1 Salmo de David.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
2 El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas
3 y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
4 Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza.
5 Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.
6 Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo.
"Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en ti. Te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de ti. Te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad. Te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por ti. Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres tú, como tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras. (Papa Clemente IX)
No hay comentarios:
Publicar un comentario