Lecturas del 16/11/08 – Ciclo A -Domingo 33° durante el año
Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31
Una buena ama de casa, ¿quién la encontrará? Es mucho más valiosa que las perlas. El corazón de su marido confía en ella y no le faltará compensación. Ella le hace el bien, y nunca el mal, todos los días de su vida. Se procura la lana y el lino, y trabaja de buena gana con sus manos.
Aplica sus manos a la rueca y sus dedos manejan el huso. Abre su mano al desvalido y tiende sus brazos al indigente.
Engañoso es el encanto y vana la hermosura: la mujer que teme al Señor merece ser alabada. Entréguenle el fruto de sus manos y que sus obras la alaben públicamente. Palabra de Dios.
Salmo 127
R. ¡Felices los que temen al Señor!
¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! ¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén! R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 5, 1-6
Hermanos, en cuanto al tiempo y al momento, no es necesario que les escriba. Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche. Cuando la gente afirme que hay paz y seguridad, la destrucción caerá sobre ellos repentinamente, como los dolores del parto sobre una mujer embarazada, y nadie podrá escapar. Pero ustedes, hermanos, no viven en las tinieblas para que ese Día los sorprenda como un ladrón: todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las tinieblas. No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios. Palabra de Dios.
Lectura S. Evangelio san Mateo 25, 14-30
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor. Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores.
El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. "Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado." "Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor." Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado." "Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor."
Llegó luego el que había recibido un solo talento. "Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!" Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes."» Palabra del Señor.
Reflexión
La liturgia nos invita a considerar que la vida es un talento, un don, que el Señor nos dio y que debemos hacer fructificar.
El libro de los Proverbios nos muestra el ejemplo de una mujer que hace rendir su vida y cualidades. Es una mujer hacendosa, activa, laboriosa en la caridad, diligente en el obrar. No es remisa, vanidosa o egoísta. Su especial sensibilidad no la vuelve hacia sí misma, sino que trabaja con sus manos y extiende sus brazos a los necesitados. Quien encuentra una mujer así, encuentra un tesoro.
El día del Señor, nos dice Pablo en la carta a los tesalonicenses, llegará como un ladrón, de modo inesperado y, por ello, debemos vigilar y vivir sabiamente para no ser sorprendidos.
El Señor la semana pasada después de hablarnos de la actitud de espera activa de su regreso, mediante el ejemplo de las diez jóvenes, en el Evangelio de este domingo, nos quiere alentar a la responsabilidad con las cosas que El mismo ha puesto en nuestras manos.
En resumen, nos centra en los frutos que deberemos ofrecer al Señor cuando el vuelva. Estos frutos manifestarán al Señor nuestra responsabilidad en la vida de fe, en nuestro ser discípulos de Cristo, que se sienten responsables del Reino de Jesús y que lo hacen crecer con sus obras y esfuerzos cotidianos.
Ese Reino es el gran regalo (talento, monedas) que el Señor nos ha dejado y del cual nos debemos sentir responsables, aunque el entorno nos lleve a vivir dormidos.
La “parábola de los talentos”, nos marca la tentación en la cual podemos caer, de acomodarnos y no producir frutos con los bienes que el Señor nos ha confiado. Dios siempre está dispuesto a darnos con abundancia, de acuerdo a nuestras capacidades, pero el egoísmo y la pereza de cada día nos llevan a la irresponsabilidad de perder lo poco o mucho que hemos recibido y el peligro de perdernos a nosotros mismos.
No podemos dejar pasar el hecho de que el Señor de la parábola es alguien que confía “por un tiempo” sus bienes a los servidores. Y la confianza es por una cantidad limitada, de acuerdo a la capacidad de administración de cada uno.
Debemos resaltar que la tarea que asumen los servidores, es también “por un tiempo”, hasta que su Señor vuelva. Pero la reacción de los empleados es distinta. Los que reciben diez y cinco talentos, saben que su señor es exigente y les pedirá cuentas y por eso se comportan de manera responsable haciendo producir el doble de lo recibido.
En cambio, el siervo haragán y perezoso trata de justificar en el miedo que le tiene a su señor, su decisión de haber enterrado el único talento que le fue dado. Es interesante ver que el señor no pide cantidades, sino que evalúa y juzga de acuerdo a la actitud que han tenido los servidores.
El evangelio compara la vida humana a un don que Dios nos hace para que lo hagamos rendir. Al crearnos, Dios ha querido compartir con nosotros algo de sí mismo, Él desea que también su creatura se convierta en una “dispensadora de bien”. Por eso, lo sensato en nuestras vidas es usarlas apropiadamente para producir frutos abundantes; lo sensato es negociar con los talentos recibidos; poner en juego todas las capacidades de la inteligencia y de la voluntad para producir aquellos frutos que Dios espera de nosotros. Así pues, cada uno con los dones recibidos debe ponerse al servicio de los demás, con la clara conciencia de que el Señor volverá y que deberemos rendir cuentas, no de nuestras intenciones, sino de las obras realizadas.
Preguntas para la meditación ¿Qué me dice?
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. (…) Permanezcan en mí, como yo en ustedes. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por si mismo, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no pueden hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. La gloria de mi Padre está en que den mucho fruto, y sean mis discípulos.” (Jn. 15, 1-8)
Decimos siempre que el árbol que no
produce frutos, como el ejemplo del evangelio, solo sirve para ser cortado y quemado. Ahora bien, ¿Reconozco cuales son los dones y talentos que me dio Dios? ¿Somos conscientes de que hemos recibido de la mano de Dios muchos dones, tales como la fe, el bautismo, la gracia, el perdón, la esperanza activa, la caridad, y tantos otros bienes?
¿Somos responsables con los dones y talentos que el Señor ha puesto en nuestra vida haciéndolos dar frutos de acuerdo a su voluntad?
La gran tentación por la que muchas
veces atravesamos en la de buscar seguridades frente a las cosas de Dios, y pensamos que haciendo esto o aquello, ya hemos alcanzado la salvación, sin darnos cuenta, que obramos de esa manera movidos más por el temor que por el amor a Dios. Sería bueno preguntarte hoy: ¿obro con temor y guardo muy bien mis talentos, sin arriesgarlos, sin ponerlos a producir, tal cual el Señor nos manda? ¿O por el contrario, confiando en Dios y obrando por amor a El, pongo a su servicio todo lo mío, incluyendo el riesgo de perder la vida en el intento?
Oración:
Señor de la Misericordia, tu conoces nuestra vida y sabes muy bien lo que has puesto en ella.
Hemos recibido la vida, como gran regalo de tu parte, que muchas veces caminamos sin darle un sentido, poniéndola en peligro con los vicios, manchándola con el pecado, dejando que solo sea un pasar del tiempo.
Hemos recibido la fe y la vida cristiana, que muchas veces, abandonamos al costado del camino para dedicarnos a cosas sin sentido y que dejan solo vacío nuestra vida.
Hemos recibido nuestras familias, nuestros amigos, nuestra comunidad cristiana, donde nuestros talentos deben producir frutos en la relación cotidiana, movida y alimentada por el amor mutuo.
Por todo esto, ayúdanos, Señor, a vivir de acuerdo a tu santa voluntad, y a buscar siempre producir los frutos que Tú esperas que demos como buenos servidores de tu Reino.
Gracias, Señor, porque nos das tu amor, para que nuestras acciones sean hechas con alegría, marcadas por el amor a Ti y no por el temor hacia Ti.
Te lo pedimos a Ti, Señor Jesús, que vives y reinas junto al Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
“Queridos hermanos y hermanas, custodien la Biblia en sus casas, lean, profundicen y comprendan plenamente sus páginas, transfórmenla en oración y testimonio de vida, escúchenla con amor y fe en la liturgia. Creen el silencio para escuchar con eficacia la Palabra del Señor y conserven el silencio después de la escucha, porque ella continuará habitando, viviendo y hablándoles a ustedes. Hagan que resuene al comienzo de su día para que Dios tenga la primera palabra y déjenla resonar en ustedes por la noche para que la última palabra sea la de Dios”
Sínodo sobre Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia.
Lecturas de la semana:
LUNES 17: Apocalipsis 1, 1-5ª.6b.10-11;2.1-5ª. Salmo 1; Lucas 18, 35-43.
MARTES 18: Apocalipsis 3, 1-6.14-22; Salmo 14; Lucas 19. 1-10.
MIERCOLES 19: Apocalipsis 4, 1-11; Salmo 150, Lucas 19. 11-28.
JUEVES 20: Apocalipsis 5, 1-10; Salmo 149; Lucas 19, 41-44.
VIERNES 21: Segunda carta de Judas 4-9; Salmo 118, Lucas 17, 26-37.
SABADO 22: Apocalipsis 11. 4-12.; Salmo 143; Lucas 20, 27-40.
Nota: Basado en El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Servicio Bíblico Latinoamericano, Siervas de los Corazones de Jesús y Maria. “Claves para Lectio Divina para Jóvenes” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS UNIDAS Hno. Ricardo Grzona, frp.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados a las 17 h.
para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico
Círculo Bíblico San José
¡Con su Palabra, Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro, para que experimentemos al Dios de la vida!
Intención para la evangelización ‐
Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia
El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8.
No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía.
Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes.
La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.
sábado, 15 de noviembre de 2008
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