Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

domingo, 29 de marzo de 2009

Lecturasdel cuarto domingo de Cuaresma

Lecturas del 22/03/09 –Ciclo B–
4° domingo de cuaresma

«Sí, Dios amó tanto al mundo…»

Segundo libro Crónicas 36, 14-16. 19-23

Todos los jefes de Judá, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, imitando todas las abominaciones de los paganos, y contaminaron el Templo que el Señor se había consagrado en Jerusalén. El Señor, el Dios de sus padres, les llamó la atención constantemente por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su Morada. Pero ellos escarnecían a los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y ponían en ridículo a sus profetas, hasta que la ira del Señor contra su pueblo subió a tal punto, que ya no hubo más remedio.
Los caldeos quemaron la Casa de Dios, demolieron las murallas de Jerusalén, prendieron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Nabucodonosor deportó a Babilonia a los que habían escapado de la espada y estos se convirtieron en esclavos del rey y de sus hijos hasta el advenimiento del reino persa. Así se cumplió la palabra del Señor, pronunciada por Jeremías: «La tierra descansó durante todo el tiempo de la desolación, hasta pagar la deuda de todos sus sábados, hasta que se cumplieron setenta años.»
En el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del Señor pronunciada por Jeremías, el Señor despertó el espíritu de Ciro, el rey de Persia, y este mandó proclamar de viva voz y por escrito en todo su reino: «Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, el Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y él me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, de Judá. Si alguno de ustedes pertenece a ese pueblo, ¡que el Señor, su Dios, lo acompañe y que suba...!» Palabra de Dios.

Salmo 136
R. Que la lengua se me pegue al paladar
si no me acordara de ti.

Junto a los ríos de Babilonia, nos sentábamos a llorar, acordándonos de Sión. En los sauces de las orillas teníamos colgadas nuestras cítaras. R.

Allí nuestros carceleros nos pedían cantos,
y nuestros opresores, alegría: «¡Canten para nosotros un canto de Sión!» R.

¿Cómo podíamos cantar un canto del Señor en tierra extranjera? Si me olvidara de ti, Jerusalén, que se paralice mi mano derecha. R.

Que la lengua se me pegue al paladar
si no me acordara de ti, si no pusiera a Jerusalén por encima de todas mis alegrías. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso 2, 4-10

Hermanos: Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo -¡ustedes han sido salvados gratuitamente!- y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar con él en el cielo.
Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús.
Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios; y no es el resultado de las obras, para que nadie se gloríe.
Nosotros somos creación suya: fuimos creados en Cristo Jesús, a fin de realizar aquellas buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las practicáramos.
Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Juan 3, 14-21

Jesús dijo a Nicodemo: «De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.» Palabra del Señor.

Reflexión

Las lecturas de este cuarto domingo de Cuaresma son un canto de alegría al mostrarnos que el amor de Dios por nosotros no sólo lo manifestó en palabras, sino en obras, “Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.” Ese amor infinito de Dios ha recorrido un largo camino en la historia de la salvación, antes de llegar a expresarse en forma definitiva y última en Jesucristo. La primera lectura nos muestra en acción el amor de Dios de un modo sorprendente, como ira y castigo, para así suscitar en el pueblo el arrepentimiento y la conversión. La carta a los efesios resalta por una parte nuestra falta de amor que causa la muerte, y el amor de Dios que nos hace retornar a la vida junto con Jesucristo. En todo y por encima de todo, el amor de Dios en Cristo Jesús.

El texto evangélico de este domingo se puede subdividir en tres partes:
• Reflexión en torno al “levantar en alto” (versículos 14-15).
• Designio del amor de Dios por el mundo (versículos 16-17)
• Aceptación o rechazo del designio de amor de Dios por el mundo (versículos 18-21).

Reflexión en torno al “levantar en alto” trae a colación un episodio muy llamativo del Antiguo
Testamento en el Libro de los Números 21,4-9 donde ante la realidad del pecado y de las murmuraciones del pueblo, Dios manda unas serpientes abrasadoras (se alude, posiblemente, al ardor que causan cuando pican), mordían y provocaban la muerte de muchos. Cuando los miembros del pueblo reconocen su pecado y piden perdón, Dios les da como “remedio” que miren una serpiente de bronce colocada en el extremo de un mástil sostenido por Moisés.
Todo el que era mordido al mirar este signo quedaba curado. Así como el “remedio” de la Antigua Alianza fue mirar a la serpiente levantada en alto, en la Nueva Alianza el “remedio” será el Hijo del hombre levantado en alto que trae vida eterna a todo el que cree en Él. Juan recrea y profundiza de manera simbólica el episodio del Antiguo Testamento para referirlo a la crucifixión y glorificación de Cristo. Jesús muerto y resucitado será la “nueva medicina” para sanar la enfermedad del pecado y la muerte espiritual en el corazón de los hombres. Así como la serpiente era un signo de salvación que curaba a los que la miraban, la Cruz será signo de salvación para los que la contemplen.

Designio de amor de Dios por el mundo: nos revelan las verdaderas intenciones de Dios que tienen que ver con el amor. Dios no se queda en “palabras vacías” sino que realiza hechos concretos: Dios ama tanto al mundo que envía a su propio Hijo para que todos tengan vida eterna, para salvar y no para condenar a las personas. Que importante recuperar para nuestra experiencia religiosa este aspecto: Dios quiere que el mundo se salve, Dios no viene a condenar al mundo. Dios es Amor con mayúsculas y éstas y no otras son sus verdaderas intenciones. Recordémoslo siempre: el motivo del envío del Hijo es el amor…

Aceptación o rechazo del designio de amor de Dios por el mundo: No somos capaces, por nosotros mismos, de santificarnos o de salvarnos. Nuestra salvación depende primeramente de Dios. Pero el ser humano tiene su participación, la cual consiste en dar respuesta a todas las gracias que Dios nos ha dado y que sigue dándonos constantemente para ser salvados.
Se presentan las dos posibles respuestas de los hombres del mundo ante el designio y la propuesta de Dios: creer o no creer; la luz o la oscuridad; la verdad o la mentira; los mandamientos y las obras buenas o el pecado… Dios hace al hombre libre y el hombre elige de qué lado está, por qué se juega… De la determinación del hombre depende la salvación o la perdición. La fe y la incredulidad aquí se confrontan violentamente. La razón de la incredulidad son las “malas obras”, “lo malo”; por ello huye el pecador de la Luz. En la respuesta de fe se realiza el juicio mismo de Dios sobre cada uno de los hombres. Es aquí donde la responsabilidad y el buen uso de la libertad se ponen en juego…
Los cristianos estamos llamados a vivir siempre alegres, porque la esencia de nuestra vida está en el hecho de que Dios nos ha amado con un amor individual y personal, particularmente a cada uno de nosotros. Y Jesús no deja de amarnos, ni nos abandona, ni se olvida de cada uno de sus hijos, ni aún en los momentos de mayor ingratitud de nuestra parte ni cuando nos apartamos de sus enseñanzas y recorremos la vida por caminos diametralmente opuestos a los suyos.
Percibimos con claridad que el juicio final no está tan lejos. Tenemos que decidirnos, tenemos que elegir, tenemos que jugarnos en serio.

Preguntas para la meditación ¿Qué me dice?

Quién cree en Jesús, está libre de la condenación y ya nada tiene que temer, pero quien rehúsa creer, no tiene necesidad de ser condenado: ya lo está, y persiste en su condenación si no quiere reconocer al Único Hijo de Dios que sólo podría liberarlo. Y este es el mayor error que podemos cometer en la vida.
¿Qué sucede en el corazón humano para que no pueda descubrir en Jesucristo la sublimidad del amor de Dios?
¿Qué dificultades me impiden descubrir este tesoro: el egoísmo, la comodidad, las cruces que se nos presentan en la vida cotidiana, el odio o la indiferencia a lo que no sea el propio yo?

Para tener presente: en la teología del Evangelio de Juan ser elevado en la Cruz es ser al mismo tiempo Gloria y Exaltación del Hijo del Hombre. En este acontecimiento se revela la gloria del Padre, su entrega y su gran amor. En Juan la realidad histórica de la Cruz del Señor está ya “inundada” de la fuerza de la resurrección. De esta forma se puede entender que Jesús sea glorificado en el momento de la Cruz.

¿Soy capaz de mirar la Cruz del Señor desde la perspectiva de la glorificación y exaltación? ¿Me acerco a Él?

¿Comprendo que Dios realiza “el juicio” en función de mi respuesta? ¿Capto que el Señor no quiere condenarme pero va a respetar mi respuesta porque me hizo libre?

ORACIÓN ¿Qué le digo?

En la misa de este domingo, en la oración después de la Comunión rezamos:
“Oh, Dios, que alumbras a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestros corazones con la claridad de tu gracia a fin de que nuestros pensamientos te sean gratos y te amemos siempre con sinceridad...”
Dios nos ha dado, por la mediación de su Hijo, la vida divina. Podemos tener el corazón lleno de alegría, porque después de este tiempo de prueba tendremos la alegría sin fin que nos trajo Jesús, no por nuestros méritos, sino porque Él nos amó primero. Para poder gozar de esta dicha, el único requisito es abrir las puertas de nuestro corazón y dejarnos divinizar por Él. Amén

Lecturas de la semana:

LUNES 23: Isaías 65, 17-21; Salmo 29; Jn 4, 43-54.
MARTES 24: Ezequiel 47, 1-9. 12; Salmo 45; Juan 5, 1-3ª. 5-16.
MIERCOLES 25: “La Anunciación del Señor” Isaías 7, 10-14; 8, 10c; Salmo 39; Hebreos 10, 4-10; Lucas 1, 26-38.
JUEVES 26: Éxodo 32, 7-14; Salmo 105; Juan 5, 31-47.
VIERNES 27: Sabiduría 2, 1ª. 12-22; Salmo 33; Juan 7, 1-2. 10. 25-30.
SABADO 28: Jeremías 11, 18-20; Salmo 7; Juan 7, 7, 40-53.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Homilia.com. “Claves de Lectio Divina” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS NIDAS Pbro. Lic. Gabriel MESTRE, Hno. Ricardo Grzona, frp.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785

Te esperamos los sábados 17:00 h.
para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico.
Círculo Bíblico San José

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