Lecturas del 12/10/08 – Ciclo A -
Domingo 28 Durante el año
Lectura libro del profeta Isaías 25, 6-10
El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados.
El arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones.
Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha dicho él, el Señor.
Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!» Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña. Palabra de Dios.
Salmo 22
R. Habitaré en la Casa del Señor
por muy largo tiempo.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
Carta ap S. Pablo cris. Filipos 4, 12-14. 19-20
Hermanos: Yo sé vivir tanto en las privaciones como en la abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a tener de sobra como a no tener nada. Yo lo puedo todo en aquel que me conforta.
Sin embargo, ustedes hicieron bien en interesarse por mis necesidades.
Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús.
A Dios, nuestro Padre, sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
Lectura S. Evangelio según S. Mateo 22, 1-14
Jesús habló otra vez en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: «El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir. De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: "Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas." Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad. Luego dijo a sus servidores: "El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren." Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. "Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?” El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los guardias: "Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. " Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.» Palabra del Señor.
Reflexión
Dios invita al hombre, en Jesucristo, al banquete eterno, le ofrece la salvación. Por parte de Dios todo está hecho; pero es el hombre quien libre y generosamente debe acudir al banquete.
La lectura del profeta Isaías es sumamente consoladora. Nos muestra la intención salvífica de Dios que prepara para los tiempos mesiánicos un festín suculento en el monte Horeb. Dios se dispone a enjugar las lágrimas de todos los rostros y se prepara para alejar todo oprobio y sufrimiento. La promesa de la salvación se verá cabalmente cumplida.
En la profecía de Isaías, por primera vez, se postula el tema de la inmortalidad: El Señor de los ejércitos aniquilará la muerte para siempre.
La comunidad de Mateo responde a la pregunta « ¿qué es el Reino de Dios?». Ella nos presenta su respuesta a partir de la imagen de un banquete de bodas, que se realiza en una ciudad.
El Reino de Dios es un banquete al que todos son invitados y tienen un lugar, donde hay alimento para todos, con la connotación de transformar una realidad histórica social mala e injusta en otra buena y justa.
La parábola expresa la relación entre el Señor y sus invitados. Entre éstos hay dos categorías, en primer lugar, unos, que eran dueños de campos y negocios, éstos no son dignos de entrar en el Reino de Dios, se autoexcluyeron de la propuesta de Reino que les ofrece Dios. El segundo tipo de invitados estaban en los cruces de los caminos, y eran gente de la calle, mala y buena de todo lo que hay en la viña del Señor. La sala, que había sido preparada con toda etiqueta para el primer tipo de invitados, se llenó de este segundo tipo de comensales, para ellos es ahora el banquete. Llegó el momento, es su oportunidad: el «Kayrós», el tiempo de participar activamente en la realización del proyecto de Dios, la boda de Dios con la humanidad.
Los primeros invitados fueron llamados tres veces al banquete, El rey quiere celebrar una fiesta e invita primero a sus súbditos. ¿Qué hacen ellos? Se excusan. Lo insólito, es que esos súbditos que no se hubieran atrevido a rechazar una orden de su rey, se nieguen a responder a un deseo de su Rey de compartir su gozo y hacerlos sus amigos, pero no hicieron caso, pues estaban ocupados cuidando de sus cosas e intereses. Los otros participantes, que no habían recibido la invitación oficial primera, aceptan y acogen alborozados la invitación informal, callejera para disfrutar del banquete de la boda...
Esta diferente actitud nos permite constatar que hay claramente diversas formas de responder al llamado a participar en la construcción del Reino de Dios. Por eso dice el evangelio que «son muchos los llamados y pocos los escogidos».
Se añade un elemento nuevo a la parábola, que cambia la perspectiva que hasta ahora llevaba el relato: la presencia del Rey ofrece una clave que nos indica una idea de juicio, que recae sobre cada uno de los invitados que están disfrutando del banquete; en este marco tiene sentido la pregunta por el vestido de fiesta, puesto que de entre los invitados hay uno que no lo lleva, es decir no está preparado, y es echado fuera, a las tinieblas. Es interesante darse cuenta de cómo el evangelio pone las tinieblas fuera del banquete, de la comunidad...
Deben vestirse adecuadamente: ¿Qué nos quiere decir Dios con esto? Si tras tanta invitación a compartir su vida y alegría, no nos sabemos amigos de Dios, hoy el Señor nos dice que seremos sacados de la fiesta; perderemos la fiesta y a Dios.
En el juicio al invitado que estaba sin la ropa apropiada, se ve claramente que no todos los que han sido invitados serán elegidos para estar en el banquete. Lo que convierte a los invitados en elegidos, es el amor que manifiestan en las circunstancias concretas de la vida.
La respuesta a la invitación de Dios y a las inspiraciones del Espíritu Santo: La parábola de los invitados al banquete nos alerta sobre la necesidad de responder a las invitaciones de Dios. El Señor llama a nuestra puerta a través de las mociones interiores y de las inspiraciones del Espíritu Santo. Seamos personas de vida interior, capaces de escuchar la voz suave del Espíritu Santo. Personas generosas que no dejan pasar las oportunidades para expresar a Dios su amor. Esto lo podemos hacer en nuestra vida cotidiana, en el esfuerzo de cada día, en las relaciones familiares o profesionales. Dios nos da las fuerzas para superar las adversidades.
En la segunda lectura, Pablo se dirige a los filipenses haciéndoles ver que él está acostumbrado a todo. Sabe vivir en pobreza y en abundancia. Conoce la hartura y la privación y se ha ejercitado en la paciencia de frente a las grandes dificultades de su ministerio. Todo lo puede en aquel que lo conforta. El cristiano, como Pablo, también es consciente de que en Cristo encuentra la fortaleza necesaria para perseverar en el bien y cumplir su misión. Sabe que nunca está sólo en los avatares de la vida, sabe que él va reproduciendo con su vida, con su sufrimiento y con su amor, el misterio de Cristo.
Preguntas para la meditación ¿Qué me dice?
A partir de esta historia que tiene como eje central expresarnos cómo es el Reino de Dios, quiénes son los invitados y quién preside el banquete, sería bueno que nos preguntáramos:
¿A qué grupo de invitados nos asemejamos nosotros? ¿Qué actitud asumimos ante la invitación a participar del Reino?
“Deben vestirse adecuadamente” ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?”
¿Qué nos quiere decir Dios con esto?¿Estamos preparados («vestidos de fiesta») para asumir las exigencias del Reino?
Si hoy fuese la boda ¿Cómo esta nuestro vestido para ir al encuentro del Señor?
Oración
Pidamos hoy al Señor, que quienes fuimos invitados a su fiesta desde el momento de nuestro bautismo no pongamos excusas para no asistir y que participemos de su fiesta cambiando nuestra vida para ser realmente dignos de ser sus amigos.
Contemplación
Para el paso de la contemplación, nos proponemos interiorizarnos en este mensaje de Jesús, qué es para nosotros. Contemplar es vivir escuchando al Señor. Por eso queremos ahora escuchar, de sus labios esta parábola como si fuera la primera vez que la escuchamos. Hagamos silencio interior. Podemos utilizar algunos de los versículos o frases que más nos llaman la atención, para repetirlos durante unos días. Como por ejemplo:
• Vayan por las calles e inviten a todos a la fiesta de bodas.
• Soy invitado personalmente por el Señor.
• Debo convertirme y entrar a su fiesta con el traje limpio.
• Gracias Señor por llamarme a ser mensajero de tu gracia.
SANTORAL: 15 de octubre “Santa Teresa de Jesús” Co-patrona de la diócesis Avell-Lanús.
Nació en Ávila en 1515. Al morir la madre Teresa por su delicada salud quedó al cuidado de su padre. Cuando cumplió 18 años ingresó al Convento de la Encarnación donde profesó dos años más tarde. Santa Teresa contará que su conversión se produjo frente a un Cristo muy llagado, de allí que el centro de su doctrina será el amor vivificante con Dios a través de la Iglesia. Ella, santa Catalina de Siena y santa Teresa del Niño Jesús son las tres únicas mujeres que llevan el título de doctoras de la Iglesia. Murió el 4 de octubre de 1582.
Lecturas de la semana:
LUNES 13: Gálatas 4, 22-24.26-27.31—5,1; Salmo 112; Lucas 11, 29-32.
MARTES 14: Gálatas 5, 1-6; Salmo 118; Lucas 11, 37-41.
MIERCOLES 15: Gálatas 5, 18-25; Salmo 1, Lucas 11, 42-46.
JUEVES 16: Éfeso 1, 1-10; Salmo Lc. 1, 69-70.71-72.73-75; Lucas 11, 47-54.
VIERNES 17: Éfeso 1, 11-14; Salmo 32, Lucas 12, 1-7.
SABADO 18: Segunda Timoteo 4, 10-17b.; Salmo 144; Lucas 10, 1-9.
Nota: Basado en Lectio divina del CEBIPAL. El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria y Catholic.net, Servicio Bíblico Latinoamericano. Siervas de los Corazones de Jesús y Maria
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados a las 17 h.
para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico
Círculo Bíblico San José
¡Con su Palabra, Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro, para que experimentemos al Dios de la vida!
Intención para la evangelización ‐
Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia
El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8.
No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía.
Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes.
La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.
domingo, 12 de octubre de 2008
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