Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 8 de octubre de 2022

Vigésimo octavo domingo durante el año. Lecturas 9-10-22, Ciclo C

   

” Ven Espíritu Santo”

Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. Amén  

“Levántate y vete, tú fe te ha salvado”   

Segundo Libro de los Reyes 5,10.14-17.        
El profeta Eliseo mandó un mensajero para que dijera a Naamán, el leproso: “Ve a bañarte siete veces en el Jordán; tu carne se restablecerá y quedarán limpio”. Naamán bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio. Luego volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar, se presentó delante de él y le dijo: "Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de tu servidor". Pero Eliseo replicó: "Por la vida del Señor, a quien sirvo, no aceptaré nada". Naamán le insistió para que aceptara, pero él se negó.                          
Naamán dijo entonces: "De acuerdo; pero permite al menos que le den a tu servidor un poco de esta tierra, la carga de dos mulas, porque tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses, fuera del Señor. Palabra de Dios.   

Salmo 97, R: El Señor manifestó su victoria

Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. R  

El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. R  

Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. R            

Segunda Carta de Pablo a Timoteo 2,8-13.

Querido hijo: Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico, por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna. Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con él, viviremos con él. Si somos constantes, reinaremos con él. Si renegamos de él, él también renegará de nosotros. Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo. Palabra de Dios.            

Evangelio según San Lucas 17,11-19.

Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaria y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "Jesús, Maestro, ¡ten compasión de nosotros!". Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados.     
Uno de ellos, al comprobar que estaba sanado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿Dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado". Palabra del Señor.   

 Reflexión: 

Diez leprosos son curados, uno se salva.  

Una vez más el texto nos recuerda que Jesús va de camino hacia Jerusalén. En esa subida se va haciendo presente la salvación, no solo al final del viaje, sino que Jesús sale al encuentro de los oprimidos y esclavizados de cualquier clase. Se preocupa de todo el que encuentra en su camino.

Los diez leprosos. En Israel la lepra era considerada como un castigo divino. De hecho, la palabra original con que se denominaba la enfermedad de la lepra viene a significar “ser castigado por Dios”. Quienes contraían esta enfermedad eran vistos como personas “impuras”, tanto legal como religiosamente, y eran expulsados de la comunidad civil y del culto. Y así, los leprosos sufrían a la vez marginación moral, social y religiosa: vivían en lugares apartados, tenían estrictamente prohibido entrar en el pueblo, cuando iban por los caminos debían avisar para que nadie se les acercara, no podían participar en los actos de culto del pueblo, se les consideraba pecadores.

En todo caso, si la curación se producía, un sacerdote tenía que comprobarla y certificar con su palabra que era cierta. Se creía y esperaba que, con la llegada del Mesías, en la nueva sociedad por Él inaugurada, desapareciera la lepra. Por eso, las curaciones de leprosos hechas por Jesús anuncian que el reino de Dios ha llegado ya.            

El relato comienza narrando la curación de un grupo de diez leprosos en las cercanías de Samaría. Pero, esta vez, no se detiene Lucas en los detalles de la curación, sino en la reacción de uno de los leprosos al verse curado. El evangelista describe cuidadosamente todos sus pasos, pues quiere sacudir la fe rutinaria de no pocos cristianos.

Jesús ha pedido a los leprosos que se presenten a los sacerdotes para obtener la autorización que los permita integrarse en la sociedad. Pero uno de ellos, de origen samaritano, al ver que está curado, en vez de ir a los sacerdotes, se vuelve para buscar a Jesús. Siente que para él comienza una vida nueva. En adelante, todo será diferente: podrá vivir de manera más digna y dichosa. Sabe a quién se lo debe. Necesita encontrarse con Jesús. 

Vuelve “alabando a Dios a grandes gritos”. Sabe que la fuerza salvadora de Jesús solo puede tener su origen en Dios. Ahora siente algo nuevo por ese Padre Bueno del que habla Jesús. No lo olvidará jamás. En adelante vivirá dando gracias a Dios. Lo alabará gritando con todas sus fuerzas. Todos han de saber que se siente amado por él.

Al encontrarse con Jesús, “se echa a sus pies dándole gracias”. Sus compañeros han seguido su camino para encontrarse con los sacerdotes, pero él sabe que Jesús es su único Salvador. Por eso está aquí junto a él dándole gracias. En Jesús ha encontrado el mejor regalo de Dios.

Al concluir el relato, Jesús toma la palabra y hace tres preguntas expresando su sorpresa y tristeza ante lo ocurrido.

“¿No han quedado limpios los diez?” ¿No se han curado todos? ¿Por qué no reconocen lo que han recibido? “Los otros nueve, ¿dónde están ¿No significa nada nuevo para ellos?  

“¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?”. ¿Por qué hay personas alejadas de la práctica religiosa que sienten verdadera admiración y agradecimiento hacia Jesús, mientras algunos cristianos no sienten nada especial por él? Benedicto XVI advertía hace unos años que un agnóstico en búsqueda puede estar más cerca de Dios que un cristiano rutinario que lo es solo por tradición o herencia. Una fe que no genera en los creyentes alegría y agradecimiento es una fe enferma.  

La actitud de agradecimiento es una actitud básica de la persona nueva, de la comunidad inaugurada por Jesús, que nos ayuda a ser rectamente humildes, a liberarnos y a vivir como hijos y no como siervos. De hecho, sólo el samaritano –el agradecido- descubre la novedad que Jesús trae y queda totalmente liberado. Los otros nueve quedan liberados de la lepra, pero continúan agarrados por la Ley y religiosidad que divide y discrimina. Hasta que no se den cuenta, como el samaritano, de que la única forma de evitar toda clase de “lepra” es liberarse de la Ley que divide el mundo en sagrado y profano, puro e impuro, observantes y pecadores, buenos y malos, no podrán descubrir la novedad del reino de Dios inaugurado por Jesús.                          
El más necesitado, el doblemente marginal y pecador –por leproso y extranjero- es el único que muestra agradecimiento por lo que ha recibido. Y es que toda persona que se consideraba buena, que se aferra a la observancia y que pone en el cumplimiento de la Ley su salvación, creía que no tenía nada que agradecer.          

 La verdadera salvación para el leproso llega en el agradecimiento del don. Solo viviendo el don podemos agradecerlo. Los otros nueve fueron curados, pero no encontraron la verdadera salvación; porque tenían suficiente con la liberación de la lepra y la recuperación del estatus social. Nos sentimos inclinados a buscar la salvación en las seguridades externas y a conformarnos con ella. Incluso no tenemos ningún reparo en meter a Dios en nuestra propia dinámica y convertirle en garante de la salvación que nosotros buscamos, la material.

 El discípulo que sigue creyendo en la validez de la Ley que discrimina, o sea que sigue teniendo una actitud fatalista ante la vida y los acontecimientos sociales y personales (“siempre ha sido así, siempre será así, esto no hay quien lo cambie”) es un leproso dentro de la comunidad. Una falsa religión ha metido en el corazón de muchos hombres y mujeres esa convicción fatalista. Pero este episodio de los diez leprosos nos muestra que la fe en Jesús de Nazaret rompe todo fatalismo. Somos libres. De nosotros depende la orientación que tome nuestra vida: “Levántate y vete”.  

El milagro es un signo palpable de la presencia liberadora de Dios y de la gratuidad de sus dones. Él nos da la vida, la salud, las oportunidades, no porque seamos buenos, puros u observantes o para que se lo agradezcamos, sino porque nos quiere. Su amor es desinteresado, no busca nada a cambio.  

La confianza produce la curación, la fidelidad produce la salvación.  

La principal tarea del ser humano es ese descubrimiento, que nos llevará a una fidelidad incondicional. Sin reconocimiento del don, no puede haber respuesta. 

Jesús misericordioso en vos confío, amén

La gratitud. Como el leproso agradecido, la verdadera sanación nos llega cuando damos gracias por la vida, por la liberación, por la luz que recibimos de Jesús. 

Para muchos creyentes, recuperar la gratitud puede ser el primer paso para sanar su relación con Dios. Esta alabanza agradecida no consiste primariamente en tributarle elogios ni en enumerar los dones recibidos. Lo primero es captar la grandeza de Dios y su bondad insondable. Intuir que solo se puede vivir ante Él dando gracias. Esta gratitud radical a Dios genera en la persona una forma nueva de mirarse a sí misma, de relacionarse con las cosas y de convivir con los demás.

El creyente agradecido sabe que su existencia entera es don de Dios. Las cosas que le rodean adquieren una profundidad antes ignorada; no están ahí solo como objetos que sirven para satisfacer necesidades; son signos de la gracia y la bondad del Creador. Las personas que encuentra en su camino son también regalo y gracia; a través de ellas se le ofrece la presencia invisible de Dios. 

De los diez leprosos curados por Jesús, solo uno vuelve «glorificando a Dios», y solo él escucha las palabras de Jesús: «Tu fe te ha salvado». El reconocimiento gozoso y la alabanza a Dios siempre son fuente de salvación. (J.A. Pagola)  

Quédate conmigo, Señor, porque Tú eres mi luz y sin ti yo estoy en la oscuridad.  

Se está haciendo tarde y tengo miedo de la oscuridad, las tentaciones, la aridez, la cruz, los sufrimientos. Oh como te necesito, mi Jesús, en esta noche de exilio.  

Quédate conmigo, esta noche, Jesús, en la vida con todos los peligros, yo te necesito. Déjame reconocerte como lo hicieron tus discípulos en la partición del pan, para que la Comunión Eucarística sea la luz que dispersa la oscuridad, la fuerza que me sostiene, el único gozo de mi corazón. 

                                                                                 Amén. P. Pío

 

“La espera vigilante del discípulo” (19° domingo)

“Sin fuego, no es posible” (20° domingo) 

“Traten de entrar por la puerta estrecha” (21° domingo)

“Felices los justos”  (22° domingo)  

“El que no renuncie a todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo”  (23° domingo)  

“Dios sale a nuestro encuentro”  (24° domingo)

“No podemos servir a Dios y al dinero, tenemos que elegir”   (25° domingo)  

“Romper la indiferencia”   (26° domingo)  

“El servicio a Dios. Somos simples servidores”  (27° domingo)  

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del Pueblo de Dios. Misioneros Oblatos. J A Pagola. Fray Marcos.

Círculo Bíblico San José

“Tu palabra es una lámpara a mis pies  y una luz en mi camino” Sal 119  

Te esperamos todos los sábados a las 17 hs para compartir y reflexionar el evangelio de cada semana. 

Sabado 8 de octubre 2022. Lc 11, 27-28. «Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen»

  

Evangelio del día y reflexión... ¡Deja que la Palabra del Señor transforme tu vida! 

[Lucas 11, 27-28] En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, aconteció que una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo: «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». Pero él dijo: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen». Palabra del Señor.   

«Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen»  

 Las Palabras de Jesús nos enseña hoy que María es doblemente Bienaventurada, por haberlo traído al mundo, por haberlo amamantado y criado —como intuía aquella espontánea mujer del pueblo— y por haber sido oyente de la Palabra de Dios y por haberla puesto en práctica en su vida.  

La presencia de Jesucristo a través de su Palabra, escucharla y reflexionarla, es un hecho que nos permite hoy entrar en comunión viva con él. La Biblia no es un libro del pasado, algo histórico, sino un acontecimiento que se hace presencia para quién la lee con un corazón abierto, este es el principio de la fe. La Palabra de Dios que se hizo realidad humana y divina en la persona de Jesucristo, es nuestro primer lugar de encuentro con él.  

Ven Señor Jesús, te necesitamos.  

viernes, 7 de octubre de 2022

Viernes 7 octubre 2022. Lc 11,15-26. "Yo echo los demonios con el dedo de Dios"

 

Evangelio del día y reflexión... ¡Deja que la Palabra del Señor transforme tu vida! 

[Lucas 11, 15-26] En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice: “Volveré a mi casa de donde salí”. Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio». Palabra del señor. 

«El Diablo siempre está tratando de impedir la obra de Dios, sembrando la división en el corazón humano, entre el cuerpo y el alma, entre el hombre y Dios, en las relaciones sociales... El mal siembra la guerra; Dios crea la paz» (Benedicto XVI)

“Te ofrezco, Señor”

"Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en ti.

Te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de ti.

Te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad.

Te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por ti.

Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres tú, como tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras. Papa Clemente IX  

jueves, 6 de octubre de 2022

Jueves, 6 de octubre de 2022. Lc 11, 5-13. ¿Cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?

 

Evangelio del día y reflexión... ¡Deja que la Palabra del Señor transforme tu vida! 

[Lucas 11, 5-13] En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde: “No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿Cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?». Palabra del Señor.

 ¿Cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?

” Ven Espíritu Santo”

Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. Amén  

Santo Espíritu de Dios mora en mí  

Santo Espíritu de Dios mora en mí, mora en mí, quiero ser lleno de tu luz, mora en mí.

Si tu bella luz mora en mí, la gloria de Jesús irradiaré, mora en mí, mora en mí, soy de ti, soy de ti.

Santo Espíritu de Dios mora en mí, mora en mí, quiero ser lleno de tu luz, mora en mí.

Si quebrantas, Santo Espíritu mi ser, instrumento de tu amor yo quiero ser, mora en mí, mora en mí, soy de ti, soy de ti.

Santo Espíritu de Dios mora en mí, mora en mí, quiero ser lleno de tu luz, mora en mí.

Si me unges con tu fuerza y tu poder al mundo nada tengo que temer, mora en mí, mora en mí, soy de ti, soy de ti, mora en mí, mora en mí, quiero ser lleno de tu luz, mora en mí.

Si tu bella luz mora en mí, la gloria de Jesús irradiaré, mora en mí, mora en mí, soy de ti, soy de ti…


miércoles, 5 de octubre de 2022

Miércoles 5 de octubre de 2022. Mt 7, 7-11. "Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

 

Evangelio del día y reflexión... ¡Deja que la Palabra del Señor transforme tu vida! 

[Mateo 7, 7-11] Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden! Palabra del señor. 

No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía.

Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.


martes, 4 de octubre de 2022

Martes 4 octubre 2022. Lc 10, 38-42. "Andas inquieta y preocupada con muchas cosas"

 

Evangelio del día y reflexión... ¡Deja que la Palabra del Señor transforme tu vida! 

[Lucas 10, 38-42] Yendo ellos de camino, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano». Respondiendo, le dijo el Señor: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada». Palabra del señor.

Hoy Jesús pasa por mi casa, por mi vida y ¿Cuál es la única cosa realmente necesaria?
Marta se limita, a pesar de todas sus buenas intenciones, a acoger a Jesús en su casa. María lo acoge “dentro de sí”, se hace recipiente suyo. Le ofrece hospitalidad en aquel espacio interior, secreto, que ha sido dispuesto por él, y que está reservado para él. Marta ofrece a Jesús cosas, María se ofrece a sí misma.

 

Ven Señor Jesús, te necesito.

lunes, 3 de octubre de 2022

Lunes 3 octubre 2022. Lc 10, 25-37. "Un samaritano, al verlo, se compadeció"

  
Evangelio del día y reflexión... ¡Deja que la Palabra del Señor transforme tu vida! 

[Lucas 10, 25-37] En esto se levantó un maestro de la ley y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?». Él le dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?». Él respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo». Él le dijo: «Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida». Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?». Respondió Jesús diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?». Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo». Palabra del señor.

Hoy me puedo preguntar, ¿Cuál se comporto como prójimo del hombre necesitado?

El samaritano al verlo se conmovió y se puso en movimiento para ayudarlo. Hoy escucho está parábola y me pregunto que siento en mi corazón ante la necesidad de tanta gente que hay en mi alrededor? ¿Paso por el costado evitándolos o me pongo en movimiento a ayudarlos?

Que el Dios de la Vida que acompaña mi peregrinar, le pido me ayude a sanar mis miedos para poder acercarme al que necesita. 

domingo, 2 de octubre de 2022

Vigésimo séptimo domingo durante el año, Lecturas 2-10-22, Ciclo C

” Ven Espíritu Santo”

Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. Amén 

“El servicio a Dios. Somos simples servidores”   

Libro de Habacuc 1,2-3.2,2-4            
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que tú escuches, clamaré hacia ti: "¡Violencia", sin que tú salves? ¿Por qué me haces ver la iniquidad y te quedas mirando la opresión? No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la discordia.      
El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión, grábala sobre unas tablas para que se la pueda leer de corrido. Porque la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente, y no tardará. El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad. Palabra de Dios.                  

Salmo 94, R: ¡Ojalá hoy escuchen la voz del Señor!

¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva! ¡Lleguemos hasta él dándole gracias, aclamemos con música al Señor! R

¡Entren, inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó! Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su mano. R

Ojalá hoy escuchen la voz del Señor: "No endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día de Masá, en el desierto, cuando sus padres me tentaron y provocaron, aunque habían visto mis obras. R                 

   
2º Carta de S. Pablo a Timoteo 1,6-8.13-14. Querido hijo: Te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos. Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad. No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios. Toma como norma las saludables lecciones de fe y de amor a Cristo Jesús que has escuchado de mí. Conserva lo que se te ha confiado, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros. Palabra de Dios.             

Evangelio según San Lucas 17,3b-10    

Dijo el Señor a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo».       
Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". El respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les obedecería.   
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: 'Ven pronto y siéntate a la mesa'? ¿No le dirá más bien: '¿Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después’? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?           
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'". Palabra del Señor. 
 

 Reflexión:


Seguimos caminando junto con los discípulos en el seguimiento de Jesús rumbo a Jerusalén, en la “subida” el evangelio de Lucas nos va haciendo vivir con sumo cuidado las lecciones más importantes del discipulado, de manera que “el discípulo bien formado siga los pasos del Maestro.  

Salta a la vista que el discipulado es siempre con-discipulado, es decir, no se camina aislado de los demás porque el de Jesús es un camino compartido, comunitario. Pero es evidente –y lo sabemos por experiencia- que nunca faltan las dificultades: los roces, los malentendidos, los abusos, las negligencias, las personalidades fuertes o las muy frágiles. En la sociedad humana es inevitable que haya personas que con su ejemplo, consejos o acciones arrastren a otros a situaciones no deseadas, en particular a los pequeños, es decir, a los que, por su edad, su simplicidad, falta de formación o condición social son más vulnerables. Lo que ocurre en la sociedad puede también suceder en la comunidad de Jesús. Por eso Jesús ahora va tocando una a una algunas de estas realidades, sentando posición al respecto nos dice que tengamos cuidado de no caer en ellas, el peligro de los escándalos, es decir, el volverse piedra de tropiezo en el camino de otro; y la necesidad de perdonar los pecados de los hermanos hacia fuera o contra uno.               

Después de estas líneas sobre la conflictividad en las relaciones de repente se escucha el grito de los discípulos: “¡Auméntanos la fe!”. Los discípulos sienten que no es fácil superar los escándalos y ofrecer el perdón, reconocen la impotencia personal, por eso surge de sus corazones la súplica por el crecimiento en la fe, es que piden que se les aumente la fe como el recurso para lograrlo.      

“¡Señor, auméntanos la fe!” es un grito que se debe haber escuchado más de una vez ante situaciones difíciles en la convivencia: “¡Es imposible!”, “¡No me siento capaz!”, “¡No se lo merece!”. En el fondo podría haber un sentimiento de desesperanza frente a la vida comunitaria donde varias veces al día puede haber conflictos. Pero además de este ambiente comunitario, y puesto que se trata expresamente de una petición de los “apóstoles”, la súplica por el crecimiento en la fe está relacionada con la tarea propia de los apóstoles. Ellos fueron llamados solemnemente por Jesús y han sido investidos con “autoridad y poder sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades”. Su capacidad para obrar milagros está relacionada con el don de la fe que es lo que en última instancia los realiza.  

El crecimiento de la fe. La respuesta de Jesús, lejos de ser simple, parece agudizar el asunto, suena a reclamo: “Si tuvieran fe como un grano de mostaza…”. Es decir, una poca cantidad de fe es capaz de hacer obras impensables. El referente es un “grano de mostaza”, que es una hortaliza de grano muy pequeño y que crece hasta formar un arbolito que puede alcanzar incluso unos tres metros, por eso en la parábola es imagen de algo extremadamente pequeño que llega a ser grande.  

La clave de la fe pascual. Para la obra lucana la fe es la respuesta al anuncio del mensaje sobre el poder de la resurrección del crucificado, es la acogida total de la Palabra –fuerza vital de Cristo que germina en el oyente.  

La necesidad de la humildad a la hora de cumplir con las responsabilidades. “El siervo que regresa del campo”. La parábola interroga directamente a los discípulos. Para ello se vale de la descripción de la vida cotidiana de un esclavo que después de haber trabajado en el campo de su patrón (sembrar el campo, pastorear los rebaños) y, como se ve enseguida, debe atender las tareas domésticas; el servicio ocupa completamente su vida.               

El hecho es que –según la parábola- el regreso a casa de este siervo, no le da tregua a sus oficios porque aún tiene que trabajar en los deberes caseros antes de descansar: el servicio a su patrón va primero que la satisfacción de sus necesidades personales como es la comida.  

El cumplimiento de todas estas tareas no lo hace acreedor a ninguna recompensa, no es la base para reclamar derechos, lo que le queda es la satisfacción del deber cumplido.          

Llegamos al momento crítico de la parábola. Una vez que se ha estado de acuerdo con lo anterior parece tener que aceptarse también el que la jornada del siervo no termine con un “gracias” por parte del patrón. Suena un poco chocante, pero se comprende en el contexto de la manera de funcionar del sistema esclavista antiguo. Todo se basa en el hecho de la pertenencia total del siervo a su señor: el cumplimiento de los deberes no pone al patrón bajo obligación. Ahora bien, el hecho de que el patrón en principio no tenga obligación no quiere decir que gratuitamente no pueda agradecer.           

 La radicalidad en el servicio –desde la más absoluta gratuidad en la entrega al otro- mostrada por el siervo de la parábola la veremos en el servidor de todos los siervos que es Jesús en el relato de la pasión: “Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve”. 

El servicio a Dios. La conciencia del servidor de Jesús es la de una persona que, abandonada en la fe, con la vida centrada en su Señor, se da sin reservas y con gratuidad en el servicio aspirando siempre al cumplimiento cabal de su “deber”. Recordemos en el evangelio el término “deber” está relacionado con el cumplimiento del proyecto de Dios; según esto entonces obrar por puro “deber” es obrar por puro “amor”.             

La parábola está dirigida a los discípulos, y como tal, les pide que revisen su actitud: el servicio a Dios y a los hermanos –que tiene como fundamento la experiencia de la fe- no da ni adjudica derechos para paga alguna. Tampoco autoriza para andar proclamando a los cuatro vientos lo que se ha hecho. Ni la pretensión ni la vanidad pertenecen al espíritu de Jesús. El servidor de la comunidad puede sentirse feliz por el hecho de haber cumplido bien su tarea.  

La regla de conducta comunitaria ha de ser, la gratuidad, la disponibilidad absoluta para darlo todo sin esperar nada a cambio.    

Hoy nosotros “como servidores”. ¿Con qué actitud nos presentamos ante Dios? ¿Qué cosas nos impiden ponernos al servicio del otro?  

Jesús misericordioso en vos confío, amén 

Francisco: En el servicio humilde está la fuerza y la alegría del cristiano.  

Que el Señor nos dé estas dos gracias grandes: la humildad en el servicio, a fin de que podamos decir: ‘Somos siervos… hasta el final; y la esperanza en espera de la manifestación, cuando el Señor venga a encontrarnos”  

“Te ofrezco, Señor”  

"Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en ti.

Te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de ti.

Te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad.

Te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por ti.

Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente
porque lo quieres tú, como tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.

  

“Señor enséñanos a orar”(17° domingo)  

¿Cuál es mi verdadero tesoro? (18° domingo)

“La espera vigilante del discípulo” (19° domingo)

“Sin fuego, no es posible” (20° domingo)

“Traten de entrar por la puerta estrecha”  (21° domingo)

“Felices los justos”  (22° domingo)

“El que no renuncie a todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo”  (23° domingo) 

 “Dios sale a nuestro encuentro”  (24° domingo)

 “No podemos servir a Dios y al dinero, tenemos que elegir”   (25° domingo)

“Romper la indiferencia”   (26° domingo)  

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del Pueblo de Dios. Misioneros Oblatos. Fray Marcos. Servicio Bíblico Latinoamericano.  

Círculo Bíblico San José

“Tu palabra es una lámpara a mis pies  y una luz en mi camino” Sal 119

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