Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 11 de febrero de 2017

“Mi testimonio, son mis obras” Sexto domingo durante el año


 Ciclo A
Lecturas del 12-02-17

Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mi y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guíe y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa.  Amén

Libro de Eclesiástico 15,15-20.           
Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que le agrada. Él puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras, extenderás tu mano. Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera.
Porque grande es la sabiduría del Señor, él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas.
Sus ojos están fijos en aquellos que lo temen y él conoce todas las obras del hombre.  
A nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar. Palabra de Dios.     

Salmo 118           
R: Felices los que los que siguen la ley del Señor
Felices los que van por un camino intachable, los que siguen la ley del Señor. Felices los que cumplen sus prescripciones y lo buscan de todo corazón. R   
Tú promulgaste tus mandamientos para que se cumplieran íntegramente. ¡Ojalá yo me mantenga firme en la observancia de tus preceptos!  R
Sé bueno con tu servidor, para que yo viva y pueda cumplir tu palabra. Abre mis ojos, para que contemple las maravillas de tu ley.  R
Muéstrame, Señor, el camino de tus preceptos, y yo los cumpliré a la perfección. Instrúyeme, para que observe tu ley y la cumpla de todo corazón. R            

1º Carta de San Pablo a los Corintios 2,6-10.   
Hermanos: Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción.
Lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo; aquella que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la gloria.  
Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman.
Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios. Palabra de Dios.   

Evangelio según San Mateo 5,17-37.            
Jesús dijo a sus discípulos: No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.              
Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.           
Les aseguro que, si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.             
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.   
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio.            
Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.             
Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor.
Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios, ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey.
No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. Cuando ustedes digan 'sí', que sea sí, y cuando digan 'no', que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Palabra del Señor.



Reflexión:

Las lecturas de este domingo nos revelan la manera en que Dios ayuda al ser humano a superar sus propios límites humanos, a salir del encierro en sí mismo, abriéndose a la experiencia infinita de salvación traída por el mismo Dios.
Hoy continuamos leyendo el evangelio de Mateo, en secuencia consecutiva con los versículos proclamados en los domingos anteriores. Es el sermón de la Montaña, que comenzó con las Bienaventuranzas, siguió con la Sal y Luz del mundo y que continúa con la exposición de las exigencias de la Ley de Moisés (Tora), explicadas por Mateo, que está escribiendo para una comunidad de judíos que se han hecho cristianos, sin dejar sus raíces de ser judíos.
Nos vamos adentrando en el Sermón de la montaña, con una catequesis que también se podría titular: “Cómo es el estilo de vida de quien viven según las bienaventuranzas”.

Nueva identidad en la vida de los discípulos. Las imágenes de la “sal de la tierra” y la “luz del mundo” invitan a expresar abiertamente esta novedad de vida en acciones identificables e identificadoras en medio de la gente: “Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes”
¿Qué es lo que en última instancia los demás descubren en un discípulo de Jesús? “Para que vean sus buenas obras y alaben a vuestro Padre que está en los cielos”.
Pues bien, a partir de aquí en el Sermón de la montaña Jesús va a explanar con mucho cuidado cuáles son esas “buenas obras” que distinguen al discípulo. Un aspecto importante de la enseñanza de Jesús es que estas “obras” lo que hacen es mostrar que el discípulo es hijo de este “Padre que está en los cielos”.
 Las “obras” son el reflejo de la filiación: el estilo de vida de un discípulo que, gracias a las bienaventuranzas, ha entrado en el ámbito de la Paternidad de Dios revelada por Jesús en el acontecer del Reino (“Padre… venga tu Reino”): “Para que seáis hijos de vuestro Padre celestial…”.

Quien hace la experiencia de las “bienaventuranzas” es un hombre nuevo en el Reino de Dios predicado y llevado a cabo por la persona de Jesús, en Él tiene ahora un nuevo corazón. El discípulo comienza a centrarlo todo en Jesús. Pero la vivencia de la radical novedad del Reino puede llevarlo a pensar que la “la Ley y los Profetas” quedan abolidos. Pues bien, esto no es así, por eso dice Jesús: “No .he venido a abolir, sino a dar cumplimiento”.
Cuando Jesús dice que vino a “dar cumplimiento” de “la Ley y los profetas”, está afirmando que en Él está visible todo lo que la Ley y los Profetas intentaron decir. Lo que Dios le ha querido revelar a su pueblo tiene su punto culminante en la persona de Jesús. Por eso, digámoslo así, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento no hay contradicción sino una línea continua, siempre ascendente.

El discípulo: La Palabra se hace vida. Dios cumple su Palabra, pero los discípulos también tienen que experimentarla, esto es, pasar de la teoría a la práctica.  Todos los mandamientos, incluso los más pequeños, son necesarios, ya que el hombre descubre el ser “justo” en la vivencia del querer de Dios.
El discípulo que pone en práctica la Palabra, ya es de por sí un buen maestro y con la más eficaz de las didácticas: el testimonio.  Pero no hay que olvidar que delante de él va Jesús.

La escuela de valores del Reino. ¿Cómo es que Jesús lleva a “cumplimiento” la Ley de Dios, ¿cuyo espíritu tanto defendían los Profetas?
Jesús, quien como hebreo ha practicado la Ley, y quien nos ha dicho que no se contrapone a ella, sino que le da pleno cumplimiento, es también aquel que conoce al legislador y puede proponer enseguida cómo vivir la Ley, no por el apego a la letra sino entrando en lo que la voluntad del Padre buscaba con ella. Por eso el simple conocimiento de las normas es insuficiente.

Si tenemos en cuenta la enseñanza de las bienaventuranzas, comprenderemos que la “nueva justicia” parte de la espiritualidad de estas, en las cuales se anunciaba la buena noticia de la obra de Dios Padre en el discípulo de Jesús. Se trata de una justicia que parte de un corazón nuevo: la renovación interior resplandecerá y se hará visible en todos los comportamientos del discípulo, “brille vuestra luz delante de los hombres”.
Primera lección: La reconciliación pronta y prioritaria, “Ve primero a reconciliarte con tu hermano”, estamos ante un pasaje donde se repite con frecuencia la palabra “hermano”, un discípulo de Jesús tiene en alta estima la “fraternidad”, pero puede ocurrir que amigos o hermanos terminen como enemigos, es decir, que la fraternidad se vea lesionada. Procedemos con la prontitud y la prioridad sobre cualquier otra actividad en el ejercicio de la “reconciliación” con el hermano, ya que sabemos qué es lo que está en la cumbre de nuestra jerarquía de valores.  “bienaventurados los que trabajan por la paz…

Segunda lección: Una fidelidad que amerita sacrificios por el ser amado.       “Sácatelo y arrójalo de ti”
El valor que se coloca en primer plano, y que debe inspirar el comportamiento del discípulo para superar la crisis, es la Fidelidad al amor prometido. Por la fidelidad a la persona que se ama, todo lo demás debe pasar a un segundo plano. 
La imagen de discípulo es la de una persona madura, que no se precipita, que discierne serenamente las situaciones, que respeta la vida de los demás, y con mayor razón la de aquellos que ama.  Una persona así, está reflejando en su vida la praxis del Maestro.

Tercera lección: Una credibilidad que genera confianza, Cuando ustedes digan 'si', que sea sí, y cuando digan 'no', que sea no”
Todos sabemos por experiencia que no es fácil sostener la palabra dada, particularmente las “promesas” que hacemos dentro de una relación: sea con Dios, sea en la vida conyugal, sea en el ámbito comunitario o social. El valor, decir siempre la verdad.
La transparencia es en primer lugar ante Dios. El hecho de que el hombre no esté en condiciones –por cuenta propia- de cambiar ni uno solo de sus cabellos, indica que su vida entera permanece ante Dios tal como es, sin maquillajes. Por eso no hay necesidad de jurarle nada a un Dios que nos conoce a fondo.
Pero también tiene que ver con todo lo que se le dice a los demás. Así, cuando un discípulo de Jesús hace una promesa, se puede esperar que ella sea cumplida totalmente y, en principio, no habría motivos para desconfiar. Un distintivo del discípulo de Jesús, que se desprende de esta enseñanza, es que él se caracteriza por la “credibilidad”.
"Ojalá Jesús te vaya marcando el camino para encontrarte con quien necesita más.
Tu corazón, cuando te encuentres con aquél que más necesita, se va a empezar a agrandar, agrandar, agrandar, porque el encuentro multiplica la capacidad del amor, agranda el corazón".

“Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del Pueblo de Dios. Servicio bíblico Latinoamericano. Catholic.Net. P. Fidel Oñoro, cjm, Centro Bíblico del CELAM

Lectio Divina: los Sábados 17 hs. en:

Círculo Bíblico San José
Parroquia San José: Brandsen 4970
V. Domínico.

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domingo, 5 de febrero de 2017

“Ustedes son la luz del mundo”, Quinto domingo durante el año Ciclo A


Lecturas del 5-02-17

Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mi y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guíe y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa.  Amén

Libro de Isaías 58,7-10.       
Así habla el Señor: Compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne. Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor.
Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: "¡Aquí estoy!".
Si eliminas de ti todos los yugos el gesto amenazador y la palabra maligna; si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía. Palabra de Dios.    

Salmo 111
R: Para los buenos brilla una luz en las tinieblas
Para los buenos brilla una luz en las tinieblas: es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo. Dichoso el que se compadece y da prestado, y administra sus negocios con rectitud. R        
El justo no vacilará jamás, su recuerdo permanecerá para siempre. No tendrá que temer malas noticias: su corazón está firme, confiado en el Señor. R
Su ánimo está seguro, y no temerá. El da abundantemente a los pobres: su generosidad permanecerá para siempre, y alzará su frente con dignidad. R           

1° Carta de Pablo a los Corintios 2,1-5.                  
Hermanos, cuando los visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el prestigio de la elocuencia o de la sabiduría. 
Al contrario, no quise saber nada, fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado. Por eso, me presenté ante ustedes débil, temeroso y vacilante.            
Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu, para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Palabra de Dios.  

Evangelio según San Mateo 5,13-16.                    
Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.       
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.           
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo”. Palabra del Señor.


Reflexión:
Sal y Luz del mundo

Mateo recoge unas sentencias de Jesús en las que las imágenes de la sal y de la luz sirven para dirigir una palabra de ánimo a los discípulos perseguidos.  Las dos comparaciones empleadas son cristalinas y han de tomarse en su sentido obvio.  Jesús dice, con gran fuerza y simplicidad, que los que viven según el estilo de las bienaventuranzas son la sal de la tierra y la luz del mundo, es decir, el fermento de una nueva humanidad que alcanza a todos.  La novedad y la liberación que trae el Reino no pueden perder fuerza ni permanecer ocultas por medio de la persecución, o por dejadez de los discípulos, sino que deben hacerse presentes en su testimonio de vida, para que todos los hombres y mujeres reconozcan y den gloria al Padre.
Ser discípulo: ser misionero. “Ustedes son la sal de la tierra… ustedes son la luz del mundo…” Muestren que el reino de Dios está presente. Es uno de los pasajes de la dimensión misionera de la fe.  Creer es saberse enviado.  La misión es signo y condición de la fe.  Algo consustancial con ella, lo mismo que el salar y conservar la consubstancialidad con la sal, y el alumbrar con la luz.  La misión pertenece a la identidad del discípulo y de la comunidad cristiana.  La comunidad cristiana o es misionera o no es nada, lo mismo el discípulo.

Hay que observar asimismo la dimensión universal de la misión: la “tierra” y el “mundo” son la humanidad entera sin distinción.  La comunidad de los discípulos, toda la comunidad cristiana, cada uno de nosotros, so pena de una completa inutilidad (¿de qué serviría una sal insípida o una luz oculta?), hemos de manifestar lo que somos, dar lo que tenemos, hacernos “profecía”; y no de palabras sino con las obras.

Dar sabor a la vida.  La sal da sabor y conserva los alimentos.  Probablemente la gente sencilla que escuchaban a Jesús captaban en toda su frescura el simbolismo de la sal y entendían que el Evangelio puede poner en la vida de los hombres un sabor y una gracia” desconocidas.  Pero, hoy, muchas personas que se consideran creyentes no saben cómo experimentar y vivir la vida en cada momento de una manera más intensa, rica, generosa y fecunda.  Padecen anemia: la fe se les ha vuelto sosa y no encuentran creyentes capaces de contagiarles entusiasmo.

Quizás una de las tareas más necesarias y urgentes que tenemos como cristianos sea la de volver a salar nuestra fe al calor del Evangelio, la oración y el clima de la comunidad fraterna.  Necesitamos redescubrir que la fe es sal que puede saborear y nos puede hacer vivir de una manera nueva todo, la vida y la muerte, la convivencia, la soledad, la alegría y la tristeza, el trabajo y la fiesta.
Salar la tierra.  Entre los cristianos, unos hemos confundido demasiado ligeramente la evangelización con el hecho de querer que se acepte socialmente nuestro cristianismo, otros nunca hemos dado importancia a la misión, a la extensión, y hemos de vivir nuestra fe en privado.  Por eso las palabras de Jesús, que nos urge a ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”, nos obligan a hacernos algunas preguntas: ¿Somos los creyentes de la Buena Noticia para alguien? Lo que se vive en nuestras comunidades cristianas, lo que se observa entre los creyentes, ¿es signo y presencia del Reino para la gente de hoy? ¿Ponemos los cristianos en la actual sociedad algo que dé sabor a la vida, algo que purifique, sane, libere a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, de nuestro pueblo? ¿Vivimos algo que pueda iluminar a las personas en estos tiempos de incertidumbre, y ofrecer esperanza y un horizonte nuevo a quien busca salvación?

Orar: un asunto muy simple. (monje benedictino irlandés)

Te basta estar conmigo. Es todo cuanto te pido. No pretendo subidos pensamientos, ni desbordes emocionales, ni que armes frases bonitas. Sólo te pido que permanezcas conmigo.            
Necesito tu compañía ahora mismo, tanto como necesité la compañía de Pedro, Santiago y Juan en Getsemaní. Ellos se durmieron, es cierto, pero Yo los sabía allí, y su sola presencia era consuelo para mi agonizante Corazón. 
Temes las distracciones, la divagación, y los pensamientos zonzos; estos no me ofenden, pues no son más que moscas zumbando en el fondo. 
Yo estoy atraído por tu presencia ante Mí. ¿Te perturba que diga semejante cosa?                          
Es que estoy absorto por ti: mis ojos reposan sobre ti; mi corazón es todo tuyo; te estoy escuchando atentísimo; y todo mi foco está concentrado en ti, cuando vienes a buscarme. Créeme que Yo estoy completamente fascinado por ti, y pronto estarás tú completamente fascinado por Mí.                        

Te hablo aquí usando palabras humanas, empleando el idioma de la amistad, del afecto, del amor. Estoy presente aquí con toda la sensibilidad y ternura de mi condición humana. Estoy aquí ofreciéndote mi amistad, dispuesto a pasar tanto tiempo contigo cuanto tú estés dispuesto a pasar conmigo.
Te quiero cerca: tan cerca como Juan lo estaba cuando, en mi última Cena, apoyó su cabeza sobre mi pecho.          
Una plegaria como ésta no puede ser calculada o medida en términos de minutos y horas. Es lo que es y es así en tanto permanezcas en mi presencia.              

Aun cuando el tiempo de tu adoración haya terminado, Yo permaneceré contigo. Estoy en ti, todo atento a ti, todo amante, listo en cada instante para entrar en conversación contigo, para fortalecerte ante la tentación, para confortarte en tus penas, para ser una luz en tus tinieblas.    
Requiere tan sólo un poco de fe darse cuenta que uno nunca está solo, y percibir mi presencia, mi disponibilidad a comunicarte a Mí mismo sin palabras, por una infusión de mi gracia.                       

Aprovecha lo que te estoy diciendo ahora para confortar a otros que luchan en su plegaria, a los que consideran difícil y ardua la oración, y cosa excepcional en la vida de la gente común. Puesto que para el hombre que busca mi Rostro y desea descansar sobre mi pecho, Yo hago de la oración algo muy simple: silente, apacible, purificante, y divinamente provechoso.
                                                                          
“Tú eres mi refugio y mi escudo, yo espero en tu Palabra” (Salmo 119, 114).

Ven Señor Jesús
«¡Ven!». Que venga el que tiene sed, y el que quiera, que beba gratuitamente del agua
de la vida. (Ap. 22, 17)

Señor Jesús, Orante y Maestro, henos aquí: somos tu Pueblo, tu rebaño, los herederos de tu plegaria.
Nuestros ojos, nuestro pensamiento, nuestro corazón están vueltos enteramente hacia Ti: queremos verte orar, para imitar, con amorosa atención, tus gestos, tus modos, tus lugares y tus tiempos; tus palabras, tus silencios: ¡tú Oración, Señor!
Sabemos que sólo en Ti está la Fuente viva de la Plegaria.
¿A quién iremos? Sólo Tú tienes palabras de Oración viva.
¡Enséñanos a orar! A hacer de la oración experiencia de Amor.

Tus brazos en alto son el Camino de nuestra súplica.

Tú Corazón, el Árbol frondoso donde anidan nuestros rezos; Tú eres la Vid donde injertamos el tembloroso Abba que gime el Espíritu.

Tus ojos fijos en el Padre que nada te niega y tus manos abiertas en confiada súplica de Niño, son, Jesús, la Escuela de nuestra oración de hijos.
Entre el atrio de nuestras inquietudes más externas, y el altar de nuestro herido corazón: llora Tú, Sacerdote Eterno, dentro de nosotros presente, por los que vivimos lejos del Amor del Padre.

Señor, enséñanos a orar; pero más aún: enséñanos a dejarte orar a Ti en nosotros.
Que tu plegaria fluya por nuestro cauce interior y transforme el estéril arenal de nuestra seca oración en el regado paraíso del trato de amistad.

Tú, Amigo y Señor, Hermano y Dios, Maestro y Modelo, siempre vivo para interceder, que vives y reinas y oras, por los siglos de los siglos.    Amén                                             
Fraternidad Monástica del Cristo orante, Tupungato, Mendoza.

 Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón.

"Ojalá Jesús te vaya marcando el camino para encontrarte con quien necesita más.
Tu corazón, cuando te encuentres con aquél que más necesita, se va a empezar a agrandar, agrandar, agrandar, porque el encuentro multiplica la capacidad del amor, agranda el corazón".

“Si los bienes materiales y el dinero se convierten en el centro de la vida, nos atrapan y nos esclavizan”

"Lo importante no es mirar desde lejos o ayudarlo desde lejos, sino ir al encuentro. Eso es lo cristiano, lo que nos enseña Jesús. Ir al encuentro de los más necesitados. Como Jesús que iba siempre al encuentro de la gente. Él iba a encontrarlos".

“Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero”

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del Pueblo de Dios. Lectionautas. Servicio Bíblico Latinoamericano.  Pbro. Daniel Silva.

Lectio Divina: los Sábados 17 hs. en:

Círculo Bíblico San José
Parroquia San José: Brandsen 4970
V. Domínico.

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