Lecturas del 26/10/08 – Ciclo A -
Domingo 30 Durante el año
Lectura del libro del Éxodo 22, 20-26
No maltratarás al extranjero ni lo oprimirás, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto. No harás daño a la viuda ni al huérfano. Si les haces daño y ellos me piden auxilio, yo escucharé su clamor. Entonces arderá mi ira, y yo los mataré a ustedes con la espada; sus mujeres quedarán viudas, y sus hijos huérfanos. Si prestas dinero a un miembro de mi pueblo, al pobre que vive a tu lado, no te comportarás con él como un usurero, no le exigirás interés. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, devuélveselo antes que se ponga el sol, porque ese es su único abrigo y el vestido de su cuerpo. De lo contrario, ¿con qué dormirá? Y si él me invoca, yo lo escucharé, porque soy compasivo. Palabra de Dios.
SALMO 17
R. Yo te amo, Señor, mi fortaleza.
Yo te amo, Señor, mi fuerza, Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador. R.
Mi Dios, el peñasco en que me refugio,
mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoqué al Señor, que es digno de alabanza
y quedé a salvo de mis enemigos. R.
¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!
¡Glorificado sea el Dios de mi salvación. El concede grandes victorias a su rey y trata con fidelidad a su Ungido. R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 1, 5c-10
Hermanos: Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes. Y ustedes, a su vez, imitaron nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la Palabra en medio de muchas dificultades, con la alegría que da el Espíritu Santo. Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya. En efecto, de allí partió la Palabra del Señor, que no sólo resonó en Macedonia y Acaya: en todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que no es necesario hablar de esto. Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de la ira venidera. Palabra de Dios.
Lectura S. Evangelio S. Mateo 22, 34-40
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?»
Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.» Palabra del Señor.
Reflexión
El «código de la alianza» hacía énfasis, no sólo en las rúbricas litúrgicas o en las orientaciones religiosas, sino en la protección de los sectores más vulnerables de la sociedad: forasteros, viudas, huérfanos, jornaleros y pobres en general. Los forasteros porque, en la mayoría de los casos, eran exiliados de la guerra que habían sufrido el desplazamiento forzado y llegaban a las tierras de Israel sin otro recurso que sus propias manos. La legislación recuerda los beneficios del éxodo y el cambio de situación del pueblo hebreo que pasó de la servidumbre a la libertad. Las viudas y los huérfanos estaban a merced de los parientes varones que detentaban el monopolio jurídico de la tierra. Los jornaleros estaban a merced de los terratenientes que les pagaban cuando se les venía en gana y no al terminar el día, como lo determinaba la Ley. El clamor de estas personas se convertía en una preocupación del Dios liberador que no podía dejar impune a los opresores, explotadores y usureros.
Para ellos, los exagerados intereses de una deuda eran una auténtica vergüenza. La usura es, en la Biblia, un delito comparable sólo con el asesinato. La usura es la mayor amenaza para la gente pobre que se ve obligada a empeñar hasta la propia ropa para poder comer. La usura se origina en la injusta percepción de los valores sociales, pues la ambición y la acumulación se convierten en el objetivo de las relaciones sociales, quitándoles su carácter de gratuidad y solidaridad.
El evangelio apunta, precisamente, en la misma dirección al mostrarnos que para Jesús, el fundamento de la relación con Dios y el prójimo es el amor solidario. Jesús sintetiza el decálogo y casi toda la legislación en su principio de amor fraternal y recíproco.
Los juristas gustaban de probar los conocimientos que Jesús tenía sobre la Ley. Para ellos el mandamiento más importante era la observancia del sábado. Ese día debían dedicarse por completo al reposo y a escuchar la lectura de la Escritura. Con el tiempo convirtieron esta ley en una carga que a duras penas soportaban los pobres.
Cuando los juristas preguntan a Jesús por la ley más importante esperan que Él cometa un error y se pronuncie contra la Ley misma. Jesús se les adelanta y les hace ver que en la Ley lo más importante es el amor a Dios y el amor al prójimo. El amor es el espíritu mismo de la legislación divina.
Al colocar estos dos mandamientos como el eje de toda la Escritura, Jesús pone en primer lugar la actitud filial con respecto a Dios y la solidaridad interhumana como los fundamentos de toda la vida religiosa. Incluso, la adecuada interpretación de la Escritura.
Los Fariseos, muy apegados a la Ley de Moisés, contaban 613 preceptos que había que memorizar y practicar. (Eran 248 positivos y 365 prohibiciones que se clasificaban en graves o leves). Muchos querían establecer una jerarquía de valores de la cantidad de leyes que había. Era muy difícil aprender la letra de memoria… y Jesús normalmente critica el saberse la letra y practicar las cosas sin el espíritu sino por formalismos.
En su respuesta, Jesús unifica dos mandamientos separados, añadiendo que el segundo es en importancia igual que el primero. Para ello utiliza dos versículos bíblicos muy usados por los maestros de la Ley:
Deuteronomio 6,5 “Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales.”
El primer mandamiento, lo más importante para creer y vivir está aquí. Hay un solo Dios verdadero (es decir, no existe más que uno solo y los demás son ídolos hechos por manos humanas), y a ese único Dios, hay que rendirle culto, es decir amarlo con todo el corazón.
Levítico 19, 18 “Recuerden que cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo.”
Jesús está mostrando aquí que el fundamento de la relación con Dios al igual que el fundamento de la relación con el prójimo es el amor solidario. La integración de los dos amores, a Dios y al prójimo, es su enseñanza fundamental. Y así, está enseñando claramente que el amor es la clave de toda la Escritura. El amor es lo que unifica todo. No se puede observar la Ley, si falta el amor. Como dirá después, de aquí dependen la Ley y los Profetas (o sea toda la síntesis del Antiguo Testamento).
El profeta Oseas nos dice en 6, 6 “Ustedes me traen ofrendas, pero eso no es lo que quiero.
Lo que quiero es que me amen y que me reconozcan como su Dios.”
Viendo una perspectiva cristiana, entendemos el texto en el que claramente se nos dice que sin amor al prójimo no puede haber amor a Dios. Cumplir la voluntad de Dios es no sólo amarlo a Él con todo el corazón y con toda la vida, sino al prójimo, como a uno mismo. El mismo Mateo, vuelve a recordarnos que no es por el cumplimiento de la Ley, sino por el amor, que nos haremos diferentes.
Inmediatamente después del famoso sermón de las bienaventuranzas pone en labios de Jesús: “Yo les aseguro que si ustedes no son más obedientes que los fariseos y los maestros de la Ley, nunca entrarán en el reino de Dios.”
¿Cuál es la obediencia que nos pide? Muy sencillo: El amor en dos dimensiones A Dios y al prójimo como a uno mismo.
El Apóstol Juan en su primera carta (4,19- 21) nos dice:
“Nosotros amamos a nuestros hermanos porque Dios nos amó primero. Si decimos que amamos a Dios, y al mismo tiempo nos odiamos unos a otros, somos unos mentirosos. Porque si no amamos al hermano, a quien podemos ver, mucho menos podemos amar a Dios, a quien no podemos ver. Y Jesucristo nos dio este mandamiento: «¡Amen a Dios, y ámense unos a otros!»
Preguntas para la meditación ¿Qué me dice?
¿Cómo demuestro verdaderamente mi amor a Dios? ¿En qué me diferencio yo de aquellos que no creen en Dios ni lo adoran?
¿A cuántos legalismos y formulismos estoy atado para demostrar que amo a Dios? ¿Soy totalmente libre en mi acto de amar?
¿Amar con toda la vida, con todo el corazón… qué significa esto?
Soy consciente que la medida para amar al prójimo es el amor que yo me tengo a mí mismo ¿Verdaderamente me amo? ¿He sabido perdonarme a mí mismo cuando cometo algún error? ¿Me valoro justamente, o no tengo un valor claro sobre mi persona? ¿Qué es lo que me impide amarme completamente? ¿Soy consciente que si no me amo, no podré amar nunca bien a mi prójimo?
En este mundo de tantas injusticias y diferencias ¿Cómo manifiesto mi amor a los más débiles y desprotegidos?
Oración
Señor te damos gracias por tu amor sin límites que tienes para con cada uno de nosotros. Muchas veces hasta ni nos damos cuenta todo ese amor con que nos has rodeado, con signos concretos. Muchas veces nuestros caprichos personales interiores, hacen que yo ponga un manto oscuro y no me dé cuenta todo el amor que tú tienes conmigo.
Señor abre mis ojos, sobre todo los ojos del corazón y del alma, para que pueda ver con claridad todo el amor. Sólo cuando entienda realmente todo el amor que recibo, seré capaz de dar amor yo también.
Te pido el entendimiento completo sobre el amor tuyo, para que pueda amarte también de la manera en que tú me amas a mí, Señor.
Y hay una forma en que yo pueda demostrarte el amor que te tengo y no son los formalismos religiosos, sino la caridad para con los demás.
Que aprenda en primer lugar a amarme como tú me amas, a aceptarme como tú me aceptas, para que también pueda aceptar y amar a todos aquellos que Tú Señor, me confías para que los ame en tu Nombre.
Dame la gracia de ser dócil a tu Palabra y de iniciar un camino de aprendizaje para amar, porque cada día podré dar un paso más en el amor hacia Ti, en la entrega como Tú lo haces y en la demostración con los demás, con los prójimos que quieres que atienda.
Lecturas de la semana:
LUNES 27: Éfeso 4, 32—5,8; Salmo 1; Lucas 13, 10-17.
MARTES 28: Éfeso 2, 19-22; Salmo 18; Lucas 6, 12-19.
MIERCOLES 29: Éfeso 6, 1-9; Salmo 144, Lucas 13, 22-30.
JUEVES 30: Éfeso 6, 10-20; Salmo 143; Lucas 13, 31-35.
VIERNES 31: Filipos 1, 1-11; Salmo 110, Lucas 14, 1-6.
SABADO 1: Apocalipsis 7, 2-4.9-14.; Salmo 23; Primera Juan 3, 1-3; Mateo 4, 25—5.12.
Nota: Basado en El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Servicio Bíblico Latinoamericano, Siervas de los Corazones de Jesús y Maria. “Claves para Lectio Divina para Jóvenes” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS UNIDAS Hno. Ricardo Grzona, frp.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados a las 17 h.
para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico
Círculo Bíblico San José
¡Con su Palabra, Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro, para que experimentemos al Dios de la vida!
Intención para la evangelización ‐
Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia
El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8.
No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía.
Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes.
La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.
sábado, 25 de octubre de 2008
domingo, 19 de octubre de 2008
Lecturas del Domingo 29 durante el año - Ciclo A -
Lecturas del 19/10/08 – Ciclo A -
Domingo 29 Durante el año
Lectura de Isaías 45, 1. 4-6
Así habla el Señor a su ungido, a Ciro, a quien tomé de la mano derecha, para someter ante él a las naciones y desarmar a los reyes, para abrir ante él las puertas de las ciudades, de manera que no puedan cerrarse. Por amor a Jacob, mi servidor, y a Israel, mi elegido, yo te llamé por tu nombre, te di un título insigne, sin que tú me conocieras.
Yo soy el Señor, y no hay otro, no hay ningún Dios fuera de mí. Yo te hice empuñar las armas, sin que tú me conocieras, para que se conozca, desde el Oriente y el Occidente, que no hay nada fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.
Palabra de Dios.
SALMO 95
R. Aclamen la gloria y el poder del Señor.
Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos. R.
Porque el Señor es grande y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Los dioses de los pueblos no son más que apariencia, pero el Señor hizo el cielo. R.
Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
aclamen la gloria del nombre del Señor.
Entren en sus atrios trayendo una ofrenda. R.
Adoren al Señor al manifestarse su santidad:
¡que toda la tierra tiemble ante él! Digan entre las naciones: «¡el Señor reina! El Señor juzgará a los pueblos con rectitud.» R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 1, 1-5b
Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz. Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones, y sin cesar tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una firme constancia. Sabemos, hermanos amados por Dios, que ustedes han sido elegidos. Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones. Palabra de Dios.
Lectura S. Evangelio S. Mateo 22, 15-21
Los fariseos se reunieron entonces para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones. Y le enviaron a varios discípulos con unos herodianos, para decirle: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios, sin tener en cuenta la condición de las personas, porque tú no te fijas en la categoría de nadie. Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?» Pero Jesús, conociendo su malicia, les dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tienden una trampa? Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto.» Ellos le presentaron un denario. Y él les preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?» Le respondieron: «Del César.» Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios.» Palabra del Señor.
Reflexión
Yo te llamé por tu nombre, aunque tú no me conocías: Estas palabras de la primera lectura del libro de Isaías comentan las gestas de Ciro en favor de Israel. El profeta ve todo aquello que Ciro ha hecho, como parte del llamado divino; ve en Ciro, no sólo el rey de Persia, sino el ungido del Señor; es decir, ve en él un instrumento humano de los designios del Dios de la historia. De aquí se siguen algunas implicaciones teológicas importantes: el Señor no fuerza la libre determinación del Rey, sin embargo, sin que él se dé cuenta exactamente, guía sus pasos: Yo te llamé por tu nombre, aunque tú no me conocías. Se demuestra, como en otras ocasiones, la iniciativa de Dios en la elección de los hombres. Es Dios el primero en salir a nuestro encuentro. Es él, rico en amor y misericordia, quien no se olvida de nosotros.
En realidad no son los hombres quienes, por su cualidades, se lanzan al cumplimiento de una misión, sino más bien es la misión dada por Dios que los transforma en personas capaces de llevar adelante esa tarea.
Al llamarnos por nuestro nombre, el Señor revela sus pensamientos de benignidad sobre nosotros, porque los pensamientos de Dios son de paz y no de aflicción.
Nuestro nombre pronunciado dulce y firmemente por Dios adquiere sentido y un valor trascendente. Nuestra pequeña vida, en cierto sentido, se ha convertido en sagrada, desde el día en que Dios pronunció nuestro nombre. Sin embargo, muchas veces, da la impresión de que no conocemos al Señor; parece que, aunque Dios pronuncia nuestro nombre, no sabemos quién es y cuáles son sus planes e intenciones. Caminamos con sospecha por la vida en vista del mal existente a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos. Caminamos atemorizados ante la perspectiva de la muerte, de la inevitable caducidad del mundo y las creaturas, de la acción de las fuerzas del mal.
Entonces es necesario, más que nunca, escuchar que Dios pronuncia nuestro nombre con amor, pero con autoridad. Él nos da un título, nos pone en pie, nos da una tarea qué realizar. Él vence el mal con el bien y nos hace instrumentos de bien, como a Ciro.
En la liturgia de este domingo, Mateo continúa el diálogo de Jesús con los fariseos. Esta vez, le quieren tender una trampa.
Los judíos estaban indignados porque los romanos habían invadido Israel y sobre todo habían profanado el templo con sus esculturas tocado lo más sagrado para ellos. Por eso, no sólo era una invasión política, económica, sino sobre todo era algo que ellos veían como una invasión religiosa, porque el César o el emperador, era considerado un dios. Eso los indignaba. Recordemos que los judíos, luego de un largo proceso, en la historia de la salvación, llegan a la convicción que hay un solo Dios verdadero. Por eso les molestaba tanto la relación con Roma y con el emperador.
Sin embargo es bueno entender que al principio del relato, hay dos grupos que se acercan a Jesús, los discípulos de los fariseos y los seguidores de Herodes. Los fariseos estaban en contra de la dominación romana y los de Herodes, adictos al poder respaldan a los romanos, por eso viene la pregunta porque era una situación interna de ellos. Antes de la pregunta, comienzan con una adulación, hablando de la verdad que dice Jesús y también de la obediencia a Dios en todo. Partiendo de esta base, le preguntan: Dinos ahora qué opinas: ¿Está bien que le paguemos impuestos al emperador de Roma, o no?
Recordamos que entre las profesiones más despreciables estaba la de recaudador de impuestos, no por el oficio en sí, sino porque trabajaban para el gobierno y la religión romana. Era tal la relación con el Imperio de estos recaudadores, que a veces necesitaban ser acompañados de soldados romanos. Los impuestos se pagaban por las cargas en las fronteras y también cada judío debía pagar un tributo personal al César.
¿Está bien pagar impuestos para el César? En verdad era una pregunta válida, porque había opiniones divididas al respecto. Pero Jesús conoce las intenciones de los que preguntaban. Sin embargo ellos lo hacían para tenderle una trampa, en el fondo es una pregunta en la que se juega la lealtad a Israel o la sumisión al Imperio Romano. Si Jesús decía que sí, lo acusaban por traidor a Israel, y si decía que no, lo acusaban por revoltoso. Por eso Jesús mismo les devuelve la pregunta a ellos:
¡Hipócritas! ¿Por qué quieren ponerme una trampa? Muéstrenme una de las monedas que se usan para pagar el impuesto. Entonces le trajeron una moneda de plata, y Jesús les preguntó:
¿De quién es la imagen que está en la moneda? ¿De quién es el nombre que tiene escrito?
Ya la respuesta era obvia. La moneda es romana, tiene la cara del emperador y su nombre está en la moneda. Esa moneda era odiosa para los judíos, porque por un lado lleva grabada la efigie del César, y por lo tanto violaba la prohibición de hacerse imágenes y además representaba la humillación del pueblo por el sometimiento romano. Pero Jesús, aunque ya les ha respondido con esta acción, les dice algo más:
Pues denle al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.
Porque sabía muy bien que ellos no le estaban dando a Dios lo que Dios había pedido…
Jesús no tiene la intención de dividir el mundo en los dos reinos, el de Dios y el del César, poniéndolos en un plano de igualdad. Ni quiere poner órdenes separados: el humano y el divino. Lo que quiere decir es que el estado no es el valor supremo y por lo tanto Jesús se apresura a dejar en claro que son mucho más importantes los deberes con Dios.
La moneda que lleva impresa la cara del César, pertenece al César en calidad de pagar tributo.
Pero el ser humano lleva impresa la imagen de Dios, y por lo tanto se debe a su Creador. Por eso, si alguna vez el estado llegara a reclamar algo de lo que le corresponde a Dios en forma exclusiva, entonces como dice el libro de los Hechos, “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech. 5,29).
Sólo en Cristo llegaremos a la plena realidad del “ungido del Señor” aquel que libera definitivamente a su pueblo de la esclavitud, de la muerte y del pecado. En Cristo, conocemos la bondad del Padre, porque Él nos revela el rostro amoroso del Padre.
Preguntas para la meditación ¿Qué me dice?
Hoy asistimos a un mundo que vive lleno de idolatrías, especialmente la idolatría del mercado, donde se pagan altos tributos a costa de la propia conciencia, quebrantando la dignidad de los seres humanos. Los nuevos dioses ciudadanos, el mercado, el consumismo, la moda, el deseo impetuoso de competencia desleal, la carrera armamentista, el deseo de poder, el amor exacerbado al dinero, el prestigio personal y comunitario… todos ellos exigen cultos, sacrificios, adoración y adhesión fanática. Vivimos sumergidos en el mundo y no podemos escapar físicamente de él. Pero Jesús nos invita a mantener nuestra conciencia libre y autónoma. El reinado de Dios le pertenece sólo a Dios. Y los reinos del mundo le pertenecen al mundo…
¿Qué significa darle al mundo lo que es del mundo?
¿Qué significa en mi vida dar a Dios lo que es de Dios?
¿Dónde pretendo yo escuchar a Dios, dónde lo busco, en un cielo lejano, abstracto, teórico... o en los sucesos de la vida de cada día y en las personas que están a mi alrededor?
Oración
Gracias Señor por tu Palabra. Hoy me haces ver que al igual que estos personajes que se acercaron a Ti, yo también a veces me acerco para pedirte mis caprichos y hacerte cómplice de mis cosas.
Te pido que me ayudes cada vez más a mejorar en la oración y que sólo me acerque a Ti para alabarte y tener el gozo del encuentro personal con vos.
Señor soy consciente ahora, al reflejo de tu Palabra, donde estoy viendo mi propia vida… que en muchas ocasiones tengo puesta mi mirada y mi corazón en las cosas más mundanas.
Me doy cuenta que llevo en mi vida reflejada tu propia imagen. Porque a tu imagen y semejanza he sido creado por Ti.
Quiero rehacer mi vida, y mi dedicación a Ti, Señor. Hoy reconozco que eres el único Dios y que sólo a Ti te debo obediencia.
Gracias por llamarme nuevamente hoy, te pido Señor que cuantos me vean a mí, te reconozcan a Ti, por eso dame una voluntad firme para ir enfrentando un cambio de actitud que me lleve cada vez más a cumplir tu voluntad. Amén
SANTORAL: 24 de octubre “San Antonio María Claret, (1807-1879) Fundador de la Comunidad de Misioneros del Corazón de María
Lecturas de la semana:
LUNES 20: Éfeso 2, 1-10; Salmo 99; Lucas 12, 13-21.
MARTES 21: Éfeso 2, 12-22; Salmo 84; Lucas 12, 35-38.
MIERCOLES 22: Éfeso 3, 2-12; Salmo Is. 12, 2-3 Lucas 12, 39-48.
JUEVES 23: Éfeso 3, 14-21; Salmo 32; Lucas 12, 49-53.
VIERNES 24: Éfeso 4, 1-6; Salmo 23, Lucas 12, 54-59.
SABADO 25: Éfeso 4, 7-16.; Salmo 121; Lucas 13, 1-9.
Nota: Basado en El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Servicio Bíblico Latinoamericano, Siervas de los Corazones de Jesús y Maria. “Claves para Lectio Divina para Jóvenes” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS UNIDAS Hno. Ricardo Grzona, frp.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados a las 17 h.
para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico
Círculo Bíblico San José
Domingo 29 Durante el año
Lectura de Isaías 45, 1. 4-6
Así habla el Señor a su ungido, a Ciro, a quien tomé de la mano derecha, para someter ante él a las naciones y desarmar a los reyes, para abrir ante él las puertas de las ciudades, de manera que no puedan cerrarse. Por amor a Jacob, mi servidor, y a Israel, mi elegido, yo te llamé por tu nombre, te di un título insigne, sin que tú me conocieras.
Yo soy el Señor, y no hay otro, no hay ningún Dios fuera de mí. Yo te hice empuñar las armas, sin que tú me conocieras, para que se conozca, desde el Oriente y el Occidente, que no hay nada fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.
Palabra de Dios.
SALMO 95
R. Aclamen la gloria y el poder del Señor.
Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos. R.
Porque el Señor es grande y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Los dioses de los pueblos no son más que apariencia, pero el Señor hizo el cielo. R.
Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
aclamen la gloria del nombre del Señor.
Entren en sus atrios trayendo una ofrenda. R.
Adoren al Señor al manifestarse su santidad:
¡que toda la tierra tiemble ante él! Digan entre las naciones: «¡el Señor reina! El Señor juzgará a los pueblos con rectitud.» R.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 1, 1-5b
Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz. Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones, y sin cesar tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una firme constancia. Sabemos, hermanos amados por Dios, que ustedes han sido elegidos. Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones. Palabra de Dios.
Lectura S. Evangelio S. Mateo 22, 15-21
Los fariseos se reunieron entonces para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones. Y le enviaron a varios discípulos con unos herodianos, para decirle: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios, sin tener en cuenta la condición de las personas, porque tú no te fijas en la categoría de nadie. Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?» Pero Jesús, conociendo su malicia, les dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tienden una trampa? Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto.» Ellos le presentaron un denario. Y él les preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?» Le respondieron: «Del César.» Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios.» Palabra del Señor.
Reflexión
Yo te llamé por tu nombre, aunque tú no me conocías: Estas palabras de la primera lectura del libro de Isaías comentan las gestas de Ciro en favor de Israel. El profeta ve todo aquello que Ciro ha hecho, como parte del llamado divino; ve en Ciro, no sólo el rey de Persia, sino el ungido del Señor; es decir, ve en él un instrumento humano de los designios del Dios de la historia. De aquí se siguen algunas implicaciones teológicas importantes: el Señor no fuerza la libre determinación del Rey, sin embargo, sin que él se dé cuenta exactamente, guía sus pasos: Yo te llamé por tu nombre, aunque tú no me conocías. Se demuestra, como en otras ocasiones, la iniciativa de Dios en la elección de los hombres. Es Dios el primero en salir a nuestro encuentro. Es él, rico en amor y misericordia, quien no se olvida de nosotros.
En realidad no son los hombres quienes, por su cualidades, se lanzan al cumplimiento de una misión, sino más bien es la misión dada por Dios que los transforma en personas capaces de llevar adelante esa tarea.
Al llamarnos por nuestro nombre, el Señor revela sus pensamientos de benignidad sobre nosotros, porque los pensamientos de Dios son de paz y no de aflicción.
Nuestro nombre pronunciado dulce y firmemente por Dios adquiere sentido y un valor trascendente. Nuestra pequeña vida, en cierto sentido, se ha convertido en sagrada, desde el día en que Dios pronunció nuestro nombre. Sin embargo, muchas veces, da la impresión de que no conocemos al Señor; parece que, aunque Dios pronuncia nuestro nombre, no sabemos quién es y cuáles son sus planes e intenciones. Caminamos con sospecha por la vida en vista del mal existente a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos. Caminamos atemorizados ante la perspectiva de la muerte, de la inevitable caducidad del mundo y las creaturas, de la acción de las fuerzas del mal.
Entonces es necesario, más que nunca, escuchar que Dios pronuncia nuestro nombre con amor, pero con autoridad. Él nos da un título, nos pone en pie, nos da una tarea qué realizar. Él vence el mal con el bien y nos hace instrumentos de bien, como a Ciro.
En la liturgia de este domingo, Mateo continúa el diálogo de Jesús con los fariseos. Esta vez, le quieren tender una trampa.
Los judíos estaban indignados porque los romanos habían invadido Israel y sobre todo habían profanado el templo con sus esculturas tocado lo más sagrado para ellos. Por eso, no sólo era una invasión política, económica, sino sobre todo era algo que ellos veían como una invasión religiosa, porque el César o el emperador, era considerado un dios. Eso los indignaba. Recordemos que los judíos, luego de un largo proceso, en la historia de la salvación, llegan a la convicción que hay un solo Dios verdadero. Por eso les molestaba tanto la relación con Roma y con el emperador.
Sin embargo es bueno entender que al principio del relato, hay dos grupos que se acercan a Jesús, los discípulos de los fariseos y los seguidores de Herodes. Los fariseos estaban en contra de la dominación romana y los de Herodes, adictos al poder respaldan a los romanos, por eso viene la pregunta porque era una situación interna de ellos. Antes de la pregunta, comienzan con una adulación, hablando de la verdad que dice Jesús y también de la obediencia a Dios en todo. Partiendo de esta base, le preguntan: Dinos ahora qué opinas: ¿Está bien que le paguemos impuestos al emperador de Roma, o no?
Recordamos que entre las profesiones más despreciables estaba la de recaudador de impuestos, no por el oficio en sí, sino porque trabajaban para el gobierno y la religión romana. Era tal la relación con el Imperio de estos recaudadores, que a veces necesitaban ser acompañados de soldados romanos. Los impuestos se pagaban por las cargas en las fronteras y también cada judío debía pagar un tributo personal al César.
¿Está bien pagar impuestos para el César? En verdad era una pregunta válida, porque había opiniones divididas al respecto. Pero Jesús conoce las intenciones de los que preguntaban. Sin embargo ellos lo hacían para tenderle una trampa, en el fondo es una pregunta en la que se juega la lealtad a Israel o la sumisión al Imperio Romano. Si Jesús decía que sí, lo acusaban por traidor a Israel, y si decía que no, lo acusaban por revoltoso. Por eso Jesús mismo les devuelve la pregunta a ellos:
¡Hipócritas! ¿Por qué quieren ponerme una trampa? Muéstrenme una de las monedas que se usan para pagar el impuesto. Entonces le trajeron una moneda de plata, y Jesús les preguntó:
¿De quién es la imagen que está en la moneda? ¿De quién es el nombre que tiene escrito?
Ya la respuesta era obvia. La moneda es romana, tiene la cara del emperador y su nombre está en la moneda. Esa moneda era odiosa para los judíos, porque por un lado lleva grabada la efigie del César, y por lo tanto violaba la prohibición de hacerse imágenes y además representaba la humillación del pueblo por el sometimiento romano. Pero Jesús, aunque ya les ha respondido con esta acción, les dice algo más:
Pues denle al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.
Porque sabía muy bien que ellos no le estaban dando a Dios lo que Dios había pedido…
Jesús no tiene la intención de dividir el mundo en los dos reinos, el de Dios y el del César, poniéndolos en un plano de igualdad. Ni quiere poner órdenes separados: el humano y el divino. Lo que quiere decir es que el estado no es el valor supremo y por lo tanto Jesús se apresura a dejar en claro que son mucho más importantes los deberes con Dios.
La moneda que lleva impresa la cara del César, pertenece al César en calidad de pagar tributo.
Pero el ser humano lleva impresa la imagen de Dios, y por lo tanto se debe a su Creador. Por eso, si alguna vez el estado llegara a reclamar algo de lo que le corresponde a Dios en forma exclusiva, entonces como dice el libro de los Hechos, “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech. 5,29).
Sólo en Cristo llegaremos a la plena realidad del “ungido del Señor” aquel que libera definitivamente a su pueblo de la esclavitud, de la muerte y del pecado. En Cristo, conocemos la bondad del Padre, porque Él nos revela el rostro amoroso del Padre.
Preguntas para la meditación ¿Qué me dice?
Hoy asistimos a un mundo que vive lleno de idolatrías, especialmente la idolatría del mercado, donde se pagan altos tributos a costa de la propia conciencia, quebrantando la dignidad de los seres humanos. Los nuevos dioses ciudadanos, el mercado, el consumismo, la moda, el deseo impetuoso de competencia desleal, la carrera armamentista, el deseo de poder, el amor exacerbado al dinero, el prestigio personal y comunitario… todos ellos exigen cultos, sacrificios, adoración y adhesión fanática. Vivimos sumergidos en el mundo y no podemos escapar físicamente de él. Pero Jesús nos invita a mantener nuestra conciencia libre y autónoma. El reinado de Dios le pertenece sólo a Dios. Y los reinos del mundo le pertenecen al mundo…
¿Qué significa darle al mundo lo que es del mundo?
¿Qué significa en mi vida dar a Dios lo que es de Dios?
¿Dónde pretendo yo escuchar a Dios, dónde lo busco, en un cielo lejano, abstracto, teórico... o en los sucesos de la vida de cada día y en las personas que están a mi alrededor?
Oración
Gracias Señor por tu Palabra. Hoy me haces ver que al igual que estos personajes que se acercaron a Ti, yo también a veces me acerco para pedirte mis caprichos y hacerte cómplice de mis cosas.
Te pido que me ayudes cada vez más a mejorar en la oración y que sólo me acerque a Ti para alabarte y tener el gozo del encuentro personal con vos.
Señor soy consciente ahora, al reflejo de tu Palabra, donde estoy viendo mi propia vida… que en muchas ocasiones tengo puesta mi mirada y mi corazón en las cosas más mundanas.
Me doy cuenta que llevo en mi vida reflejada tu propia imagen. Porque a tu imagen y semejanza he sido creado por Ti.
Quiero rehacer mi vida, y mi dedicación a Ti, Señor. Hoy reconozco que eres el único Dios y que sólo a Ti te debo obediencia.
Gracias por llamarme nuevamente hoy, te pido Señor que cuantos me vean a mí, te reconozcan a Ti, por eso dame una voluntad firme para ir enfrentando un cambio de actitud que me lleve cada vez más a cumplir tu voluntad. Amén
SANTORAL: 24 de octubre “San Antonio María Claret, (1807-1879) Fundador de la Comunidad de Misioneros del Corazón de María
Lecturas de la semana:
LUNES 20: Éfeso 2, 1-10; Salmo 99; Lucas 12, 13-21.
MARTES 21: Éfeso 2, 12-22; Salmo 84; Lucas 12, 35-38.
MIERCOLES 22: Éfeso 3, 2-12; Salmo Is. 12, 2-3 Lucas 12, 39-48.
JUEVES 23: Éfeso 3, 14-21; Salmo 32; Lucas 12, 49-53.
VIERNES 24: Éfeso 4, 1-6; Salmo 23, Lucas 12, 54-59.
SABADO 25: Éfeso 4, 7-16.; Salmo 121; Lucas 13, 1-9.
Nota: Basado en El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria, Catholic.net, Servicio Bíblico Latinoamericano, Siervas de los Corazones de Jesús y Maria. “Claves para Lectio Divina para Jóvenes” Proyecto Lectionautas CEBIPAL/CELAM – SOCIEDADES BIBLICAS UNIDAS Hno. Ricardo Grzona, frp.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados a las 17 h.
para leer la Biblia en la Parroquia San José: Brandsen 4970 Villa Dominico
Círculo Bíblico San José
Etiquetas:
Reflexiones a la luz de la Palabra de Dios
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