Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Primer Domingo de Adviento, “Estén prevenidos"

Lecturas del 28-11-10

Libro de Isaías 2,1-5.

Palabra que Isaías, hijo de Amós, recibió en una visión, acerca de Judá y de Jerusalén:
Sucederá al fin de los tiempos, que la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Todas las naciones afluirán hacia ella
y acudirán pueblos numerosos, que dirán; ¡Vengan, subamos a la montaña del Señor, a la Casa del Dios de Jacob! Él nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas". Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén, la palabra del Señor.
El será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra. ¡Ven, casa de Jacob, y caminemos a la luz del Señor!
Palabra de Dios.

Salmo 122(121): Canto de peregrinación. De David.

R: Vamos con alegría a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron: "Vamos a la Casa del Señor"! Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén. R

Allí suben las tribus, las tribus del Señor -según es norma en Israel- para celebrar el nombre del Señor. Porque allí está el trono de la justicia, el trono de la casa de David. R

Auguren la paz a Jerusalén: "¡Vivan seguros los que te aman! ¡Haya paz en tus muros y seguridad en tus palacios!". R

Por amor a mis hermanos y amigos, diré: "La paz esté contigo". Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios, buscaré tu felicidad. R

Carta de San Pablo a los Romanos 13,11-14.

Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertarse, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe.
La noche está muy avanzada y se acerca el día. Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz.
Como en pleno día, procedamos dignamente: basta de excesos en la comida y en la bebida, basta de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias.
Por el contrario, revístanse del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la carne. Palabra de Dios.

Evangelio según San Mateo 24,37-44.

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.
De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. Palabra del señor

Reflexión:

EL SEÑOR VIENE. ESTEMOS ATENTOS.

Los capítulos 24 y 25 constituyen el quinto y último discurso del Evangelio de Mateo, que suele llamarse discurso escatológico, porque nos habla de los últimos acontecimientos y definitivos, sobre el final de la historia y del mundo (eschaton=último, definitivo). Debido a que habla de la venida definitiva del Hijo del Hombre, con poder y gloria recibe, también, el nombre de discursos sobre la parusía (”parusía” significa “presencia” y equivale a la venida o manifestación gloriosa y definitiva del Señor). Otras veces, por el lenguaje e imágenes que usa, se le da el nombre de discurso apocalíptico (“apocalíptico” género literario en el que a través de visiones que hablan de tribulaciones y cataclismos cósmicos se nos revela la salvación y se proyecta ansiosamente la mirada hacia el futuro del que se espera llegue la liberación).

La finalidad del discurso escatológico no es describir el futuro sino orientar a los discípulos hacia él e invitarles a vivirlo en vigilancia. Jesús describe su venida definitiva como “la venida del Hijo del Hombre”.

Este domingo responde a la pregunta por el cuándo. El momento es incierto y llegará en medio de la normalidad, se nos dice. De ahí la insistencia de estar atentos, vigilantes y vivir con lucidez.

Vivir con lucidez es la principal recomendación de Jesús en su discurso sobre el retorno del Hijo del Hombre. Es una llamada a vivir atentos a los signos de los tiempos, a no dejarnos atrofiar por el activismo, la ligereza, la superficialidad y la incoherencia; a despertarnos a la fe con responsabilidad personal y social. Y es que el momento, por una parte incierto. “Nadie sabe nada… solo el Padre”, es una afirmación de continuo. Pero esta ignorancia sobre el día y la hora ha de conjugarse con la certeza de que el Hijo del Hombre vendrá en el momento más insospechado: llegará en medio de la normalidad, como el diluvio en tiempos de Noé sin señal alguna extraordinaria.

Los dos ejemplos que ilustran esta exhortación insisten en el descuido de los contemporáneos de Noé y del amo de la casa; en la llegada imprevista del diluvio y del ladrón, y en la ruina que provocan ambos acontecimientos. Lo mismo sucederá a la comunidad cristiana, si confiada en la tardanza de su Señor, se descuida y no vive en tensión de espera, en espera activa y comprometida.

A veces vivimos a la espera de algo extraordinario y sólo nos fijamos y estamos atentos a los acontecimientos que parecen romper la normalidad de la vida. Mientras tanto, nos afanamos por vivir y trabajar –como los contemporáneos de Noé que comían, bebían y se casaban, o los de Jesús que trabajaban en el campo o molían en casa- pero somos ajenos a lo que acontece desde Dios, a su juicio y a su venida en el diario vivir, a la verdadera historia de salvación. Vivimos y trabajamos, pero somos ajenos a la injusticia, al anhelo de paz, a los dolores de parto del mundo, a la insolidaridad, a la idolatría

“Estén en vela, estén preparados, vigilen” es la recomendación de Jesús. Esta actitud nada tiene que ver con el indagar curiosamente sobre el cómo y el cuándo; ni con un esperar pasivo que aguarda señales o acontecimientos sorprendentes. Y tiene mucho que ver con un estilo de vida que vive cada instante como don y señal de Dios; que se entera en la historia, de lo que acontece, y sabe discernirlo; que no se deja embaucar ni vive dormido ni ajeno a los signos de Dios. Es un vivir con lucidez, con hondura, tendiendo hacia el Reino, haciendo camino, madurando, acogiendo la salvación de Dios.

El vivir sin privaciones, la falta de compromisos duraderos, la perdida de horizonte, la incertidumbre ante el futuro, el desencanto político, la rigidez eclesial y otros factores, están haciendo nacer un hombre, una mujer, una persona sin metas ni referencias, espectadora pasiva de la historia, buscadora de su propia seguridad, individualista e insolidaria. Un ser humano que necesita escuchar urgentemente las palabras del Evangelio de hoy: “Vigilen, estén preparados.

Hay que vivir en esperanza y despertando en esperanza es nuestro llamado en este tiempo del Adviento. Es un programa de vida, un reto, una tarea. Minados por el pecado, la cobardía o la mediocridad, los cristianos nos encontramos sin fuerzas para generar esperanza, defraudando nuestra propia identidad y misión. Vivimos sin horizonte, sin futuro, sin objetivos adecuados. Más que gozar de nuestra liberación y esperar nuestra salvación y plenitud nos aferramos a lo que tenemos. La venida del Señor se nos presenta más como la de un ladrón que nos despoja que como la de un padre que nos plenifica. Y, sin embargo, lo que caracteriza al cristiano es una manera de enfrentarse a la vida desde la esperanza arraigada en Cristo. Se pierde esta esperanza lo pierde todo.

Esta esperanza no se basa en cálculos; no es el optimismo que puede nacer de unas perspectivas halagüeñas sobre el porvenir, tampoco se trata de un olvido ingenuo de los problemas. La esperanza cristiana es el estilo de vida de quienes se enfrentan a la realidad enraizada y edificada en Jesucristo. Sólo en la medida en que Cristo entra y orienta todas las dimensiones de nuestra vida, podemos decir que su venida es liberadora y salvadora. Sólo en la medida que Cristo tiene consistencia en nuestra vida podemos vivir de cara a Él, anhelando la plenitud.

A pesar de nuestros problemas y carencias vivimos en una sociedad que tiene la patología de la abundancia. Uno de sus efectos graves y generalizados es la frivolidad: la ligereza en el planteamiento de los problemas más serios de la vida; la superficialidad que lo invade todo. Este cultivo de lo frívolo se traduce, a menudo, en incoherencias fácilmente detectables entre nosotros.

Se descuida la educación ética o se eliminan los fundamentos de la moral, y luego nos extrañamos por la corrupción de la vida pública. Se invita a la ganancia de dinero fácil, y luego nos lamentamos de que se produzca fraudes y negocios sucios. Se educa a los hijos en la búsqueda egoísta de su propio interés, y más tarde nos sorprende que se desentiendan de sus padres ancianos. Cada uno se dedica a lo suyo, ignorando a quien no le sirva para su interés o placer inmediato, y luego nos extrañamos de sentirnos terriblemente solos. Se trivializan las relaciones extramatrimoniales, y al mismo tiempo nos irritamos ante el sufrimiento inevitable de los fracasos y rupturas de los matrimonios. Nos alarmamos ante esa plaga moderna de la depresión, pero seguimos fomentando un estilo de vida agitado, superficial y vacío. Nos sentimos amenazados por las cifras corrientes del desempleo y al mismo tiempo nos aferramos a nuestro puesto de trabajo y hasta metemos horas extras por conservarlo. Hablamos de justicia y solidaridad, pero son pocos los que se replantean su estilo de vida y status social.

De la frivolidad sólo es posible liberarse despertando, reaccionando con vigor y aprendiendo a vivir de manera más lúcida. Éste es precisamente el rito del Evangelio de hoy; “vigilen, velen, estén preparados”. Nunca es tarde para escuchar la llamada de Jesús a vivir vigilantes, despertado de tanta frivolidad y asumiendo la vida de manera más responsable.
Pbro. Daniel Silva.

Preguntas para la meditación

 ¿En el hoy, aquí y ahora, me siento como las personas de la generación de Noé que “viven” su existencia como si nada fuese a pasar? O ¿Vivo mi tiempo como un camino de salvación en el que debo prepararme? ¿Tengo conciencia que la venida del Señor a mi vida se va a dar inexorablemente sea antes o después?

 El adviento nos alerta sobre un caminar iluminado por la esperanza del encuentro con Dios, nos invita a considerar nuestra vida como un caminar que no podemos sobrellevar sino con la fuerza de la esperanza. ¿Cuál es el peso de la esperanza en mi vida?
Lectio Divina:
CONTEMPLACIÓN ¿qué me hace decirle al Señor?

La CONTEMPLACIÓN es en sí misma la oración más profunda y personal. Allí ya no entra solo el saber y el conocer cosas de la Biblia, sino que es el encuentro personal y directo con el Señor. Ahí ya no cuenta la información que se posea, sino cómo se utiliza todo eso que se sabe de Dios, ya no para hablar del Señor sino CON Él.
En la CONTEMPLACIÓN se parte del texto que se leyó y se meditó, todo aquello que se ha dicho, que se ha escuchado, que se ha conocido ahora sirve de medio para hablarle al Señor de corazón a corazón. La CONTEMPLACIÓN es buscar que la experiencia que ha tenido el escritor sagrado al comunicarnos el texto revelado que eso se actualice en uno mismo a partir de lo que fue conocido.
La CONTEMPLACIÓN es anticipo de la eternidad, pues según Jn 17, 3 “…la vida eterna es que te conozcan a ti, Padre eterno y a tu enviado…”. Es esto lo que se busca en la contemplación conocer en profundidad a Aquel que da sentido a todo lo que creemos.

CÓMO hacer la CONTEMPLACIÓN.

CENTRARSE EN JESÚS. Nuestro interés básico y fundamental es conocer al Señor Jesús, lo que hace, lo que dice, lo que siente, cómo actúa y su manera de relacionarse con el Padre y con la gente. Es por esto, que después de reflexionar sobre el pasaje, debemos parar y mirar al Señor Jesús, buscar fijarse solo en Él. Ver lo que el texto dice sobre lo que hizo o dijo. Si el texto menciona algún detalle, jerarquizarlo. Pero centrarse en Él y mirarlo fijamente, acompañarlo si va caminando, escucharlo de cerca y buscar fijarse en sus ojos para ver su corazón.

VISUALIZAR. En la meditación entra la razón y la inteligencia, en la CONTEMPLACIÓN, la imaginación y la sensibilidad a lo espiritual. Queriendo conocer al Señor, detenerse, utilizar todos los recursos que se disponga para visualizar el pasaje que se está reflexionando. Ver los detalles, situarse en el momento y en el cuándo se realiza. Ser uno más de los que están con el Señor, colocarse uno a su lado, mirarlo, verlo, escucharlo, prestar atención a sus palabras. Mirarle al Señor, fijarse en sus ojos, dejar que Él nos mire a cada uno de nosotros, quedarse en el silencio de una mirada penetrante que llega hasta lo más hondo del ser de uno mismo.

COLOQUIO. Estando en esa situación de mutua mirada, siendo inundados por el amor que el Señor da, buscar el diálogo con Él, el coloquio de corazón a corazón. A partir de aquello que fue dicho, que eso sirva para ir más allá del texto, ser capaces de interrogar y conocer al Señor, preguntarle sobre lo que siente, el porque hace lo que hace o dice lo que dice. Compartir con Él lo que uno siente ante esa situación, lo que piensa de lo que Él dijo o hizo y que eso genere el diálogo con Él, hablarle, contarle, preguntarle, pero a su vez darle tiempo para que Él responda y se dé a conocer, y allí está la oración del silencio, del escuchar, del prestar atención, de oír al Señor en lo más profundo del corazón, donde solamente lo pueden oír los que lo quieren oír, pues Él habla en el fondo del alma y su voz es clara para aquellos que tienen el corazón abierto. A esto se le llama CONTEMPLACIÓN. (Continuará).

CEBIPAL

Lecturas de la semana:

Lunes 29: Isaías 2, 1-5; Salmo 121; Mateo 8, 5-11.
Martes 30: Romanos 10, 9-18; Salmo 18; Mateo 4, 18-22.
Miércoles 1: Isaías 25, 6-10; Salmo 22; Mateo 15, 29-37.
Jueves 2: Isaías 26, 1-6; Salmo 117; Mateo 7, 21.24-27.
Viernes 3: Isaías 29, 17-24; Salmo 26; Mateo 9, 27-31.
Sábado 4: Isaías 30, 19-26; Salmo 146; Mateo 9, 35--10,1. 6-8.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Lectionautas.

Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785

Te esperamos los sábados 15:30 h.
Para Compartir la lectura y meditación de la Biblia, en la Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Dominico.

Círculo Bíblico San José

http://miencuentroconjesus1.blogspot.com/
miencuentroconjesus@yahoo.com.ar

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