Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

jueves, 24 de marzo de 2022

Jueves 24 de marzo, Lc 11, 14-23

 
 «Si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a ustedes el Reino de Dios» 

Hoy, en la proclamación de la Palabra de Dios, aparece la figura del diablo: «Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo» (Lc 11,14), cuesta aceptarlo pero el mal existe y tiene raíces profundas en mi ser que me cuesta eliminarlas del todo y recuerdo otro versículo “Porque del corazón del hombre salen las intenciones malas” (Mt 15,19).  

Cristo ilumina mi existencia. La luz que se desprende de su Palabra me hace ver el camino a seguir. Con él o contra él; recoger con él o sin él dispersar. Acepto estar en comunión con él.  

Es bueno que medite que acciones mías provocan cosas que lastiman a otros (odio, rencor, envidia, indiferencia, divisiones, distanciamiento…) y me alejan del camino de Dios. Me pregunto: ¿pongo lo necesario para que el Señor expulse el mal de mi interior? ¿Colaboro suficientemente en este “expulsar”? ¿Qué otro signo necesito? 

Ref. Dominicos.org; Engeli.net 

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