Ciclo A, Lecturas del 17-9-17
Espíritu Santo, abre mis ojos y
mis oídos a tu Palabra. que lea y escuche tu voz y medite tus enseñanzas,
despierta mi alma y mi inteligencia para que tu Palabra penetre en mi
corazón, y pueda saborearla y comprenderla. Habla Señor, que yo te escucho
y deseo poner en práctica tu doctrina, porque tus palabras son para mi vida, alegría y paz. Amén
Lectura del libro del Eclesiástico 27, 30-28, 7
El rencor y la ira son abominables, y ambas cosas
son patrimonio del pecador.
El hombre vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de todos sus pecados.
Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados.
Si un hombre mantiene su enojo contra otro, ¿cómo pretende que el Señor lo sane? No tiene piedad de un hombre semejante a él ¡y se atreve a implorar por sus pecados! El, un simple mortal, guarda rencor: ¿quién le perdonará sus pecados?
Acuérdate del fin, y deja de odiar; piensa en la corrupción y en la muerte, y sé fiel a los mandamientos; acuérdate de los mandamientos, y no guardes rencor a tu prójimo; piensa en la Alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa. Palabra de Dios.
El hombre vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de todos sus pecados.
Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados.
Si un hombre mantiene su enojo contra otro, ¿cómo pretende que el Señor lo sane? No tiene piedad de un hombre semejante a él ¡y se atreve a implorar por sus pecados! El, un simple mortal, guarda rencor: ¿quién le perdonará sus pecados?
Acuérdate del fin, y deja de odiar; piensa en la corrupción y en la muerte, y sé fiel a los mandamientos; acuérdate de los mandamientos, y no guardes rencor a tu prójimo; piensa en la Alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa. Palabra de Dios.
Sal 102
R. El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser
bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus
beneficios. R.
El perdona todas tus culpas y cura todas tus
dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de
ternura. R.
No acusa de manera inapelable ni guarda rencor
eternamente; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme
a nuestras culpas. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de
inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista el oriente del
occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
Carta de Pablo a los
cristianos de Roma 14, 7-9
Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí, ni
tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos
para el Señor: tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor.
Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los
muertos. Palabra de Dios.
Evangelio según san
Mateo 18, 21-35
Se adelantó Pedro y dijo a Jesús: «Señor, ¿cuántas
veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete
veces?»
Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: «Señor, dame un plazo y te pagaré todo.» El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: «Págame lo que me debes.» El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: «Dame un plazo y te pagaré la deuda.» Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: «¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecía de tí?» E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos.» Palabra del Señor.
Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: «Señor, dame un plazo y te pagaré todo.» El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: «Págame lo que me debes.» El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: «Dame un plazo y te pagaré la deuda.» Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: «¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecía de tí?» E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos.» Palabra del Señor.
Reflexión
Vivir
perdonando. Los discípulos le han oído a
Jesús decir cosas increíbles sobre el amor a los enemigos, la oración al Padre
por los que nos persiguen, el perdón a quien nos hace daño. Seguramente les
parece un mensaje extraordinario, pero poco realista y muy problemático.
Pedro se
acerca ahora a Jesús con un planteamiento más práctico y concreto que les
permita, al menos, resolver los problemas que surgen entre ellos: recelos,
envidias, enfrentamientos, conflictos y rencillas. ¿Cómo tienen que actuar en
aquella familia de seguidores que caminan tras sus pasos? En concreto: «Si
mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar?».
Antes que
Jesús le responda, el impetuoso Pedro se le adelanta a hacerle su propia
sugerencia: «¿Hasta siete veces?». Su propuesta es de una generosidad muy
superior al clima justiciero que se respira en la sociedad judía. Va más allá
incluso de lo que se practica entre los rabinos y los grupos esenios que hablan
como máximo de perdonar hasta cuatro veces.
Sin embargo,
Pedro se sigue moviendo en el plano de la casuística judía donde se prescribe
el perdón como arreglo amistoso y reglamentado para garantizar el
funcionamiento ordenado de la convivencia entre quienes pertenecen al mismo
grupo. La respuesta de Jesús exige ponerse en otro registro. En el perdón no
hay límites: «No te digo hasta siete veces sino hasta setenta veces
siete». No tiene sentido llevar cuentas del perdón. El que se pone a contar
cuántas veces está perdonando al hermano se adentra por un camino absurdo que
arruina el espíritu que ha de reinar entre sus seguidores.
Entre los
judíos era conocido un "Canto de venganza" de Lámek, un legendario
héroe del desierto, que decía así: "Caín será vengado siete veces, pero
Lámek será vengado setenta veces siete". Frente esta cultura de la
venganza sin límites, Jesús canta el perdón sin límites entre sus seguidores.
…La falta
de respeto mutuo, los insultos y las calumnias son cada vez más frecuentes. Sin
que nadie los desautorice...
Necesitamos
urgentemente testigos de Jesús, que anuncien con palabra firme su Evangelio y
que contagien con corazón humilde su paz. Creyentes que vivan perdonando y
curando esta obcecación enfermiza que ha penetrado en su Iglesia. José Antonio
Pagola
«¡Perdóname!». Debemos estar atentos para
no caer en una trampa. Existe un riesgo también en el perdón. Consiste en
formarse la mentalidad de quien cree tener siempre algo que perdonar a los
demás. El peligro de creerse siempre acreedores de perdón, jamás deudores. Si
reflexionáramos bien, muchas veces, cuando estamos a punto de decir: «¡Te
perdono!», cambiaríamos actitud y palabras y diríamos a la persona que tenemos
enfrente: «¡Perdóname!». Nos daríamos cuenta de que también nosotros tenemos
algo que hacernos perdonar por ella. Aún más importante que perdonar es pedir
perdón. Raniero Cantalamessa
"El diablo entra por el bolsillo". Desde la ciudad colombiana de Medellín, el Papa les habló a los
fieles, recordó a las víctimas de los sicarios del narcotráfico y pidió a los
jóvenes que no entren en la corrupción.
…Como
nuestros hermanos colombianos, hemos vivido violencia, muertes; hoy el país de
tránsito de la droga, se limita al tránsito de la mano a la nariz porque el
narcotráfico está matando a nuestros jóvenes y penetrando cada día más en la
sociedad, que, como la colombiana, también está dividida.
Francisco,
valiente, en Medellín, recordó el dolor de las familias de los sicarios de la
droga. Tuvo un encuentro con sacerdotes, religiosos, religiosas y consagrados y
sus familias en el Centro La Macarena. Estuvo con quienes tienen esa actitud,
que es su favorita: callejean la fe, la vida. Es la primera región de Colombia
en vocaciones y en el envío de misioneros dentro y fuera del país. A los que
hacen voluntariado se refirió como los que llevan a Dios. Dijeron presente
12.000 personas. Los llamó “paísas”, que es el gentilicio de la zona. Pidió
perdón, los invitó a todos a repetir ese gesto por esos seres que causaron daño
y fueron una derrota de la humanidad joven. El padre Jorge es profesor de
letras, borgesiano y lector infatigable. En más de una oportunidad citó a
García Márquez. De buen paladar, sorprendió a “los paisas”, comparando el buen
fruto de las vocaciones con las arepas, el plato típico regional que se hace
con maíz molido. Los alentó a esos callejeros de la fe, a quienes se los ve
felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, cada plaza, cada rincón de la
tierra. Al Papa se lo vio entero, sin gestos de cansancio, ni enojo como otras
veces, pero más emocionado que en otras oportunidades.
Repitió esa
frase tan suya, propia: "El diablo entra por el bolsillo". Por eso
les pidió que no entren en la corrupción. Es incompatible servir a Dios y ser
esclavos del dinero.
Francisco
es la alegría del Evangelio en sí misma. Se prodiga desde allí. Predica desde
ese lugar. No quiere discípulos tristes, amargados. Tiene poesía de Biblia.
Habla al alcance de todos: "La Iglesia no es una aduana que impida a los
hombres acercarse a Dios". Francisco, en Colombia, tardó instantes en
convertirse en uno más. Lo primero que hizo este sábado fue ponerse un sombrero
antioqueño y un carril (bolso) típicos del eje cafetero. Esto hizo en medio del
río de gente que rodeaba el papamóvil cuando iba rumbo a la misa presidida por
la Virgen de La Candelaria, patrona de Medellín. Los jóvenes lo despidieron con
una consigna: "Lo dice el Papa, lo dicen los obispos, esta es la Juventud
de Cristo".
Por
Alicia Barrios, 9 sep. Crónica.
Septiembre mes de la Biblia
Los discípulos conocen a
Jesús:
Se nos
presentan dos momentos en la vida de los discípulos. El primero: su encuentro
con Jesús; y el segundo: la respuesta natural que nace de este encuentro.
Juan y Andrés siguen a Jesús, en un momento. Éste se vuelve y les pregunta ¿Qué buscan? Los discípulos después le responden con otra pregunta. Pero la respuesta que Cristo les da parece que no resuelve su interrogante. Sin embargo, la pedagogía de Jesús es diferente a la nuestra. Les invita a que ellos mismos hagan la experiencia de convivir con Él. «Vengan verán» No los fuerza. Respeta profundamente su libertad. Hasta el punto de que ellos mismos vieron dónde vivía y decidieron permanecer con Él. Lo que les atrajo no era tanto el lugar donde vivía el Maestro, eso más bien era un pretexto para acercarse a Él y conocerlo más íntimamente. Su testimonio les impactó tanto que interiormente lo único que deseaban era quedarse a su lado.
Nadie puede hacer una verdadera experiencia de Cristo y no quedar con alguna huella visible. En este evangelio, se nos muestra cómo el conocimiento de Cristo los lleva a tener una necesidad muy grande de trasmitirlo a los demás. El mismo Andrés no duda en llevar la buena noticia de que han encontrado al Mesías a su hermano Simón, para después presentarlo con el Señor y que Cristo lo escoja para seguirlo también. El apostolado brota en todo corazón como una exigencia de quien ha experimentado el amor de Dios en su alma y desea ardientemente que los demás también puedan gozar de este maravilloso encuentro. Pues es sabido que lo fundamental no es saber cosas de la Biblia, sino vivirlas y hacerlas actitudes y gestos concretos, actualizando la vida y el proyecto del Señor Jesús.
Juan y Andrés siguen a Jesús, en un momento. Éste se vuelve y les pregunta ¿Qué buscan? Los discípulos después le responden con otra pregunta. Pero la respuesta que Cristo les da parece que no resuelve su interrogante. Sin embargo, la pedagogía de Jesús es diferente a la nuestra. Les invita a que ellos mismos hagan la experiencia de convivir con Él. «Vengan verán» No los fuerza. Respeta profundamente su libertad. Hasta el punto de que ellos mismos vieron dónde vivía y decidieron permanecer con Él. Lo que les atrajo no era tanto el lugar donde vivía el Maestro, eso más bien era un pretexto para acercarse a Él y conocerlo más íntimamente. Su testimonio les impactó tanto que interiormente lo único que deseaban era quedarse a su lado.
Nadie puede hacer una verdadera experiencia de Cristo y no quedar con alguna huella visible. En este evangelio, se nos muestra cómo el conocimiento de Cristo los lleva a tener una necesidad muy grande de trasmitirlo a los demás. El mismo Andrés no duda en llevar la buena noticia de que han encontrado al Mesías a su hermano Simón, para después presentarlo con el Señor y que Cristo lo escoja para seguirlo también. El apostolado brota en todo corazón como una exigencia de quien ha experimentado el amor de Dios en su alma y desea ardientemente que los demás también puedan gozar de este maravilloso encuentro. Pues es sabido que lo fundamental no es saber cosas de la Biblia, sino vivirlas y hacerlas actitudes y gestos concretos, actualizando la vida y el proyecto del Señor Jesús.
La idea es realizar los miércoles encuentros con la Palabra de
Dios, donde podamos experimentar hoy la presencia de Jesús, que nos habla y nos
interpela.
Miércoles 20:
El Padre misericordioso. Lc 15, 11-32
Miércoles 27:
El Buen Samaritano. Lc 10,
29 – 32
Miércoles 4: Donde pasa Jesús hay alegría.
Aclaración: Se han utilizado
para la preparación de esta hoja: El libro del Pueblo de Dios. J. A. Pagola.
Cantalamessa.
Círculo Bíblico San José, Te invita al encuentro con la Palabra de
Dios los
sábados 16 hs. en:
Parroquia San José: Brandsen
4970
www.facebook.com/miencuentroconjesussanjose