Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

jueves, 6 de abril de 2023

Adoración al Santisimo Sacramento, Jueves Santo: segunda parte.

 
 5) Meditamos:

Getsemaní es la noche triste de Jesús, la hora crítica. Una hora que duró una eternidad. Jesús entró en agonía y su agonía traspasa los siglos.

Getsemaní es noche oscura, es soledad.

Getsemaní es ceguera e ingratitud de los amigos.

Getsemaní es angustia, es silencio.

Getsemaní es tristeza de muerte, es súplica desgarrada.

Getsemaní es lucha con Dios, hasta dejarse vencer, es cercanía de algún ángel bueno.

Getsemaní es victoria del sí, del sí que nos salva. 

En Getsemaní, te vimos con un sudor de sangre, causa de la angustia en que estabas sumido. Se diría que era el alma el que sudaba, sangre de las venas del alma. Los aspectos dolorosos de la pasión nos oprimen, nos conmueven, pero hay también aspectos amorosos donde Dios nos hace saber que su ternura y misericordia son eternas. 

Tu misericordia, Señor, es lo más fuerte.

Tu misericordia, Señor, sostiene al mundo.

Tu misericordia, Señor, es infinitamente más grande que el abismo de nuestras miserias. Tu misericordia, Señor, no tiene límite, ni fondo.

Tu misericordia, Señor, es nuestra esperanza.

Tu misericordia, Señor, es lo que nos salva. 

Pero Getsemaní no fue; Getsemaní es, sigue existiendo y en algunos casos está a nuestro lado, aunque no queramos verlo.

Getsemaní está: En todo aquel que sufre dolores en su cuerpo o angustia en su alma.

En aquel que está discriminado y excluido socialmente.

En el que está crucificado en una cama o una silla de ruedas.

En el que fracasa una y otra vez.

En el torturado o injustamente encarcelado.

En el desocupado porque no encuentra trabajo.

En el que vive en la miseria a causa de la injusticia y la corrupción, en los chicos desnutridos y en los ancianos olvidados.

En el que lucha por liberarse de sus dependencias.

En la mujer esclavizada y utilizada.

En el que ha perdido la ilusión y la esperanza.

En el niño prostituido, que ya no ríe, pero también en el ser abortado que ya no vivirá. 

Señor Jesús: sabemos que tocas nuestro corazón en la hora difícil, para que nadie se sienta solo en la noche triste, para que todos encuentren la mano amiga en los momentos de crisis, que tu debilidad nos haga fuertes y tu oscuridad encienda nuestra fe. 

6) Canción: Salmo 18        

Yo te amo, Señor mi fortaleza, mi roca, mi baluarte, mi liberador, la peña en que me amparo, mi escudo y mi fuerza, mi salvador.   

En el templo se escuchó mi voz, clamé por Ti en mi angustia, extendiste tu mano y no caí, no caí. 

Tu poder del enemigo me libró. Las olas de la ... 

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