Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 7 de agosto de 2010

19º Domingo durante el año -Ciclo C-, “…donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón”

Lecturas del 8-8-10

Lectura del libro de la Sabiduría 18, 5-9
Como ellos habían resuelto hacer perecer a los hijos pequeños de los santos - y de los niños expuestos al peligro, uno solo se salvó- para castigarlos, tú les arrebataste un gran número de sus hijos y los hiciste perecer a todos juntos en las aguas impetuosas. Aquella noche fue dada a conocer de antemano a nuestros padres, para que, sabiendo con seguridad en qué juramentos habían creído, se sintieran reconfortados.
Tu pueblo esperaba, a la vez, la salvación de los justos y la perdición de sus enemigos; porque con el castigo que infligiste a nuestros adversarios, tú nos cubriste de gloria, llamándonos a ti. Por eso, los santos hijos de los justos ofrecieron sacrificios en secreto, y establecieron de común acuerdo esta ley divina: que los santos compartirían igualmente los mismos bienes y los mismos peligros; y ya entonces entonaron los cantos de los Padres. Palabra de Dios.

Salmo 32
R. ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!
Aclamen, justos, al Señor: es propio de los buenos alabarlo. ¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se eligió como herencia! R.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.

Nuestra alma espera en el Señor: él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.

Lectura carta de los Hebreos 11, 1-2. 8-19
Hermanos: la fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven. Por ella nuestros antepasados fueron considerados dignos de aprobación.
Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de Dios, partió hacia el lugar que iba a recibir en herencia, sin saber a dónde iba. Por la fe, vivió como extranjero en la Tierra prometida, habitando en carpas, lo mismo que Isaac y Jacob, herederos con él de la misma promesa. Porque Abraham esperaba aquella ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. También por la fe, Sara recibió el poder de concebir, a pesar de su edad avanzada, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. Y por eso, de un solo hombre, y de un hombre ya cercano a la muerte, nació una descendencia numerosa como las estrellas del cielo e incontable como la arena que está a la orilla del mar.
Todos ellos murieron en la fe, sin alcanzar el cumplimiento de las promesas: las vieron y las saludaron de lejos, reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Los que hablan así demuestran claramente que buscan una patria, y si hubieran pensado en aquella de la que habían salido, habrían tenido oportunidad de regresar. Pero aspiraban a una patria mejor, nada menos que la celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de llamarse “su Dios” y, de hecho, les ha preparado una Ciudad.
Por la fe, Abraham, cuando fue puesto a prueba, presentó a Isaac como ofrenda; él ofrecía a su hijo único, al heredero de las promesas, a aquel de quien se había anunciado. De Isaac nacerá la descendencia que llevará tu nombre. Y lo ofreció, porque pensaba que Dios tenía poder, aun para resucitar a los muertos. Por eso recuperó a su hijo, y esto fue un símbolo. Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Lucas 12, 32-48
Jesús dijo a sus discípulos: «No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino. Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla. Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón. Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.
¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos.
¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada.»
Pedro preguntó entonces: «Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?»
El Señor le dijo: «¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentra ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si este servidor piensa: "Mi señor tardará en llegar", y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles. El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.» Palabra del Señor.

Reflexión

ACTITUDES DEL DISCIPULO

Confianza o agobio

Existe una riqueza que consiste en acumular más y más buscando seguridad ante la vida, porque ésta se presenta como incierta, problemática y como campo de rivalidad y prestigio. Es una riqueza que nos lleva a la avaricia, al agobio y a la tensión, y que nos quita la paz y hasta el sueño. No nos deja dormir. Y existe otra riqueza que dar no es perder, se va vaciando de preocupaciones materiales y va llenándose de fe en la vida y de confianza en el presente de Dios (el futuro para Dios no existe, como tampoco el pasado). Es la riqueza de la que nos habla Jesús.
Sobre este fondo hay que entender el pasaje que comentamos. Son frases llenas de confianza ante el misterio de la vida. Confianza que se refleja y surge, para quien mira con amor, infinidad de detalles. Las comparaciones, más allá de su belleza y sensibilidad, nos quieren transmitir algo nuclear: No hemos sido arrojados a la vida, no estamos sometidos a un oscuro e inconsciente destino: hay un Dios Padre que nos quiere y vela por nosotros. Para Él, nosotros valemos, somos lo más valioso.

Con agobio, tensión y avaricia no se puede vivir la presencia del Reino con gozo, no se puede asumir la tarea de extenderlo. Por eso, el que busca y anhela asegurar su vida y felicidad en el dinero y pone su afán en acumular y poseer, aunque diga creer en Dios, no es así. Si pone su confianza y felicidad en Dios, ese tal es discípulo de Jesús, y pertenece a la nueva comunidad del Reino.

“Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”

El corazón humano, centro decisivo de la persona según la mentalidad judía, se apega siempre a su tesoro. De ahí la importancia decisiva de que elijamos bien ese tesoro.
Al hombre actual se le hace difícil creer en algo que sea válido y verdadero para siempre. La falta de fe en las ideologías, la desconfianza en los grandes sistemas, el peso de la realidad cotidiana ha enterrado la utopía y ha hecho que crezca el escepticismo. Son muchos los que viven a la deriva, sin esperanza ni desesperación. No saben ya dónde poner su corazón. En medio de esta “situación errática”, lo importante parece ser, disfrutar de cada fragmento de tiempo y buscar la respuesta más satisfactoria en cada circunstancia fugaz. Pero son “creencias de reemplazo”, “tesoros de suplencias”. A veces, una palabra hostil basta para sentirnos tristes y solos. Es suficiente un gesto de rechazo o un fracaso para hundirnos en una depresión destructiva. Hecho lo que nos apetecía, caemos en la insatisfacción… y es que el hombre de hoy, como el de siempre, necesita poner su corazón en “un tesoro que no pueda ser arrebatado por los ladrones, ni ser roído por la polilla.

Un estilo de vida: vivir responsablemente

Con tres comparaciones o parábolas, que responden a situaciones que sus oyentes conocían muy bien. Jesús hace insistencia en una de las actitudes básicas que ha de tener el discípulo y la nueva comunidad de sus seguidores: Vivir vigilantes, despiertos, preparados, responsablemente.
Los versículos 39 al 48 nos hacen alusión a la vuelta de Jesús como Señor y Juez al final de la historia. La espera vigilante del retorno del Señor es la actitud que han de tener los discípulos y la comunidad. Al principio, los cristianos esperaban esa vuelta muy pronto. Poco a poco y ante el retraso, hay comunidades que se relajan que pierden la tensión, que se vuelven tibias. El Evangelio de Lucas nos invita a mantenernos activamente vigilantes en el momento presente, aquí y ahora, en este lugar y tiempo histórico. No podemos vivir en una alegre inconsciencia dejando para el futuro imposible lo que es importante y definitivo ahora. Cada día y cada hora el cristiano es urgido a tener despierta su conciencia de persona, de ser histórico, de miembro de una comunidad. En cada momento va naciendo en Él ese hombre nuevo que madura y se desarrolla sobre el despojo del hombre viejo.

El juicio de Dios no llega al final de los tiempos como una sorpresa, sino que se da en el interior de cada día, ya que el hombre se siente juzgado desde su interior según la fidelidad a su conciencia. Un hombre maduro no necesita que otros juzguen la rectitud de sus actos, ni menos de amenazas, castigos o premios para hacer lo que debe hacer. La vigilancia cristiana exige que los cristianos aprendamos de una vez por todas a vivir con nuestra propia conciencia, sin necesidad de tutelas protectoras que pretenden mantenernos en un prolongado infantilismo. A cada uno Dios nos dio poco o mucho, este papel o aquél, estas cualidades o aquellas otras; y cada uno responderá conforme a lo recibido. En este asunto nadie puede ocupar nuestro lugar ni hacer las cosas por nosotros. Decidir libre y conscientemente por el reino de Dios es nuestro particular derecho y también nuestra exigente obligación.


¿Qué significa estar vigilantes? La vigilancia evangélica no es pura y simple expectación. Se refiere a un estilo de vida, a una orientación global de la vida que busca, quiere, espera, goza y trabaja en torno a un proyecto. Estar vigilante es estar siempre con ganas de sentirnos más útiles en la comunidad, de ser fieles al reino. Tiempo de vigilancia y de espera significa, pues tiempo de gozo, tiempo de trabajo, tiempo de construcción, tiempo de servicio, tiempo de responsabilidad, tiempo de fidelidad, tiempo de discernimiento…
La parábola del administrador es una clara advertencia a los responsables de la comunidad. Los administradores de la comunidad, cualquiera que sea su procedencia, deben ponerse al servicio de los demás y prestar su ayuda para que no falte nada. Jesús declaraba dichoso al administrador fiel y sensato a quien su señor, cuando llegue, lo encuentre cumpliendo con su encargo. El que haga esto, como lo hace Jesús, llegará al mismo nivel que su señor. El primer encargo que le ha confiado es la distribución de los bienes a los pobres. Si cumple bien con ese encargo, le confiará la administración de todos los bienes. Por el contrario, si actúa con autoritarismo y con aires de grandeza y poder, como hacen los que ejercen la autoridad sobre los demás.
Es de notar la dureza del lenguaje de Jesús. La razón es obvia: la responsabilidad va pareja con los dones recibidos. Al hablar del servicio y de la responsabilidad, no hay medias tintas en el Evangelio.
Uno de los riesgos que nos amenazan constantemente es el caer en una vida superficial, mecánica, rutinaria y masificada…de la que no es fácil escapar. Con el pasar de los años, los proyectos, las metas y los ideales de mucha gente terminan reduciéndose y empobreciéndose. Desgraciadamente son muchos los que se levantan cada día sólo para “ir tirando”.

¿Dónde encontrar un principio humanizado, desalienante, capaz de liberar al hombre de la superficialidad, la masificación, la banalidad, el aturdimiento y el vacío interior?
Los cristianos acostumbrados con frecuencia a vivir nuestra fe como una tradición familiar, una herencia sociológica o una etiqueta más, no somos capaces de descubrir toda la fuerza que encierra para humanizar, personalizar y dar un sentido, una hondura y una esperanza nueva a nuestras vidas.
La llamada de Jesús a la vigilancia, en este pasaje, nos debe ayudar a despertar de la indiferencia, la pasividad, al descuido con que vivimos con frecuencia nuestra fe. La fe es luz que inspira nuestros criterios de actuación, fuerza que impulsa nuestro compromiso de construir una sociedad más humana, esperanza que anima todo nuestro vivir diario, y gozo que queremos conservar por encima de todo.
Pbro. Daniel Silva
Avisos parroquiales

Domingo 15 de Agosto: “Nuestra Señora de la Asunción” Patrona de la Diócesis Avellaneda-Lanús
14:00 hs. Salida en procesión con la imagen de Nuestra Señora de la Asunción.

14:45 hs. Santa Misa en honor a nuestra patrona frente a la catedral de Avellaneda-Lanús, preside la misma nuestro Obispo Mons. Rubén Oscar Frassia.

19:00 hs. Misa en la Parroquia. Rezaremos por el eterno descanso de Mons. Ramón Castro en el 37ª aniversario de su fallecimiento.

Lecturas de la semana:

LUNES 9: Ezequiel1, 2-5. 24-28c; Salmo 148; Mateo 17, 22-27.
MARTES 10: Segunda Corintos 9, 6-10, Salmo 111; Juan 12, 24-26.
MIERCOLES 11: Ezequiel 9, 1-7; 10, 18-22; Salmo 112; Mateo 18, 15-20.
JUEVES 12: Ezequiel 12, 1-12; Salmo 77; Mateo 18, 21—19, 1.
VIERNES 13: Ezequiel 16, 59-63; Salmo Is. 12, 2-6; Mateo 19, 3-12.
SABADO 14: Ezequiel 18, 1-10. 13b. 30-32; Salmo 50; Mateo 19, 13-15.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785

Te esperamos los sábados 15:30 h.
Para Compartir la Palabra de Jesús,
en la Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Dominico.
Círculo Bíblico San José

miencuentroconjesus@yahoo.com.ar