Trigésimo tercero domingo durante el año
Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis
ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista al meditar tus
enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para
que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la
Verdad completa. Amén
Libro de
Malaquías 3,19-20a.
Llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama.
Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos. Palabra de Dios.
Llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama.
Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos. Palabra de Dios.
Salmo 97. R: El Señor
viene a gobernar a los pueblos.
Canten al Señor con el arpa y al son de
instrumentos musicales; con clarines y sonidos de trompeta aclamen al Señor,
que es Rey. R
Resuene el mar y todo lo que hay en él, el
mundo y todos sus habitantes; aplaudan las corrientes del océano, griten de
gozo las montañas al unísono. R
Griten de gozo delante del Señor, porque él
viene a gobernar la tierra; él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos
con rectitud. R
2º C S. Pablo a
los Tesalonicenses 3,6-12.
Hermanos, les ordenamos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de todo hermano que lleve una vida ociosa, contrariamente a la enseñanza que recibieron de nosotros. Porque ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como holgazanes, y nadie nos regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche, hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes. Aunque teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para imitar. En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no coma. Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo. A estos les mandamos y los exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan. Palabra de Dios.
Hermanos, les ordenamos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de todo hermano que lleve una vida ociosa, contrariamente a la enseñanza que recibieron de nosotros. Porque ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como holgazanes, y nadie nos regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche, hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes. Aunque teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para imitar. En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no coma. Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo. A estos les mandamos y los exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan. Palabra de Dios.
Evangelio según
San Lucas 21,5-19.
Como
algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y
ofrendas votivas, Jesús dijo: "De todo lo que ustedes contemplan, un
día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?". Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?". Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra
nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en
muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el
cielo.
Pero antes de todo eso, los detendrán, los
perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán
ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para
que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su
defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que
ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mí Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvaran su vida. Palabra del Señor.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mí Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvaran su vida. Palabra del Señor.
Reflexión:
Somos ante el
mundo un signo de
esperanza.
El ministerio de Jesús en Jerusalén culmina con el
llamado “discurso escatológico”, la enseñanza sobre el fin. Hay en el Evangelio
una clara advertencia a los que esperaban impacientemente la vuelta del Señor, enfrentándolos
al tiempo del testimonio que está viviendo la comunidad. Existía el
peligro, en la corriente del entusiasmo apocalíptico, de perder el contacto con
la realidad histórica y cotidiana.
Nos ubicamos de nuevo en el Templo de Jerusalén, los
oyentes se encuentran dentro y el tema de conversación es su decoración
interna. Esta ambientación le da mayor solemnidad al pasaje: ante Jesús está un
amplio auditorio que incluye a los discípulos y a la multitud.
La magnificencia del Templo. Obedece al gusto de su
último reconstructor: el rey Herodes el Grande (40-4 a C). En los
días del ministerio de Jesús la construcción estaba bastante avanzada, si bien
no terminada completamente. Los peregrinos no podían sino quedar boquiabiertos
ante semejante edificación, la cual tenía lo mejor en materiales y decoración.
La profecía de Jesús. Él
dijo: "De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra
sobre piedra: todo será destruido". Jesús anuncia un cambio de
situación: “lo que la gente ahora “contempla” será destruido, los muros se
vendrán al piso, “una piedra no quedará encima de otra”. El mensaje de Jesús es
que no hay que sentirse absolutamente seguro con el hecho de tener Templo
porque un día será destruido.
Puesto que en la mentalidad judía se pensaba que el
fin del Templo sería uno de los signos del fin de los tiempos, la pregunta
sobre la llegada del fin de la historia pasa ahora a ocupar el centro de
atención: Le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la
señal de que todas estas cosas están para ocurrir?”
Ante la pregunta por el “cuándo” y el “cómo” de la
llegada del “fin” y de cara ante la lista de acontecimientos trágicos
enumerados, Jesús nos hace caer en cuenta que ninguno de ellos es exclusivo de
ningún período histórico particular. Lo mismo vale para las persecuciones a los
discípulos. Lo que cuenta es que en medio de ellas debe brillar la fuerza de la
fe y del testimonio.
En momentos de crisis, desconcierto y confusión no es
extraño que se escuchen mensajes y revelaciones proponiendo caminos nuevos de
salvación. Estas son las consignas de Jesús. En primer lugar, «que nadie los
engañe»: La advertencia vale también para hoy. Ni el fin ni las catástrofes
tienen importancia ninguna, si sabemos mantener la actitud adecuada. La
realidad no debe perturbarnos. Sabemos que la realidad material termina, pero
lo esencial dura.
No caer en la ingenuidad de dar crédito a mensajes
ajenos al evangelio, ni fuera ni dentro de la Iglesia. Por tanto, “No los
sigan”, no seguir a quienes nos separan de Jesucristo, único fundamento y
origen de nuestra fe.
Centrarnos en lo esencial. Cada generación cristiana tiene sus propios
problemas, dificultades y búsquedas. No hemos de perder la calma, sino asumir
nuestra propia responsabilidad. No se nos pide nada que esté por encima de
nuestras fuerzas. Contamos con la ayuda del mismo Jesús: “yo mismo les daré una
elocuencia y una sabiduría” Incluso en un ambiente hostil de rechazo o
desafecto, podemos practicar el evangelio y vivir con sensatez cristiana.
La hora del testimonio. Los tiempos difíciles no han de ser tiempos para los
lamentos, la nostalgia o el desaliento. No es la hora de la resignación, la
pasividad o la dimisión. La idea de Jesús es otra: en tiempos difíciles «tendremos
ocasión de dar testimonio». Es ahora precisamente cuando hemos de reavivar
entre nosotros la llamada a ser testigos humildes pero convincentes de Jesús,
de su mensaje y de su proyecto.
Paciencia. Esta es la exhortación de Jesús para momentos duros: “Gracias a la
constancia salvaran su vida” El término original puede ser traducido
indistintamente como «paciencia» o «perseverancia». Entre los cristianos
hablamos poco de la paciencia, pero la necesitamos más que nunca. Es el momento
de cultivar un estilo de vida cristiana, paciente y tenaz, que nos ayude a
responder a nuevas situaciones y retos sin perder la paz ni la lucidez.
Con las enseñanzas de hoy retomamos con mayor
conciencia de sus implicaciones el evangelio de las Bienaventuranzas que leímos
al inicio de este año: “Bienaventurados serán cuando los hombres los odien,
cuando los expulsen, los injurien y proscriban sus nombres como malo, por causa
del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, que su
recompensa será grande en el cielo”
En medio de las dificultades del mundo (violencia, pobreza, marginación, silenciamiento de las voces críticas) los discípulos son “profetas”. Como lo deja entender el pasaje de hoy, viviendo las actitudes enseñadas por Jesús, ellos encararán con realismo histórico y fe madura las violencias presentes y futuras, y alcanzarán la plena libertad. Habrá dificultades, sí, muchas de ellas absurdas, pero, así como los discípulos seguiremos adelante “contentos por haber sido considerados dignos de sufrir ultrajes por el Nombre” (Hechos 5,41). Esto es vivir las bienaventuranzas y ser ante el mundo un signo de esperanza.
La seguridad no la puede dar la falta de conflictos
(siempre los habrá), ni la promesa de felicidad, sino la confianza en Dios.
Todo lo contrario, puede ser que la desaparición de esas seguridades nos ayude
a buscar nuestra verdadera salvación.
Lo esencial del mensaje de hoy está en la importancia
del momento presente frente a los miedos por un pasado o las especulaciones
sobre el futuro. Aquí y ahora puedo trabajar mi plenitud. Aquí y ahora puedo
tocar la eternidad…
Ven
Señor Jesús.
Francisco: “Nunca
perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón.”
Mantener la esperanza. Cuántas dificultades hay en la vida de cada uno,
en nuestra gente, nuestras comunidades, pero, por más grandes que parezcan,
Dios nunca deja que nos hundamos. Ante el desaliento que podría haber en la
vida, en quien trabaja en la evangelización o en aquellos que se esfuerzan por
vivir la fe como padres y madres de familia, quisiera decirles con fuerza:
Tengan siempre en el corazón esta certeza: Dios camina a su lado, en
ningún momento los abandona. Nunca perdamos la esperanza. Jamás la
apaguemos en nuestro corazón. …el mal, existe en nuestra historia,
pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza.
Es cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la
sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar
esperanza: el dinero, el éxito, el poder, el placer.
Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos
una sensación de soledad y vacío, y lleva a la búsqueda de compensaciones, de
estos ídolos pasajeros. Queridos hermanos y hermanas, seamos luces de
esperanza. Tengamos una visión positiva de la realidad. Demos aliento a la
generosidad que caracteriza a los jóvenes, ayudémoslos a ser protagonistas de
la construcción de un mundo mejor: son un motor poderoso para la
Iglesia y para la sociedad. Ellos no sólo necesitan cosas. Necesitan
sobre todo que se les propongan esos valores inmateriales que son el corazón
espiritual de un pueblo, la memoria de un pueblo: espiritualidad, generosidad,
solidaridad, perseverancia, fraternidad, alegría; son valores que encuentran
sus raíces más profundas en la fe cristiana
¡Jesús misericordioso en vos
confío!
Mi encuentro con Jesús
¡Con
la Palabra de cada domingo Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro,
para que experimentemos al Dios de la vida!”
|
(24° domingo)
“Romper la
indiferencia” (26° domingo)
“El servicio a Dios.
Somos simples servidores” (27° domingo)
“Levántate y vete, tú fe te ha salvado”
“Oración,
signo de esperanza viva”
(29°
domingo)
“La
experiencia gozosa del
perdón
de Dios” (30° domingo)
“He
venido a salvar lo que estaba perdido” (31° domingo)
“Señor, al despertar, me saciare
de tu presencia” (32° domingo)
Aclaración: Se han utilizado para la preparación
de las reflexiones: El
libro del Pueblo de Dios. Misioneros Oblatos. J: A: Pagola. Dicc. Bíblico.
Círculo
Bíblico San José, “Tu palabra es
una lámpara a mis pies y una luz en mi camino” Sal
119
Te esperamos todos los sábados a las
17 hs para compartir y reflexionar el evangelio
de cada semana.