Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 5 de septiembre de 2020

Septiembre mes de la Biblia, “Aquí tienes a tu Madre”

1- Una experiencia personal de búsqueda espiritual.  Queremos compartir una convicción, el ser humano necesita recuperar su dimensión espiritual. Vivimos tiempos difíciles y de grandes paradojas. Tenemos a nuestra disposición posibilidades, comodidades y adelantos tecnológicos ni siquiera imaginados hace sólo unas décadas. Sin embargo, vivimos en un mundo con grandes desorientaciones: crisis económicas, sociales, ecológicas y políticas, pobreza, exclusión, marginación, violencia, crisis de sentido… Medio mundo se muere de hambre y sed, y podría alimentarse con lo que le sobra al otro medio.

Nuestra sociedad parece que ha optado por buscar la felicidad y el sentido de la existencia en los valores más materiales e individualistas de la técnica, el consumo, el poder, el control, la seguridad, el éxito, el dinero… Los valores más inmateriales como la espiritualidad, la cultura, la ética, la naturaleza, el amor, la solidaridad…quedan en un alejado segundo plano. Sin embargo, la desorientación personal y social permanece y crece.

Todas o la inmensa mayoría de las personas compartimos una inconformidad existencial que tiene que ver con la necesidad de buscar un sentido a la vida. La experiencia demuestra que esta inquietud no se calma con el analgésico de los valores materiales, necesita ser tratada con los valores del espíritu. Pensar que la felicidad interior de cada persona o de la sociedad tiene que ver exclusivamente con la dimensión material de la vida, con lo que tenemos, acumulamos y controlamos, es una falsa expectativa.

No se trata de despreciar la importancia de los valores materiales, pero sí de resituarlos y precisar que, si éstos son concebidos como fin y no como medio, deshumanizan la vida y la convivencia. Dejan de estar al servicio de la persona y de la sociedad, para convertirse en un valor absoluto que le pone a su servicio, provocando desorientación y pérdida de identidad. Los valores materiales necesitan un fundamento de valores humanistas que tienen que ser trabajados con nuestra sensibilidad más interior y espiritual.

Sabemos que esta reflexión se posiciona a contracorriente del mundo actual. No importa. Queremos decir claramente que el ser humano necesita recuperar su dimensión espiritual. Simplemente, se trata de vivir, cada uno desde donde esté y haciendo lo que hace, una experiencia personal de búsqueda espiritual, promover la espiritualidad en su vida ordinaria. (Red Asís)

"El que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley"

 

¿Muros o puentes?

Esta es la historia de dos hermanos que durante muchos años vivían en granjas vecinas y entre ellos existía total armonía. Pero un día entraron en un conflicto. Era el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo cosechas, intercambiando maquinarias en forma continua. Todo comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras duras. A esto le siguieron semanas de silencio.

Una mañana alguien llamó en la casa de Luis. Al abrir la puerta, se encontró con un hombre cargando herramientas de carpintero quien le dijo: – Estoy buscando trabajo por unos días, quizás usted necesite realizar algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso.

-Sí- dijo muy seguro el mayor de los hermanos -tengo un trabajo para usted-

-Mire señor, allí al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno… en realidad es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros, pero él desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Sé que hizo esto para enfurecerme ¡pero yo le voy a hacer algo mejor! Quiero que con esa pila de desechos de madera que está junto al granero construya una cerca de dos metros de alto, para no verlo nunca más. El carpintero le dijo: -Comprendo la situación.  El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo. 

Cuando el granjero regresó entrada la tarde, el carpintero ya había terminado su trabajo. El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, sin palabras, no podía creer lo que estaba viendo… El carpintero no había construido ninguna cerca de dos metros sino un puente que unía las dos granjas a través del arroyo.  Era una fina pieza de arte, con pasamanos y todo.

En ese momento vino desde su granja su hermano menor, muy conmovido, muy emocionado por lo que veía, y abrazando a su hermano mayor le dijo:

-Realmente sos un gran hombre, por haber hecho construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho… Los hermanos se abrazaron y cuando estaban en su reconciliación vieron que el carpintero tomaba sus herramientas.

-No, espere señor, quédese un par de días más, tengo mucho trabajo para encargarle- le dijo el hermano mayor.

-Me gustaría quedarme- dijo sonriendo el carpintero- pero tengo muchos puentes por construir…


“Lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo”

 Vigésimo tercero domingo,  Lecturas 6-9-20, Ciclo A

 ” Ven Espíritu Santo”

Ven Espíritu Santo, ayúdame a abrir mis ojos y  mis oídos a tu Palabra y a meditar tus enseñanzas, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y pueda saborearla y comprenderla. Habla Señor, que yo te escucho, porque tus palabras son para mi vida, alegría y paz.  Amén

 Lectura de la profecía de Ezequiel 33, 7-9 Así habla el Señor: «Hijo de hombre, yo te he puesto como centinela de la casa de Israel: cuando oigas una palabra de mi boca, tú les advertirás de mi parte. Cuando yo diga al malvado: "Vas a morir", si tú no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. Si tú, en cambio, adviertes al malvado para que se convierta de su mala conducta, y él no se convierte, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida.» Palabra de Dios.

Salmo 94, R. Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:

¡Vengan, cantemos con júbilo  al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva! ¡Lleguemos hasta él dándole gracias, aclamemos con música al Señor!  R.

¡Entren, inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!  Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su mano.  R.

Ojalá hoy escuchen la voz del Señor: «No endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día de Masá, en el desierto, cuando sus padres me tentaron y provocaron, aunque habían visto mis obras.»  R.

Pablo a los cristianos de Roma 13, 8-10

Hermanos: Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley. Porque los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás, y cualquier otro, se resumen en este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo. Por lo tanto, el amor es la plenitud de la Ley. Palabra de Dios.

Evangelio según san Mateo 18, 15-20

Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano peca contra tí, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.                    
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.  
También les aseguro que, si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.» Palabra del Señor.

Reflexión: Hay que reconocer que todos nos equivocamos y aceptarlo es básico para tener una buena convivencia en las familias, en las comunidades y en cualquier ámbito. Es algo evidente, en la teoría, pero no tanto a nivel práctico, la experiencia de nuestras debilidades nos tendría que hacer más comprensivos con los demás, pero entonces, ¿por qué nos cuesta tanto perdonar? O, ¿por qué nos parece tan molesta la corrección fraterna que nos recomienda el evangelio de hoy?

Con el tiempo vamos descubriendo que no importa tanto las caídas, sea propia o ajena, lo más importante es levantarse y ¿qué mejor que agarrarse a una mano amiga?

La corrección fraterna y el perdón. A Mateo le toca vivir en una comunidad en la que existen diversos grupos y hay problemas de convivencia: Y como buen pastor, recuerda las enseñanzas de Jesús y compone con ellas una exhortación, insistiendo en el cuidado de los más pequeños y en el perdón como norma básica de vida de la comunidad cristiana.  Su exhortación diseña un modelo de comunidad para los cristianos de todos los tiempos: es el grupo de los discípulos de Jesús, atentos a la voluntad del Padre, que viven la fraternidad desde el perdón y la acogida de los más pequeños.¿Qué hacer con l os hermanos pecadores? ¿Cómo tratarlos?  Mateo apunta dos recursos válidos para siempre: la corrección fraterna y el perdón. 

Mateo relaciona con el tema de la corrección fraterna tres dichos de Jesús.  El primero, le confiere a la comunidad a la cual pertenecemos la participación para ayudarnos a discernir sobre el problema. La expresión “atar y desatar” designaba entre los maestros de la ley la capacidad de interpretar de forma vinculante con la ley de Moisés.   El segundo especifica el clima de oración en que debemos tomar estas decisiones, y nos asegura a los discípulos, reunidos en el nombre de Jesús, que el Padre escucha su oración. El tercero aborda un tema muy querido por Mateo: la presencia de Jesús en medio de su Iglesia.      

Habitar en un espacio creado por Jesús. Reunirse en el nombre de Jesús es crear un espacio para vivir la existencia entera en torno a Él y desde su horizonte. Un espacio espiritual bien definido no por doctrinas, costumbres o prácticas, sino por el Espíritu de Jesús, que nos hace vivir con su estilo.

El centro de este «espacio Jesús» lo ocupa la narración del evangelio. Es la experiencia esencial de toda comunidad cristiana: «hacer memoria de Jesús», recordar sus palabras, acogerlas con fe y actualizarlas con gozo. Ese arte de acoger el evangelio desde nuestra vida nos permite entrar en contacto con Jesús y vivir la experiencia de ir creciendo como discípulos y seguidores suyos.

En este espacio creado en su nombre vamos caminando, no sin debilidades y pecado, hacia la verdad del evangelio, descubriendo juntos el núcleo esencial de nuestra fe e identidad cristiana.

Lo importante es que “estén reunidos”, no dispersos, ni enfrentados: que no vivan descalificándose unos a otros. Lo decisivo es que se reúnan “en su nombre”: que escuchen su llamada, que vivan identificados con su proyecto del reino de Dios.

Presencia viva y real de Jesús entre nosotros.  Las palabras de Jesús, recogidas por Mateo nos recuerdan: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.      

Esta presencia viva y real de Jesús es la que ha de animar, guiar y sostener a las pequeñas comunidades de sus seguidores. Es Jesús quien ha de alentar su oración, sus celebraciones, proyectos y actividades. Esta presencia es el “secreto” de toda comunidad cristiana viva          .   
Los cristianos no podemos reunirnos hoy en nuestros grupos y comunidades de cualquier manera: por costumbre, por inercia o para cumplir unas obligaciones religiosas. Seremos muchos o, tal vez, pocos. Pero lo importante es que nos reunamos en su nombre, atraídos por su persona y por su proyecto de hacer un mundo más humano.

El camino que nos propone Jesús. Son muchos los factores que constantemente deterioran nuestras relaciones personales dentro de la familia, entre vecinos y compañeros de trabajo, dentro de la comunidad o en la convivencia diaria.  La comunicación queda fácilmente bloqueada, sobre todo cuando constatamos que el otro ha actuado de manera injusta o desleal. Nos sentimos como justificados para excluirlo de nuestra aceptación amistosa y encerrarnos en nuestro juicio destructor.  Puesto que el otro ha actuado mal, no consideramos necesario analizar nuestra postura.  Nos parece normal retirar nuestra amistad y bloquear nuestra mirada y nuestro corazón. Sin embargo, no es este el camino que nos propone Jesús. Él nos propone adoptar una postura positiva, orientada a salvar la relación con el hermano, sin buscar su desprestigio o su condena sino únicamente el bien.

Todos cometemos equivocaciones. Todos tenemos momentos malos y necesitamos poder empezar de nuevo, contar con una nueva oportunidad. Hay que seguir creyendo en los amigos, en el esposo, en la esposa, en los compañeros, en el hermano… aunque hayamos de ser críticos para ayudarles a salir de su error. Jesús nos invita, sobre todo a actuar con paciencia y sin precipitación, acercándonos de manera personal a quien está actuando de manera equivocada.     

Círculo Bíblico San José

 “Tu palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino” Sal 119 

jueves, 3 de septiembre de 2020

"Navega mar adentro, y echen las redes"

San Lucas 5,1-11.

En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes".
Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador".
El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido;
y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres". Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron. Palabra del señor

«Es una pesca milagrosa, un signo del poder de la palabra de Jesús: cuando nos ponemos con generosidad a su servicio, Él obra grandes cosas en nosotros. Así actúa con cada uno de nosotros: nos pide que lo acojamos en la barca de nuestra vida, para recomenzar con él a surcar un nuevo mar, que se revela cuajado de sorpresas. Su invitación a salir al mar abierto de la humanidad de nuestro tiempo, a ser testigos de la bondad y la misericordia, da un nuevo significado a nuestra existencia, que a menudo corre el riesgo de replegarse sobre sí misma…” (Ángelus de S.S. Francisco, 10 de febrero de 2019).

Ven Señor Jesús, te necesito.

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Septiembre mes de la Biblia

 "Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la practican" Lc 11,28

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Septiembre mes de la Biblia

“Aquí tienes a tu Madre”



Por disposición de la Conferencia Episcopal Argentina, desde1961, el último domingo de septiembre se celebra en nuestro país el Domingo Bíblico Nacional, y en casi todas las comunidades se organizan encuentros especiales para reflexionar acerca del lugar fontal que la Palabra de Dios, testimoniada de modo particular en las Sagradas Escrituras, tiene en la vida y la pastoral de la Iglesia.

Para animar ese día y la semana o el mes dedicados especialmente a la actividad bíblica, cada año el Departamento Nacional de Animación y Pastoral Bíblica de la CEA (DeNAPBi) elige un lema y prepara un afiche que se distribuye a todas las Parroquias y a las Instituciones o a los particulares que lo solicitan.

Para 2020 –teniendo en cuenta el Año Mariano Nacional, en ocasión de los 400 años de la manifestación de la Madre de Dios en el Valle de Catamarca– y queriendo animar bíblicamente la piedad popular mariana se ha elegido el lema “Aquí tienes a tu Madre”, y se ha confiado el dibujo para ilustrar la campaña a una grupo de jóvenes del movimiento laical Apóstoles de Lourdes de la ciudad de San Miguel de Tucumán. (FEBIC)

Septiembre, mes de la Biblia

La Ley del Señor, luz y guía de la vida
Salmo 119, 97 – 112

¡Cuánto amo tu ley, todo el día la medito! Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, porque siempre me acompañan.
Soy más prudente que todos mis maestros, porque siempre medito tus prescripciones.
Soy más inteligente que los ancianos, porque observo tus preceptos.
Yo aparto mis pies del mal camino, para cumplir tu palabra.
No me separo de tus juicios, porque eres tú el que me enseñas.
¡Qué dulce es tu palabra para mi boca, es más dulce que la miel!
Tus preceptos me hacen comprender: por eso aborrezco el camino de la mentira.

Tu palabra es una lámpara para mis pasos, y una luz en mi camino.
Hice el juramento y lo sostengo de cumplir tus justas decisiones.
Estoy muy afligido, Señor: vivifícame, conforme a tu palabra.
Acepta, Señor, las ofrendas de mis labios, y enséñame tus decisiones.
Mi vida está en constante peligro, pero yo no me olvido de tu ley.
Los pecadores me tienden una trampa, pero yo no me aparto de tus preceptos.
Tus prescripciones son mi herencia para siempre, porque alegran mi corazón.
Estoy decidido a cumplir tus preceptos, siempre y a la perfección. 
                                                                                           (Biblia del Pueblo de Dios)

martes, 1 de septiembre de 2020

San Lucas 4,31-37.

Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.   
En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza; "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno?  ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".           
Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño.
El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!". Y su fama se extendía por todas partes en aquella región. Palabra del Señor.

La reacción de la gente: manda sobre los espíritus impuros. Además de la forma diferente que Jesús tiene de enseñar las cosas de Dios, el otro aspecto que causaba admiración en la gente es el poder que Jesús tiene sobre los espíritus impuros: "¿Qué palabra es ésta? Manda sobre los espíritus impuros con autoridad y poder, y ellos salen".

Jesús nos abre un nuevo camino para poder librarnos de todo lo que nos aleja de Dios.

Hoy puede ser un buen día para hacerle esta pregunta a Jesús. ¿Por qué quieres entrar a mi vida?  Y Jesús nos responde: «He venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Jn 10,10). 

Hoy Jesús quiere que experimentes su gran amor por nosotros. ¿Tenemos algo que pedirle? ¿Hay algo que queremos poner en sus manos? (Orden de las Carmelitas y Catholic.net)

Ven Señor Jesús, te necesito.

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Septiembre mes de la Biblia

¿Dónde nos podemos encontrar hoy con Dios?

Para el cristiano, la persona de Jesucristo es el centro que da sentido a su vida. Ya es común recordar la frase del Santo Padre en Aparecida: “No se comienza a ser cristiano, por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Ap. 243). Ahora bien, la pregunta importante es saber: ¿Dónde me encuentro hoy con Jesucristo? Esta pregunta nos permite descubrir uno de los modos que él ha elegido para permanecer con nosotros, su Palabra, que es la Palabra de Dios.

Esta presencia de Jesucristo a través de su Palabra no tiene sólo un contenido doctrinal, sino que es para nosotros un acontecimiento que nos permite hoy entrar en comunión viva con él. La Biblia no es un libro del pasado, algo histórico, sino un acontecimiento que se hace presencia para quién la lee con un corazón abierto, este es el principio de la fe. La Palabra de Dios que se hizo realidad humana y divina en la persona de Jesucristo, es nuestro primer lugar de encuentro con él. Para esto he venido, nos dirá, para ser el Camino, la Verdad y la Vida de cada uno de ustedes. Como vemos, el lugar que ocupa la Palabra de Dios en un cristiano es único y central. Por ello se dice que el cristianismo no es tanto el camino del hombre hacia Dios, sino el camino de Dios hacia el hombre.  

A este camino de Dios lo encontramos en la Biblia. Este venir de Dios hacia nosotros requiere una actitud que ponga el acento en la escucha de su Palabra. No estamos, como decíamos, frente a un libro de historia sino ante un libro de Vida, que para quien la recibe con un corazón abierto se convierte en fuente de luz, de sentido, de alegría y de paz. La Palabra de Dios tiene que ver con la verdad del hombre, porque hemos sido creados a su “imagen y semejanza”. Dios no es ajeno al hombre, es su creador, por ello en él encontramos el sentido de nuestras vidas. San Agustín, decía: “Mi corazón estuvo inquieto, Señor, hasta que no te encontró a Ti”. Con cuánta sabiduría canta el salmista: “Tu Palabra Señor es la verdad y la luz de mi vida”. O el profeta Jeremías: “Cuando se presentaban tus palabras, decía, yo las devoraba, porque tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón” (15, 16).

Esta Palabra alcanzó su plenitud y cercanía a nosotros en la persona de Jesucristo, que es el Hijo de Dios hecho hombre. Aquí adquiere todo su valor la lectura de los Evangelios, que es la Palabra de Dios manifestada por su propio Hijo. Es una Palabra que tiene por destinatario el corazón de cada uno de nosotros.

Esta Palabra, por otra parte, alcanza toda su plenitud cuando se convierte en un diálogo personal con el mismo Señor, se hace oración y en ella vamos descubriendo el sentido de nuestra vida desde Dios. Así nos descubrimos como parte de un proyecto, es decir, mi vida tiene un sentido, no soy una casualidad, soy un hijo amado por Dios. Sólo desde Dios nuestra vida adquiere toda su dignidad y la grandeza de una vocación. 

(Mensaje del Arzobispo de Santa Fe, Monseñor Arancedo para el mes de la Biblia 2009)

lunes, 31 de agosto de 2020

San Lucas 4,16-30.

Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.
Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.
Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".
Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es este el hijo de José?".
Pero él les respondió: "Sin duda ustedes me citarán el refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo'. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún".
Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.
Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino. Palabra del señor.

Vemos a Jesús dando un mensaje claro en el día de hoy primero con palabras del profeta Isaías "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido", y después Él mismo dice: "hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír". Esto junto a todos los milagros ya por él obrados era más que suficiente para creer en su persona y mensaje, pero, por el contrario, tanto sus contemporáneos como nosotros, todo lo ponemos en duda venga de quien venga. Nuestra dureza de corazón y nuestra ceguera nos pueden llevar a grandes problemas, tan grandes como no llegar a ver en nuestra vida la mano sanadora y salvadora de Dios.

Hoy me puedo preguntar: ¿Qué necesito ver y sentir en mi corazón, para creer en la presencia de Dios en mi vida?  (Dominicos.org y Catholic.net)

Ven Señor Jesús, te necesito.

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Señor Jesús, te pido que te hagas presente en mi vida, y de forma especial en este momento de oración. Ayúdame a escuchar tu palabra, a interiorizar tu mensaje y que tus enseñanzas se hagan obras en mi vida, para ser así, un fiel colaborador en la extensión de tu reino. Amén.