¡Con su Palabra, Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro, para que experimentemos al Dios de la vida!
Intención para la evangelización ‐
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16
sábado, 9 de octubre de 2021
¿Ser o tener? Desde Dios, todo es posible. Padre Juan José Milano.
«Jesús nos llama a entregarnos a nosotros mismos»
Vigésimo octavo domingo, Lecturas 10-10-21, Ciclo B
Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. Amén
Lectura del libro de la
Sabiduría 7, 7-11
Oré, y me fue dada la prudencia,
supliqué, y descendió sobre mí el espíritu de la Sabiduría. La referí a los
cetros y a los tronos, y tuve por nada las riquezas en comparación con ella. No
la igualé a la piedra más preciosa, porque todo el oro, comparado con ella, es un
poco de arena; y la plata, a su lado, será considerada como barro. La amé
más que a la salud y a la hermosura, y la quise más que a la luz del día,
porque su resplandor no tiene ocaso. Junto con ella me vinieron todos los
bienes, y ella tenía en sus manos una riqueza incalculable. Palabra de
Dios
Salmo 89, R: Señor, sácianos con tu amor, y cantaremos felices.
Enséñanos a calcular nuestros
años, para que nuestro
corazón alcance la sabiduría. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta
cuándo? Ten compasión de tus servidores. R.
Sácianos en seguida con tu amor, y
cantaremos felices toda nuestra vida. Alégranos por los días en que nos
afligiste, por los años en que soportamos la desgracia. R.
Que tu obra se manifieste a tus servidores, y que tu esplendor esté sobre tus hijos. Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos. R.
Lectura de la carta a los
hebreos 4, 12-13
La Palabra de Dios es viva y eficaz, y
más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del
alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón.
Ninguna cosa creada escapa a su vista, sino que todo está desnudo y descubierto
a los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas. Palabra de Dios.
Santo Evangelio según san
Marcos 10, 17-30
Cuando se puso en camino, un hombre
corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer
para heredar la Vida eterna?»
Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los
mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso
testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu
madre.»
El hombre le respondió: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi
juventud.»
Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que
tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y
sígueme.»
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía
muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil será
para los ricos entrar en el Reino de Dios!” Los discípulos se
sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: «Hijos míos,
¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase
por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios.»
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: «Entonces,
¿quién podrá salvarse?» Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres es
imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible.» Pedro le dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido.» Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas,
madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en
este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres,
hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la
Vida eterna.» Palabra del Señor.
La Palabra siempre es eficaz y nos ayuda a mirar hacia dentro de nosotros mismos, por eso comienza ayudándonos a discernir qué es lo más importante en nuestra vida. La Sabiduría en la Escritura no consiste en conocimientos adquiridos en la universidad, es algo que viene de Dios y a Él hay que pedirla.
La pregunta de aquel hombre del Evangelio que hemos escuchado está dentro de cada uno de nosotros: ¿Cómo se encuentra la vida, la vida en abundancia, la felicidad?
La novedad de la fe cristiana. La fe es una experiencia personal, encuentro y seguimiento de Jesús en quien el discípulo deposita toda su confianza. No es suficiente ser bueno para ser cristiano. Jesús invita a ir más allá de la bondad. Invita a una relación de amistad con El. Amistad que se va profundizando a lo largo de la vida y que ofrece criterios para cultivar tanto la relación filial con Dios como la relación fraternal y solidaria con los demás seres humanos. En esta impactante escena, tanto el “joven” rico como Jesús han pasado de la alegría a la decepción. El joven por sentirse incapaz de abandonar sus seguridades y Jesús por haber recibido una vez más, una respuesta negativa por parte del joven que representa esa parte enorme de la humanidad de ayer y de hoy que sigue confiando su futuro y su felicidad a las riquezas, al tener y poseer. “¡Qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero!”.
Para los judíos,
las riquezas habían sido siempre signo de la bendición de Dios. Jesús arremete
contra ellas y nos hace ver que son la causa de muchos de nuestros males. Este
fue un tema muy discutido entre los primeros cristianos. El relato nos deja ya
una muestra de esta controversia.
Antes de que se
ponga en camino Jesús, un desconocido se acerca corriendo. Al parecer tiene
prisa para resolver su problema: «¿Qué debo hacer para heredar la
vida eterna?». No le preocupan tanto los problemas de esta vida.
“Vida eterna” en
tiempo de Jesús, significaba garantizar una existencia feliz más allá de la
muerte. El rico ya tenía garantizada la existencia feliz en el más acá. Lo que
busca en Jesús, es asegurar la misma felicidad para el más allá.
Vemos a un hombre
de recta conciencia, un judío cumplidor de los Mandamientos que el Dios Padre
entregó a Moisés, «Todo eso lo he cumplido desde joven», pero no era
suficiente, intuía que le faltaba algo, no era feliz y recurre al que todos
llamaban rabí, maestro.
Jesús "lo mira con amor", ve en su corazón y sabe que el hombre es sincero. ¿Qué le faltaba a este hombre? ¿Solamente desprenderse de sus bienes materiales? ¿Es que, Jesús condena a los ricos? Creer esto sería interpretar superficialmente la respuesta del Señor, por supuesto que el rico tiene que preocuparse por el pobre, pero Jesús va más allá, va directo al corazón. Esos bienes a los que nos aferramos somos nosotros mismos, con nuestras limitaciones, nuestros deseos de sobresalir sobre los demás. Jesús nos llama a vivir "con los pies en la tierra, pero el corazón en el cielo".
Los mandamientos que Jesús le recuerda son los de la segunda tabla, es decir los que se refieren al prójimo, no los que se refieren directamente a Dios. Esta enseñanza es original y exclusiva de Jesús. Para cualquier judío, los más importantes eran los de la primera tabla, que se refieren a Dios. Está clara la intención de hacernos pensar en una nueva manera de religiosidad: la humanidad se manifiesta en la relación con los demás, no solamente con Dios. Es imposible tener acceso a Dios si me desentiendo del próximo que me necesita.
¡Qué difícil será entrar en el Reino, al que pone su confianza en las riquezas! Las riquezas en sí ni son buenas ni son malas. Es absurdo pesar que Dios prefiere que pasemos necesidades. El apego a las posesiones sin tener en cuenta al pobre o, peor aún, a costa de él, es lo que impide al hombre alcanzar una meta verdaderamente humana.
El joven se siente incapaz. Necesita bienestar, no tiene fuerzas para vivir sin su riqueza, su dinero está por encima de todo y no elige seguir a Jesús. Había venido corriendo entusiasmado hacia él, ahora se aleja triste. No conocerá nunca la alegría de colaborar con Jesús.
Entonces, ¿quién podrá ‘salvarse’? Los discípulos siguen pensando que es imposible subsistir sin seguridades. La pregunta no se refiere a quién podrá salvarse en el más allá, como la salvación tal como la entendemos hoy, sino quién podrá mantener una vida verdaderamente humana, si se desprende de todo lo que tiene y no asegura su futuro. Así cobra sentido la respuesta de Jesús, “para los hombres, es imposible, no para Dios”.
Hoy. La crisis
económica nos está invitando a los seguidores de Jesús a dar pasos hacia una
vida más justa, con menos marginados, compartiendo con los necesitados lo que
tenemos y sencillamente no necesitamos para vivir con dignidad. Hemos de
hacernos preguntas muy concretas si queremos seguir a Jesús en estos momentos. Por
eso es importante tomarnos unos momentos para revisar nuestra relación con el
dinero y el consumo.: ¿Qué lugar le damos al dinero en nuestra vida? ¿Consideramos
que nuestro consumo es responsable o compulsivo y superfluo? ¿Está en nuestros
pensamientos poder ayudar a los que necesitan?...
Son algunas de las preguntas que podemos hacernos en el fondo de nuestra conciencia y también en nuestras familias, comunidades cristianas. No haremos gestos heroicos, pero, si damos pequeños pasos en esta dirección, conoceremos la alegría de seguir a Jesús contribuyendo a hacer la crisis de algunos un poco más humana y llevadera. Si no es así, nos sentiremos buenos cristianos, pero a nuestra religión le faltará alegría.
¡Jesús misericordioso en vos confío!
*Vender todos los bienes, darlos a los pobres y seguirle. El apegamiento a las riquezas es el comienzo de todo tipo de corrupción, en todas partes: corrupción personal, corrupción en los negocios, también la pequeña corrupción comercial, corrupción política, corrupción en la educación… ¿Por qué? Porque los que viven apegados a su poder, a sus riquezas, se creen en el Paraíso, pero están encerrados, no tienen horizonte ni esperanza. ¡Y, al final, tendrán que dejarlo todo!
¡Hay un misterio en la posesión de las riquezas! Tienen la capacidad de seducirnos y hacernos creer que estamos en el Paraíso terrenal. En cambio, ese paraíso terrenal es un lugar sin horizonte… perdiendo todas las vistas. Vivir sin horizonte es una vida estéril, vivir sin esperanza es una vida triste. El apegamiento a las riquezas nos produce tristeza y nos hace estériles. Digo apegamiento, no digo administrar bien las riquezas, porque las riquezas son para el bien común, para todos. Y si el Señor se las da a una persona es para que las emplee en bien de todos, no solo para sí mismo, no para que las encierre en su corazón porque luego se vuelve corrupto y triste. Las riquezas sin generosidad nos hacen creer que somos poderosos, como Dios. Pero, al final, nos quitan lo mejor, la esperanza.
Sin embargo,
Jesús indica en el Evangelio cuál es la manera justa de vivir una abundancia de
bienes. La primera Bienaventuranza: Bienaventurados los pobres de
espíritu, es decir, despojarse del apegamiento y hacer que las riquezas que
el Señor nos ha dado sean para el bien común. Es la única manera. Abrir la
mano, abrir el corazón, abrir el horizonte. Pero si tienes la mano cerrada, y
el corazón cerrado como aquel hombre que daba banquetes y vestía lujosamente,
no tienes horizontes, no ves a los demás que pasan necesidad, y acabarás como
aquel hombre: alejado de Dios.
*Papa
Francisco, homilía en Santa Marta, Almudí 2014
Vigésimo tercer domingo, «Efatá»,
«Ábrete.» Presencia
liberadora de Dios.”
Vigésimo Cuarto domingo, «Y ustedes ¿Quién
dicen que soy yo?»
Vigésimo quinto domingo, «El que quiera
ser el primero, debe hacerse el servidor de
todos»
Vigésimo sexto domingo, «No se lo
impidan»
Vigésimo séptimo domingo, «Y los dos no
serán si no uno sola carne»
Aclaración: Se han consultado para la preparación del siguiente texto: El libro del Pueblo de Dios. Centro Bíblico CELAM. Dominicos.org. J. A. Pagola. Donbosco.org.ar.
Círculo
Bíblico San José
“Tu palabra es una lámpara a mis
pies y una luz en mi camino” Sal 119