Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 29 de mayo de 2010

Santísima Trinidad, «Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.»

Lecturas del 30-5-10

Libro de los Proverbios 8,22-31.

Dice la Sabiduría de Dios: El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde siempre.
Yo fui formada desde la eternidad, desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra.
Yo nací cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes de aguas caudalosas.
Antes que fueran cimentadas las montañas, antes que las colinas, yo nací, cuando él no había hecho aún la tierra ni los espacios ni los primeros elementos del mundo.
Cuando él afianzaba el cielo, yo estaba allí; cuando trazaba el horizonte sobre el océano, cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando infundía poder a las fuentes del océano, cuando fijaba su límite al mar para que las aguas no transgredieran sus bordes, cuando afirmaba los cimientos de la tierra, yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día, recreándome delante de él en todo tiempo,
recreándome sobre la faz de la tierra, y mi delicia era estar con los hijos de los hombres. Palabra de Dios.
Salmo 8:

R: ¡Señor, nuestro Dios, que admirable es tu Nombre en toda la tierra!

Al ver el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado: ¿qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides? R

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y esplendor; le diste dominio sobre la obra de tus manos, todo lo pusiste bajo sus pies. R

Todos los rebaños y ganados, y hasta los animales salvajes; las aves del cielo, los peces del mar y cuanto surca los senderos de las aguas. R

Carta de San Pablo a los Romanos 5,1-5.

Hermanos: Justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia;
la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza.
Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado. Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Juan 16, 12-15

Jesús dijo a sus discípulos: «Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.» Palabra del Señor.


Dios Padre, que revelaste a los hombres tu misterio admirable al enviar al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu santificador; te pedimos que, en la profesión de la fe verdadera, podamos conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar al único Dios todopoderoso. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amen.


Reflexión:
TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SANTISIMA TRINIDAD

La actuación del Espíritu

La promesa del Espíritu es el tema más repetido a lo largo del discurso de despedida de la última cena, es central la actuación del Espíritu. Tres son las ideas claves que en ella se desarrollan:
1) necesidad de la marcha de Jesús;
2) respuesta del Espíritu a la persecución;
3) ayuda del Espíritu en la misión.

Necesidad de la marcha de Jesús

Los discípulos siguen sin comprender la muerte de Jesús como marcha al Padre; para ellos es el fin de todo. No piden explicaciones que consideran superfluas, sino que se llenan de tristeza al pensar en la separación, que ellos interpretan como soledad definitiva. El mundo (que en Juan es enemigo y malo) se presenta como adversario fuerte y, sin Jesús, se sienten abrumados, e indefensos.
Sin embargo, Jesús insiste diciendo la verdad: “les conviene que yo me marche”. Y es que para comunicar el Espíritu tiene que dar antes la prueba última y definitiva de amor. Como el grano de trigo que al morir se transforma y la vida que contiene se multiplica en otros granos, lo mismo con la muerte de Jesús, su don total, libera en El toda la fuerza del Espíritu que contenía, haciéndolo comunicable.
El Espíritu va a dar a los discípulos la posibilidad de amar como Jesús. Ahora bien, no sabrán cómo los ha amado Jesús, ni podrán entender todo el alcance de su mandamiento hasta que El no dé la vida por ellos. Por eso les conviene que se marche. Hasta ahora es para ellos maestro, jefe, líder. El Espíritu hará que sea la fuente interior de su vida y les manifestará su gloria.

Respuesta del Espíritu a la persecución

El mundo se ha erigido en juez de Jesús y lo ha condenado como a un criminal. El Espíritu, que es la fuerza de Dios, abre de nuevo a un proceso para pronunciar sentencia contraria. Los que hicieron de jueces son culpables; el condenado tenía razón y, en consecuencia, el sistema que se atrevió a cometer semejante injusticia está condenado por Dios. Juan habla a la comunidad. Esta ya siente el odio del mundo y la persecución que Jesús le había anunciado. Se siente juzgada y condenada por el mundo. Pero el testimonio del Espíritu la convence de que es ella la que puede juzgarlo, acusándolo de su pecado. Así, a pesar de la persecución que sufre, no se siente culpable ni se acobarda. Jesús se le revela como camino, verdad y vida; el sistema como muerte.

Ayuda del Espíritu en la misión

Jesús acaba de decirles: “les he comunicado todo lo que le oído a mi Padre”. Ahora, sin embargo, le dice “mucho me queda por decirles pero no pueden con tanto ahora”. Y es que su mensaje tiene consecuencias que ellos no pueden comprender por el momento. Hay mucho terreno inexplorado en la verdad de Jesús, que sólo podrá ser reconocido a medida que la experiencia coloque a la comunidad delante de nuevos hechos y circunstancias.
En la misión y en la tarea del mundo, el Espíritu guía a la comunidad hacia la verdad completa; es decir, revela y explica el mensaje; lo que Jesús es y significa como manifestación del amor del Padre. No se trata de una doctrina nueva, sino de la revelación continua de Jesús y su mensaje. La interpretación del Espíritu guía a los discípulos en su actividad a favor del ser humano. Para acertar en lo que conviene han de estar abiertos, por una parte a la vida y a la historia y, por otra, a la voz del Espíritu que se la interpreta.

El Espíritu es el maestro de la verdad.

Buscamos la verdad, pero, a pesar de nuestras seguridades, nos damos cuenta de que tenemos muy poca… poco a poco, con el Espíritu, vamos enriqueciendo cada día nuestra pobre porción de verdad con que vamos recibiendo de los hermanos, con la que va trayendo la vida… por eso, considerarse en posesión de la verdad absoluta es haber aparcado al Espíritu en nuestras vidas, tergiversar el mensaje y la misión de Jesús y manipular a Dios.

El misterio de Dios

Son bastantes los que, llamándose cristianos, tienen una idea triste y aburrida de Dios. Para ellos, Dios sería un ser nebuloso, gris, “sin rostro”. Algo impersonal, frío e indiferente. Y si se les dice que Dios es Trinidad, esto, lejos de dar un color nuevo a su fe, lo complica todo aún más, situando a Dios en el terreno de lo enrevesado, embrollado y ininteligible. No pueden sospechar todo lo que la teología cristiana a querido sugerir de Dios, al balbucir, desde Jesús, una imagen trinitaria de la divinidad.
Este pasaje del Evangelio de Juan nos sitúa en el misterio de Dios. Este misterio no es oscuridad, sino hondura de amor y vida. Dios no es un ser solitario, condenado a estar cerrado sobre sí mismo, sino comunión interpersonal y comunicación gozosa de vida. Dios es vida compartida, amor comunitario, comunión de personas. Este Dios no es algo lejano a nosotros. Está en las raíces mismas de la vida y de nuestro ser. En El vivimos, nos movemos y existimos. Pero no siempre estamos abiertos y, lo que el Espíritu nos revela y comunica, pasa desapercibido.

Creer en la Trinidad es creer en el origen, el modelo y el destino último de toda la vida es el amor compartido es comunidad. Que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, y que no descansaremos hasta que podamos disfrutar de ese amor compartido y encontrarnos todos en “esa sociedad” en la que cada uno pueda ser el mismo en plenitud, feliz en la entrega y solidaridad total con el otro, como Jesús. Por eso, celebrar la Trinidad no es entender racionalmente el misterio de Dios y mucho menos quererlo y explicar con imágenes antropomórficas o geométricas. Celebramos a la Trinidad cuando descubrimos con gozo que la fuente de nuestra vida es un Dios-Comunidad y cuando, por tanto, nos sentimos llamados, desde lo más radical de nuestro ser, a buscar nuestra verdadera felicidad en el compartir y en la solidaridad.
P. Daniel Silva.
Para tener presente: el Catecismo de la Iglesia Católica sintetiza en el número 234 los elementos esenciales de la doctrina trinitaria. Dice así: El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la jerarquía de las verdades de fe. Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos.


Preguntas para la meditación


¿Me abro a la acción del Espíritu de la Verdad en mi vida, para que me lleve a un conocimiento existencial y actualizado del evangelio de Jesús?

¿Cuáles diferencias están creando en nuestra comunidad divisiones y egoísmos?

¿Cuáles elementos de nuestra vida comunitaria nos unen, nos hacen crecer como hermanos y fortalecen nuestra misión evangelizadora?

¿Somos como comunidad signo e instrumento de salvación a través de la iniciativa del amor, del Padre, el sacrificio y la obediencia, del Hijo y la apertura a la novedad de los caminos de Dios del Espíritu Santo?

Oración:

Señor Dios Eterno, Único y Verdadero, misterio infinito de amor y de vida, Trinidad Santísima, haz de la humanidad creada a tu imagen una sola familia, y que la comunidad eclesial, redimida por la sangre de tu Hijo y renovada por el Espíritu, sea siempre un vivo reflejo de tu misterio comunitario de amor, signo de liberación para los pobres y los últimos de la tierra, y fermento de unidad y de paz para todo el género humano. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.


Aviso:

Sábado 5 de junio a las 15 hs.: Celebración de Corpus Christi (Cuerpo y Sangre de Cristo): Procesión Diocesana, parte de la parroquia San José hasta la parroquia de N. S. de Loreto, culmina con la celebración de la Santa Misa presidida por nuestro obispo Mons. Rubén O. Frassia.



Lecturas de la semana:

LUNES 31: Sofonias 3, 14-18; Salmo Is 12; Lucas 1, 39-56
MARTES 1: 2ª Carta s. Pedro 3,11-18; Salmo 89; Marcos 12, 13-17.
MIERCOLES 2: 2ª 2ª Carta s. Pablo a Timoteo 1, 1-12; Salmo 122; Marcos 12, 18-27.
JUEVES 3: 1ª 2ª Carta s. Pablo a Timoteo 2, 8-15; Salmo 24; Marcos 12, 28-34.
VIERNES 4: 2ª Carta s. Pablo a Timoteo 3, 10-17; Salmo 118; Marcos 12, 35-37.
SABADO 5: 2ª Carta s. Pablo a Timoteo 4, 1-8; Salmo 70; Marcos 12, 38-44.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria. Lectionautas.com
Servicio Bíblico Latinoamericano.

Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785


Te esperamos los sábados 17:00 h.
Para Compartir la Palabra de Jesús,
en la Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Dominico.

Círculo Bíblico San José

miencuentroconjesus@yahoo.com.ar

http://miencuentroconjesus1.blogspot.com

domingo, 23 de mayo de 2010

Pentecostés, «... Todos quedaron llenos del Espíritu Santo.»

Lecturas del 23-5-10

Lectura Hechos de los apóstoles 2, 1-11

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían:
«¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.» Palabra de Dios.
Salmo 103


R. Señor, envía tu Espíritu
y renueva la superficie de la tierra.

Bendice al Señor, alma mía: ¡Señor, Dios mío, qué grande eres! ¡Qué variadas son tus obras, Señor! la tierra está llena de tus criaturas! R.

Si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo. Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra. R.

¡Gloria al Señor para siempre, alégrese el Señor por sus obras! que mi canto le sea agradable, y yo me alegraré en el Señor. R.

Primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 12, 3b-7. 12-13

Hermanos: Nadie, movido por el Espíritu de Dios, puede decir: «Maldito sea Jesús.» Y nadie puede decir: «Jesús es el Señor», si no está impulsado por el Espíritu Santo.
Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común.
Así como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros, a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.
Palabra de Dios.

SECUENCIA

Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo
un rayo de tu luz.

Ven, Padre de los pobres, ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz.

Consolador lleno de bondad, dulce huésped del alma suave alivio de los hombres.

Tú eres descanso en el trabajo, templanza de la pasiones, alegría en nuestro llanto.

Penetra con tu santa luz en lo más íntimo
del corazón de tus fieles.

Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre,
nada que sea inocente.

Lava nuestras manchas, riega nuestra aridez, cura nuestras heridas.

Suaviza nuestra dureza, elimina con tu calor nuestra frialdad, corrige nuestros desvíos.

Concede a tus fieles, que confían en tí, tus siete dones sagrados.

Premia nuestra virtud, salva nuestras almas,
danos la eterna alegría.

Santo Evangelio según san Juan 20, 19-23

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!»
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: « ¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes. » Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan.»
Palabra del Señor.

Reflexión:

DOMINGO DE PENTECOSTES
Aparición a los discípulos. Donación del Espíritu.

La comunidad cristiana se construye alrededor de Jesús
En los discípulos de Jesús no existía la más mínima idea ni predisposición para la fe en la resurrección. Lo prueba claramente la reacción de María Magdalena y de Pedro ante el sepulcro vacío y, sobre todo, la actitud de Tomás. En el presente relato está pensado desde el cumplimiento de las promesas de Jesús: “volveré a ustedes”, “les enviaré el Espíritu y tendrán paz”. El evangelista proclama y muestra que la comunidad cristiana se constituye alrededor de Jesús vivo y presente, crucificado y resucitado. El está en su centro y la libera del miedo y de la estrechez de miras, otorgándole confianza y seguridad, paz y alegría al mostrarle los signos de su victoria sobre la muerte. De Él recibe la comunidad la misión y el Espíritu para llevarla adelante. La misión de la comunidad, como la de Jesús, es liberar, dar paz, perdonar, amnistiar, dar vida hasta la entrega total.

Cada cristiano es un enviado de Jesús

La llamada a la fe y a la comunidad es, al mismo tiempo, llamada a la misión. Hemos sido elegidos por Jesús para realizar el proyecto de Dios con El. Pero la llamada/envío se remonta más arriba, hasta Él mismo o Dios: “Como el Padre me envió a m í, así los envío yo a ustedes”. Es decir, cada cristiano es otro Jesús, que recibe la misma misión de parte del Padre. Hay una inmensa cadena que parte del mismo Dios y, pasando por Jesús hasta mí haciéndome también su hijo, su enviado. ¡Somos enviados de Dios, embajadores del Padre, sus mensajeros, en compañía de Jesús, en la construcción de la nueva humanidad!
Y no hay excusa para la misión. Los primeros enviados “estaban con las puertas cerradas” por miedo a los judíos y autoridades, carecían de paz y tenían pocas miras. Humanamente no estaban preparados. No daban la talla. Sin embargo, ellos son los elegidos. Ellos son los que tienen que llevar adelante el proyecto de Jesús. Ellos son los que tienen que perdonar y dar vida.
Si en vos surgen reticencias, desenmascara las motivaciones. No es nuestra debilidad, o nuestra poca experiencia y formación, o nuestros pecados lo que nos impide asumir el reto de Jesús. Más bien es el temor a nuestros fallos, y el dolor que nos causa nuestro orgullo herido lo que nos paraliza y nos hace vivir todavía con las puertas cerradas.

Reciban el Espíritu Santo

Después de enviarles, de transmitirles la misión del Padre, Jesús sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el Espíritu Santo”. Así comprendieron y renacieron a la vida. Y se fueron por todo el mundo. Y supieron perdonar. Y rompieron las barreras del miedo y las puertas de la pequeña comunidad. Y experimentaron la paz en la misión y en el compromiso. Y se sintieron llamados a la resurrección…
La misión cristiana no es una orden sino un fuego interior. El amor misionero del Padre y de Jesús, y el nuestro, es el Espíritu Santo. Quema mucho, para purificarnos. Arde fuerte, para darnos vida. Nos pone en movimiento, para crear más vida. El Espíritu Santo sabe que la misión es dura, porque no luchamos contra enemigos de carne y hueso sino contra estructuras de opresión y dominación. Pero él nos hace capaces de perdonar pecados, es decir, de destrozar la injusticia, derribar la mentira, quebrar la oscuridad y dar vida. El nos hace descentrarnos de nuestros fallos y descubrir nuestros auténticos pecados. Porque muchas veces nos duelen más nuestros fallos que nuestros pecados, y así no hay paz ni somos capaces de llevar adelante el proyecto de Dios. El Espíritu que se da nos hace ser personas resucitadas, llenas de paz, perdón y vida.

Vivir sin Espíritu, vivir sin haber resucitado

Los que nos consideramos creyentes vivimos, a menudo, como los discípulos del Evangelio: “al anochecer”, “con las puertas cerradas”, “llenos de miedo” temerosos de las “autoridades”. Estamos inmersos en la vieja creación, a pesar de que ya sea el domingo (primer día de la nueva creación). No hemos visto ni experimentado al resucitado. La humanidad nueva parece ausente de nuestras vidas.
Nuestras comunidades están, a veces, replegados, ocultas, sin dar testimonio. Es como si no tuvieran alegría, perdón, paz y vida que transmitir. Seguimos aferrados a lo viejo. Necesitamos que el Señor resucitado se haga presente y nos transmita el soplo creador del Espíritu que infunde aliento de vida.
Quien se deja invadir por el Espíritu, descubre que la fuente de su misión es el amor del Padre. Entonces empieza a sentir “pasión misionera” y “amor”, como Jesús, ante quienes sufren del dolor, la injusticia, la ignorancia, el hambre, el sinsentido. Y en su vida, no sólo es capaz de prescindir de las cosas más queridas, sino que descubre que la “plenitud” y la “realización” están en ese salir de sí mismo y vivir para los demás. Persona resucitada es la que se deja guiar por el Espíritu de Dios, hacia la aventura, la sorpresa, la novedad, la vida… persona resucitada es la que pone vida donde no ha hay, o la defiende donde está amenazada.
Reflexionemos: “A este Jesús Dios lo resucitó: de lo cual todos nosotros somos testigos. Y exaltado por la diestra de Dios, recibió del Padre el Espíritu Santo, como había sido prometido, y todo esto que ven y oyen viene de El” (Hch 2, 32-33)

El Padre exalta a Jesús en su resurrección, le da el Espíritu Santo. De aquí viene el gozo de aquella mañana, el amanecer de la Iglesia en el mundo, la elocuencia de la verdad, el asombro de la multitud, de ahí viene el crecimiento de la pequeña grey, el reventar el grano de mostaza, el despertar de la levadura en el seno de la masa, el verdear de los campos para la mies, de ahí viene la fe de los mártires, la inocencia de las vírgenes, la sabiduría de las Escrituras, el esplendor de la liturgia, y de ahí viene lo que yo he visto y oído en mí mismo, en mi vida y en mi experiencia de oración, amistad y soledad, en las tentaciones… todo es Pentecostés. La promesa del Espíritu en el corazón de la humanidad.
Lucas, historiador y médico que toma el pulso y mide el crecimiento del cuerpo nuevo del Cristo Total en los miembros que son su Iglesia, anota el dato con fidelidad profesional: “Aquel día se les unieron unos tres mil hombres” (Hech 2, 41)
Cuando llega el Espíritu, la Iglesia crece.
Pbro. Daniel Silva.
Preguntas para la meditación

¿Qué capacidades, servicios o actividades el Espíritu Santo me ha dado a mí? ¿Los valoro, los tengo en cuenta, los hago fructificar?

¿Descubro y hago descubrir a los demás que las capacidades, servicios y actividades que nos da el Espíritu no son para provecho personal sino para ponerlas al servicio de los hermanos?

Avisos Parroquiales:

22 de mayo: Vigilia de Pentecostés:
Te invitamos a festejar como Iglesia diócesana la venida del Espíritu, ¡¡nuestra fiesta!!a partir de las 19.30 hs. en el colegio E.N.S.P.A., Av. Belgrano 355.
"Aquí estoy Señor, para hacer Tu voluntad"...
25 de mayo:
TE DEUM EN AVELLA-LANUS: en la Iglesia Catedral: la conmemoración se llevará a cabo a las 09.30 hs.

FESTEJOS EN SAN JOSÉ: las instituciones parroquiales Invitamos a toda la comunidad de V. Dominico a partir de las 12 hs, para festejar con cantos, bailes folklóricos, juegos, la fecha patria. Habrá buffet.
Todo lo recaudado será donado al comedor “Madres del Arroyo” concluiremos con la santa Misa a las 18 hs.

Lecturas de la semana:

LUNES 24: Hechos apóstoles 1, 12-14; Salmo Jdt 13; Juan 19, 25-27
MARTES 25: 1ª Carta s. Pedro 1,10-16; Salmo 97; Marcos 10, 28-31.
MIERCOLES 26: 1ª Carta s. Pedro 1,18-25; Salmo 147; Marcos 10, 32-45.
JUEVES 27: 1ª Carta s. Pedro 2,2-5.9-12; Salmo 99; Marcos 10, 46-52.
VIERNES 28: 1ª Carta s. Pedro 4,7-13; Salmo 95; Marcos 11, 11-25.
SABADO 29: Carta s. judas 17, 20b-25; Salmo 62; Marcos 11, 27-33.

Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria. Lectionautas.com

Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785


Te esperamos los martes 17:00 h.
Grupo de oración por los enfermos, alabanza y reflexión de la Palabra de Dios. “Padre Pío” En la Parroquia:
Nuestra señora de la Paz:
Fabián Onsari 1534 Wilde

www.pdelapazwilde.com

http://miencuentroconjesus1.blogspot.com