Sábado
4 de marzo, Lc 5,27-32.
“Dios vino al mundo para sanar, no para condenar” Viene a buscarme cada vez que me alejo de su amor. Reconozco la falta de respuesta a
ese amor y sintiendo ese amor surge una exigencia: mi conversión. Hoy
escucho su llamado, sé que me acepta tal cual soy, ahora depende de mí que cosas
voy a cambiar en mi que me permitan vivir el Amor que Dios me regala en
cada entrega que hago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario