Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 16 de octubre de 2010

XXVIII Domingo durante el año(C), "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".

Lecturas del 10-10-10

Segundo Libro de los Reyes 5,10.14-17.

Eliseo mandó un mensajero para que le dijera: “Ve a bañarte siete veces en el Jordán; tu carne se restablecerá y quedarán limpio”. Naamán bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio.
Luego volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar, se presentó delante de él y le dijo: "Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de tu servidor". Pero Eliseo replicó: "Por la vida del Señor, a quien sirvo, no aceptaré nada". Naamán le insistió para que aceptara, pero él se negó.
Naamán dijo entonces: "De acuerdo; pero permite al menos que le den a tu servidor un poco de esta tierra, la carga de dos mulas, porque tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses, fuera del Señor. Palabra de Dios.

Salmo 98(97)

R: El Señor reveló su victoria a los ojos de las naciones.

Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. R
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. R
Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. R

2ª Carta de San Pablo a Timoteo 2,8-13.

Querido hermano: Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico, por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor.
Pero la palabra de Dios no está encadenada.
Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con él, viviremos con él. Si somos constantes, reinaremos con él. Si renegamos de él, él también renegará de nosotros. Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo. Palabra de Dios.

Evangelio según San Lucas 17,11-19.

Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaria y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!". Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta
y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado". Palabra del Señor.

Reflexión:

LOS DIEZ LEPROSOS

En Israel la lepra era considerada como un castigo divino. De hecho la palabra original con que se denominaba la enfermedad de la lepra viene a significar “ser castigado por Dios”. Quienes contraían esta enfermedad eran vistos como personas “impuras”, tanto legal como religiosamente, y eran expulsados de la comunidad civil y del culto. Y así, los leprosos sufrían a la vez marginal moral, social y religiosa: vivían en lugares apartados, tenían estrictamente prohibido entrar en el pueblo, cuando iban por los caminos debían avisar para que nadie se les acercara, no podían participar en los actos de culto del pueblo, se les consideraba pecadores, etc. En todo caso, si la curación se producía, un sacerdote tenía que comprobarla y certificar con su palabra que era cierta. Se creía y esperaba que con la llegada del Mesías, en la nueva sociedad por Él inaugurada, desapareciera la lepra.
Por eso, las curaciones de leprosos hechas por Jesús anuncian que el reino de Dios ha llegado ya.
Lucas es el único evangelista que nos trae este relato de los diez leprosos. Pero, ¿Cuál es el mensaje que podemos descubrir en este texto evangélico?
El milagro es un signo palpable de la presencia liberadora de Dios y de la gratuidad de sus dones. Él nos da la vida, la salud, las oportunidades, no porque seamos buenos, puros u observantes o para que se lo agradezcamos, sino porque nos quiere. Su amor es desinteresado, no busca nada a cambio.

La actitud de agradecimiento es, sin embargo, importante. No porque Dios necesite de él para darnos una mano, sino porque ser agradecidos es una actitud básica de la persona nueva, de la comunidad inaugurada por Jesús, que nos ayuda a ser rectamente humildes, a liberarnos y a vivir como hijos y no como siervos. De hecho, sólo el samaritano –el agradecido- descubre la novedad que Jesús trae y queda totalmente liberado. Los otros nueve quedan liberados de la lepra, pero continúan agarrados por la Ley y religiosidad que divide y discrimina. Hasta que no se den cuenta, como el samaritano, de que la única forma de evitar toda clase de “lepra” es liberarse de la Ley que divide el mundo en sagrado y profano, puro e impuro, observantes y pecadores, buenos y malos, no podrán descubrir la novedad del reino de Dios inaugurado por Jesús.

El más necesitado, el doblemente marginal y pecador –por leproso y extranjero- es el único que muestra agradecimiento por lo que ha recibido. Y es que toda persona que se consideraba buena, que se aferra a la observancia y que pone en el cumplimiento de la Ley su salvación, no tiene nada que agradecer.
El discípulo que sigue creyendo en la validez de la Ley que discrimina, o sea que sigue teniendo una actitud fatalista ante la vida y los acontecimientos sociales y personales (“siempre ha sido así, siempre será así, esto no hay quien lo cambie”) es un leproso dentro de la comunidad. Una falsa religión ha metido en el corazón de muchos hombres y mujeres esa convicción fatalista. Pero este episodio de los diez leprosos nos muestra que la fe en Jesús de Nazaret rompe todo fatalismo. Somos libres. De nosotros depende la orientación que tome nuestra vida: “Levántate y vete”. Y si aún no somos libres, si la nuestra es una vida aplastada por el sufrimiento, la opresión, la norma, la marginación, la actitud fatalista lo único que hace es perpetuar esa situación. Sólo quien toma conciencia de su situación y se pone en camino con fe… queda limpio, libre y rehabilitado como persona.

Sólo la fe en Jesús nos salva totalmente. La última frase del relato no hace más que remachar el clavo: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado”. No es la observancia de la Ley lo que nos libera y nos hace miembros de una comunidad de Jesús sino la fe. El samaritano, curado de su lepra en el cuerpo, estaba allí postrado, permanecía inmovilizado, incapaz de seguir a Jesús a Jerusalén. Estaba con el corazón dividido por su doble adhesión, a Jesús y a su pasado personal. Jesús lo invita a salir, a hacer también él su éxodo personal. Y esta adhesión a Jesús lo salva ahora definitivamente.

Con frecuencia los cristianos nos hemos preocupado más de las exigencias éticas de la fe que de revitalizar nuestra relación gozosa con Dios. Por una parte, hemos insistido en el cumplimiento y la práctica religiosa, pero no hemos aprendido a celebrar con emoción a Dios como fuente amorosa de la vida. La queja dolorida de Jesús ante la ausencia los nuevos sanados, que se apropian de la salud sin que se despierte en su vida el agradecimiento y la alabanza entusiasta, no tiene que interpelar: “¿No ha habido quien vuelva para agradecerle a Dios, excepto este extranjero?”.
Cuando únicamente se vive con la obsesión de lo útil y de lo práctico, ordenándolo todo al mejor provecho y rendimiento, no se llega a descubrir la vida como regalo.
Cuando reducimos nuestra vida a ir consumiendo diversas dosis de objetos, bienestar, noticias, sensaciones, no es posible percibir a Dios como fuente de una vida más intensa y gozosa. Cuando vivimos creyendo en normas, ritos, fuerzas naturales, horóscopos, fatalismos, y hemos perdido nuestra libertad, es difícil descubrir a un Dios amoroso que nos ha creado libres e hijos. Los propios cristianos hemos perdido, en gran parte, esa admiración por Dios y sus obras. Celebramos la Eucaristía como la gran plegaria de acción de gracias a Dios, pero no nos nace del corazón pues nuestra vida está, de ordinario, vacía de alabanza. La queja de Jesús, lamentándose de la falta de agradecimiento de los leprosos curados por Él, podría estar dirigida a muchos de nosotros. Para el que de veras tiene fe en Jesús de Nazaret, la vida entera se convierte en acción de gracias; en acción de gracias audaz y entusiasta, porque se considera ser libre y liberado.

Pbro. Daniel Silva


Preguntas para la meditación:

¿Quiénes son las personas más pobres y marginadas (los actuales "leprosos") del entorno en que vivimos?
¿Cuál es nuestra acción concreta hacia estas personas marginadas?

¿Soy capaz de acercarme decididamente y “a los gritos” a Jesús, en medio de mi lepra?
¿Me animo a decirle a Jesús que tenga compasión de mí? ¿Me dejo “curar”, “sanar”, “limpiar” por Jesús Nuestro Señor?

¿Tengo fe y confianza de que el Señor realmente puede curarme?
LECTIO DIVINA:

¿Qué es?

La Lectio Divina más que un método de lectura y oración de la Biblia, es una experiencia de Dios, pues a partir del conocimiento del texto escrito, se busca la experiencia fundante que está como base de toda la revelación. En sí todo texto escrito es fruto de una experiencia vivencial del escritor sagrado que ha vivido y experimentado él o el pueblo, una experiencia de encuentro y conocimiento de Dios que lo ha marcado y ha tenido la capacidad de transmitir aquello que ha sido determinante en su vida o en el de la comunidad como ser, el descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos en la revelación explícita. Este hecho que ha sido impactante y que lo ha llevado a conocer al Señor que lo ha tocado y marcado, lo ha puesto por escrito. De ahí, que el texto en sí mismo es una experiencia de Dios, en la que el creyente al acercarse al texto escrito debería hacer su propia experiencia de Dios, partiendo del texto revelado, buscar el encuentro vivencial con el Señor.
La Lectio Divina más que un método de lectura de la Biblia es una EXPERIENCIA DE ENCUENTRO CON EL SEÑOR, pues, la dinámica interna de los pasos que sugiere no se agotan en el texto en sí, sino que lo transciende, haciendo que partiendo del texto escrito en la Biblia se busque el encuentro personal con el Señor. De ahí, que la Lectio Divina es una instancia para una experiencia espiritual, buscando rehacer y retomar la experiencia original del escritor sagrado actualizándola en la propia vida.
Este proceso de búsqueda del Señor es una experiencia mística, donde no entra únicamente lo intelectual, sino que es una experiencia de Dios en el hoy, aquí y ahora. De nada sirve conocer lo que han sentido y vivido otros personajes si uno mismo no es capaz de hacer esa experiencia. Es esto lo que posibilita y facilita la Lectio Divina, pues por medio de una lectura gradual del texto se va profundizando y adentrando en el mensaje que transmite buscando al Señor que se da a conocer por medio de esa revelación. Es por eso que la Lectio Divina no es simplemente un método de lectura, que se limita y agota en el texto escrito, sino que partiendo del texto de la Escritura favorece la búsqueda del Señor, siendo Él el sentido de toda la lectura y de la búsqueda del Señor.
La Lectio Divina como medio para la experiencia de Dios a partir de la Escritura, no se agota en el texto escrito, en sí, eso no es el fin del método, sino que partiendo del texto se busca al Señor, para encontrarlo vivo y presente en su Palabra escrita, para reconocerlo en su palabra viva en la vida de cada día. Y de este encuentro con el Señor, que siempre es un encuentro vivo y actual, que siempre es novedoso, que siempre tiene facetas y modos diferentes y únicos, se llega a la vida, que es el lugar donde se cataliza y se visualiza toda experiencia de Dios. (Continuará…) CEBIPAL

Avisos Parroquiales:

Viernes 15 de octubre: celebramos
Santa Teresa de Jesús.
Co-patrona de nuestra Diócesis.
Ver cartelera

Lecturas de la semana:

LUNES 11: Gálatas 4, 22-24. 26-27. 31--5; Salmo 112; Lucas 11, 2-32.
MARTES 12: Gálatas 5, 1-6, Salmo 118; Lucas 11, 37-41
MIERCOLES 13: Gálatas 5, 18-25; Salmo 1; Lucas 11, 42-46.
JUEVES 14: Éfesios 1, 1-10; Salmo 97; Lucas 11, 47-54.
VIERNES 15: Éfesios 1, 11-14; Salmo 32; Lucas 12, 1-7.
SABADO 16: Efesios 1, 15-23; Salmo 8; Lucas 12, 8-12.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Lectionautas. Servicio Bíblico Latinoamericano.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785

Te esperamos los sábados 15:30 h.
Para Compartir la Palabra de Jesús,
en la Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Dominico.
Círculo Bíblico San José

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