Vigésimo séptimo domingo durante el año
Lecturas 6-10-19, Ciclo C
” Ven Espíritu
Santo”
Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis
ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista al meditar tus
enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para
que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la
Verdad completa. Amén
Libro de Habacuc 1,2-3.2,2-4.
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que tú escuches, clamaré hacia ti: "¡Violencia", sin que tú salves? ¿Por qué me haces ver la iniquidad y te quedas mirando la opresión? No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la discordia.
El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión, grábala sobre unas tablas para que se la pueda leer de corrido. Porque la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente, y no tardará. El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad. Palabra de Dios.
Salmo 94, R: ¡Ojalá hoy escuchen la voz del Señor!
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que tú escuches, clamaré hacia ti: "¡Violencia", sin que tú salves? ¿Por qué me haces ver la iniquidad y te quedas mirando la opresión? No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la discordia.
El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión, grábala sobre unas tablas para que se la pueda leer de corrido. Porque la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente, y no tardará. El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad. Palabra de Dios.
Salmo 94, R: ¡Ojalá hoy escuchen la voz del Señor!
¡Vengan, cantemos con júbilo
al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva! ¡Lleguemos hasta él
dándole gracias, aclamemos con música al Señor! R
¡Entren, inclinémonos para
adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó! Porque él es nuestro
Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su
mano. R
Ojalá hoy escuchen la voz
del Señor: "No endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día
de Masá, en el desierto, cuando sus padres me tentaron y provocaron,
aunque habían visto mis obras. R
2º Carta de S. Pablo a Timoteo 1,6-8.13-14. Querido hijo: Te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos. Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad. No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que soy su prisionero. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por el Evangelio, animado con la fortaleza de Dios. Toma como norma las saludables lecciones de fe y de amor a Cristo Jesús que has escuchado de mí. Conserva lo que se te ha confiado, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros. Palabra de Dios.
Evangelio según San Lucas
17,3b-10
Dijo el Señor a sus
discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y
si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: “Me
arrepiento”, perdónalo».
Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". El respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les obedecería.
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: 'Ven pronto y siéntate a la mesa'? ¿No le dirá más bien: '¿Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después’? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'". Palabra del Señor.
Los Apóstoles dijeron al Señor: "Auméntanos la fe". El respondió: "Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: 'Arráncate de raíz y plántate en el mar', ella les obedecería.
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: 'Ven pronto y siéntate a la mesa'? ¿No le dirá más bien: '¿Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después’? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'". Palabra del Señor.
Reflexión:
Seguimos caminando junto con los discípulos en el seguimiento de Jesús rumbo a Jerusalén, en la “subida” el evangelio de Lucas nos va haciendo vivir con sumo cuidado las lecciones más importantes del discipulado, de manera que “el discípulo bien formado siga los pasos del Maestro.
Seguimos caminando junto con los discípulos en el seguimiento de Jesús rumbo a Jerusalén, en la “subida” el evangelio de Lucas nos va haciendo vivir con sumo cuidado las lecciones más importantes del discipulado, de manera que “el discípulo bien formado siga los pasos del Maestro.
Salta a la vista que el
discipulado es siempre con-discipulado, es decir, no se camina aislado de los
demás porque el de Jesús es un camino compartido, comunitario. Pero es evidente
–y lo sabemos por experiencia- que nunca faltan las dificultades: los roces,
los malos entendidos, los abusos, las negligencias, las personalidades fuertes
o las muy frágiles. En la
sociedad humana es inevitable que haya personas que con su ejemplo, consejos o
acciones arrastren a otros a situaciones no deseadas, en particular a los
pequeños, es decir, a los que, por su edad, su simplicidad, falta de formación
o condición social son más vulnerables. Lo que ocurre en la sociedad puede
también suceder en la comunidad de Jesús. Por eso Jesús ahora va
tocando una a una algunas de estas realidades, sentando posición al respecto
nos dice que tengamos cuidado de no caer en ellas, el peligro de
los escándalos, es decir, el volverse piedra de tropiezo en el camino de
otro; y la necesidad de perdonar los pecados de los hermanos hacia
fuera o contra uno.
Después de estas líneas
sobre la conflictividad en las relaciones de repente se escucha el grito de los
discípulos: “¡Auméntanos la fe!”. Los discípulos
sienten que no es fácil superar los escándalos y ofrecer el perdón,
reconocen la impotencia personal, por eso surge de sus corazones la
súplica por el crecimiento en la fe, es que piden que se les aumente la fe como
el recurso para lograrlo.
“¡Señor, auméntanos la fe!” es un grito que se
debe haber escuchado más de una vez ante situaciones difíciles en la
convivencia: “¡Es imposible!”, “¡No me siento capaz!”, “¡No se lo merece!”. En
el fondo podría haber un sentimiento de desesperanza frente a la vida
comunitaria donde varias veces al día puede haber conflictos. Pero además de
este ambiente comunitario, y puesto que se trata expresamente de una petición
de los “apóstoles”, la súplica por el crecimiento en la fe está relacionada con
la tarea propia de los apóstoles. Ellos fueron llamados solemnemente por Jesús
y han sido investidos con “autoridad y poder sobre todos los demonios, y para sanar
enfermedades”. Su capacidad para obrar milagros está relacionada con el don de
la fe que es lo que en última instancia los realiza.
El crecimiento de la fe. La respuesta de
Jesús, lejos de ser simple, parece agudizar el asunto, suena a reclamo: “Si
tuvieran fe como un grano de mostaza…”. Es decir, una poca cantidad de fe
es capaz de hacer obras impensables. El referente es un “grano de mostaza”, que
es una hortaliza de grano muy pequeño y que crece hasta formar un arbolito que
puede alcanzar incluso unos tres metros, por eso en la parábola es imagen de
algo extremadamente pequeño que llega a ser grande.
La clave de la fe
pascual. Para la obra lucana la fe es la respuesta al anuncio del mensaje
sobre el poder de la resurrección del crucificado, es la acogida total
de la Palabra –fuerza vital de Cristo que germina en el oyente.
La necesidad de la humildad
a la hora de cumplir con las responsabilidades. “El siervo que
regresa del campo”. La parábola interroga directamente a los discípulos.
Para ello se vale de la descripción de la vida cotidiana de un esclavo que
después de haber trabajado en el campo de su patrón (sembrar el campo,
pastorear los rebaños) y, como se ve enseguida, debe atender las tareas
domésticas; el servicio ocupa completamente su
vida.
El hecho es que –según la
parábola- el regreso a casa de este siervo, no le da tregua a sus oficios
porque aún tiene que trabajar en los deberes caseros antes de descansar: el
servicio a su patrón va primero que la satisfacción de sus necesidades
personales como es la comida.
El cumplimiento de todas
estas tareas no lo hace acreedor a ninguna recompensa, no es la base para
reclamar derechos, lo que le queda es la satisfacción del deber
cumplido.
Llegamos al momento crítico
de la parábola. Una vez que se ha estado de acuerdo con lo anterior parece
tener que aceptarse también el que la jornada del siervo no termine con un
“gracias” por parte del patrón. Suena un poco chocante, pero se comprende en el
contexto de la manera de funcionar del sistema esclavista antiguo. Todo se basa
en el hecho de la pertenencia total del siervo a su señor: el cumplimiento de
los deberes no pone al patrón bajo obligación. Ahora bien, el hecho de que
el patrón en principio no tenga obligación no quiere decir que gratuitamente no
pueda agradecer.
La radicalidad en el
servicio –desde la más absoluta gratuidad en la entrega al otro- mostrada por
el siervo de la parábola la veremos en el servidor de todos los siervos que es
Jesús en el relato de la pasión: “Yo estoy en medio de ustedes como el
que sirve”.
El servicio a Dios. La conciencia del
servidor de Jesús es la de una persona que, abandonada en la fe, con la vida
centrada en su Señor, se da sin reservas y con gratuidad en el servicio
aspirando siempre al cumplimiento cabal de su “deber”. Recordemos en el
evangelio el término “deber” está relacionado con el cumplimiento del proyecto
de Dios; según esto entonces obrar por puro “deber” es obrar por puro
“amor”.
La parábola está dirigida a
los discípulos, y como tal, les pide que revisen su actitud: el servicio a Dios
y a los hermanos –que tiene como fundamento la experiencia de la fe- no da ni
adjudica derechos para paga alguna. Tampoco autoriza para andar proclamando a
los cuatro vientos lo que se ha hecho. Ni la pretensión ni la vanidad
pertenecen al espíritu de Jesús. El servidor de la comunidad puede sentirse
feliz por el hecho de haber cumplido bien su tarea.
La regla de conducta
comunitaria ha de ser, la gratuidad, la disponibilidad absoluta para darlo todo
sin esperar nada a cambio.
Hoy nosotros “como
servidores”. ¿Con qué actitud nos presentamos ante Dios? ¿Qué cosas nos
impiden ponernos al servicio del otro?
Francisco: En el servicio humilde está la fuerza y
la alegría del cristiano.
Que el Señor nos dé estas dos
gracias grandes: la humildad en el servicio, a fin de que podamos decir: ‘Somos
siervos inútiles – pero siervos – hasta el final; y la esperanza en espera de
la manifestación, cuando el Señor venga a encontrarnos”
“Te ofrezco, Señor”
"Te ofrezco, Señor, mis
pensamientos,
ayúdame a pensar en ti.
Te ofrezco mis palabras,
ayúdame a hablar de ti.
Te ofrezco mis obras, ayúdame
a cumplir
tu voluntad.
Te ofrezco mis penas, ayúdame
a sufrir por ti.
Todo aquello que quieres Tú,
Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres tú, como tú lo quieras y
durante todo el tiempo que lo quieras.
Bendiciones
Nuestro Dios que es fuente de
amor colme tu interior con su Paz.
Jesucristo, Amor que se entrega haga de ti un instrumento de reconciliación.
El Espíritu Santo, vínculo y unidad haga de tu corazón ardiente impulso de comunión.
¡El Señor te bendiga y te guarde y haga de ti una bendición para los demás!
Jesucristo, Amor que se entrega haga de ti un instrumento de reconciliación.
El Espíritu Santo, vínculo y unidad haga de tu corazón ardiente impulso de comunión.
¡El Señor te bendiga y te guarde y haga de ti una bendición para los demás!
San
José ruega por nosotros, Amén
Mi encuentro con Jesús
¡Con
la Palabra de cada domingo Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro,
para que experimentemos al Dios de la vida!”
|
“Señor enséñanos a orar”(17° domingo)
“La
espera vigilante del discípulo”
(19° domingo)
(21° domingo)
“Felices los justos” (22° domingo)
“Dios sale a nuestro encuentro”
“Romper la indiferencia” (26°
domingo)
Aclaración: Se han utilizado para la preparación
de las reflexiones: El
libro del Pueblo de Dios. Misioneros
Oblatos. Fray Marcos. Servicio Bíblico Latinoamericano.
Círculo
Bíblico San José
“Tu palabra es una lámpara a mis pies
y una luz en mi camino” Sal 119
y una luz en mi camino” Sal 119
Te esperamos todos los
sábados a las 17 hs para compartir y reflexionar el evangelio
de cada semana.
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