Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 24 de junio de 2017

No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.

Décimo segundo domingo
durante el año
Ciclo A, Lecturas del 25-06-17



Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guíe y asista al meditar tus enseñanzas, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. 
Amén

Lectura del libro del profeta Jeremías 20, 10-13
Dijo el profeta Jeremías: Oía los rumores de la gente: «¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!» Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: «Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza.»               
Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable.
 Señor de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa.   
¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque él libró la vida del indigente del poder de los malhechores! Palabra de Dios. 

Salmo 68 
R. Respóndeme, Dios mío, por tu gran amor.

Por ti he soportado afrentas y la vergüenza cubrió mi rostro; me convertí en un extraño para mis hermanos, fui un extranjero para los hijos de mi madre: porque el celo de tu Casa me devora, y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian.  R.
Pero mi oración sube hasta ti, Señor, en el momento favorable: respóndeme, Dios mío, por tu gran amor, sálvame, por tu fidelidad.
Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu amor, por tu gran compasión vuélvete a mí.  R.
Que lo vean los humildes y se alegren, que vivan los que buscan al Señor: porque el Señor escucha a los pobres y no desprecia a sus cautivos.        
Que lo alaben el cielo, la tierra y el mar, y todos los seres que se mueven en ellos.  R.

Carta de san Pablo a los Romanos 5, 12-15
Hermanos: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. En efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay Ley, el pecado no se tiene en cuenta. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso en aquellos que no habían pecado, cometiendo una transgresión semejante a la de Adán, que es figura del que debía venir.             
Pero no hay proporción entre el don y la falta. Porque si la falta de uno solo provocó la muerte de todos, la gracia de Dios y el don conferido por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, fueron derramados mucho más abundantemente sobre todos. Palabra de Dios.

Evangelio según san Mateo 10, 26-33
Jesús dijo a sus apóstoles: No teman a los hombres. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena.
¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo. Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros.                
Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo los reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres. Palabra del Señor.


 Reflexión    

El Evangelio de hoy contiene un pasaje del largo discurso de Jesús a los Doce, a quienes envió a anunciar la Buena Noticia. Y para eso les da una serie de instrucciones y los alienta a no sentir temor de dar testimonio. Lo que recibieron gratis, debían darlo gratuitamente. Jesús reveló muchas cosas a los Doce, las cuales deben proclamar desde los tejados. Esta misión de la Iglesia se identifica hoy con la comunicación social, que, desde lo alto, donde giran los satélites, o desde la “nube” de Internet, debe ingresar a los hogares para llevar paz. Comunicar buenas noticias siempre ha sido riesgoso.

Esto lo padeció el profeta Jeremías, que denunció las amenazas que sufría por decir la verdad. Esta es una realidad que acompaña a los discípulos misioneros de todos los tiempos, e incluso en el nuestro.
Las palabras de Jeremías son el grito de esperanza y de seguridad cuando se encuentra solo en medio de sus enemigos. “Pero Yahvé está conmigo, él, mi poderoso defensor; los que me persiguen no me vencerán” grita Jeremías, y en este domingo también nosotros somos invitados a repetir estas palabras, cada vez que sentimos que las dificultades o los problemas nos agobian.
Con demasiada frecuencia nos encontramos angustiados y atemorizados por las dificultades de la vida. Con gente que vive constantemente preocupada por los acontecimientos adversos y por los obstáculos que se agrandan cuando uno solo cuenta con las fuerzas humanas para salir adelante. Pero el Señor nos invita a comportarnos y a vivir como verdaderos hijos de Dios. A tener confianza en la providencia de nuestro Padre Dios, y a vivir como hijos que confían en un Dios misericordioso, que cuida de nosotros.
Jesús declara el inmenso amor que nos tiene y el gran valor que posee para Dios cada uno de sus hijos.
La filiación divina, que no es más que el convencimiento y la certeza de que somos verdaderos Hijos de Dios, nos hace fuertes en medio de los obstáculos con que tropezamos todos los días.
El Señor es mi luz y mi salvación. ¿A quién temeré? De la seguridad de ser Hijos de Dios surge una moral de victoria que no se confunde con la petulancia ni con la ingenuidad, sino que es la firmeza alegre de todo cristiano de saber que, a pesar de las dificultades y las limitaciones, la victoria la ha ganado Cristo con su gloriosa Resurrección.

Pero todos nosotros somos apóstoles y fuimos llamados a la evangelización. Es por eso que las palabras de Jesús las tenemos que tomar también como dirigidas a cada uno de nosotros, y la confianza a que nos exhorta el Señor, también la tenemos que tener en nuestra labor apostólica.
Jesús nos dice que no nos preocupemos demasiado cuando recibimos una calumnia o se murmura de nosotros cada vez que proclamamos una verdad del Evangelio, o difundimos sus enseñanzas. No les tengan miedo a los hombres. Nada hay oculto que no llegue a ser descubierto, ni nada secreto que no llegue a saberse, dice el Señor.
Si alguna vez nos callamos, debería ser porque es el momento oportuno de callar, por prudencia o por caridad, pero no por miedo o por cobardía. No somos amigos de la oscuridad y de los rincones, sino de la luz, de la claridad en la vida y en la palabra. Vivimos tiempos en que se hace necesario proclamar la verdad sin ambigüedades, porque la mentira y la confusión son difundidas a diario de muchas formas, incluso por los medios de comunicación.

El testimonio de los primeros cristianos evidenciaba que era imposible ser discípulo de Cristo, si no se pagaba antes el alto costo de la persecución o el martirio.
La expresión “no tengan miedo” refuerza la idea de que anunciar el evangelio es para valientes. Este miedo había llevado a algunos de la primera comunidad a una forma alternativa de testimonio, por eso se buscaba “acomodar” el mensaje de Jesús como una cuestión intimista o solo de sacristía. Pero Jesús dice lo contrario: “lo que está encubierto será descubierto”, es decir, su mensaje ha de proclamarse hasta las últimas consecuencias. La lucha por la justicia, muchas veces, choca contra los intereses mezquinos de algunos, y se corre el riesgo de recibir amenazas de diferentes sectores sociales.

Quédate conmigo, Señor.

Quédate conmigo, Señor, porque Yo soy débil y necesito de tu fortaleza, para que no caiga tan frecuentemente. 
Quédate conmigo, Señor, porque Tú eres mi vida y sin Ti Yo estoy sin fervor. 
Quédate conmigo, Señor, porque Tú eres mi luz y sin ti yo estoy en la oscuridad. 
Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu voluntad. 
Quédate conmigo, Señor, para que yo pueda escuchar Tú voz y seguirte. 
Quédate conmigo, Señor, porque se hace tarde y el día se está terminando, y la vida pasa. Es necesario que renueve mi fortaleza, para que yo no pare en el camino y por eso yo te necesito.  Se está haciendo tarde y tengo miedo de la oscuridad, las tentaciones, la aridez, la cruz, los sufrimientos. Oh como te necesito, mi Jesús, en esta noche de exilio. 
Quédate conmigo, esta noche, Jesús, en la vida con todos los peligros, yo te necesito. Déjame reconocerte como lo hicieron tus discípulos en la partición del pan, para que la Comunión Eucarística sea la luz que dispersa la oscuridad, la fuerza que me sostiene, el único gozo de mi corazón. P. Pio
      




No dejemos que las falsas sabidurías de este mundo nos desvíen; sigamos a Jesús como única guía segura que da sentido a nuestra vida.

No miremos para otro lado ante las nuevas formas de pobreza y marginación que impiden a las personas vivir dignamente.

Nadie es una isla, autónomo e independiente de los demás: solamente podemos construir el futuro juntos, sin excluir a nadie.

Jesús se ha dejado «partir», se parte por nosotros. Es la Eucaristía. Y pide que nos demos, que nos partamos por los demás.

El amor pide una respuesta creativa, concreta. No bastan los buenos propósitos: los demás no son números, sino hermanos que hemos de cuidar.

La Iglesia resplandece cuando es misionera, acogedora, libre, fiel, pobre de medios y rica de amor.

Cada uno de nosotros, como miembro vivo del Cuerpo de Cristo, está llamado a promover la unidad y la paz.

La humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes.

Las 12 promesas del Sagrado Corazón de Jesús son:
A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
Daré la paz a las familias.
Las consolaré en todas sus aflicciones.
Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
Las almas tibias se harán fervorosas.
Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.
Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. Hojita s. Pablo
Lectio Divina: los sábados 16 hs. en:

Círculo Bíblico San José
Parroquia San José: Brandsen 4970
V. Domínico.

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