¡Con su Palabra, Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro, para que experimentemos al Dios de la vida!
Intención para la evangelización ‐
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16
sábado, 24 de septiembre de 2022
Sábado, 24 septiembre 2022. Lc 9, 43-45. "El Hijo del hombre va a ser entregado"
viernes, 23 de septiembre de 2022
Viernes 23 septiembre 2022. Lc 9, 18-22. "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?"
jueves, 22 de septiembre de 2022
Jueves 22 septiembre 2022. Lc 9, 7-9. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?
miércoles, 21 de septiembre de 2022
Miércoles 21 septiembre 2022. Mt 9, 9-13. "San Mateo, apóstol y evangelista"
[Mateo 9, 9-13] Al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió. Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?». Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "Misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a justos sino a pecadores». Palabra del Señor.
martes, 20 de septiembre de 2022
Martes 20 septiembre 2022. "Mis hermanos son los que escuchan la Palabra"
Evangelio del día y reflexión... ¡Deja que la Palabra del Señor transforme tu vida!
[Lucas 8, 19-21] En aquel tiempo, vinieron a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces le avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte». Él respondió diciéndoles: «Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen». Palabras del Señor.
domingo, 18 de septiembre de 2022
Domingo 18 septiembre 2022. Lc 16, 1-13. "No podéis servir a Dios y al dinero"
Vigésimo quinto domingo durante el año Lecturas 18-09-22, Ciclo C
” Ven Espíritu Santo”
Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. Amén
“No podemos servir a Dios y al dinero, tenemos que elegir”
Lectura del libro de Amós 8,4-7.
Escuchen esto,
ustedes, los que pisotean al indigente para hacer desaparecer a los pobres del
país. Ustedes dicen: "¿Cuándo pasará el novilunio para que podamos vender
el grano, y el sábado, para dar salida al trigo? Disminuiremos la medida,
aumentaremos el precio, falsearemos las balanzas para defraudar; compraremos a
los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias, y venderemos
hasta los desechos del trigo". El Señor lo ha jurado por el orgullo de
Jacob: Jamás olvidaré ninguna de sus acciones. Palabra de
Dios
Salmo 112, R: Alaben al Señor, que alza al pobre.
Alaben, servidores del
Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora
y para siempre. R
El Señor está sobre todas
las naciones, su gloria se eleva sobre el cielo. ¿Quién es como el Señor,
nuestro Dios, que tiene su morada en las alturas, y se inclina para contemplar
el cielo y la tierra? R
El levanta del polvo al
desvalido, alza al pobre de su miseria, para hacerlo sentar entre los nobles,
entre los nobles de su pueblo.
R
Primera Carta de San Pablo a Timoteo 2,1-8.
Querido hijo: Ante todo,
te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de
gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades,
para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa
y digna. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, porque él quiere
que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo,
hombre él también, que se entregó a sí mismo para rescatar a
todos.
Este es el testimonio que él dio a su debido tiempo, y del cual fui constituido
heraldo y Apóstol para enseñar a los paganos la verdadera fe. Digo la verdad, y
no miento. Por lo tanto, quiero que los hombres oren constantemente,
levantando las manos al cielo con recta intención, sin arrebatos ni
discusiones. Palabra de Dios.
Evangelio según San Lucas 16,1-13
Jesús decía a los
discípulos: "Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual
acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le dijo: '¿Qué es lo que me han
contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese
puesto'. El administrador pensó entonces: '¿Qué voy a hacer ahora que mi
señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da
vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes
me reciban en su casa!'.
Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: '¿Cuánto
debes a mi señor?'. 'Veinte barriles de aceite', le respondió. El
administrador le dijo: 'Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez'.
Después preguntó a otro: 'Y tú, ¿cuánto debes?'. 'Cuatrocientos quintales de
trigo', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo y anota
trescientos'. Y el señor alabó a este
administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de
este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la
luz. Pero yo les digo: Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para
que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas
eternas. El que es fiel en lo
poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también
es deshonesto en lo mucho. Si ustedes no son fieles en el uso del dinero
injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien? Y si no son fieles con lo
ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes? Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al
otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se
puede servir a Dios y al Dinero". Palabra del Señor
Reflexión: “Ningún servidor puede servir a dos señores…” Son nuestras acciones diarias las que dirán de qué parte estamos.
En la
Galilea de los tiempos de Jesús, los administradores eran numerosos, ellos
gerenciaban latifundios e importantes propiedades en beneficio de sus
propietarios, quienes habitualmente vivían en Jerusalén o en otras ciudades. De
vez en cuando se supervisaba la gestión de estos administradores y ocurría a
veces que después del control de cuentas alguno que otro era sorprendido por
abusos en los libros contables.
Jesús se basa en esta
realidad para contar una parábola en la que uno de estos administradores,
cuando es denunciado, reacciona rápidamente y se gana amigos antes de que sea
demasiado tarde. La parábola de
esta semana nos lleva a una reflexión: ¿Cómo es mi relación con las
riquezas? ¿Mi compromiso con la causa de Jesús es tan intenso
que me agudiza el ingenio?
“Los hijos de este mundo son más sagaces con su gente que los hijos de la luz”. Esta frase explica el sentido de la parábola. No nos invita a imitar la injusticia que el administrador está cometiendo, sino a utilizar la astucia y prontitud con que actúa.
No podéis servir a Dios y al dinero. El texto griego dice mamwna. Mammón era un dios cananeo, el dios dinero. No se trata, pues, de la oposición entre Dios y un objeto material, sino de la incompatibilidad entre dos dioses. Servir al dinero significaría que toda mi existencia está orientada a los bienes materiales, teniendo como objetivo buscar por encima de todo el placer sensorial y las seguridades que proporcionan las riquezas.
Podemos dar un paso más. Si algo dejó claro Jesús fue que Dios no quiere siervos sino personas libres. Se trata de buscar el sentido de mi existencia. Servir a un dios externo, que puede premiarme o castigarme, es idolatría y, en el fondo, egoísmo. Hoy podemos decir que no debemos servir a ningún “dios”. Al verdadero Dios solo se le puede servir, sirviendo al hombre. Aquí está la originalidad del mensaje cristiano. La meta es la plenitud, que para el hombre solo puede estar en lo trascendente, en lo divino que hay en él.
“Gánense amigos con el dinero de la injusticia”. Es una invitación a poner todo lo que tenemos al servicio de lo que vale de veras. Utilizamos con sabiduría el dinero injusto cuando compartimos con el que pasa necesidad. Lo empleamos sagazmente, pero en contra nuestra, cuando acumulamos riquezas a costa de los demás. Nunca podremos actuar como dueños absolutos de lo que poseemos. Somos simples administradores. “Lo único que se conserva es lo que se da. Lo que no se da, se pierde”.
Si de verdad queremos ser rico no tenemos que centrarnos en aumentar nuestros bienes sino en disminuir las necesidades. Con demasiada frecuencia compramos el dinero demasiado caro. Esto quiere decir que no seguimos el consejo del evangelio que nos invita a ser sagaces. Descubrir que lo que ya tenemos es nuestra mayor riqueza.
La lealtad
absoluta a Dios. No podemos dejar nuestras
responsabilidades terrenas, esto ya quedó claro. Pero ahora viene otro aspecto
importante: que el trabajo cotidiano y la lucha por lo que necesitamos para la
vida no aparte nuestro corazón de Dios. Manejamos dinero, pero ¡no hagamos de
él un ídolo!
Compromiso imposible. El mensaje de Jesús obliga a un replanteamiento total de la vida; quien escucha el Evangelio intuye que se le invita a comprender, de manera radicalmente nueva, el sentido último de todo y la orientación decisiva de su conducta.
Es difícil
permanecer indiferente ante la palabra de Jesús, al menos si uno sigue creyendo
en la posibilidad de ser más humano cada día. Es difícil no sentir inquietud y
hasta cierto malestar al escuchar palabras como las que hoy nos recuerda el
texto evangélico: «No podéis servir a Dios y al Dinero».
Es imposible ser
fiel a un Dios que es Padre de todos y vivir al mismo tiempo esclavo del dinero
y del propio interés. Solo hay una manera de vivir como «hijo» de Dios, y es
vivir como «hermano» de los demás. El que vive solo al servicio de sus dineros
e intereses no puede ocuparse de sus hermanos, y no puede, por tanto, ser hijo
fiel de Dios.
El que toma en
serio a Jesús sabe que no puede organizar su vida desde el proyecto egoísta de
poseer siempre más y más. A quien vive dominado por el interés económico,
aunque viva una vida piadosa y recta, le falta algo esencial para ser
cristiano: romper la servidumbre del «poseer» que le quita libertad para
escuchar y responder mejor a las necesidades de los pobres.
No tiene otra
alternativa. Y no puede engañarse, creyéndose «pobre de espíritu» en lo íntimo
de su corazón, pues quien tiene alma de pobre no sigue disfrutando
tranquilamente de sus bienes mientras junto a él hay necesitados hasta de lo
más elemental.
La disminución de los gastos sociales en los diversos
campos seguirá golpeando a los más indefensos generando cada vez más exclusión,
desigualdad vergonzosa y fractura social.
Los seguidores de Jesús no podemos vivir encerrados en una religión aislada de este drama humano. Nos hemos de ayudar a vivir con lucidez y responsabilidad. La crisis nos ha de hacer más humanos y cristianos.
Jesús misericordioso, en vos confío!!!
La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor. Lumen Fidei N.º 4
“A la escucha del maestro, como discípulos sentados a sus pies” (16° domingo)
“Señor enséñanos a orar”(17° domingo)
¿Cuál es mi verdadero tesoro? (18° domingo)
“La espera vigilante del discípulo” (19° domingo)
“Sin fuego, no es posible” (20° domingo)
“Traten de entrar por la puerta estrecha” (21° domingo)
“Felices los justos” (22° domingo)
“El que no renuncie a todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo” (23° domingo)
“Dios sale a nuestro encuentro” (24° domingo)
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del Pueblo de Dios. Misioneros Oblatos. Fray Marcos. J. A. Pagola.
Círculo
Bíblico San José
“Tu palabra es una lámpara a mis
pies y una luz en mi camino” Sal 119
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