Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

sábado, 18 de febrero de 2012

Séptimo domingo del tiempo ordinario, «El Hijo de hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados.»


Lecturas del 19-02-12
 
– Ciclo B –

  

Libro profeta Isaías 43, 18-19. 21-22. 24b-25
Así habla el Señor: No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas; yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?
Sí, pondré un camino en el desierto y ríos en la estepa. El Pueblo que yo me formé para que pregonara mi alabanza.            
Pero tú no me has invocado, Jacob, porque te cansaste de mí, Israel. ¡Me has abrumado, en cambio, con tus pecados, me has cansado con tus iniquidades! Pero soy yo, sólo yo, el que borro tus crímenes por consideración a mí, y ya no me acordaré de tus pecados.  Palabra de Dios.
 
Salmo 40
 
R. Sáname, Señor, porque pequé contra ti.
 
Feliz el que se ocupa del débil y del pobre: el Señor lo librará en el momento del peligro. El Señor lo protegerá y le dará larga vida, lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará a la avidez de sus enemigos.  R.
El Señor lo sostendrá en su lecho de dolor y le devolverá la salud. Yo dije: «Ten piedad de mí, sáname, porque pequé contra ti.»  R.
 
Tú me sostuviste a causa de mi integridad, y me mantienes para siempre en tu presencia.  ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, desde siempre y para siempre!  R.
 
2º carta de Pablo a los Corintios 1, 18-22
Hermanos: Les aseguro, por la fidelidad de Dios, que nuestro lenguaje con ustedes no es hoy «sí», y mañana «no.»
Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, el que nosotros hemos anunciado entre ustedes - tanto Silvano y Timoteo, como yo mismo - no fue «sí» y «no», sino solamente «sí.»            
En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su «sí» en Jesús, de manera que por él decimos «Amén» a Dios, para gloria suya.  
Y es Dios el que nos reconforta en Cristo, a nosotros y a ustedes; el que nos ha ungido, el que también nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones las primicias del Espíritu.  
Palabra de Dios.
 
Santo Evangelio según san Marcos 2, 1-12
Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaún y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siguiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra. 
Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico.
Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» 
Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: « ¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?»         
Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: « ¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate, toma tu camilla y camina"? Para que ustedes sepan que el Hijo de hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.» 
El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto nada igual.»  Palabra del Señor.
 
Reflexión:   
 
En el evangelio de hoy, Jesucristo se nos revela como el Dios que tiene el “poder” para liberar al hombre del pecado y hacer que pueda caminar nuevamente, renovado en cuerpo y alma.
El texto de Marcos nos presenta a Jesús regresando a Cafarnaún y se corre la voz de que está en casa, es interesante notar la “popularidad” que va adquiriendo el Señor entre la gente. Son tantos los que acuden a Él que no queda lugar disponible ni en el interior ni en el frente de la casa. Las casas de aquellas poblaciones contaban con patios comunes, de modo que una buena cantidad de personas podía agruparse en las entradas.
 
Buscar la sanación. Jesús continúa con su tarea de anunciar a todos los hombres la Buena Nueva. Él se pone a enseñar, pero sobreviene una interrupción: cuatro hombres han traído a un paralítico y al no encontrar paso subieron y abrieron un agujero por el techo, por donde lo descuelgan. Detengámonos un poco en ellos: El primero está impedido, su enfermedad le obliga a depender totalmente de los demás. Por estar enfermo seguramente es rechazado, tenido por impuro y pecador. Los hombres que lo traen han sido arriesgados al ponerlo en medio de la multitud.
Recuperando la vida. La sociedad judía estaba estructurada sobre la base de la exclusión; no parecía haber posibilidad de cambio, ni alternativa para los excluidos, salvo una exigente carga de tributos y ritos de purificación que en su gran mayoría les resultaba imposible de cumplir. Podemos destacar algunos momentos que van a marcar el núcleo de todo el relato:      
“Al ver la fe de esos hombres” · En primer lugar Jesús percibe la “gran confianza” (literalmente “la fe”) de “aquellos hombres” (no se dice explícitamente pero podemos presuponer que se refiere a los cuatro “camilleros” y al hombre enfermo también).
Jesús parte de la relación cultural existente entre pecado-castigo y enfermedad y le dice al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”,  la liberación de la culpa está directamente relacionada con la recuperación de la salud. El Señor perdona, cuando en realidad nadie le dijo que el enfermo necesitaba perdón. Jesús lo llama “amigo” (“hijo”; tengamos presente que esta denominación al enfermo ya indica la divinidad de Jesús dado que es una alocución propia de Dios al hombre).
“¿Qué está diciendo este hombre?” aparece la reacción de los maestros de la ley que “piensan” (pero no dicen nada) que Jesús está cometiendo una blasfemia dado que sólo Dios puede perdonar los pecados. Lo cual es absolutamente cierto…
Jesús en un gesto soberano y divino (sólo Dios conoce los pensamientos de los hombres), desnuda las elucubraciones de los maestros de la Ley y se planta con autoridad dejando en claro que Él tiene autoridad aquí en la tierra para perdonar los pecados (v. 10).  
Esta afirmación es lo central de todo el relato. Notemos que Jesús se autodenomina “Hijo del
Hombre”
, es un título cristológico que ya expresa de por sí la divinidad de Jesús.            
Jesús se dirige de nuevo al paralítico ratificando su accionar pero haciéndolo con las nuevas palabras: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. El enfermo es sanado ante la vista de todos los presentes. Todos se quedan admirados y alaban a Dios por lo que han visto y oído.
Jesús rescata a la persona misma, el poder oculto y real de aquel hombre de levantarse por sí mismo, de superar la parálisis en la que la culpa y el rechazo social lo habían sumido. Él revive, se hace dueño de sí al levantar por sí mismo la camilla en la que antes yacía, y regresa a casa con nueva vida.

Curador de Vida (1). Jesús fue considerado por sus contemporáneos como un curador singular. Nadie lo confunde con los magos o curanderos
de la época. Tiene su propio estilo de curar. No recurre a fuerzas extrañas ni pronuncia conjuros o fórmulas secretas. No emplea amuletos ni hechizos. Pero cuando se comunica con los enfermos contagia salud.            
Los relatos evangélicos van dibujando de muchas maneras su poder curador. Su amor apasionado a la vida, su acogida entrañable a cada enfermo, su fuerza para regenerar lo mejor de cada persona, su capacidad de contagiar su fe en Dios
creaban las condiciones que hacían posible la curación. Jesús no ofrece remedios para resolver un problema orgánico. Se acerca a los enfermos buscando curarlos desde su raíz. No busca sólo una mejoría física. La curación del organismo queda englobada en una sanación más integral y profunda. Jesús no cura sólo enfermedades. Sana la vida enferma.            
Los diferentes relatos lo van subrayando de diversas maneras. Libera a los enfermos de la soledad y la desconfianza contagiándoles su fe absoluta en Dios: "Tú, ¿ya crees?". Al mismo tiempo, los rescata de la resignación y la pasividad, despertando en ellos el deseo de iniciar una vida nueva: "Tú, ¿quieres curarte?". No se queda ahí. Jesús los libera de lo que bloquea su vida y la deshumaniza: la locura, la culpabilidad o la desesperanza. Les ofrece gratuitamente el perdón, la paz y la bendición de Dios. Los enfermos encuentran en él algo que no les ofrecen los curanderos populares: una relación nueva con Dios que los ayudará a vivir con más dignidad y confianza.             
Marcos narra la curación de un paralítico en el interior de la casa donde vive Jesús en Cafarnaún. Es el ejemplo más significativo para destacar la profundidad de su fuerza curadora. Venciendo toda clase de obstáculos, cuatro vecinos logran traer hasta los pies de Jesús a un amigo paralítico.
Jesús interrumpe su predicación y fija su mirada en él. ¿Dónde está el origen de esa parálisis? ¿Qué miedos, heridas, fracasos y oscuras culpabilidades están bloqueando su vida? El enfermo no dice nada, no se mueve. Allí está, ante Jesús,
atado a su camilla. 
 
¿Qué necesita este ser humano para ponerse de pie y seguir caminando? Jesús le habla con ternura de madre: «Hijo, tus pecados quedan perdonados». Deja de atormentarte. Confía en Dios. Acoge su perdón y su paz. Atrévete a levantarte de tus errores y tu pecado. Cuántas personas necesitan ser curadas por dentro. ¿Quién les ayudará a ponerse en contacto con un Jesús curador? Contagia tu fe en el perdón de Dios.   (1)     J.A. Pagola
 
Sanación integral. En este texto Jesús centra su misión en lo más importante que viene a traer: vencer el pecado con el perdón. La sanación exterior de la enfermedad del paralítico es como un sacramento claro y revelador de la curación interna de este enfermo. El centro del pasaje es el perdón de los pecados, su marco es la curación del paralítico. El mal más horrendo no está en la enfermedad en sí, sino en el pecado que daña y  destruye el corazón del hombre.
La “gran” buena noticia que nos hace gustar este evangelio es que Jesús es Dios y tiene el poder de perdonar los pecados no sólo en “el cielo” sino aquí en la tierra.             
“Vivir con autoridad”. Hoy Como el domingo pasado, estamos ante esa unidad de palabra y acción, de decir y hacer. Como solemos decir, «nunca se ha entendido del todo una teoría, hasta que no se ha experimentado y dominado su práctica». Jesús es maestro de esa unidad. Y sus discípulos también lo hemos de ser. Tenemos un mensaje de salvación que hay que anunciar, pero que también hay que realizar, «El Reino» no sólo debe ser anunciado (hablado, dicho, informado), sino construido (hecho, implantado, promovido). La Buena Noticia no sólo tiene que ser anunciada, sino mostrada, primero en nuestra propia vida, también en la comunidad, y, hasta donde podamos, en la sociedad.             

 
 Preguntas para la meditación: ¿qué me dice?

El centro del pasaje es el perdón de los pecados, su marco es la curación del paralítico, al escuchar la palabra de Jesús dicha directamente a mi corazón: “Amigo/Hijo te perdono tus pecados”, me propongo examinar serenamente mi vida, preguntándome ¿qué cosas hoy me “paralizan” impidiéndome vivir libremente?                
Jesucristo perdona los pecados, pero no detiene su acción liberadora sólo ahí, sino que luego cura al paralítico, liberándole también de su enfermedad. Esta liberación integral e integradora, es obra de Dios, pero nosotros, cristianos, hemos sido llamados para facilitar esta obra divina, ¿Cómo vivo hoy en mis ambientes la actitud “misionera” de estas cuatro personas que llevan el enfermo ante Jesús?              
 
Adora y Confía: Cuando te sientas apesadumbrado, triste.
Padre Teilhard de Chardin
No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere. Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo, acepta los designios de su providencia. Poco importa que te consideres un frustrado si Dios te considera plenamente realizado; a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios que te quiere para sí. Y que llegará hasta ti, aunque jamás le veas. Piensa que estás en sus manos, tanto más fuertemente, cuanto más decaído y triste te encuentres. Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz. Que nada te altere. Que nada sea capaz de quitarte tu paz. Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige. Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada, como fuente de energía y criterio de verdad, todo aquello que te llene de la paz de Dios.
 
Lecturas de la Semana
 
Lunes 20: San. 3, 13-18;  Sal 18;  Mc. 9, 14-29.
Martes 21: San. 4, 1-10;  Sal 54; Mc. 9, 30-37.
Miércoles 22: Joel. 2, 12-18; Sal 50; Mc. 6, 1-6. 16-18.
Jueves 23: Dn. 30,15-20;  Sal 1; Lc. 9, 22-25.
Viernes 24: Is. 58, 1- 9; Sal 50; Mt. 9, 14-15.
Sábado 25: Is. 58, 9-14; Sal 85; Lc.5, 27-32.
 
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. Servicio Bíblico Latinoamericano.
 
 
Círculo Peregrino: queremos compartir con vos la Palabra del Señor, por eso podemos ir a tu casa a visitarte a vos o algún familiar enfermo.
Lectio Divina: También podes venir para compartirla  el primer sábado de cada mes a las 17 hs. en:       
Círculo Bíblico San José
Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Domínico.