Lecturas del 17 - 07 –
16, – Ciclo C –
El
Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba
sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor. Alzando los ojos,
divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a
su encuentro desde la entrada de la carpa y se inclinó hasta el suelo,
diciendo: «Señor mío, si quieres hacerme un favor, te ruego que no pases de
largo delante de tu servidor. Yo haré que les traigan un poco de agua. Lávense
los pies y descansen a la sombra del árbol. Mientras tanto, iré a buscar un
trozo de pan, para que ustedes reparen sus fuerzas antes de seguir adelante.
¡Por algo han pasado junto a su servidor!» Ellos respondieron: «Está bien.
Puedes hacer lo que dijiste.»
Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le dijo: «¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas.» Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien cebado, y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo. Luego tomó cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras comían, él se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol. Ellos le preguntaron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?» «Ahí en la carpa», les respondió. Entonces uno de ellos le dijo: «Volveré a verte sin falta en el año entrante, y para ese entonces Sara habrá tenido un hijo.» Palabra de Dios.
Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le dijo: «¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas.» Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien cebado, y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo. Luego tomó cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras comían, él se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol. Ellos le preguntaron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?» «Ahí en la carpa», les respondió. Entonces uno de ellos le dijo: «Volveré a verte sin falta en el año entrante, y para ese entonces Sara habrá tenido un hijo.» Palabra de Dios.
Salmo
14
R: Señor, ¿quién se hospedará en tu Carpa?
R: Señor, ¿quién se hospedará en tu Carpa?
El
que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de
corazón y no calumnia con su lengua.
R.
El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que procede así, nunca vacilará. R.
San Pablo a los cristianos de Colosas 1, 24-28
Hermanos: Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que esla Iglesia.
El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que procede así, nunca vacilará. R.
San Pablo a los cristianos de Colosas 1, 24-28
Hermanos: Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es
En
efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia , porque de acuerdo con el plan divino, he
sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el
misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso
manifestar a sus santos.
A
ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este
misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo.
Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo.
Palabra
de Dios.
Santo
Evangelio según san Lucas 10, 38-42
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.»
Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada.» Palabra del Señor.
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.»
Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada.» Palabra del Señor.
Reflexión:
A la escucha del Maestro: Como discípulos sentados a sus pies
A la escucha del Maestro: Como discípulos sentados a sus pies
Seguimos
con Lucas el camino de Jesús a Jerusalén llevando la buena nueva del Reino. A
medida que avanza va formando a las discípulas y discípulos en actitudes de
misericordia, de abandono de las pretensiones de poder, y en la atenta escucha
de la Palabra. En
ese camino, al igual que los misioneros que han venido anunciando su presencia,
Jesús es recibido por dos mujeres en una casa de familia
“Una mujer, llamada Marta, lo recibe en su
casa”. Su nombre (que proviene del arameo “mar”) significa “señora” (de la
casa) o “ama de casa”, e indica por tanto una mujer cabeza de hogar, quien
tiene la autoridad en la casa. Marta le ofrece a Jesús la acogida propia de un
huésped.
Dos maneras de atender al huésped: La llegada del huésped altera la casa. Sus dos
habitantes despliegan energías para atenderlo bien.
María
dedica su tiempo a la persona misma de Jesús, ella se sienta frente a él “a los
pies del Señor…”
El
gesto de María frente a Jesús nos recuerda la posición de un discípulo con
relación a su Maestro, la postura indica el interés por aprender recibiendo
dócilmente la “Palabra”. Es interesante
que Jesús anime a una mujer a aprender. Esto tiene una gran significación,
puesto que los maestros judíos generalmente se oponían a que la mujer fuera a
la escuela; Jesús hizo todo lo contrario.
Marta aparece en el trasfondo de la escena haciendo oficios: “estaba atareada en muchos quehaceres”. La frase describe a Marta absorbida por los oficios de la casa, concentrada en su deber de ama de casa y anfitriona. El relato insinúa que Marta deseaba escuchar a Jesús pero las tareas (“muchas”) que se requieren para poder ofrecer una buena acogida se lo impedían.
Con la palabra “quehaceres” (en griego “diakonía”) se nos deja entender en qué consiste la tarea: todo lo que es propio del servicio de la casa. Incluye la preparación del cuarto del huésped, el ambiente de la casa, pero sobre todo el servicio de la mesa: preparar y llevar los alimentos a la mesa.
Marta
se limita, a pesar de todas sus buenas intenciones, a acoger a Jesús en su
casa. María lo acoge “dentro de sí”, se hace recipiente suyo. Le
ofrece hospitalidad en aquel espacio interior, secreto, que ha sido dispuesto
por él, y que está reservado para él. Marta ofrece a Jesús cosas, María se
ofrece a sí misma.
El diálogo de Marta y Jesús: Una pequeña crisis se genera en la casa. La
hermana mayor que se ha dedicado a la atención del huésped expresa su protesta
por haberse quedado “sola en el trabajo”. Se abre así un diálogo entre Marta y
Jesús que no sólo resuelve la crisis sino que saca a la luz la enseñanza
central del encuentro.
Marta
acude a Jesús para pedirle que intervenga y mueva a la hermana perezosa, le
habla reconociéndolo como Maestro (por eso aquí usa el título “Señor”): “¿No te importa que mi hermana me deje sola
en el trabajo?”. El “¿No te importa?” tiene el sabor amargo de quien
reclama para sí una mejor consideración. Marta deja entender: “¿Es que yo no te
importo?”. Una orden: “Dile, pues,
que me ayude”. Marta le dice a Jesús lo que tiene que hacer,
indicándole indirectamente en qué debe instruir a su hermana María.
Marta está al servicio de Jesús y quiere hacer todo lo posible por honrarlo, lo cual es altamente bueno, sin embargo no parece comprender el verdadero fin de su invitado: él es Maestro y ha venido a su casa en esta condición. Como se ve, Marta no le deja ser su Maestro porque no está abierta a lo que trae Jesús para ella y porque se coloca en la posición de quien da las órdenes; ella cree saber qué es lo que Jesús debe hacer.
Marta está al servicio de Jesús y quiere hacer todo lo posible por honrarlo, lo cual es altamente bueno, sin embargo no parece comprender el verdadero fin de su invitado: él es Maestro y ha venido a su casa en esta condición. Como se ve, Marta no le deja ser su Maestro porque no está abierta a lo que trae Jesús para ella y porque se coloca en la posición de quien da las órdenes; ella cree saber qué es lo que Jesús debe hacer.
Jesús
se dirige a ella por su nombre propio. La repetición del nombre indica que
habla con cariño, pero también con firmeza: “Marta, Marta”.Con esta manera de hablar, Jesús va a corregir
amablemente la buena voluntad de Marta y a poner sus energías en la dirección
correcta, le hace caer en cuenta de su situación: “Te preocupas y te agitas por muchas cosas”, describe un
estado de “ansiedad”, de agitación interna que corta la respiración; el
nerviosismo externo se refleja finalmente en una actitud de fastidio. La
causa de todo: Marta tiene “muchas cosas”.
Le
da una lección: “Una sola cosa es necesaria…” Jesús
no le quita la importancia a lo que Marta ha estado haciendo, pero eso sí,
muestra que toda la tensión que está viviendo debe tener un nuevo
enfoque: ¿Qué es lo necesario? ¿Cuál es la única cosa realmente necesaria?
¿Y
esto por qué? Porque es por ella que ha venido el Maestro a su casa. Jesús
no vino a un almuerzo, vino a ser Maestro, a prestar el servicio de la
enseñanza y ella necesita de la “Palabra” del Señor.
Jesús
propone un plan encaminado a formar verdaderos oyentes de la Palabra -auténticos
discípulos-.
Hoy: Nosotros nos enfrentamos a un ritmo de vida más agitado que el
de épocas anteriores. Los medios proporcionados por la tecnología para ahorrar
tiempo también multiplican las ocupaciones y acaban haciéndonos caer en un
activismo desenfrenado. Y el exceso de preocupaciones nos lleva a olvidarnos de
lo fundamental.
Por
ese camino nuestro cristianismo se convierte así en un tímido cumplimiento de
algunas obligaciones religiosas, sin espacio para la escucha de la Palabra.
Se
nos exhorta, se nos bombardea continuamente con mensajes que nos invitan a ser
"eficaces, productivos y competitivos"...
Pero
con Marta y María, Jesús nos interpela y nos llama a respetar la jerarquía de
valores y a poner en su sitio la "opción por lo fundamental":
ponernos a sus pies y escuchar su Palabra. Jesús nos invita a que nuestro
cristianismo sea un verdadero discipulado.
Para
aprender la lección del Maestro, debemos formarnos en la escucha atenta de la
Palabra en la
Biblia y en la vida. La Biblia no puede permanecer guardada en un cajón
mientras nosotros nos ahogamos en el interminable torbellino de los quehaceres
cotidianos.
Dios nuestro,
Padre de la luz, envía ahora tu Espíritu sobre nosotros: Que Él nos dé un
corazón oyente, nos permita encontrarte en tus Santas Escrituras y engendre tu
Verbo en nosotros.
Amén
Oración del Papa Francisco para
el Jubileo de la Misericordia
Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a
ser misericordiosos como el Padre del cielo, y
nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y
obtendremos la salvación.
Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo
y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena de buscar la
felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la
traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido.
Haz que cada uno de nosotros escuche
como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don
de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre
invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el
perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea
el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.
Tú has querido que también tus ministros
fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los
que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque
a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de
del
Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los
pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y
restituir la vista a los ciegos.Te lo pedimos por intercesión de María,
Madre de la Misericordia , a
ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los
siglos. Amén.
Un mundo mejor es
posible
“Caminar ante la presencia de Dios
de modo irreprensible”:
“Este
caminar: la santidad es un camino, la santidad no se puede comprar, no se
vende. Ni siquiera se regala. La santidad es un camino ante la presencia de
Dios, que debo hacer yo: no puede hacerlo otro en mi nombre. Yo puedo rezar
para que aquel otro sea santo, pero el camino debe hacerlo él, no yo. Caminar
ante la presencia de Dios, de modo irreprensible. Y yo usaré hoy algunas
palabras que nos enseñen cómo es la santidad de cada día, aquella santidad –
digamos – también anónima. Primero: coraje. El camino hacia la santidad requiere
coraje”.
“La
santidad no podemos hacerla nosotros solos. No. Es una gracia. Ser bueno, ser
santo, ir dando todos los días un paso adelante en la vida cristiana es una
gracia de Dios y debemos pedirla.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del
Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. P.
Fidel Oroño, cjm Centro Bíblico del CELAM
Lectio Divina: los Sábados 16 hs. en:
Círculo Bíblico San José
Parroquia San José: Brandsen 4970
V.
Domínico.
Si querés
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