartir con los demás el tesoro que ha recibido gratuitamente de ti. Amén.
Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu voluntad.
Quédate conmigo, Señor, para que Yo pueda escuchar tu voz y seguirte.
Quédate conmigo, Señor, porque Yo deseo amarte mucho y siempre estar en tu compañía.
Quédate conmigo, Señor, porque se hace tarde y el día se está terminando, y la vida pasa. La muerte, el juicio y la eternidad se acercan. Es necesario renovar mi fortaleza, para que Yo no pare en el camino y por eso Yo te necesito. Se está haciendo tarde y la muerte se aproxima, tengo miedo de la oscuridad, las tentaciones, la aridez, la cruz, los sufrimientos. O como te necesito, mi Jesús, en esta noche de exilio.
Quédate conmigo, esta noche, Jesús, en la vida con todos los peligros, Yo te necesito.
P. Pio

Lecturas de la Semana

Lunes 25: 2Cor. 4, 7-15; Sal 125; Mt.20, 20-28.
Martes 26: Ecl. 44,1. 9-15; Sal 131; Mt. 13, 16-17.
Miércoles 27: Ex . 34, 29-35; Sal 98; Mt. 13, 44-46.
Jueves 28: Ex 25, 8-9, 40. 16-21. 34-38; Sal 83; Mt. 13, 47-53.
Viernes 29: 1 Jn. 4, 7-16; Sal 33; Jn 11, 19-27.
Sábado 30: Lv. 25, 1. 8-17; Sal 66; Mt. 14, 1-12.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. Lectionautas.com. Padre Raniero Cantalamessa:


Círculo Peregrino: queremos compartir con vos la Palabra del Señor, por eso podemos ir a tu casa a visitarte a vos o algún familiar enfermo.
Lectio Divina: También podes venir para compartirla los Sábados 16 hs. en:
Círculo Bíblico San José
Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Domínico.

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