Cuarto Domingo
durante el año
Lecturas 3-2-19, Ciclo C
Dios mío, envía ahora tu Espíritu
sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista
al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla,
para
que tu Palabra penetre en mi corazón, y me
conduzca a la Verdad completa. Amén
Libro
del profeta Jeremías 1, 4-5. 17-19
En tiempos del rey Josías, la palabra del Señor llegó a mí en estos términos: «Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones. En cuanto a ti, cíñete la cintura, levántate y diles todo lo que yo te ordene. No te dejes intimidar por ellos, no sea que te intimide yo delante de ellos. Mira que hoy hago de ti una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes de Judá y a sus jefes, a sus sacerdotes y al pueblo del país.
En tiempos del rey Josías, la palabra del Señor llegó a mí en estos términos: «Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones. En cuanto a ti, cíñete la cintura, levántate y diles todo lo que yo te ordene. No te dejes intimidar por ellos, no sea que te intimide yo delante de ellos. Mira que hoy hago de ti una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes de Judá y a sus jefes, a sus sacerdotes y al pueblo del país.
Ellos combatirán contra
ti, pero no te derrotarán, porque yo estoy contigo para librarte» Palabra
de Dios.
Salmo 70, R. Mi boca, Señor anunciará tu salvación.
Yo me refugio en ti,
Señor, ¡que nunca tenga que avergonzarme! Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame. R
Sé para mí una
roca protectora, tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi
Roca y mi fortaleza. ¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío! R.
Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el vientre materno fuiste mi protector. R.
Mi boca anunciará incesantemente tus actos de justicia y salvación, Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.
Carta de Pablo a los Corintios 12,31-13,13
Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el vientre materno fuiste mi protector. R.
Mi boca anunciará incesantemente tus actos de justicia y salvación, Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas. R.
Carta de Pablo a los Corintios 12,31-13,13
Hermanos: ustedes
por su parte, aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un
camino más perfecto todavía. Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres
y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un
platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los
misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de
trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis
bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no
tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor
no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no
busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no
se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor
todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás.
Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá;
porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando
llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño,
hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando
me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un
espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo
imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una
palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más
grande todas es el amor. Palabra de Dios.
Santo Evangelio según San Lucas 4, 21-30
Después que Jesús predico en la sinagoga de Nazaret, todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?»
Pero él les respondió: «Sin duda ustedes me citarán el refrán: "Médico, sanate a ti mismo". Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm.» Después agregó: «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, el sirio.»
Al oír estas palabras,
todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo
empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la
que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús, pasando en
medio de ellos, continuó su camino. Palabra del Señor.
Reflexión
El evangelio de este domingo sigue donde se quedó la
semana pasada con el discurso de Jesús en la sinagoga de Nazaret, nos pone
delante el conflicto surgido entre Jesús y la gente de Nazaret. Sucedió un
sábado, durante la celebración de la Palabra en la sala de la comunidad, tras
la lectura que Jesús hizo de un texto del profeta Isaías. Jesús cita al profeta
Isaías para presentar los motivos de su misión e, inmediatamente, añade un
brevísimo comentario. En un primer momento, todos quedaron admirados y
contentos. Pero, cuando se dieron cuenta del alcance y del significado del programa
de Jesús respecto a sus vidas, se rebelan y quieren matarlo.
En el antiguo Israel, la gran familia, o clan, o
la comunidad, era la base de
la convivencia social. La protección de la familia y de las personas era la
garantía para poseer la tierra, el vehículo principal de la tradición y la
defensa de la identidad de la gente. Era un modo concreto de encarnar el amor
de Dios en el amor del prójimo. Defender el clan, la comunidad, era lo mismo
que defender la Alianza con Dios.
En tiempo de Jesús, una doble esclavitud marcaba la vida de la gente y estaba contribuyendo a la desintegración del clan, de la comunidad: la esclavitud de la política del gobierno de Herodes Antipa (4 aC a 39 dC) y la esclavitud de la religión oficial.
En tiempo de Jesús, una doble esclavitud marcaba la vida de la gente y estaba contribuyendo a la desintegración del clan, de la comunidad: la esclavitud de la política del gobierno de Herodes Antipa (4 aC a 39 dC) y la esclavitud de la religión oficial.
A causa del sistema de explotación y de represión de
la política de Herodes Antipa, política apoyada por el Imperio Romano, muchas
personas no tenían morada fija, excluidas del resto y sin trabajo (Lc 14,21; Mt
20,3.5-6). El clan, la comunidad,
estaba debilitada por ello. Las familias y las personas estaban sin ayuda, sin
defensa. La religión oficial, mantenida por las autoridades religiosas de la
época, en vez de reforzar la comunidad, de modo que pudiera acoger a los
excluidos, aumentaba aún más esta esclavitud. La Ley de Dios se usaba para
legitimar la exclusión y la marginación de muchas personas: mujeres, niños,
samaritanos, extranjeros, leprosos, poseídos por el demonio, publícanos,
enfermos, mutilados, parapléjicos. ¡Todo esto era lo contrario de la
fraternidad que Dios soñó para todos! Así, ya fuera por la situación política y
económica, como incluso por la ideología religiosa, todo conspiraba para
debilitar la comunidad local e impedir la manifestación del Reino de Dios.
Jesús reacciona ante esta situación de su pueblo y presenta su misión para cambiar la situación. La experiencia que Jesús posee de Dios como Padre de amor, le da la posibilidad de valorar y de percibir lo que estaba equivocado en la vida de su pueblo.
Jesús reacciona ante esta situación de su pueblo y presenta su misión para cambiar la situación. La experiencia que Jesús posee de Dios como Padre de amor, le da la posibilidad de valorar y de percibir lo que estaba equivocado en la vida de su pueblo.
Reacción
contradictoria del público. Por parte
de la gente la reacción es doble. En primer lugar, una actitud atenta de
admiración y de aclamación. Luego, inmediatamente, una reacción de
desconfianza. Dicen: “¿Acaso no es éste el hijo de José?” ¿Por qué están
escandalizados? Jesús habla de acoger a los pobres, a los ciegos, a los
prisioneros, a los oprimidos. Pero ellos no aceptan su propuesta. Y así, en el
mismo momento en que Jesús presenta su proyecto: acoger a los excluidos, ¡él
mismo es excluido!
Pero el motivo también es otro. La gente de Nazaret contesta el hecho de que haya omitido la frase sobre la venganza contra los opresores del pueblo. Ellos querían que el Día de la venida del reino fuese un día de venganza contra sus opresores. Los afligidos habrían visto así restablecidos sus derechos. Pero en este caso, el advenimiento, la venida del Reino no habría traído un cambio real del sistema injusto. Jesús no acepta este modo de pensar, no acepta la venganza.
Pero el motivo también es otro. La gente de Nazaret contesta el hecho de que haya omitido la frase sobre la venganza contra los opresores del pueblo. Ellos querían que el Día de la venida del reino fuese un día de venganza contra sus opresores. Los afligidos habrían visto así restablecidos sus derechos. Pero en este caso, el advenimiento, la venida del Reino no habría traído un cambio real del sistema injusto. Jesús no acepta este modo de pensar, no acepta la venganza.
Iluminación bíblica por parte de
Jesús, citando a Elías y a Eliseo. Para confirmar
que su misión era verdaderamente la de acoger a los excluidos, Jesús se sirve
de dos pasajes de la Biblia muy conocidos, la historia de Elías y la de Eliseo.
En tiempos de Elías eran muchas las viudas en Israel, pero Elías fue enviado a
una vida extranjera de Sarepta (1 Re 17,7-16). En tiempos de Eliseo eran muchos
los leprosos en Israel, más Eliseo fue enviado a ocuparse de un extranjero de
Siria (2 Re 5,14). De nuevo, he aquí que aparece en todo esto la preocupación
de Lucas que desea mostrar que la apertura hacia los paganos viene de Jesús
mismo. Jesús tuvo las mismas dificultades que tenían las comunidades en tiempos
de Lucas.
Reacción furiosa por parte de la
gente que quiere matar a Jesús. El uso de estos
dos pasajes de la Biblia produce entre la gente todavía más rabia. La comunidad
de Nazaret llega hasta el punto de querer matar a Jesús. Pero él mantiene la
calma. La rabia de los otros no consigue desviarlo de su camino. Lucas indica
cómo es difícil superar la mentalidad de privilegio y de cerrazón hacia los
otros. Hoy sucede lo mismo. Muchos de nosotros, católicos, crecemos con la
mentalidad que nos impulsa a creer que somos mejores que los otros y que para
alcanzar la salvación deben ser como nosotros. Jesús no pensaba así.
Para meditar:
El amor no pasará jamás.
Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá;
porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas….
¿En la sociedad actual, quiénes
son los excluidos que hoy deberíamos acoger en nuestra comunidad?
¿Cómo discípulo de Jesús, como puedo poner en práctica:
“Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar
la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, ¿a dar la libertad a los
oprimidos”?
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha
hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras
acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho
ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino
también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad
del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
LECTIO DIVINA
La Lectio Divina más que un método de lectura de la
Biblia es una EXPERIENCIA DE ENCUENTRO CON EL SEÑOR, pues, la dinámica interna
de los pasos que sugiere no se agota en el texto en sí, sino que lo
transciende, haciendo que partiendo del texto escrito en la Biblia se busque el
encuentro personal con el Señor. De ahí, que la Lectio Divina es una instancia
para una experiencia espiritual, buscando rehacer y retomar la experiencia
original del escritor sagrado actualizándola en la propia vida.
Este proceso de búsqueda del Señor es una experiencia
mística, donde no entra únicamente lo intelectual, sino que es una experiencia
de Dios en el hoy, aquí y ahora. De nada sirve conocer lo que han sentido y
vivido otros personajes si uno mismo no es capaz de hacer esa experiencia. Es
esto lo que posibilita y facilita la Lectio Divina, pues por medio de una lectura
gradual
del texto se va profundizando y
adentrando en el mensaje que transmite buscando al Señor que se da a conocer
por medio de esa revelación.
Aclaración:
Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo
de Dios. Orden de las Carmelitas. J A Pagola.
los sábados 17 hs. en: Parroquia San José: Brandsen 4970
Si
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