Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

viernes, 7 de agosto de 2009

Domingo 19 durante el año « El que coma de este pan vivirá eternamente… »

Lecturas del 9/08/09 Ciclo B

Domingo 19° Durante el año


« El que coma de este pan vivirá eternamente… »


Lectura del primer libro de los Reyes 19,1-8

Ajab contó a Jezabel todo lo que había hecho Elías y cómo había pasado a todos los profetas al filo de la espada. Jezabel envió entonces un mensajero a Elías para decirle: “Que los dioses me castiguen si mañana, a la misma hora yo no hago con tu vida lo que tú hiciste con la de ellos”. Él tuvo miedo, y partió en seguida para salvar su vida. Llegó a Berseba de Judá y dejó allí a su sirviente. Luego caminó un día entero por el desierto, y al final se sentó bajo una retama. Entonces se deseó la muerte y exclamó: « ¡Basta ya, Señor! ¡Quítame la vida, porque yo no valgo más que mis padres!» Se acostó y se quedó dormido bajo la retama. Pero un ángel lo tocó y le dijo: « ¡Levántate, come!» El miró y vio que había a su cabecera una galleta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió, bebió y se acostó de nuevo.

Pero el Angel del Señor volvió otra vez, lo tocó y le dijo: « ¡Levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar!»
Elías se levantó, comió y bebió, y fortalecido por ese alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb. Palabra de Dios.

SALMO 33

R. ¡Gusten y vean que bueno es el Señor!

Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. R

Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: él me respondió y me libró de todos mis temores. R

Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.

El Angel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se refugian! R.

Carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso 4, 30-5, 2

Hermanos: No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para el día de la redención. Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo.

Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos. Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios.

Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Juan 6, 41-51

Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo.» Y decían: « ¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: "Yo he bajado del cielo?"» Jesús tomó la palabra y les dijo: «No murmuren entre ustedes. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre.
Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera.
Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo.» Palabra del Señor.

Reflexión:

La liturgia de este domingo nos presenta la tradición cristiana que ha tomado la imagen del pan que da fuerza y vida para seguir andando, como figura de la eucaristía. Jesús mismo, se identifica en el evangelio de hoy con ese Pan que da la Vida.

En la primera lectura del libro de los Reyes, se muestra a Elías que era el único profeta de Dios que se había librado de la muerte a manos de Jezabel, la esposa del rey de Israel, que adoraba a Baal, Dios de los cananeos. Elías debió escapar por las amenazas de muerte, tiene miedo y huye.

La narración del primer libro de los Reyes está sumamente cuidada y llena de detalles que hacen de esta simple huida algo más profundo y simbólico. Para empezar, las alusiones al desierto, a los padres, a los cuarenta días y cuarenta noches de camino, al alimento, al monte de Dios, son demasiado claras y numerosas como para no reconocer en el camino de Elías el camino inverso al que realizó Israel en el éxodo. No se trata sólo de una huida; también hay una búsqueda de las raíces que terminará en un encuentro con Dios. También los grandes héroes como Elías y Moisés (cf. Núm. 11,15) han sentido nuestra debilidad. Elías, desanimado del resultado de su ministerio huye porque «no es mejor que sus padres» en el trabajar por el reino de Dios y es mejor reunirse con ellos en la tumba (v.4). Cuando el hombre reconoce su debilidad, entonces interviene la fuerza de Dios (2Cor 12,5.9). Con el pan y el agua, símbolos del antiguo éxodo, Elías realiza su propio éxodo (símbolo de los cuarenta días, v.8) y llega al encuentro con Dios. Tal como está narrado en este episodio Elías nos habla del camino, de los empeños, de las tareas demasiado grandes para hacerlas con las propias fuerzas y de la necesidad de caminar apoyados en las fuerzas del alimento que nos mantiene.

En el capítulo 6 del Evangelio según san Juan los versículos del 22 al 59 son denominados como el discurso del Pan de Vida. En estos, Jesús reflexiona sobre su identidad, sobre la fe y sobre la Eucaristía. Lo hace de manera concéntrica en medio de un diálogo y una confrontación con sus interlocutores judíos. Los temas van y vienen. Se abordan los mismos tópicos pero desde diversas perspectivas.

Un “ensayo” de subdivisión temática podría ser este: versículos 24 al 35: Identidad de Jesús y el “nuevo” maná. Lo compartimos el domingo pasado. Versículos 41 al 51: Fe, Eucaristía y “murmuración”. Lo compartiremos este domingo.

Versículos 51 al 59: Carne y Sangre, Vida Eterna y Eucaristía. Lo compartiremos el próximo domingo.

Reflexionamos sobre v. 41 al 51. Es obvio que a los judíos les cuesta aceptar que Jesús viene del cielo, dado que conocen su aparente origen, conocen a su familia aquí en la tierra. Nadie lo vio descender del cielo y su vida es como la de cualquier otro hombre de aquí.

Para poder descubrir a Jesús como el Pan que desciende del Cielo es necesario tener fe. La fe no es “sentir a Dios”, no es solo “rezar mucho”. La fe es aceptar y recibir a Dios, confiar profundamente en Él y recibir todo lo que nos enseña y nos da a conocer. Tener fe es apoyarse en Dios como lo más firme y definitivo de la vida. Los ojos humanos sólo ven al hombre, Jesús de Nazaret; los ojos de la fe ven también en este hombre al mismo Dios y Señor que viene a rescatar a su pueblo.

Aparece en el relato el verbo “murmurar”. Este es un verbo que aparece muchas veces en los primeros libros del Antiguo Testamento para representar la actitud del pueblo de Dios que desconfía de Él en el camino del desierto. Mientras van de camino experimentan hambre y sed, sus necesidades no son satisfechas y comienzan a “murmurar” en contra del Dios que les ha regalado la libertad. El verbo tiene el mismo sentido en nuestro relato, los judíos no confían y murmuran en contra de Jesús que no es ni más ni menos que el Mesías esperado que viene a salvarlos.

En el final de este texto la fe se presenta como alimento y se entrelaza también a Jesús como alimento en perspectiva de Eucaristía, de Pan Vivo bajado del cielo para saciar el hambre más profunda del corazón del hombre.

Los frutos de la Eucaristía. En primer lugar, la Eucaristía acrecienta nuestra unión con Cristo. Recibiendo la comunión, recibimos al mismo Cristo y estrechamos nuestros lazos de amor y de unión con él.

En segundo lugar, la Eucaristía nos separa del pecado, a nosotros que tan fácilmente nos vemos inclinados a él. Cristo Eucaristía borra nuestros pecados veniales, haciéndonos capaces de romper los lazos desordenados con las criaturas. Cristo Eucaristía nos preserva de futuros pecados mortales, porque nos hace experimentar la dulzura de su amistad.

Cristo Eucaristía nos hace Iglesia, es decir, nos da conciencia de estar unidos en la fe de la Iglesia y de ser todos hermanos porque todos nos alimentamos con un mismo Pan.

Cristo Eucaristía nos pide un compromiso en favor de los pobres, para demostrar con la vida nuestra fraternidad y para hacer visible entre los hombres que el amor a Dios y a Jesucristo no sólo no nos exime, sino que nos lleva a amar a los más necesitados.

Cristo Eucaristía es, finalmente, prenda de la gloria futura o, como dice san Ignacio de Antioquía, remedio de inmortalidad.

La Eucaristía no da frutos de modo automático, aunque su eficacia provenga no del hombre, sino del sacramento. Como todo don divino fructifica sólo en la tierra de la fe y del amor. Si somos pobres de fe y de amor, pidamos al Señor que acreciente en nosotros las virtudes teologales. Si tenemos dudas sobre los frutos de la Eucaristía, estemos seguros de que nuestra fe y nuestro amor no son todavía lo suficientemente grandes para hacer florecer y fructificar en nosotros el cuerpo y la sangre de Cristo. La eucaristía tiene en sí toda la fuerza de Dios, somos nosotros con nuestra pequeñez, con nuestro orgullo, con nuestra poca fe los que impedimos a la fuerza de Dios que se manifieste en nuestras vidas. Digamos al Señor con toda el alma: "Señor Jesús, creo en la Eucaristía, aumenta mi fe", "Señor Jesús, amo la Eucaristía, aumenta mi amor". Pidamos al Señor una fe y un amor gigantes, para que en nuestra vida se haga verdad la eficacia de la Eucaristía y así ser testimonio vivo de esa eficacia en nuestro ambiente de familia y de trabajo. Es éste también un momento muy propicio para examinar nuestro fervor eucarístico, cómo participamos en la misa, cómo y con qué frecuencia recibimos a Jesucristo en la comunión, qué resonancia tiene la comunión en nuestra conducta diaria.

Preguntas para la meditación: ¿Qué me dice?

Hoy también hay mucha gente, a la que como a Elías le gana el desaliento. No es fácil anunciar la Palabra de Dios y denunciar la injusticia. El hombre se expone, y puede tener miedo, pero nunca debe olvidar que Dios no abandona a sus hijos. La Eucaristía nos da el alimento, la fuerza necesaria para cumplir con nuestra misión.

La experiencia de Elías es nuestra propia experiencia ¿Cuáles son hoy nuestros miedos, cansancios y agobios en nuestro peregrinar cristiano?

¿Busco a Dios Vivo, hambriento de sabiduría? ¿O me entretengo con alimentos que no sacian?

¿Acepto que creer en Jesús es comer el Pan del Cielo para nunca más estar separado de Dios?

La fe, es descubrir el rostro de Dios en medio de los millones de rostros humanos, es descubrir que la historia de la salvación está dentro de la historia humana, de esa historia humana con manifestaciones maravillosas y también con sus aberraciones.

Cuando nos dicen que las misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, son fundamentalmente contemplativas, nos parece extraño. Pero ellas aclaran que su contemplación, "comienza" en la Eucaristía. Como Cristo se ofrece realmente en el sacrifico de la Misa y está "realmente" presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía, ellas, pueden tocarlo en los hermanos y hermanas de la humanidad entera. La Madre Teresa descubría el vínculo entre estas dos formas de presencia de Cristo en este mundo, y decía que la primera -la Eucaristía- es la fuente de la segunda -los hermanos-.

Trabajar "con" y "para" los hombres, es adorar a "Aquel" que se hizo hombre para que los hombres puedan compartir la vida divina.

¿Comulgo con la esperanza cierta de que Dios quiere que todas sus criaturas tengan vida y vida en abundancia?

¿Qué estoy haciendo hoy para que las personas que conozco puedan tener y gozar de esta vida que trae Jesús?

ORACIÓN:

Pidamos hoy al Señor que alimentados por el Pan de Vida, podamos encontrarlo también en los hermanos.

Lecturas de la semana:

LUNES 10: 2Cor. 9, 6-10; Sal. 111; Jn. 12, 24-26.

MARTES 11: Deut. 31, 1-8; Sal. Deut. 32, 3-4.7.8.9 y 12; Mt. 18, 1-5, 10. 12-14.

MIERCOLES 12: Deut. 34, 1-12; Sal. 65; Mt. 18, 15-20.

JUEVES 13: Jos. 3, 7-10ª. 11. 13-17.; Sal. 113a; Mt. 18, 21-19, 1.

VIERNES 14: Jos. 24, 1-13; Sal 135; Mt. 19, 3-12.

SABADO 15: Ap. 11, 19ª; 12, 1-6ª. 10ab; Sal 44; 1Cor. 15, 20-27ª; Lc. 1, 39-56.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Homilia.com. “Claves de Lectio Divina” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS NIDAS Pbro. Lic. Gabriel MESTRE, Hno. Ricardo Grzona. Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos llego por e-mail:

San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Lucas, 22

¿Cómo podía ser que el hombre que permanecía sujeto a la tierra y sometido a la muerte, pudiera tener de nuevo acceso a la inmortalidad? Era necesario que su carne se hiciera partícipe del poder vivificante que reside en Dios. Ahora bien, el poder vivificante de Dios Padre, es su Palabra, es el Hijo Único; es él el que nos ha enviado como Salvador y Redentor...

Si echas un pedazo pequeño de pan en aceite o en agua o en vino, rápidamente se va a impregnar de sus propiedades. Si pones el hierro en contacto con el fuego, muy pronto estará lleno de su energía y, a pesar de nos ser fuego por naturaleza, pronto aparecerá semejante al fuego. Así pues, el Verbo vivificante de Dios al unirse a la carne que él se apropió, la convirtió en vivificante.


.....Era necesario que viniera a nosotros de la manera propia de Dios, por el Espíritu Santo y que, en cierta manera, se mezcle con nuestros cuerpos a través de su santa carne y su sangre preciosa que, en el pan y el vino, recibimos como bendición vivificante... En efecto..., Dios manifestó su gran condescendencia hacia nuestra debilidad y puso en los elementos del pan y del vino toda la fuerza de su vida y éstos llevan en sí toda la energía de su propia vida. No dudes, pues, en creerlo puesto que el mismo Señor ha dicho claramente: «Esto es mi cuerpo» y «Esta es mi sangre».

EDD

Agustín dijo...

Hoy empiezo una semana con la fortaleza de poder decir Jesús en vos confío.
Las lecturas de este domingo me permiten re descubrir en el profeta Elías que en la adversidad no estamos solos, y que mas allá del alimento físico necesitamos para vivir nuestro alimento espiritual, para mantenernos firmes en el camino que nos lleva tanto a descubrir la verdad, como vivir en ella.
Para ello veo que mi encuentro con Dios (en su Palabra, en la Eucaristía, en el testimonio de la gente que me rodea), es el que me renueva constante mente y me permite tener la esperanza de una vida que valga la pena vivirla, valorando la libertad que Dios me dio para poder seguir su camino.
Ven Espíritu Santo guíame y acompáñame en mi peregrinar.

Anónimo dijo...

Que dificil que es mantenerse lejos del prejuicio, no se si yo puedo reconocer a Jesús en mi prójimo o primero y por las dudas estoy a la defensiva y supongo conocer a alguien solo por su apariencia.
Esto me aleja del Señor y me va a mantener en el desierto hasta que aprenda, como debe ser.
Señor Jesús, dejame participar del Pan de Vida, iluminando el camino para que pueda ver claramente a mis hermanos. En Vos confío
Angel