Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

domingo, 1 de marzo de 2009

Lecturas del septimo domingo durante el año

Lecturas del 22/02/09 –Ciclo B–
7° domingo durante el año

«Nunca hemos visto nada igual.»

Profeta Isaías 43, 18-19. 21-22. 24b-25

Así habla el Señor: No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas; yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta? Sí, pondré un camino en el desierto y ríos en la estepa. El Pueblo que yo me formé para que pregonara mi alabanza.Pero tú no me has invocado, Jacob, porque te cansaste de mí, Israel. ¡Me has abrumado, en cambio, con tus pecados, me has cansado con tus iniquidades! Pero soy yo, sólo yo, el que borro tus crímenes por consideración a mí, y ya no me acordaré de tus pecados. Palabra de Dios.

SALMO 40

R. Sáname, Señor, porque pequé contra ti.

Feliz el que se ocupa del débil y del pobre:el Señor lo librará en el momento del peligro. El Señor lo protegerá y le dará larga vida, lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará a la avidez de sus enemigos. R.

El Señor lo sostendrá en su lecho de dolor y le devolverá la salud. Yo dije: «Ten piedad de mí, Señor, sáname, porque pequé contra ti.» R.

Tú me sostuviste a causa de mi integridad, y me mantienes para siempre en tu presencia. ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, desde siempre y para siempre! R.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 1, 18-22

Hermanos: Les aseguro, por la fidelidad de Dios, que nuestro lenguaje con ustedes no es hoy «sí», y mañana «no.» Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, el que nosotros hemos anunciado entre ustedes - tanto Silvano y Timoteo, como yo mismo - no fue «sí» y «no», sino solamente «sí.» En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su «sí» en Jesús, de manera que por él decimos «Amén» a Dios, para gloria suya. Y es Dios el que nos reconforta en Cristo, a nosotros y a ustedes; el que nos ha ungido, el que también nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones las primicias del Espíritu. Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Marcos 2, 1-12

Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siguiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra. Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico.
Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: « ¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?» Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: « ¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate, toma tu camilla y camina"? Para que ustedes sepan que el Hijo de hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.» El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto nada igual.»
Palabra del Señor.

Reflexión

Jesucristo hoy se revela como el Dios que tiene el “poder” para liberar al hombre del pecado y hacer que pueda caminar nuevamente, renovado en cuerpo y alma.
El texto evangélico de este domingo nos presenta a Jesús regresando a Cafarnaúm y corre la voz de que está en casa, es interesante notar la “popularidad” que va adquiriendo el Señor entre la gente. Son tantos los que acuden a Él que no queda lugar disponible ni en el interior ni en el frente de la casa. Las casas de aquellas poblaciones contaban con patios comunes, de modo que una buena cantidad de personas podía agruparse en las entradas. Jesús continúa con su tarea de anunciar a todos los hombres la Buena Nueva.
Él se pone a enseñar, pero sobreviene una interrupción: cuatro hombres han traído a un paralítico y al no encontrar paso subieron y abrieron un agujero por el techo, por donde lo descuelgan. Detengámonos un poco en ellos: El primero está impedido, su enfermedad le obliga a depender totalmente de los demás. Por estar enfermo seguramente es rechazado, tenido por impuro y pecador. Los hombres que lo traen han sido arriesgados al ponerlo en medio de la multitud.
Jesús parte de la relación cultural existente entre pecado-castigo y enfermedad: “Tus pecados te son perdonados”. La liberación de la culpa está directamente relacionada con la recuperación de la salud.
Los escribas presentes, reaccionan: la sociedad judía estaba estructurada sobre la base de la exclusión; no parecía haber posibilidad de cambio, ni alternativa para los excluidos, salvo una exigente carga de tributos y ritos de purificación que en su gran mayoría les resultaba imposible cumplir. Jesús rescata a la persona misma, el poder oculto y real de aquel hombre de levantarse por sí mismo, de superar la parálisis en la que la culpa y el rechazo social lo habían sumido. Él revive, se hace dueño de sí al levantar por sí mismo la camilla en la que antes yacía, y regresa a casa con nueva vida.

En el v. 5 aparecen dos detalles interesantes que van a marcar el núcleo de todo el relato:
· En primer lugar Jesús percibe la “gran confianza” (literalmente “la fe”) de “aquellos hombres” (no se dice explícitamente pero podemos presuponer que se refiere a los cuatro “camilleros” y al hombre enfermo también).
· En segundo lugar le dice al paralítico que sus pecados son perdonados cuando en realidad nadie le dijo que el enfermo necesitaba perdón. Jesús lo llama “amigo” (“hijo”; tengamos presente que esta denominación al enfermo ya indica la divinidad de Jesús dado que es una alocución propia de Dios al hombre).
En los v. 6-7 aparece la reacción de los maestros de la ley que “piensan” (pero no dicen nada) que Jesús está cometiendo una blasfemia dado que solo Dios puede perdonar los pecados. Lo cual es absolutamente cierto…
Jesús en un gesto soberano y divino (solo Dios conoce los pensamientos de los hombres), desnuda las elucubraciones de los maestros de la Ley y se planta con autoridad dejando en claro que Él tiene autoridad aquí en la tierra para perdonar los pecados (v. 10).
Esta afirmación es lo central de todo el relato. Notemos que Jesús se autodenomina “Hijo del
Hombre”, es un título cristológico que ya expresa de por sí la divinidad de Jesús.
Jesús se dirige de nuevo al paralítico ratificando su accionar pero haciéndolo con las nuevas palabras: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. El enfermo es sanado ante la vista de todos los presentes. Todos se quedan admirados y alaban a Dios por lo que han visto y oído.
Como el domingo pasado, estamos ante esa unidad de palabra y acción, de teoría y práctica, de decir y hacer. Como solemos decir, «no hay nada más práctico que una buena teoría», y «nunca se ha entendido del todo una teoría, hasta que no se ha experimentado y dominado su práctica». Jesús es maestro de esa unidad. Y sus discípulos también lo hemos de ser. Tenemos un mensaje de salvación que hay que anunciar, pero que también hay que realizar, aunque sea con gestos simbólicos. «El Reino» no sólo debe ser anunciado (hablado, dicho, informado), sino construido (hecho, implantado, promovido, luchado). La Buena Noticia no sólo tiene que ser anunciada, sino mostrada, primero en nuestra propia vida, también en la comunidad, y, hasta donde nos dejen, en la sociedad.

En este texto Jesús centra su misión en lo más importante que viene a traer: vencer el pecado con el perdón. La sanación exterior de la enfermedad del paralítico es como un sacramento claro y revelador de la curación interna de este enfermo. El centro del pasaje es el perdón de los pecados, su marco es la curación del paralítico. El mal más horrendo no está en la enfermedad en sí, sino en el pecado que daña y destruye el corazón del hombre.
La “gran” buena noticia que nos hace gustar este evangelio es que Jesús es Dios y tiene el poder de perdonar los pecados no sólo en “el cielo” sino aquí en la tierra.
Catecismo: Sólo Dios perdona el pecado

1441. Sólo Dios perdona los pecados (cf Mc 2,7). Porque Jesús es el Hijo de Dios, dice de sí mismo: "El Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra" (Mc 2,10) y ejerce ese poder divino: "Tus pecados están perdonados" (Mc 2,5; Lc 7,48). Más aún, en virtud de su autoridad divina, Jesús confiere este poder a los hombres (cf Jn 20,21-23) para que lo ejerzan en su nombre.

1442. Cristo quiso que toda su Iglesia, tanto en su oración como en su vida y su obra, fuera el signo y el instrumento del perdón y de la reconciliación que nos adquirió al precio de su sangre. Sin embargo, confió el ejercicio del poder de absolución al ministerio apostólico, que está encargado del "ministerio de la reconciliación" (2 Cor 5,18). El apóstol es enviado "en nombre de Cristo", y "es Dios mismo" quien, a través de él, exhorta y suplica: "Dejaos reconciliar con Dios" (2 Co 5,20).

Preguntas para la meditación: ¿qué me dice?

El centro del pasaje es el perdón de los pecados, su marco es la curación del paralítico, al escuchar la palabra de Jesús dicha directamente a mi corazón: “Amigo/Hijo te perdono tus pecados”, me propongo examinar serenamente mi vida, preguntándome ¿qué cosas hoy me “paralizan” impidiéndome vivir libremente?

Jesucristo perdona los pecados, pero no detiene su acción liberadora sólo ahí, sino que luego cura al paralítico, liberándole también de su enfermedad. Esta liberación integral e integradora, es obra de Dios, pero nosotros, cristianos, hemos sido llamados para facilitar esta obra divina, ¿Cómo vivo hoy en mis ambientes la actitud “misionera” de estas cuatro personas que llevan el enfermo ante Jesús?
Oración:

CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO DE MARIA

Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, a vuestro Corazón Inmaculado nos consagramos, en acto de entrega total al Señor.
Por Vos seremos llevados a Cristo, y por Él y con Él seremos llevados a Dios Padre.
Caminaremos a la luz de la fe, y haremos todo para que el mundo crea que Jesucristo es el Enviado del Padre.
Con Él queremos llevar el Amor y la Salvación hasta los confines del mundo.
Bajo la maternal protección de vuestro Corazón Inmaculado, seremos un solo pueblo con Cristo. Seremos testimonio de su Resurrección. Por Él seremos llevados al Padre, para gloria de la Santísima Trinidad, a quien adoramos, alabamos y bendecimos. Amén.

Demos gracias a Dios, que es nuestra roca, sigamos a Jesús con entereza, si nuestra fe vacila, si ella es poca, su Espíritu de amor nos dará fuerza. Amén. (Himno de la Liturgia de las Horas)

Lecturas de la semana:

LUNES 23: Eclesiástico 1, 1-10; Salmo 92; Marcos 9, 14-29-
MARTES 24: Eclesiástico 2, 1-11; Salmo 36; Marcos 9, 30-37.
Joel 2, 12-18; Salmo 50; Mateo 6, 1-6.16-18.
MIERCOLES 25: Joel 2, 12-18; Salmo 50; Segunda Corintios 5, 20—6,2; Mateo 6, 1-6; 16-18. ”Miércoles de Cenizas”.
JUEVES 26: Deuteronomio 30, 15-20; Salmo 1; Lucas 9, 22-25:
VIERNES 27: Isaías 58, 1-9ª; Salmo 50; Mateo 9, 14-15.
SABADO 28: Isaías 58, 9b-14; Salmo 85; Lc 5, 27-32.
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Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Homilia.com. “Claves de Lectio Divina” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS NIDAS Pbro. Lic. Gabriel MESTRE, Hno. Ricardo Grzona, frp.

Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785


Te esperamos los sábados 17:30 h.
para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico
Círculo Bíblico San José miencuentroconjesus@yahoo.com.ar

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