Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Septiembre, mes de la Biblia

La Ley del Señor, luz y guía de la vida
Salmo 119, 97 – 112

¡Cuánto amo tu ley, todo el día la medito! Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, porque siempre me acompañan.
Soy más prudente que todos mis maestros, porque siempre medito tus prescripciones.
Soy más inteligente que los ancianos, porque observo tus preceptos.
Yo aparto mis pies del mal camino, para cumplir tu palabra.
No me separo de tus juicios, porque eres tú el que me enseñas.
¡Qué dulce es tu palabra para mi boca, es más dulce que la miel!
Tus preceptos me hacen comprender: por eso aborrezco el camino de la mentira.

Tu palabra es una lámpara para mis pasos, y una luz en mi camino.
Hice el juramento y lo sostengo de cumplir tus justas decisiones.
Estoy muy afligido, Señor: vivifícame, conforme a tu palabra.
Acepta, Señor, las ofrendas de mis labios, y enséñame tus decisiones.
Mi vida está en constante peligro, pero yo no me olvido de tu ley.
Los pecadores me tienden una trampa, pero yo no me aparto de tus preceptos.
Tus prescripciones son mi herencia para siempre, porque alegran mi corazón.
Estoy decidido a cumplir tus preceptos, siempre y a la perfección. 
                                                                                           (Biblia del Pueblo de Dios)

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