Lecturas
del 19-03-18 – Ciclo B –
Segundo
libro de Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16
Pero aquella misma noche, la palabra del
Señor llegó a Natán en estos términos: «Ve a decirle a mi servidor David: Así
habla el Señor: Cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar
con tus padres, yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que
saldrá de tus entrañas, y afianzaré su realeza. El edificará una casa para mi
Nombre, y yo afianzaré para siempre su trono real. Seré un padre para él, y él
será para mí un hijo. Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y
tu trono será estable para siempre.»
Palabra de Dios.
Salmo 88
R. Su
descendencia permanecerá para siempre.
Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones. Porque tú has dicho: «Mi
amor se mantendrá eternamente, mi fidelidad está afianzada en el cielo.
R.
Yo sellé una alianza con mi elegido, hice
este juramento a David, mi servidor: "Estableceré tu descendencia para
siempre, mantendré tu trono por todas las generaciones."» R.
El me dirá: «Tú eres mi padre, mi
Dios, mi Roca salvadora.» Le aseguraré mi amor eternamente,
y mi alianza será estable para él. R.
y mi alianza será estable para él. R.
Carta de Pablo a los
Romanos 4, 13. 16-22
Hermanos: En efecto, la promesa de
recibir el mundo en herencia, hecha a Abraham y a su posteridad, no le fue
concedida en virtud de la Ley, sino por la justicia que procede de la fe.
Por eso, la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la fe. Porque él es nuestro padre común como dice la Escritura: Te he constituido padre de muchas naciones. Abraham es nuestro padre a los ojos de aquel en quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen.
Por eso, la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la fe. Porque él es nuestro padre común como dice la Escritura: Te he constituido padre de muchas naciones. Abraham es nuestro padre a los ojos de aquel en quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen.
Esperando contra toda esperanza, Abraham
creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado: Así
será tu descendencia. Por eso, la fe le fue tenida en cuenta para su
justificación. Palabra de Dios.
Evangelio
según san Mateo 1, 16. 18-21. 24a
Jacob fue padre de José, el esposo de
María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados.» Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados.» Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado.
Palabra del Señor.
San José ruega por
nosotros.
San José ruega por
nosotros.
Reflexión:
La Iglesia hoy interrumpe de cierto modo el tiempo
cuaresmal para conmemorar a San José.
La devoción a San José se fundamenta en
que Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de
la Virgen María, hacer de padre de Jesús en la tierra y custodio de la Sagrada
Familia. El Papa Pío IX
nombró a San José patrono de la Iglesia universal en 1847.
José es quien transmite a Cristo su
ascendencia y genealogía y con ello la descendencia de Abraham y la de David
junto a las promesas del reino mesiánico y eterno. (cf Rm 1,3; 2 Tm 2,8; Ap
22,16).
Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Jn 1,45; 6:42; Lc 4,22) el carpintero (Mt 12,55).
Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Jn 1,45; 6:42; Lc 4,22) el carpintero (Mt 12,55).
San José es llamado el "Santo del
silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus
obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del
bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo.
Las principales fuentes de información
sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y
de Lucas.
San Mateo (1:16) llama a San José el hijo
de Jacob; según San Lucas (3:23), su padre era Heli. Probablemente nació en
Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la
historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.
Según San Mateo 13,55 y Marcos 6,3, San
José era un "tekton". La palabra significa en particular que era
carpintero.
Pronto la fe de San José fue probada con
el embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no
queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba
retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño: (Mt. 1,19-20, 24).
Unos meses más tarde, llegó el momento para José y María de partir hacia Belén para empadronarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba embarazada y tuvieron que trasladarse (cf. Lc 2:1-7). En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo que esperaban. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él". (Lc 2,33).
Unos meses más tarde, llegó el momento para José y María de partir hacia Belén para empadronarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba embarazada y tuvieron que trasladarse (cf. Lc 2:1-7). En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo que esperaban. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él". (Lc 2,33).
Después de la visita de los magos de
Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia (la profecía decía del nacimiento
de un nuevo rey) y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José
escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate, toma contigo
al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga.
Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». Mt 2,13. San José
obedeció y tomó responsabilidad por la familia que Dios le había confiado.
San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto. Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor, sin exigir nada.
San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto. Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor, sin exigir nada.
Una vez más por medio del ángel del
Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a
su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que
buscaban la vida del niño.» Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y
entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en
Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños,
se retiró a la región de Galilea". Mt 2,22. Fue así que la Sagrada Familia
regresó a Nazaret.
Desde entonces el único evento que
conocemos relacionado con San José es la "pérdida" de Jesús al
regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lc 2, 42-51). San José
y la Virgen lo buscaron por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el
Templo.
Lo más probable es que San José haya
muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente
en las bodas de Canaá ni se habla más de él. De estar vivo, San José hubiese
estado sin duda al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su
Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto.
José fue un hombre sencillo. Tuvo alegrías enormes al tener junto a él a
Jesús y a María. Pero también sufrió incertidumbres y sufrimientos: perplejidad
ante el misterio obrado en María, que en un comienzo desconocía; la pobreza
extrema en Belén; la profecía de Simeón en el Templo sobre los sufrimientos de
Jesús; la angustiosa huida a Egipto.
Pero José fue siempre fiel a la voluntad de Dios,
dejando de lado sus planes y razones para seguir el camino trazado por el
Padre. San José fue firme como una roca y contó siempre con la ayuda de Dios.
Nada desvió a José de su senda. Fue la persona a quién Dios, confiándose en él,
puso al frente de su familia. El centro de la vida de José fueron siempre Jesús
y María, y el cumplimiento de la misión que Dios le había confiado.
Santa
Teresa de Jesús, dice: "Tomé por abogado y señor al glorioso San
José."
"No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa
que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha
hecho Dios por medio de este bienaventurado santo...No he conocido persona que
de veras le sea devota que no la vea más aprovechada en virtud, porque
aprovecha en gran manera a las almas que a Él se encomiendan...Solo pido por
amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el gran
bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devoción..."
Sta. Teresa