Lecturas del 7-10-12
– Ciclo B –
“Jesús nos enseña que el matrimonio se convierte en un modo de unirse a Cristo a través del amor al otro"”
“Espíritu Santo, dulce huésped del alma,
ven, ven Señor"
Lectura del libro del Génesis 2, 18-24
Dijo el Señor Dios: «No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»
Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría. Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre.
El hombre puso un nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada.
Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: «¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre.»
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne. Palabra de Dios.
Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría. Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre.
El hombre puso un nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada.
Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: «¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre.»
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne. Palabra de Dios.
Salmo 127
R. Que el Señor nos bendiga
todos los días de nuestra vida.
todos los días de nuestra vida.
¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. R.
Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar; tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido el hombre que teme al Señor! ¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida: que contemples la paz de Jerusalén R.
Y veas a los hijos de tus hijos! ¡Paz a Israel! R.
Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9-11
Hermanos: A aquel que fue puesto por poco tiempo debajo de los ángeles, a Jesús, ahora lo vemos coronado de gloria y esplendor, a causa de la muerte que padeció. Así, por la gracia de Dios, él experimentó la muerte en favor de todos.
Convenía, en efecto, que aquel por quien y para quien existen todas las cosas, a fin de llevar a la gloria a un gran número de hijos, perfeccionara, por medio del sufrimiento, al jefe que los conduciría a la salvación. Porque el que santifica y los que son santificados, tienen todos un mismo origen. Por eso, él no se avergüenza de llamarlos hermanos. Palabra de Dios.
Convenía, en efecto, que aquel por quien y para quien existen todas las cosas, a fin de llevar a la gloria a un gran número de hijos, perfeccionara, por medio del sufrimiento, al jefe que los conduciría a la salvación. Porque el que santifica y los que son santificados, tienen todos un mismo origen. Por eso, él no se avergüenza de llamarlos hermanos. Palabra de Dios.
Santo Evangelio según San Marcos 10, 2-16
Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?» El les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?»
Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella.»
Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.»
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
El les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio.»
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos. Palabra del Señor.
Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella.»
Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.»
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
El les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio.»
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos. Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús describe y sintetiza el plan de Dios para la vida del hombre, para la mujer y el varón…
Los textos de este domingo nos permiten reflexionar sobre el auténtico sentido del matrimonio de acuerdo al proyecto de Dios.
En el evangelio de entrada se percibe el objetivo de los fariseos que se acercan a Jesús: No les interesa conocer la verdad. No les importa las enseñanzas del Maestro sino poder sorprenderlo en alguna afirmación en contra del Antiguo Testamento para poder acusarlo de blasfemo o de negar las tradiciones de los antepasados. Además la pregunta no es amplia. Es más bien restrictiva: “¿El hombre puede divorciarse de su esposa?”. La ley permitía la decisión de divorciarse o no, solamente al varón. La mujer no era libre, no podía “elegir” dejar a su esposo. La mujer era discriminada a tal punto que era considerada por algunos casi como un “objeto” o una “propiedad” del varón que, podía tenerla o “descartarla” si había un motivo mínimo para ello. De hecho esta es la gran discusión que está detrás de la pregunta que le hacen a Jesús. En el fondo, además de tenderle una trampa, quieren averiguar que piensa el Señor con respecto a los “motivos” de divorcio para que el varón pueda despedir a la mujer. Los “maestros” de la época de Jesús discutían distintas posturas con respecto a estos temas. Jesús no va a entrar en la “trampa legalista” y los va a ir llevando al centro del problema para hacer una enseñanza más amplia y universal. Primero va a la misma Escritura y les pregunta qué es lo mandado por Moisés.
Jesús va a situar esta “prescripción” de Moisés en su justo lugar. Esto fue dado en el pasado porque “ustedes” son “muy duros de corazón”, poco abiertos a la verdad de Dios. A partir de aquí Jesús describe y sintetiza el plan de Dios para la vida del hombre, para la mujer y el varón.
Dios crea al varón y a la mujer para que estén juntos. La unidad y la comunión en la pareja, en el matrimonio, es el designio originario de Dios. Por eso la enseñanza del libro del Génesis dirá que el varón deje su casa paterna para ir a formar una nueva familia con su mujer. El hombre “sólo” no es completo. Llega a la “plenitud” en la pareja, formando los dos una sola carne.
Está unidad entre el varón y la mujer es tan fuerte que los dos vivirán como si fueran una sola persona, serán “una sola carne”. Los que se casan ya no pueden vivir como dos personas separadas. La unión de los que se casan en Dios es tan fuerte que nadie los puede separar. Es claro que el hombre no puede separar lo que Dios ha unido.
La enseñanza de Jesús fue más que clara. Sin embargo, en la intimidad, cuando está con sus discípulos más cercanos estos le vuelven a preguntar sobre el tema.
Jesús continuará su enseñanza y dirá con claridad que el divorcio y la nueva unión no están de acuerdo con el designio original de Dios. Si los que están casados se separan de su cónyuge y se une a otra persona comete pecado dado que contradice la unidad que Dios ha dado a los esposos. Lo importante de la reflexión de Jesús es que equipara en igualdad la situación del varón con la mujer. Hasta ese momento el varón podía hacer lo que quisiera. Las palabras de Jesús son “revolucionarias” con respecto al papel de igualdad y de no discriminación que le da a la mujer.
“Es posible hacer que la crisis no gaste el matrimonio, sino que lo mejore” (1)
… en nuestros días el mal del matrimonio es la separación y el divorcio, mientras que en tiempos de Jesús lo era el repudio.
… Sin embargo Jesús no se limita a reafirmar la ley; le añade la gracia. Esto quiere decir que los esposos cristianos no tienen sólo el deber de mantenerse fieles hasta la muerte; tienen también la ayuda necesaria para hacerlo. De la muerte redentora de Cristo viene una fuerza –el Espíritu Santo- que permea todo aspecto de la vida del creyente, incluido el matrimonio. Éste incluso es elevado a la dignidad de sacramento y de imagen viva de su unión esponsalicia con la Iglesia en la cruz (Ef. 5, 31-32).
Decir que el matrimonio es un sacramento no significa sólo que en él está permitida, es lícita y buena, la unión de los sexos, que fuera de aquél sería desorden y pecado; significa –más todavía- decir que el matrimonio se convierte en un modo de unirse a Cristo a través del amor al otro, un verdadero camino de santificación….
No podría ser de otra manera, puesto que su promesa apunta a lo definitivo: el amor tiende a la eternidad.
Este ideal de fidelidad conyugal nunca ha sido fácil (¡adulterio es una palabra que resuena siniestramente hasta en la Biblia!); pero hoy la cultura permisiva en la que vivimos lo ha hecho inmensamente más difícil.
La alarmante crisis que atraviesa la institución del matrimonio en nuestra sociedad está a la vista de todos. Legislaciones civiles, que permiten iniciar los trámites de divorcio apenas pocos meses después de vida en común. Palabras como: «estoy harto de esta vida», «me marcho», «si es así, ¡cada uno por su lado!», ya se pronuncian entre cónyuges a la primera dificultad. El matrimonio sufre en ello la mentalidad común del «usar y tirar».
¿Qué se puede hacer para contener esta tendencia, que causa tanto mal para la sociedad y tanta tristeza a los hijos?
San Pablo daba óptimos consejos al respecto: «Si se enojan, no se dejen arrastrar al pecado ni permitan que la noche los sorprenda enojados, dando ocasión al demonio», «sopórtense los unos a los otros y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro», «Ayúdense mutuamente a llevar las cargas y así cumplirán la Ley de Cristo» (Ef. 4, 26-27; Col 3, 13; Ga 6, 2).
Lo importante que hay que entender es que en este proceso de crisis y superaciones, el matrimonio no se gasta, sino que se afina y mejora. Si con buena voluntad y la ayuda de alguien se logran superar estas crisis, se percibe hasta qué punto el impulso y el entusiasmo de los primeros días era poca cosa, respecto al amor estable y la comunión madurados en los años. Si primero el esposo y la esposa se amaban por la satisfacción que ello les procuraba, hoy tal vez se aman un poco más con un amor de ternura, libre de egoísmo y capaz de compasión; se aman por las cosas que han pasado y sufrido juntos. (1)(Extracto del P. Raniero Cantalamessa )Año de la Fe: Carta Apostólica Pota Fidei
del Sumo Pontífice Benedicto XVI
El Papa Benedicto XVI convoca al año de la fe que Comenzará el 11 de octubre de 2012, en el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013
12. Así, pues, el Catecismo de la Iglesia Católica podrá ser en este Año un verdadero instrumento de apoyo a la fe, especialmente para quienes se preocupan por la formación de los cristianos, tan importante en nuestro contexto cultural. Para ello, he invitado a la Congregación para la Doctrina de la Fe a que, de acuerdo con los Dicasterios competentes de la Santa Sede, redacte una Nota con la que se ofrezca a la Iglesia y a los creyentes algunas indicaciones para vivir este Año de la fe de la manera más eficaz y apropiada, ayudándoles a creer y evangelizar.
En efecto, la fe está sometida más que en el pasado a una serie de interrogantes que provienen de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos. Pero la Iglesia nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad.
13. A lo largo de este Año, será decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado. Mientras lo primero pone de relieve la gran contribución que los hombres y las mujeres han ofrecido para el crecimiento y desarrollo de las comunidades a través del testimonio de su vida, lo segundo debe suscitar en cada uno un sincero y constante acto de conversión, con el fin de experimentar la misericordia del Padre que sale al encuentro de todos.
Durante este tiempo, tendremos la mirada fija en Jesucristo, «que inició y completa nuestra fe» (Hb 12, 2): en él encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de su Encarnación, de su hacerse hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con el poder de su resurrección. En él, muerto y resucitado por nuestra salvación, se iluminan plenamente los ejemplos de fe que han marcado los últimos dos mil años de nuestra historia de salvación.
Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega (cf. Lc 1, 38). En la visita a Isabel entonó su canto de alabanza al Omnipotente por las maravillas que hace en quienes se encomiendan a Él (cf. Lc 1, 46-55). Con gozo y temblor dio a luz a su único hijo, manteniendo intacta su virginidad (cf. Lc 2, 6-7). Confiada en su esposo José, llevó a Jesús a Egipto para salvarlo de la persecución de Herodes (cf. Mt 2, 13-15). Con la misma fe siguió al Señor en su predicación y permaneció con él hasta el Calvario (cf. Jn 19, 25-27). Con fe, María saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando todos los recuerdos en su corazón (cf. Lc 2, 19.51), los transmitió a los Doce, reunidos con ella en el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo (cf. Hch 1, 14; 2, 1-4).
Continúa ….
Lecturas de la Semana
Lunes 8: Gál.1, 6-12; Sal 110; Lc. 10, 25-37.
Martes 9: Gál. 1, 13-24; Sal 138; Lc. 10, 38-42.
Miércoles 10: Gál. 2.1-3.6-14; Sal 116; Lc. 11, 1-4.
Jueves 11: Gál. 3, 1-5; Sal Lc. 1, 69-75; Lc. 11, 5-13.
Viernes 12: Gál. 3, 7-14; Sal 110; Lc. 11, 15-26.
Sábado 13: Gál. 3, 22-29; Sal 104; Lc. 11, 27-28.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. CEBIPAL/CELAM
Círculo Peregrino: queremos compartir con vos la Palabra del Señor, por eso podemos ir a tu casa a visitarte a vos o algún familiar enfermo.
Lectio Divina: También podes venir para compartirla el primer y tercer sábado de cada mes a las 16 hs. en:
Círculo Bíblico San José
Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Domínico.