Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

viernes, 4 de mayo de 2018

«Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor»




¡Cristo vive!
Tiempo de Resurrección
Sexto domingo de Pascua
Lecturas del 6-05-18, Ciclo B


Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guíe y asista al meditar tus enseñanzas, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa.  Amén

Hechos de Apóstoles 10, 25-26. 34-35. 44-48
Cuando Pedro entró, Cornelio fue a su encuentro y se postró a sus pies. Pero Pedro lo hizo levantar, diciéndole: «Levántate, porque yo no soy más que un hombre.»                         
Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: «Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él.»                
Mientras Pedro estaba hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban la Palabra. Los fieles de origen judío que habían venido con Pedro quedaron maravillados al ver que el Espíritu Santo era derramado también sobre los paganos. En efecto, los oían hablar diversas lenguas y proclamar la grandeza de Dios.         
Pedro dijo: «¿Acaso se puede negar el agua del bautismo a los que recibieron el Espíritu Santo como nosotros?» Y ordenó que fueran bautizados en el nombre del Señor Jesucristo. Entonces le rogaron que se quedara con ellos algunos días. Palabra de Dios.

Salmo 97, R. El Señor reveló su victoria a los ojos de las naciones.
Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria.  R.
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel.  R.
Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. R.

Primera carta del apóstol san Juan 4, 7-10
Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.                                         
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.     
Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él.
Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados. Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Juan 15, 9-17
Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.               
Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.                       
Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.              
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.     
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.» Palabra del Señor.

Reflexión
La verdadera comunidad,el verdadero discípulo

El evangélico de hoy nos presenta a Jesús que revela el secreto y el motivo último que ha guiado e impulsado toda su vida: el amor, y nos vuelve a proponer, su misión y su condición fecunda en otra clave diferente a la del domingo anterior, la comunidad.
Ya había expuesto toda la imagen de los sarmientos (discípulos) que han de dar fruto (hacer misión) por su unión con la vid (Jesús) plantada por el labrador (el Padre).  Ahora cambia la imagen por los amigos elegidos para colaborar en su trabajo.  Ser de la comunidad de Jesús es cuestión de amor.

Este nuevo modo de exponer la relación entre el Padre, Él y los discípulos, quita cualquier tipo de ambigüedad a la vinculación expresada anteriormente bajo la imagen de la vid.  Se hace por un amor que es respuesta del suyo.  La relación, el amor y la adhesión que Jesús propone es la amistad que llega a dar la vida por los amigos. La misión de la comunidad adquiere así una dimensión nueva: los discípulos no la ejercen como asalariados, contratados para realizar el trabajo de su señor y ejecutar sus órdenes, sino como amigo que comparten la alegría en la tarea común; la sientan como propia y se sienten personas libres, unidas por el vínculo de la amistad, trabajando en la misma causa.

El amor como mandamiento.  La palabra “amor”, de tanto usarla, ha acabado trivializándose y devaluándose.  Para volver a reconocer lo que significa amar es preciso descubrir la entrega de Jesús.  Sólo así se puede entender que Dios es amor y qué es amarnos unos a otros. 
El mandamiento del amor no sólo constituye la comunidad de Jesús y le da una identidad, sino que es, a la vez, fundamento de la misión.        Comunidad y misión no son dos cosas distintas, ni separadas. Donde no existe la comunidad de amor mutuo no puede existir la misión de Jesús. Y donde no existe misión no puede haber comunidad cristiana.

Por eso, si no hay amor no hay vida, no hay experiencia del Padre, no hay comunidad.  Si falta el amor en nuestra vida no queda más que vacío y ausencia.  El vacío se llena de otros dioses falsos que toman el lugar del Padre.

Para que la alegría sea total.  No es fácil la alegría. Los momentos de auténtica felicidad parecen pequeños paréntesis en medio de una existencia de donde brotan constantemente el dolor, la inquietud y la insatisfacción.
El misterio de la verdadera alegría es algo extraño para muchos hombres y mujeres. Todavía saben quizá reír a carcajadas, pero han olvidado lo que es una sonrisa gozosa, nacida de lo más hondo del ser. Tienen casi todo, pero nada les satisface de verdad. Están rodeados de objetos valiosos y prácticos, pero apenas saben nada de amor y amistad. Corren por la vida absorbidos por mil tareas y preocupaciones, pero han olvidado que estamos hechos para la alegría.
Por eso, algo se despierta en nosotros cuando escuchamos las palabras de Jesús: os he hablado «para que participéis de mi gozo, y vuestro gozo sea completo». Nuestra alegría es frágil, pequeña y está siempre amenazada. Pero algo grande se nos promete. Poder compartir la alegría misma de Jesús. Su alegría puede ser la nuestra.
El pensamiento de Jesús es claro. Si no hay amor, no hay vida. No hay comunicación con él. No hay experiencia del Padre. Si falta el amor en nuestra vida, no queda más que vacío y ausencia de Dios. Podemos hablar de Dios, imaginarlo, pero no experimentarlo como fuente de gozo verdadero. Entonces el vacío se llena de dioses falsos que toman el puesto del Padre, pero que no pueden hacer brotar en nosotros el verdadero gozo que nuestro corazón anhela.
Quizá los cristianos de hoy pensamos poco en la alegría de Jesús y no hemos aprendido a «disfrutar» de la vida, siguiendo sus pasos. Sus llamadas a buscar la felicidad verdadera se han perdido en el vacío tal vez porque seguimos obstinados en pensar que el camino más seguro de encontrarla es el que pasa por el poder, el dinero o el sexo.
La alegría de Jesús es la de quien vive con una confianza limpia e incondicional en el Padre. La alegría del que sabe acoger la vida con agradecimiento. La alegría del que ha descubierto que la existencia entera es gracia.
Pero la vida se extingue tristemente en nosotros si la guardamos para nosotros solos, sin aceptar a regalarla. La alegría de Jesús no consiste en disfrutar egoístamente de la vida. Es la alegría de quien da vida y sabe crear las condiciones necesarias para que crezca y se desarrolle de manera cada vez más digna y más sana.

Para que se pongan en camino y… den fruto que dure. La nueva comunidad que Jesús crea no puede permanecer cerrada en sí misma. ¡Hay que salir al mundo!  Hay que continuar el dinamismo iniciado por Jesús.  Ponerse en camino y dar fruto que dure son dos bellas imágenes que expresan lo mismo: ser discípulo es ser misionero; no hay comunidad cristiana si no hay misión.  Por eso, sólo es feliz quien hace un mundo más feliz, sólo conoce la alegría quien sabe regalarla, sólo vive quien hace vivir, y sólo no se siente siervo quien ama.

No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes. Debemos recuperar esta vivencia. El amor de Dios es lo primero. Dios no nos ama como respuesta a lo que somos o hacemos, sino por lo que es Él. Dios ama a todos de la misma manera, porque no puede amar más a uno que a otro. De ahí el sentimiento de acción de gracias en las primeras comunidades cristianas. De ahí el nombre que dieron los primeros cristianos al sacramento del amor. “Eucaristía” significa exactamente acción de gracias.
Cualquier relación con Dios sin un amor manifestado en obras, será pura idolatría.


Para meditar….
La inteligencia sin amor, te hace perverso.
La justicia sin amor, te hace implacable.
La diplomacia sin amor, te hace hipócrita.
El éxito sin amor, te hace arrogante.
La riqueza sin amor, te hace avaro.
La docilidad sin amor, te hace servil.
La castidad sin amor, te hace orgulloso.
La pobreza sin amor, te hace miserable.
La verdad sin amor, te hace hiriente.
La autoridad sin amor, te hace tirano.
El trabajo sin amor, te hace esclavo.
La sencillez sin amor, te hace mediocre.
La oración sin amor, te hace un farsante.
La ley sin amor, te esclaviza.
La amistad sin amor, te hace utilitario.
La fe sin amor, te hace fanático.
La cruz sin amor, se convierte en tortura.
La vida sin amor... no tiene sentido.

“Donde hay amor hasta el límite hay vida sin límite, pues el amor es fuerza de vida”

Aprovecha el día, Carpe  Dien
               de "La Sociedad de los Poetas Muertos"

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que sea casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo. Pase lo que pase, nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de amor.
La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: Vos podés aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes. Hui. "Emito mis alaridos por los techos de este mundo", dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples. Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos. Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del temor que te genera tener la vida por delante.
Vivila intensamente, sin mediocridad. Piensa que en vos está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte. Las experiencias de quienes nos precedieron, de nuestros "poetas muertos", te ayudan a caminar por la vida. La sociedad de hoy somos nosotros, los "poetas vivos". No permitas que la vida te pase sin que la vivas.
                              Walt Whitman

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Pbro. Daniel Silva. José A Pagola. Fray Marcos.

Los sábados 16 hs.

Círculo Bíblico San José
Parroquia San José:
Brandsen 4970, V. Domínico.
Si querés recibir la hojita por e-mail pedila:
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domingo, 29 de abril de 2018

«El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto»


¡Cristo vive!
Tiempo de Resurrección
Quinto domingo de Pascua
Lecturas del 29-04-18, Ciclo B

Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guíe y asista al meditar tus enseñanzas, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa.  Amén


Lectura de Hechos de los Apóstoles 9, 26-31
Cuando Saulo llegó a Jerusalén, trató de unirse a los discípulos, pero todos le tenían desconfianza porque no creían que también él fuera un verdadero discípulo. Entonces Bernabé, haciéndose cargo de él, lo llevó hasta donde se encontraban los Apóstoles, y les contó en qué forma Saulo había visto al Señor en el camino, cómo le había hablado, y con cuánta valentía había predicado en Damasco en el nombre de Jesús. Desde ese momento, empezó a convivir con los discípulos en Jerusalén y predicaba decididamente en el nombre del Señor.           
Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte. Sus hermanos, al enterarse, lo condujeron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso.             
La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo. Palabra de Dios.

Salmo 21 
R. Te alabaré, Señor, en la gran asamblea.
Cumpliré mis votos delante de los fieles: los pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo alabarán. ¡Que sus corazones vivan para siempre!  R.
Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor; todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia.
Todos los que duermen en el sepulcro se postrarán en su presencia; todos los que bajaron a la tierra doblarán la rodilla ante él.  R.
Mi alma vivirá para el Señor, y mis descendientes lo servirán. Hablarán del Señor a la generación futura, anunciarán su justicia a los que nacerán después, porque esta es la obra del Señor.  R.

Primera carta del apóstol san Juan 3, 18-24
Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y estaremos tranquilos delante de Dios, aunque nuestra conciencia nos reproche algo, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y conoce todas las cosas.                 
Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza, y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. 
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. Palabra de Dios.

Santo Evangelio según san Juan 15, 1-8
Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.           
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.               
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.» Palabra del Señor.

Reflexión, Permanecer (“menein”)

En este quinto domingo de Pascua la Palabra del Señor nos habla de la comunidad y su misión en el mundo. Insiste en que la Vida de Dios debe atravesar a cada miembro y para que sea posible el amor se debe manifestar en obras.

La parábola de la vid y los sarmientos nos confirma que sólo podremos dar frutos de caridad, si permanecemos unidos a la vid verdadera, Cristo el Señor, en una unión recíproca, en el mutuo conocimiento y el amor, a semejanza de la unión que existe entre el Padre y el Hijo.                             

La viña. La viña era una plantación común en Palestina pero que requería muchos cuidados por parte del viñador dado las particulares condiciones climáticas de aquella región. Hay que tener en cuenta que la vid es una de las plantas que no produce buena cantidad de frutos, si no se poda. Su capacidad de dar follaje es tan grande que, si no se le aplican fuertes correctivos, se le va toda la fuerza en tallos y hojas. La poda se realiza antes de que brote y consiste en eliminar casi todos los sarmientos del año anterior, dejando sólo una parte mínima (dos o tres nudos) de los más robustos y una vez que brota se eliminan todos los tallos que no llevan fruto.

Mi Padre es el labrador. La alusión al Padre labrador expresa la preocupación y el interés porque que los sarmientos den fruto.               

Todo sarmiento que en mí no produce fruto, lo elimina, y a todo el que produce fruto, lo poda, para que dé más frutos. 
No debemos entender estos versículos como si Dios actuara en nosotros desde fuera y mecánicamente. Para Jesús, Dios es la savia, la Vida que se comunica a toda la vid.
Jesús es el primer sarmiento que vivió plenamente de esa savia divina, haciendo suya la misma Vida de Dios, nos ha indicado la manera de alcanzar la verdadera plenitud humana. El mensaje de Jesús consiste en que todos vivamos esa Vida divina.

Ni cada individuo, ni la comunidad deben considerarse entes estáticos, tienen que dar fruto. Sarmiento improductivo es el que pertenece a la comunidad, pero no responde al Espíritu. Incluso el que produce fruto tiene que seguir un proceso que no acaba nunca. La posesión del Espíritu es un dinamismo que no se detiene nunca. El producir fruto no hace referencia a una moralidad.

El sarmiento no tiene vida propia, necesita recibir la savia de la cepa. La ausencia de fruto delata la falta de unión con Jesús. La presencia de fruto manifiesta que la savia-Vida está llegando al sarmiento. Ni la Vid sin sarmientos puede producir frutos, ni los sarmientos separados de la cepa. Los frutos se alcanzan por la unidad de ambos. Esa unión con Jesús no es algo automático, ni ritual, ni externo. Exige la actualización constante por parte del discípulo.

Cada individuo y cada comunidad tienen que estar constantemente eliminando todo aquello que le impida llegar a la identificación con Jesús.
Existe una fuerte tendencia a equiparar el “producir fruto” con las buenas obras. En Juan no se hace ninguna distinción entre ser y obrar. Adherirse a Jesús es inseparable de producir el fruto que esa adhesión conlleva, pero el fruto no son directamente las obras, sino la Vida-amor, que necesariamente se manifestará en obras. De esta manera queda erradicado el peligro de creer que son las obras las que me llevan a la identificación con Jesús. Solo la Vida-Amor nos hace ser uno con Jesús y nos capacita para obrar.

Porque sin mí, no podéis hacer nada. El sarmiento es una sola vida con la cepa El sarmiento no produce fruto cuando no responde a la vida que recibe y no la comunica a otros. 
El sarmiento no tiene vida propia y, por lo tanto, no puede dar fruto de por sí; necesita la savia, es decir, el Espíritu comunicado por Jesús.
Se trata de participar de la misma Vida de Jesús, que es la del Padre. Recordemos: “El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el padre; del mismo modo el que me coma vivirá por mí”. Estar unido, comer a Jesús es comprometerse con él y participar de su misma Vida. De la misma manera alejarse de Jesús es garantizarse la esterilidad y la muerte. 

En esto se ha manifestado la gloria de mi Padre, en que hayan comenzado a producir muchos frutos por haberse hecho discípulos míos
El domingo pasado se hablaba de un solo rebaño, hoy nos habla de una sola vid. Jesús y los discípulos constituyen una sola realidad viva. Ser vid significa estar unido no sólo a Jesús y a Dios, sino a los demás sarmientos. Si me separo de otro sarmiento, que está unido a la vid, me tengo que separar de la vid. Esa es la experiencia pascual que tiene que continuar hoy en nosotros. Todos participamos de la misma Vida de Dios, que descubrimos gracias a Jesús. La Vida es una sola; al participar de ella tomamos conciencia de que formamos una unidad con todos los hombres, con todo el cosmos y con Dios.

Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de verdad: concédeme llegar al conocimiento de la verdad en toda su plenitud.

"Permaneced en mí". Contacto Personal. Según el relato evangélico de Juan, en vísperas de su muerte, Jesús revela a sus discípulos su deseo más profundo: "Permaneced en mí". Conoce sus debilidades, en muchas ocasiones les ha recriminado su poca fe. Si no se mantienen vitalmente unidos a él no podrán subsistir.
Las palabras de Jesús no pueden ser más claras y expresivas: "Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecéis en mí". Si no se mantienen firmes en lo que han aprendido y vivido junto a él, su vida será estéril. Si no viven de su Espíritu, lo iniciado por él se extinguirá.
Jesús emplea un lenguaje rotundo: "Yo soy la vid y ustedes los sarmientos". En los discípulos ha de correr la savia que proviene de Jesús. No lo han de olvidar nunca...
Jesús no sólo les pide que permanezcan en él. Les dice también que "sus palabras permanezcan en ellos". Que no las olviden. Que vivan de su Evangelio. Esa es la fuente de la que han de beber. Ya se lo había dicho en otra ocasión: "Las palabras que os he dicho son espíritu y vida".

El Espíritu del Resucitado permanece hoy vivo y operante en su Iglesia de múltiples formas, pero su presencia invisible y callada adquiere rasgos visibles y voz concreta gracias al recuerdo guardado en los relatos evangélicos por quienes lo conocieron de cerca y le siguieron. En los evangelios nos ponemos en contacto con su mensaje, su estilo de vida y su proyecto del reino de Dios.

Por eso, en los evangelios se encierra la fuerza más poderosa que poseen las comunidades cristianas para regenerar su vida. La energía que necesitamos para recuperar nuestra identidad de seguidores de Jesús. El Evangelio de Jesús es el instrumento pastoral más importante para renovar hoy a la Iglesia.
Muchos cristianos buenos de nuestras comunidades sólo conocen los evangelios "de segunda mano". Todo lo que saben de Jesús y de su mensaje proviene de lo que han podido reconstruir a partir de las palabras de los predicadores y catequistas. Viven su fe sin tener un contacto personal con "las palabras de Jesús".
Es difícil imaginar una "nueva evangelización" sin facilitar a las personas un contacto más directo e inmediato con los evangelios. Nada tiene más fuerza evangelizadora que la experiencia de escuchar juntos el Evangelio de Jesús desde las preguntas, los problemas, sufrimientos y esperanzas de nuestros tiempos.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor: haz que mi corazón siempre sea capaz de más caridad.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. CELAM /CEBIPAL. José A Pagola. ACIprensa. Fray Marcos.
Lectio Divina: los sábados 17 hs. en:
Círculo Bíblico San José
Parroquia San José: Brandsen 4970
V. Domínico.
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