Lecturas del 18/10/09 – Ciclo B –
Domingo 29° Durante el año
¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?»
Lectura del libro del profeta Isaías 53, 10-11
El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos. Palabra de Dios.
SALMO 32
R. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti.
La palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor. R.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
Nuestra alma espera en el Señor: él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16
Hermanos: Ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno. Palabra de Dios.
Santo Evangelio según san Marcos 10, 35-45
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.» El les respondió: « ¿Qué quieren que haga por ustedes?» Ellos le dijeron: «Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria.» Jesús le dijo: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?» «Podemos», le respondieron. Entonces Jesús agregó: «Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados.» Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.» Palabra del Señor.
Reflexión
¿Qué razones nos llevan a ser nosotros hoy discípulos de Jesús? ¿Podemos beber el cáliz que Jesús bebió y recibir el bautismo que Él recibió? La expresión de servir para redimir sintetiza el contenido sustancial de la liturgia de hoy.
La primera lectura, tomada de la segunda parte del libro de Isaías, nos habla de la misión del ‘siervo sufriente’, es decir, de aquel redentor del Pueblo de Dios que ofrece su vida para ver el nacimiento de una nueva posibilidad, de una nueva descendencia. Este poema nos habla más de esperanza, de tenacidad y de lucha, que de sufrimiento pasivo o resignación. La misión del siervo del Señor no es ver su cuerpo destrozado, sino servir de puente para las nuevas generaciones de creyentes que se han de inspirar en su particular estilo de vida. Por esta razón la “nueva descendencia” no se refiere, ni en el texto ni en la interpretación cristiana, a los descendientes biológicos, sino a una nueva generación de personas comprometidas con
El salmo nos sirve de puente entre la primera y la segunda lectura, al recordarnos que
El escrito a los Hebreos nos insiste en un tema: la mediación de Jesús para comprender el designio de Dios. Si prescindimos de él, de lo que él hizo y de lo que él significa para nosotros, estaremos vaciando al cristianismo de su esencia.
El evangelio de hoy lo ubicamos inmediatamente después del tercer anuncio de
Todo comienza con la petición de Santiago y Juan hijos de Zebedeo. Se acercan al Señor y le piden el favor de estar uno a la derecha y otro a la izquierda cuando Jesús esté en su reino poderoso. Los discípulos todavía piensan que Jesús es un “mesías” político o social que viene a realizar una “revolución” política más según los criterios del mundo. No han comprendido que la “revolución” de Jesús es profundamente espiritual. Es por eso que el Señor les responderá: “No saben lo que piden…”.
Sin embargo, inmediatamente, el Señor les hace una pregunta: están dispuestos o no a sufrir lo mismo que le acontecerá a Él. Ellos muy seguros dicen que sí. Jesús les toma la palabra y ratifica que van a sufrir mucho, pero aclara también que es el Padre el que decide quién va a la derecha y a la izquierda en el Reino de Jesús.
Parece que los otros discípulos participaron de la conversación. Se enojan con los hermanos Zebedeo… Pero: ¿por qué se enojan? ¿Por qué la petición de los hermanos no tiene sentido o por qué ellos anhelarían también dicho lugar? El texto no lo aclara pero por la explicación posterior de Jesús hecha a “todos” parecería que los otros diez no estaban muy lejos del planteo de Santiago y Juan.
Jesús hará entonces una excelente catequesis sobre el tema del poder y de la autoridad. Los jefes gobiernan con una autoridad absoluta y no dejan permiso para nada, imponen mal su autoridad… Pero entre los discípulos del Señor no debe suceder esto: el que quiera estar en el centro del poder y de la autoridad deberá tener la actitud del servidor… ¿Quién es el ejemplo y modelo de esta actitud? El mismo Señor, el Hijo del Hombre, que no vino a que lo sirvan sino a servir y a rescatar a los hermanos del pecado.
En una comunidad que proclama el Reino de Dios, existe un modo especial de conducción, es el servicio a la comunidad, un servicio que supone una vocación y un carisma del Espíritu.
Poder y servicio. Jesús en el Evangelio parece contraponer dos concepciones de la sociedad y de las relaciones entre los hombres. Una de ellas, centrada en el poder; un poder que resalta la diferencia entre los poderosos y los que no lo tienen, entre los que dominan y los que son dominados, entre los opresores y los oprimidos. A esta concepción Jesucristo opone la suya, la que Él ha venido a traer al mundo con su presencia, que pone de relieve la igualdad entre todos y se centra en el servicio.
Caracteres del servicio cristiano
1) El servicio cristiano, se caracteriza por ser expiatorio y redentor. Es la experiencia histórica de Jesús, que ha venido no a ser servido sino a servir y a dar su vida en redención y rescate de muchos.
2) El servicio cristiano es también participativo. Cristo siervo desea vivir y estar presente en medio de una comunidad de siervos
3) Finalmente, el servicio es eficaz y fecundo. Fue fecundo y eficaz entre los primeros cristianos, que se consideraban, como Pablo, siervos de Cristo en el servicio a los hermanos, y que formaron comunidades fundadas en el amor y en la solidaridad. Fue eficaz y fecundo en Jesús que como sumo sacerdote penetró en los cielos y ahora está sentado en el trono de gracia para bien y beneficio nuestro.
La situación de los apóstoles “no” es diferente de la nuestra. Nosotros muchas veces nos indignamos ante los avances de los demás, simplemente porque no fuimos nosotros los que dimos ese paso. Como ellos también nosotros mantenemos la secreta ilusión de que conseguiremos más fácilmente de Jesús lo que le pidamos, precisamente porque somos de los pocos que le hemos seguido de cerca durante tanto tiempo. Si de alguna forma nos sentimos retratados en la actitud de los primeros discípulos de Jesús, la reacción del Señor y sus palabras pueden significar para nosotros hoy una severa llamada de atención y una buena ocasión para preguntarnos en la intimidad de nuestra conciencia y en presencia de Dios:
¿Qué razones nos llevan a ser nosotros hoy discípulos de Jesús?
En una sociedad en la que se valora ante todo la imagen, el prestigio, el ser una persona "ganadora", "bien colocada", con dinero y con poder…
¿Permanezco firme junto al Evangelio en mi valoración de que el servicio es realmente el valor verdadero, el que da sentido a nuestra vida?
Oración: ¿qué le digo?
No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido; ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte clavado en esa cruz y escarnecido; muéveme el ver tu cuerpo tan herido; muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera, que, aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiere, pues, aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera. Amén.
Himno de
Lecturas de la semana:
LUNES 19: Rm. 4, 20-25; Sal. Lc. 1,69-70.71-72.73-75; Lc. 12, 1-23.
MARTES 20: Rm. 5, 12. 15b. 17-19. 20b-21; Sal. 39; Lc. 12, 35-38.
MIÉRCOLES 21: Rm. 6, 12-18; Sal. 123, Lc. 12, 39-48.
JUE VES 22: Rm. 6, 19-23; Sal. 1; Lc. 12, 49-53.
VIERNES 23: .Rm. 7, 18-25a; Sal. 118; Lc. 12, 54-59.
SABAD 24: Rm. 8, 1- 11; Sal. 23; Lc. 13, 1-9.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Servicio Bíblico latinoamericano. “Claves de Lectio Divina” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM .
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados 17:00 h.
para leer
Círculo Bíblico San José
miencuentroconjesus@yahoo.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario