Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

domingo, 2 de agosto de 2009

Domingo 18 durante el año, « Yo soy el pan de Vida »

Lecturas del 2/08/09 –Ciclo B–
Domingo 18° Durante el año

« Yo soy el pan de Vida »

Lectura del libro del Éxodo 16, 2-4. 12-15

En el desierto, los israelitas comenzaron a protestar contra Moisés y Aarón. «Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto, les decían, cuando nos sentábamos delante de las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Porque ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea.» Entonces el Señor dijo a Moisés: «Yo haré caer pan para ustedes desde lo alto del cielo, y el pueblo saldrá cada día a recoger su ración diaria. Así los pondré a prueba, para ver si caminan o no de acuerdo con mi ley.
Yo escuché las protestas de los israelitas. Por eso, háblales en estos términos: "A la hora del crepúsculo ustedes comerán carne, y por la mañana se hartarán de pan. Así sabrán que yo, el Señor, soy su Dios."»
Efectivamente, aquella misma tarde se levantó una bandada de codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana siguiente había una capa de rocío alrededor de él. Cuando esta se disipó, apareció sobre la superficie del desierto una cosa tenue y granulada, fina como la escarcha sobre la tierra. Al verla, los israelitas se preguntaron unos a otros: « ¿Qué es esto?» Porque no sabían lo que era. Entonces Moisés les explicó: «Este es el pan que el Señor les ha dado como alimento.» Palabra de Dios.

SALMO 77

R. El Señor les dio como alimento un trigo celestial.

Lo que hemos oído y aprendido, lo que nos contaron nuestros padres, lo narraremos a la próxima generación: son las glorias del Señor y su poder. R.

Mandó a las nubes en lo alto y abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos el maná, les dio como alimento un trigo celestial. R.

Todos comieron un pan de ángeles, les dio comida hasta saciarlos. Los llevó hasta su Tierra santa, hasta la Montaña que adquirió con su mano. R.

Carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso 4, 17. 20-24

Hermanos: Les digo y les recomiendo en nombre del Señor: no procedan como los paganos, que se dejan llevar por la frivolidad de sus pensamientos. Pero no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo, si es que de veras oyeron predicar de él y fueron enseñados según la verdad que reside en Jesús. De él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad. Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Juan 6, 24-35

Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo llegaste?» Jesús les respondió: «Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello.» Ellos le preguntaron: « ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?» Jesús les respondió: «La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado.»
Y volvieron a preguntarle: « ¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo.»
Jesús respondió: «Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo.»
Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.»
Palabra del Señor.

Reflexión:

La primera lectura, del Éxodo, nos recuerda cómo el desierto es la carencia de todo. A toda persona le llega de vez en cuando su desierto: la situación crítica en la que parece que no se encuentran soluciones de ayuda para sobrevivir a tan crítico momento. En el desierto el Pueblo de Dios aprende a experimentar la condición de “pobre”, de “necesitado de todo” del auxilio de Dios. Esto le será útil para el crecimiento de su fe y de su esperanza en las ayudas milagrosas. En la península del Sinaí hay un arbusto llamado “tamarisco” que produce una secreción dulce que gotea desde las hojas hasta el suelo. Por el frío de la noche se solidifica y hay que recogerla de madrugada antes de que el sol la derrita. ¿Sería esto lo que Dios le proporcionó a su pueblo, multiplicándolo claro está, de manera prodigiosa? Lo cierto es que los israelitas consideraron siempre la aparición de este alimento como una demostración de la intervención milagrosa a favor de su pueblo. Lo llamaron “maná”, porque los niños al comerlo preguntaban: “¿qué es esto?, “lo que en su idioma se dice: “Man-ah?”. También es llamado por los salmos “pan del cielo” (Sal. 78) y el libro de la Sabiduría dice que, “se transformaba según el deseo de cada uno” (Sab.16,20-21). Jesús dirá que el Verdadero Pan bajado del cielo será su cuerpo y su sangre. O sea que este maná milagroso del desierto era un símbolo y aviso de lo que iba a hacer Dios más tarde con sus elegidos, dándoles como alimento el cuerpo de su propio Hijo divino.
En el Evangelio según San Juan continuamos leyendo el capítulo 6, tomando la primera parte del llamado discurso Pan de vida: La gente, que quedó sorprendida por la multiplicación de los panes y de los peces obrada por el Señor, busca febrilmente encontrase con el Señor y logran hallarlo del otro lado del lago. En el momento que se encuentran, las palabras del Maestro revelan con claridad la actitud superficial de los que lo buscan. El Señor les reprocha que lo busquen porque están satisfechos por lo que comieron y no porque hayan comprendido el signo de la multiplicación de los panes y los peces. Les aconseja entonces que no se preocupen tanto por la comida que se acaba sino por la que es duradera y da vida eterna, la “comida” que da Jesús. Pareciera que la gente está interesada en lo que el Señor les dice y por eso le preguntan qué es lo que deben hacer. Jesús les contestará decididamente que lo que Dios quiere es que crean en Él, el Hijo que ha enviado el Padre de los Cielos.
Pero el pueblo le pide un signo que acredite que esto es así… Una vez más queda en evidencia que no han comprendido el sentido de la multiplicación de los panes y los peces. Siguen dialogando y después de algunas idas y vueltas el Señor se terminará revelando como el pan que da vida. El que confíe en Jesús nunca más tendrá hambre ni sed.
La pedagogía del Señor ha llevado a la gente desde la necesidad del pan material de cada día a la capacidad de levantar los ojos y poder descubrir un “pan espiritual” que sacie los anhelos más profundos del corazón.
Si bien ya se pueden esbozar aspectos eucarísticos, en esta parte del discurso del Pan de Vida, todavía no se encara de lleno como se hará en los próximos versículos. Aquí el acento está puesto en Jesús como Pan para todos los que creen, los que tienen fe en su poder como el Hijo de Dios entre los hombres.

El discurso del pan de vida se desenvuelve en tres afirmaciones lógicamente sucesivas, y la primera que presenta este texto es: el real o verdadero “pan del cielo” no es el maná dado una vez por Moisés, contrariamente a lo que la gente pensaba (v.31), es literalmente el pan que ha bajado del cielo. Dios, no Moisés, es quien da este pan (v.32). Jesús ha realizado signos para revelar el sentido de su persona (domingo anterior), pero la gente sólo lo ha entendido en la línea de sus necesidades materiales (6,26.12).

Jesús ha querido llevarnos a la comprensión de su persona, porque sólo a través de la fe pueden entender quien es Él y sólo así podrá donarse a ellos como comida: pero para hacer esto es necesario trabajar o procurar por un alimento y una vida que no tienen término y que son dones del Hijo del hombre (v.27). Los judíos piensan de inmediato en las obras (v.28; Rm 9,31-32), pero Jesús replica que sólo una obra deben cumplir: creer en él (v.29; Rm 3,28), reconocer que tienen necesidad de Él, como se tiene necesidad del alimento material. Al considerar la exigencia de Jesús, muy grande es por lo que piden una demostración de que afirma, realizando una señal que al menos se compare con aquellas realizadas por Moisés (vv. 30-31), pues aquellas que acaba de realizar (6,2) no se consideran suficientes. Jesús responde afirmando que es más que Moisés, pues en Él (Cristo) se realiza el don de Dios que no perece. Su pan se puede recoger (6,13), el maná se pudrió (Ex 16,20).

“Yo soy el pan de vida” es una fórmula de fuerza extraordinaria, parecida a aquellas otras que sólo a Jesús se podría atribuir: “Yo soy la luz del mundo”, “Yo soy el buen pastor”... el que viene a Jesús no tendrá hambre ni sed, no necesita de otras fuentes de gozo para saciar sus anhelos y aspiraciones. Jesús es fuente de equilibrio y de gozo, fuente de sosiego y de paz. Jesús es el lugar y fundamento de la donación de la vida que Dios hace al ser humano. En Jesucristo, Dios está por completo a favor del ser humano, de tal modo que en él se le abre su comunión vital, su salvación y su amor, y en tal grado que Dios quiere estar al lado del ser humano como quien se da y comunica sin reservas. En la comunión con el revelador –Cristo- se calma tanto el hambre como la sed de vida que agitan al ser humano.
Preguntas para la meditación: ¿Qué me dice?

Nuestro corazón busca la felicidad pero ¿dónde solemos hacerlo: en las cosas pasajeras que ofrece el mundo o en el pan de vida eterna?

¿Es capaz nuestra fe de descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos pequeños y grandes de nuestra existencia?

¿Creo y confío en Jesús que hoy a mí se me revela como Pan de vida para que nunca más tenga hambre ni sed?

En la carta a los efesios se pide a los creyentes que nos dejemos renovar por el Espíritu Santo y pide que abandonemos nuestro estilo anterior de vida y marchemos en adelante por un nuevo camino de vida cristiana. Se nos invita a no dejarnos guiar por esta “vaciedad de criterios del mundo”. Esto significa romper con el viejo ser humano, con el pecado del mundo, para estar dispuestos a una continua renovación en el Espíritu, a vivir en la justicia y santidad y ser justos y rectos.
¿Qué cosas ocupan más mi tiempo y mi vida hoy? ¿Cómo me dejo renovar por el Espíritu Santo?

El poder de la fe se puede pensar en la obra material y espiritual de Madre Teresa, en el derrumbamiento del muro de Berlín, pero hay otros mil aspectos no tan vistosos, pero sumamente eficaces, que muestran en nuestras vidas el poder de la fe. Reflexionemos sencilla y agradecidamente en el poder de la fe en nosotros mismos, en las personas que están a nuestro alrededor y con las que convivimos, en tantísimos cristianos esparcidos por todos los rincones de nuestro planeta. ¡Cómo brilla el poder de la fe, por ejemplo, en los santuarios marianos: Lourdes, Fátima, Basílica de Guadalupe! El poder de la fe es la palanca que sostiene y eleva el mundo.
Preguntémonos cada uno qué podemos hacer para que otras personas experimenten en carne propia el poder de la fe.

ORACIÓN:

Vamos a darle gracias a Jesús, por ser el Pan de Vida que nos alimenta en cada Eucaristía para fortalecernos en nuestro peregrinar, y vamos a decirle a nuestro Padre, que nos regale el don de la fe, de una fe incondicional en Cristo, que murió y resucitó para conseguir la Vida Verdadera a cada uno de nosotros.
Acudamos a Santa María, ella nos dará sus mismos sentimientos de adoración y de amor.

Lecturas de la semana:

LUNES 3: Núm. 11, 4b-15; Sal. 80; Mt. 14, 13-21.
MARTES 4: Núm. 12, 1-13; Sal. 50; Mt. 14, 22-36.
MIERCOLES 5: Núm. 13, 1-2.25-14, 1.26-33; Sal. 105; Mt. 15, 21-28.
JUEVES 6: Dn. 7, 9-10. 13-14.; Sal. 96; 2 Ped. 1, 16-19; Mc. 9, 2-10.
VIERNES 7: Deut. 4, 32-40; Sal 76; Mt. 16, 24-28.
SABADO 8: Deut. 6, 4-13; Sal 17; Mt.17, 14-20.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Homilia.com. “Claves de Lectio Divina” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS NIDAS Pbro. Lic. Gabriel MESTRE, Hno. Ricardo Grzona. Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785

Te esperamos los sábados 17:00 h.
para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico.
Círculo Bíblico San José

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Recibimos por e-mail:

Guigo el Cartujo, (?-1188), prior de la Gran Cartuja
Meditación 10
«Danos siempre de ese pan»


El pan del alma es Cristo, «el pan vivo bajado del cielo» (Jn 6,51) que alimenta a los suyos, ahora a través de la fe, y por la visión en el mundo futuro. Porque Cristo habita en ti por la fe, y la fe en Cristo es Cristo en tu corazón (Ef 3,17). Posees a Cristo en la medida que tú crees en él.

Y en verdad Cristo es un solo pan, «porque no hay más que un solo Señor, una sola fe» (Ef 4,5) para todos los creyentes aunque del mismo don de la fe unos reciban más y otros menos... Así como la verdad es una, así también una sola fe en la verdad es la única guía y alimento para los creyentes, y «el mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece» (1C 12,11).

Así pues, vivimos todos del mismo pan y cada uno recibe su parte; y sin embargo Cristo está todo entero para todos, excepto para los que rompen la unidad... En el don que yo recibo poseo a Cristo entero y Cristo me posee todo entero, igual que el miembro que pertenece al cuerpo entero posee, a cambio, al cuerpo entero. Esta porción de fe que tú has recibido compartiéndola con los demás es como el trozo pequeño de pan que tienes en tu boca. Pero si tú no meditas de manera frecuente y piadosa eso que crees, si no lo masticas, esto es, triturándolo y pasándolo de nuevo por los dientes, es decir, por los sentidos de tu espíritu, no pasará de tu garganta, es decir, no llegará hasta tu inteligencia. Pues, en efecto, ¿cómo podrás comprender bien lo que raramente y con negligencia meditas, sobre todo tratándose de una cosa tenue e invisible?... Que por la meditación, pues, «la Ley del Señor esté siempre en tu boca» (Ex, 3,9) a fin de que en ti nazca la buena inteligencia de estas cosas. A través de la buena comprensión el alimento espiritual llega hasta tu corazón, para que aprecies lo que has comprendido y lo recojas con amor.

EDD

Anónimo dijo...

Pablo marca el camino correcto que como siempre es el que resulta más dificil de recorrer. El dice "No se dejen llevar por la frivolidad de sus pensamientos" y "Despojensé del hombre viejo", en aquella época él recomendaba luchar contra los malos pensamientos, yo creo que hoy tenemos un poco más de trabajo, tenemos que luchar contra los pensamientos pero también contra los medios en general, contra una televisión vendedora de imágenes facilistas o violentas o llenas de estúpidos pasatiempos pasatistas y con la demostración en los hechos que todo esto se refleja en la sociedad y terminamos casi convencidos que estamos haciendo lo que se puede o es permitido hacer y que no podremos nadar contracorriente.
Entonces Pablo nos dice que no es imposible, que podemos revestirnos de ese hombre nuevo que fue creado por Dios a su imagen en la justicia y en la verdadera santidad. No es fácil, la vida del cristiano no es fácil, pero tampoco es imposible.
Señor Jesús, en vos confio.
Angel

Agustín dijo...

Llevar a mi vida de todos los días que creo en el hijo del hombre, me lleva a preguntarme:
¿Qué cosas ocupan más mi tiempo y mi vida hoy? ¿Cómo me dejo renovar por el Espíritu Santo?
¿Puedo engañarme diciendo que mis obligaciones laborales o de otro índole no me permiten dedicarme a las cosas de Dios?
No, ya que en ningún momento el Señor me pide que deje las cosas que estoy haciendo para hacer algo en especial, me dice que viva cristianamente cada minuto de mi vida en el lugar que me toque vivirlo, no por miedo, sino por elección, porque logro ser feliz, porque logro gozar con las cosas del Señor.
Para ello es importante que mi naturaleza terrenal, no me aparte del camino espiritual, que tome mis decisiones no con mi corazón humano, si con el espiritual que se nutre de Jesús en cada latido, por que el es "el pan de vida bajado del cielo".
No es tarea fácil, en especial cuando la tormenta arrasa con fuerza, pero a medida que camino me doy cuenta que no estoy solo, estoy acompañado por el Espíritu de Dios, gladiador invencible frente al mal, compañero incondicional de los que le decimos al maestro:
Jesús en vos confío.