¡Con su Palabra, Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro, para que experimentemos al Dios de la vida!
Intención para la evangelización ‐
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16
sábado, 17 de julio de 2021
“Conmoverse, vivir la Palabra desde nuestro corazón”
“Eran como ovejas sin pastor”
Décimo sexto domingo, lecturas 18-7-21, Ciclo B
Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. Amén
Libro del
profeta Jeremías 23, 1-6
«¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi
pastizal!» -oráculo del Señor-.
Por eso, así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan
a mi pueblo: «ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han
ocupado de ellas. Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar sus
malas acciones» -oráculo del Señor. «Yo mismo reuniré el resto de mis
ovejas, de todos los países adonde las había expulsado, y las haré volver a sus
praderas, donde serán fecundas y se multiplicarán. Yo suscitaré para ellas
pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará
de menos a ninguna» -oráculo del Señor-.
«Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen
justo; él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho
en el país. En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo
llamará con este nombre: "El Señor es nuestra
justicia."» Palabra de Dios.
Salmo 22, R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. El me hace
descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y
repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su
Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún
mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden
confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis
enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa
rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
Carta de
Pablo a los Efesios 2, 13-18
Hermanos: Ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz: él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones. Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona. Y él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca. Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu. Palabra de Dios.
Evangelio
según san Marcos 6, 30-34
Los
Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y
enseñado. El les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para
descansar un poco.» Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían
tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron
por tierra a aquel lugar y llegaron antes que
ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque
eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles
largo rato. Palabra del Señor.
Como ovejas sin pastor. La queja de
Jeremías de los guías políticos en su tiempo se repite en la época de Jesús,
los jefes políticos y religiosos dispersaban cada vez más al pueblo. El régimen
político, militar y económico impuesto por Roma era una carga que pesaba sobre
el pueblo y se hacía más gravosa porque había gente que le hacía el juego a los
romanos, entre ellos los saduceos, que administraban el Templo.
El rey y los
cobradores de impuestos eran nombrados por Roma y las fuerzas militares romanas
tenían su fortaleza junto al templo de Jerusalén, esta situación además de
oprimir ofendía la dignidad del pueblo. El régimen tributario era sofocante y
había además que cumplir con el diezmo para el templo, la situación económica
era crítica.
La sociedad se encontraba dividida y se atomizaba cada vez más tratando de buscar solución al problema del momento, unos creían en la fuerza de las armas, otros se aislaban y vivían en forma independiente. Otros esperaban una irrupción de Dios que pusiera fin a esta situación y diera oportunidad al pueblo de Israel.
Por otro lado,
después de la reconstrucción del templo al regresar del exilio, las leyes de
purificación dominaron la religión judía poniendo el cumplimiento de normas, por
encima de la práctica de la justicia, del amor y de la misericordia, provocando
desorientación y desconcierto en el pueblo. Muchos se encuentran marginados del
templo, han sido desplazados de allí por no cumplir con dichas normas rituales.
Al oír hablar a Jesús se sienten identificados con su enseñanza y con su práctica, descubren que no están tan lejos de los caminos de Dios, encuentran en él al pastor que en vez de dispersar, congrega y reúne, dice Dios en la primera lectura, “Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas".
Jesús, movido por
la compasión de ver a la multitud que andaba como oveja sin pastor, se pone a
enseñarles. Es la causa del Reino la que le consume su tiempo y su vida. Para
esto ha venido, su pasión y su locura es el Reino. “pero el buen pastor
las reunirá en un solo rebaño” (Jn 10,16). Jesús, buen pastor, reúne
también en un solo rebaño a los que "estaban lejos" (paganos) y a los
que "estaban cerca" (judíos) por medio de su sangre derramada en la
cruz.
Hechos que den
autoridad a las palabras. Luego del episodio que compartimos el
domingo pasado, el envío misionero de los Doce, Marcos narra el regreso de los
Apóstoles.
Dice el texto que
los Apóstoles le cuentan al Señor todo lo que han “hecho y enseñado”. Estas dos
palabras, estos dos verbos, hacer y enseñar, son muy importantes porque marcan
la continuidad de la tarea de los Apóstoles con respecto a la de Jesús. En los
primeros capítulos de Marcos se describe a un Jesús, Mesías que revela el
Reino con “hechos y palabras”, “haciendo y diciendo”, “liberando del mal y
proclamando el Evangelio”.
La tarea de los
discípulos y la tarea de la Iglesia de Jesús por todos los siglos es la misma:
hacer presente el Reino con hechos y palabras. Ni sólo hechos ni sólo palabras
sino palabras que “expliquen” los hechos, hechos que den autoridad a las
palabras. Esta es en definitiva la clave de la misión que nos enseña
Jesús.
La Mirada de Jesús. Jesús se dirige en barca con sus discípulos hacia un lugar tranquilo y retirado. Quiere escucharlos con calma, pues han vuelto cansados de su primera tarea evangelizadora y desean compartir su experiencia con el Profeta que los ha enviado.
El propósito de
Jesús queda frustrado, la gente descubre su intención y se les adelanta
corriendo por la orilla. Cuando llegan al lugar, se encuentran con una multitud
venida de todas las aldeas del entorno. ¿Cómo reaccionará Jesús?
Marcos describe
gráficamente su actuación: los discípulos han de aprender cómo han de tratar a
la gente; en las comunidades cristianas se ha de recordar cómo era Jesús con
esas personas perdidas en el anonimato, de las que nadie se preocupa.
“Al desembarcar,
Jesús vio la multitud, se conmovió porque andaban como ovejas sin pastor, y se
puso a enseñarles con calma” (largo rato).
Lo primero que destaca el evangelista es la mirada de Jesús. No se irrita porque han interrumpido sus planes. Los mira detenidamente y se conmueve. Nunca le molesta la gente. Su corazón intuye la desorientación y el abandono en que se encuentran los campesinos de aquellas aldeas.
Como Iglesia hemos de aprender a mirar a la gente como la miraba Jesús: captando el sufrimiento, la soledad, el desconcierto o el abandono que sufren muchos y muchas. La compasión no brota de la atención a las normas o el recuerdo de nuestras obligaciones. Se despierta en nosotros cuando miramos atentamente a los que sufren.
Desde esa mirada
Jesús descubre la necesidad más profunda de aquellas gentes: “andan como
ovejas sin pastor”. La enseñanza que reciben de los maestros y letrados de la
ley no les ofrece el alimento que necesitan. Viven sin que nadie cuide
realmente de ellas. No tienen un pastor que las guíe y las defienda.
Movido por su compasión, Jesús “se pone a enseñarles con calma”. Sin prisas, se dedica pacientemente a enseñarles la Buena Noticia de Dios y su proyecto humanizador del reino. No lo hace por obligación. No piensa en sí mismo. Les comunica la Palabra de Dios, conmovido por la necesidad que tienen de un pastor.
No podemos permanecer indiferentes ante tanta gente que, dentro de nuestras comunidades cristianas, anda buscando un alimento más sólido que el que recibe. No hemos de aceptar como normal la desorientación religiosa dentro de la Iglesia. Hemos de reaccionar de manera lúcida y responsable. No pocos cristianos buscan ser mejor alimentados. Necesitan pastores que les transmitan la enseñanza de Jesús.
Siempre en
oración. El comienzo del pasaje del Evangelio de hoy, San Marcos
relata que los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que
habían hecho y enseñado.
Debemos imitar ese trato de los discípulos con Jesús. Esa confianza que tienen
para contarle sus cosas. En eso consiste la oración: en confiar al Señor los
acontecimientos de nuestra vida. A veces le confiamos los hechos que nos
entusiasman, como hacían los primeros discípulos de Jesús.
Podemos suponer que ese relato de los apóstoles estaría seguido de las palabras de Jesús, guiándolos, dirigiéndolos, alentándolos. Pero otras veces, contando al Señor nuestras dificultades, nuestros problemas, con la seguridad de que vamos a recibir el consuelo y la paz que en cada momento necesitemos.
La
oración, el trato frecuente, y sincero con el Señor es una necesidad para la
vida de todo bautizado, y una condición previa e indispensable para encarar
cualquier tarea de apostolado.
En la sustancia
de las cosas, la humanidad se halla desde sus inicios en situación parecida,
aunque cambien las circunstancias aparentes y tecnológicas, una generación sin
pastores vive a la deriva, en el sinsentido. Una generación con pastores que no
lo son, se ve abocada a la desconfianza en la autoridad, vive el suplicio de la
confusión, se encierra en el subjetivismo atroz e insolidario, desde que el
hombre es hombre ha necesitado guías que le indiquen el camino y le dirijan por
la senda de su auténtica humanidad hacia el horizonte de la felicidad y de
Dios:
¿Hoy por quién me dejo guiar para encontrar el camino de la verdad? ¿Qué lugar ocupa Jesús en mi vida, el de pastor y “amigo” o simplemente es una alternativa?
Jesús, Buen Pastor lleno de misericordia, regálanos un corazón atento, capaz de ver las necesidades de quienes nos rodean y compasivo para hacer nuestros los dolores de nuestro prójimo. Pero que nunca quedemos abatidos ante los mismos sino que, con creatividad y caridad pastoral, busquemos que tu Reino se haga más presente cada día. (Donbosco.org)
Pentecostés, “Reciban el Espíritu Santo”
Santísima Trinidad, “…bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
Cuerpo y Sangre de Cristo, “Tomen, esto es mi Cuerpo”
Décimo primer domingo, “El Reino de Dios es como…”
Décimo segundo domingo, “¿Por qué tienen miedo?”
Décimo tercer domingo, “Dios, es el Dios de la Vida”
Décimo cuarto domingo, “Dios ” El Mesías, el hijo de Dios, es el carpintero, uno de nosotros”
Décimo cuarto domingo, “La misión siempre nace del corazón transformado por el amor de Dios”
Aclaración: Se han consultado para la preparación del siguiente texto: El libro del Pueblo de Dios. Centro Bíblico del CELAM. Donbosco.org.ar. Dominicos.org. José Antonio Pagola. ACIprensa.
Círculo Bíblico San José
“Tu palabra es una
lámpara a mis pies y una luz
en mi camino” Sal 119