Jesús dijo a
sus discípulos: "En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé. La gente
comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el
diluvio, que los hizo morir a todos. Sucederá como en tiempos de Lot: se comía
y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía.
Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de
azufre que los hizo morir a todos.
Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre. En ese Día,
el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a buscarlas. Igualmente,
el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot.
El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará. Les
aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será
llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será
llevada y la otra dejada".
Entonces le preguntaron: «¿Dónde sucederá esto, Señor?» Jesús les respondió:
"Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres". Palabra del Señor.
El futuro es un hermoso misterio para todos. No podemos ver más allá de este momento presente, aun así, sabemos que nuestro actuar de hoy siempre estará enlazado con los hechos de mañana. Jesús invita a transitar la vida con actitud de disponibilidad, de servicio, una actitud de continuo discernimiento. Prestar atención, sentido y conciencia a los pasos que damos en nuestro andar, tener el oído puesto en los gritos y en los signos que están presentes en nuestro tiempo. Porque las situaciones apremian, suceden sin consultarnos, son imprevisibles para cada uno y cada una, para nosotros mismos y para quienes nos rodean. Nos agarran como estamos.
La situación que estamos atravesando durante este año 2020 nos enseña mucho sobre
esto: no podemos hacer nada con lo que pasa, pero sí elegir cómo transitarlo.
La incertidumbre es enorme pero la sed de esperanza aún más.
El mundo entero se ha visto afectado y hoy reconocemos con mayor claridad que
no estamos solos, que somos parte de un todo y nos “afectamos” mutuamente. Nos
necesitamos velando unos por otros, cooperando y haciendo sinergia. Como dice
una conocida frase, en un mundo lleno de odios hay que insistir en construir
desde el amor.
Ven Señor Jesús,
te necesito.
1 comentario:
Así, nosotros luchamos por avanzar en el viaje de nuestras vidas en la sincera esperanza de encontrar a nuestro Dios «el Día en que el Hijo del hombre se manifieste» (Lc 17,30).
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