Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 9 de marzo de 2019

Primer Domingo de cuaresma

“Tiempo de Cuaresma”. 
Primer Domingo de cuaresma
Lecturas 10 -3-19, Ciclo C 
Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guíe y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. Amén

Libro del Deuteronomio 26, 1-2. 4-10     
Moisés habló al pueblo diciendo: Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en herencia, cuando tomes posesión de ella y te establezcas allí, recogerás las primicias de todos los frutos que extraigas de la tierra que te da el Señor, tu Dios, las pondrás en una canasta, y las llevarás al lugar elegido por el Señor, tu Dios, para constituirlo morada de su Nombre. El sacerdote tomará la canasta que tú le entregues, la depositará ante el altar, y tú pronunciarás estas palabras en presencia del Señor, tu Dios: "Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y se refugió allí con unos pocos hombres, pero luego se convirtió en una nación grande, fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura servidumbre. Entonces pedimos auxilio al Señor, el Dios de nuestros padres, y él escuchó nuestra voz. El vio nuestra miseria, nuestro cansancio y nuestra opresión, y nos hizo salir de Egipto con el poder de su mano y la fuerza de su brazo, en medio de un gran terror, de signos y prodigios. Él nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra que mana leche y miel. Por eso ofrezco ahora las primicias de los frutos del suelo, que tú, Señor, me diste." Tu depositarás las primicias ante el Señor, tu Dios, y te postrarás delante de él.» Palabra de Dios.                

Salmo 90                 
         R. En el peligro, Señor, estás conmigo
Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, di al Señor: «Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío.» R.          
No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa, porque él te encomendó a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos R 
Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra ninguna piedra; caminarás sobre leones y víboras, pisotearás cachorros de león y serpientes. R.  
«El se entregó a mí, por eso, yo lo libraré; lo protegeré, porque conoce mi Nombre; me invocará, y yo le responderé. Estaré con él en el peligro, lo defenderé y lo glorificaré.» R.     

Carta de Pablo a los Romanos 10, 5-13 
Hermanos: Moisés escribe acerca de la justicia que proviene de la Ley: El hombre que la práctica vivirá por ella. En cambio, la justicia que proviene de la fe habla así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo?, esto es para hacer descender a Cristo. O bien ¿Quién descenderá al Abismo?, esto es para hacer subir a Cristo de entre los muertos. Pero ¿Qué es lo que dice acerca la justicia de la fe? “La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón”, es decir, la palabra de la fe que nosotros predicamos. Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido. Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.  Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Lucas 4, 1-13  
Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre. El demonio le dijo entonces: «Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan.» Pero Jesús le respondió: «Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan.» Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra y le dijo: «Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero. Si tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá.» Pero Jesús le respondió: «Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto.»         
Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: El dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden. Y también: Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra.»            
Pero Jesús le respondió: «Está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.» Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno. Palabra del Señor. 

Reflexión

El Evangelio "narra" el retiro de Jesús en el desierto, en oración y ayuno, inmediatamente después del Bautismo en el Jordán y antes de empezar su predicación. "Y el espíritu le hizo salir para el desierto. Y estuvo en el desierto cuarenta días tentado por el diablo. Y vivía con las fieras, y los ángeles le servían."
Se trata sin duda de un retiro a la soledad, de un período de oración y ayuno, frecuente en las personas religiosas de la época. Pero aquí es, sobre todo, la preparación inmediata de Jesús para lanzarse a su ministerio. Treinta años de vida oculta terminan en el bautismo del Jordán. Ahora, llevado por el Espíritu, se va a lanzar a su misión de curar y predicar. El espíritu de Jesús necesita alimentarse en la oración.
Se reúnen aquí y se simbolizan las tentaciones de Jesús: el mesianismo fácil, el poder, el éxito. Jesús está "aceptando la gracia del bautismo" y sintiendo la tentación de rechazarla. Tiene para nosotros el mensaje, fuerte e inquietante, de que Jesús sufre tentación, como cualquier ser humano, y la supera con la fuerza del espíritu.
Jesús experimenta tentaciones y busca fuerza en la oración. Verdaderamente, es un ser humano.  Es un hombre; nos parecemos en lo más íntimo de nuestro ser humano: la tentación y la necesidad de alimentar el espíritu en la oración.   
En las tentaciones experimentadas por Jesús, su reacción nos sirve de modelo para nuestro comportamiento, pero, sobre todo, nos alerta para no desviarnos de la misión que Jesús ha confiado a sus seguidores.
Antes que nada, sus tentaciones nos ayudan a identificar con más lucidez y responsabilidad las que puede experimentar hoy su Iglesia y quienes la formamos. ¿Cómo seremos una Iglesia fiel a Jesús si no somos conscientes de las tentaciones más peligrosas que nos pueden desviar hoy de su proyecto y estilo de vida?

En la primera tentación, Jesús renuncia a utilizar a Dios para «convertir» las piedras en panes y saciar así su hambre. No seguirá ese camino. No vivirá buscando su propio interés. No utilizará al Padre de manera egoísta. Se alimentará de la Palabra viva de Dios. Sólo «multiplicará» los panes para alimentar el hambre de la gente.
Ésta es probablemente la tentación más grave de los cristianos de los países ricos: utilizar la religión para completar nuestro bienestar material, tranquilizar nuestras conciencias y vaciar nuestro cristianismo de compasión, viviendo sordos a la voz de Dios que nos sigue gritando ¿dónde están tus hermanos?

En la segunda tentación, Jesús renuncia a obtener «poder y gloria» a condición de someterse como todos los poderosos a los abusos, mentiras e injusticias en que se apoya el poder inspirado por el «diablo». El reino de Dios no se impone, se ofrece con amor.

En la tercera tentación, Jesús renuncia a cumplir su misión recurriendo al éxito fácil y la ostentación. No será un mesías triunfalista. Nunca pondrá a Dios al servicio de su vanagloria. Estará entre los suyos como el que sirve.
Siempre será tentador para algunos utilizar el espacio religioso para buscar reputación, renombre y prestigio. Pocas cosas son más ridículas en el seguimiento a Jesús que la ostentación y la búsqueda de honores. Hacen daño a la Iglesia y la vacían de verdad.

Mientras el pueblo de Israel, en la tentación no fue fiel y cedió, ahora nos encontramos a Jesús en la misma situación, en la misma tentación. ¡Y triunfa! Porque es posible vencerla. Muchas voces, de dentro y de fuera buscan separarnos de Dios, de sus proyectos, de sus caminos. Pero hay una voz más fuerte, más firme, que puede vencer esas otras voces si disponemos el corazón para escucharla. Hace falta tener un oído muy fino, un silencio atento, un corazón dócil.
Para eso existe la Cuaresma, para que sepamos mirar la vida, y mirarnos en la vida; para que sepamos prestar atención a los caminos y proyectos que nos rodean, y enfrentarlos con los caminos y proyectos de Dios.          
Para eso existe la Cuaresma, para que apaguemos los ruidos que aturden y ensordecen, para que acallemos las voces que esconden la voz de Dios, para no escuchar cantos de sirenas que nos hablan de la felicidad de comprar, de poseer o de determinados caminos, sino que podamos oír la voz del amor, la voz que se grita en el silencio y el desierto.             
Para eso existe la Cuaresma para volver a las fuentes, para volver a la fidelidad primera, “como un niño frente a Dios". 
           




¿Y nuestra Cuaresma? Tantas veces habremos dicho: “tenemos que aprovechar la Cuaresma para revisar cuántos desencuentros, cuántas infidelidades, cuántas injusticias que nos toca vivir”, pero ¿de qué nos sirve solo reflexionarlo, si no va acompañado con un cambio de vida, un cambio de camino? ¿Qué Cuaresma vive el que no vive?
La Cuaresma es tiempo de desierto, pero de desierto en medio del ruido y del mundo, en medio del pecado y la infidelidad, en medio de la gente. Es allí donde estoy invitado a encontrarme con Dios y los hermanos, allí donde debo retomar el camino.     
El centro, el corazón de la Cuaresma: son ¡los hermanos! Revisemos nuestro servicio, nuestro amor, nuestro compromiso liberador; así revisaremos nuestra fe; así viviremos espiritualmente nuestra Cuaresma.       
Quien afirme no tener pecado es un mentiroso dice san Juan. Quien decide a devolverle a Dios su lugar, empieza a preparar el camino para una vida coherente con los proyectos de Dios. El tiempo de la cuaresma que comenzamos, es un ¡detente!, un mirar para adentro, es reconocer que hemos caminado sin Dios buena parte de nuestra vida. Es tiempo de descubrir cuánto tenemos que cambiar.
Pero, casi podemos decir que a Dios no le importa: la gravedad de nuestra ruptura, no le importa qué tan dios nos sentimos. Le importa que estemos decididos a vencer el pecado en el seguimiento de Jesús, a vencer el pecado con la Palabra de Dios.  

Símbolos de la Cuaresma: El desierto
Geográficamente hablando, es un lugar despoblado, árido, solo, inhabitado, caracterizado por la escasez de vegetación y la falta de agua.
Algunos textos bíblicos nos permiten meditar sobre el significado del desierto en el camino de Dios: los cuarenta días de Moisés sin comer ni beber en la montaña del Sinaí para recibir la Ley (Ex 24, 12-18; 34) y los cuarenta días de Elías (1 Re.19,3-8). Elías vive la dureza del desierto reconfortado por la comida y bebida misteriosa, y recorre su camino superando el decaimiento de los israelitas en los cuarenta años de marcha hacia la tierra prometida. Estas narraciones nos ayudan a entender el sentido de los cuarenta días de desierto de Cristo (Primer Domingo de Cuaresma), vivido como experiencia de la tentación y encuentro íntimo con el Padre, pero, también, como preparación a su ministerio público.
Para la Biblia, el desierto es, una época de oración intensa. Es el lugar del sufrimiento purificador y de la reflexión, aunque también es una gracia que puede rechazarse.

LECTIO DIVINA


La MEDITACIÓN es adentrarse en el texto, es profundizarlo, no quedarse en la información recibida en la lectura, sino ir más allá, haciendo una relectura atenta, viendo el sentido del pasaje, buscando el mensaje que transmite, actualizando ese mensaje a nuestra realidad personal, comunitaria y social.

La MEDITACIÓN es ir más allá de lo que se ha escuchado en la lectura, es buscar la riqueza que encierra, es descubrir el mensaje actual, vivo y comprometedor que el Señor nos transmite por medio de su Palabra que es siempre viva y eficaz, que es más tajante que espada de doble filo (Heb 4,12).

La MEDITACIÓN parte del texto, es sobre el texto, y es a partir del texto, para compartir lo que se ve, se descubre, se conoce, se siente del texto de la Escritura. Es imprescindible que el punto de referencia sea única y exclusivamente el texto de la Escritura. Ahí no es el momento para hacer comentarios paralelos sobre otros temas, sino que todo debe girar en torno a la Escritura.
Aclaración: se han utilizadoo para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Orden de las Carmelitas. José Antonio Pagola.

Circulo Bíblico San José
“Tu palabra es una lámpara a mis pies 
y una luz en mi camino”
Sal 119

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