Intención para la evangelización ‐

Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"

"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8. No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía. Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16

Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.

jueves, 17 de marzo de 2022

Jueves 17, Lc 16, 19-31.

   

“Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”  

Hoy necesito escuchar a Dios en esta vida, con su Palabra me ayuda revisar mi existencia, de convertirme en ella y aprovechar el tiempo que Él me concede. 

En el Evangelio me encuentro con una parábola que me descubre las realidades del hombre, el contraste entre el rico y el pobre es muy fuerte, el lujo y la indiferencia del rico; la situación de Lázaro, con los perros que le lamen las úlceras. Todo tiene un gran realismo que hace que me duela la situación. Puedo pensar, la palabra que escucho de Dios diariamente aparte de entenderla y gustar de ella, la llevo a mi vida, la pongo en práctica. Entonces me pregunto: ¿Dónde estaría yo si fuera uno de los dos protagonistas de la parábola?   

Se que tengo un Lázaro a quien atender, escuchar, comprender, ayudar. Pero tengo que saber descubrirlo en mi entorno tan lleno de cosas. Le pido al Dios de la Vida que me dé un corazón semejante al suyo para poder seguir su camino y vivir de acuerdo con sus enseñanzas.

                                                                                                   Ref. Dominicos.org; Engeli.net 

martes, 15 de marzo de 2022

 
Martes 15 de marzo, Mt 23, 1-12. “No imiten su conducta, porque dicen y no hacen

La Palabra de hoy me lleva reflexionar por qué sigo a Jesús, ¿para mostrarme a los demás? O ¿por qué siguiendo los pasos de Jesús encuentro el camino que me lleva ser un hombre pleno y de esta forma dar testimonio de que se puede vivir en un mundo mejor?

A medida que pasa el tiempo empiezo a entender que mi recompensa de aceptar vivir de acuerdo con los mandatos de Jesús es vivir en Gracia de Dios, con la Paz y la Alegría que me trae su Palabra a mi vida, con la fuerza que me da para poder llevar la cruz que me toque vivir.


lunes, 14 de marzo de 2022

Segundo domingo de Cuaresma Lecturas 13-3-22, Ciclo C

  

” Ven Espíritu Santo”

Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guie y asista al meditar tus enseñanzas, para que pueda saborearla y comprenderla, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. Amén

Jesús subió a la montaña para orar y mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante.

 Lectura libro del Génesis 15, 5-12. 17-18. 

Dios dijo a Abrám: “Mira hacia el cielo y, si puedes, cuenta las estrellas”. Y añadió: “Así será tu descendencia”. Abrám creyó en el Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación. Entonces el Señor le dijo: “Yo soy el Señor que te hice salir de Ur de los Caldeos para darte en posesión esta tierra”. “Señor, respondió Abrám, ¿cómo sabré que la voy a poseer?”. El Señor le respondió: “Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma”. Él trajo todos estos animales, los cortó por la mitad y puso cada mitad una frente a otra, pero no dividió los pájaros. Las aves de rapiña se abalanzaron sobre los animales muertos, pero Abrám las espantó. Al ponerse el sol, Abrám cayó en un profundo sueño, y lo invadió un gran temor, una densa oscuridad. Cuando se puso el sol y estuvo completamente oscuro, un horno humeante y una antorcha encendida pasaron en medio de los animales descuartizados. Aquel día, el Señor hizo una alianza con Abrám diciendo: “Yo he dado esta tierra a tu descendencia”. Palabra de Dios.  

Salmo 26, R. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré? R.

¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mí y respóndeme! Mi corazón sabe que dijiste: “Busquen mi rostro”. R.

Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda; no me dejes ni me abandones, mi Dios y mi salvador. R.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor. R.  

Carta de Pablo a los Filipenses 3, 17—4, 1  

Hermanos: sigan mi ejemplo y observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo les he dado. Porque ya les advertí frecuentemente y ahora les repito llorando: hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo. Su fin es la perdición, su dios es el vientre, su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza, y no aprecian sino las cosas de la tierra. En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio. Por eso, hermanos míos muy queridos, a quienes tanto deseo ver, ustedes que son mi alegría y mi corona, amados míos, perseveren firmemente en el Señor. Palabra de Dios.  

Evangelio según san Lucas 9, 28b-36  

Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén. Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Él no sabía lo que decía. Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor. Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: “Éste es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo. Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto. Palabra del Señor. 

Reflexión:   

En este segundo domingo de cuaresma, el evangelio de hoy nos cuenta el evento de la Transfiguración, que se coloca en el ápice del ministerio público de Jesús. Él está en camino hacia Jerusalén, donde se cumplirán las profecías del "Siervo de Dios" y se consumará su entrega redentora. Las multitudes no entienden esto, y delante a la perspectiva de un Mesías que contradice expectativas terrenas que ellos tienen, lo han abandonado.  

El momento de crisis. Varias veces Jesús había entrado en conflicto con las gentes y con las autoridades religiosas y civiles de la época. Él sabía que no le permitían hacer aquello que estaba haciendo. Antes o después, lo detendrían. Además, en aquella sociedad, el anuncio del Reino, como lo hacía Jesús, no estaba tolerado. ¡O daba marcha atrás, o le esperaba la muerte! No había otra alternativa. Pero Jesús no retrocede. Por esto en el horizonte aparece la cruz, no ya como una posibilidad, sino como una certeza. Junto a la cruz aparece la tentación de continuar el camino del Mesías Glorioso y no el de Siervo Sufriente, anunciado por el profeta Isaías. En esta hora difícil, Jesús sube a la montaña para orar, llevando consigo a Pedro, Santiago y Juan. En la oración encuentra la fuerza para no perder la dirección de su misión.  

El cambio que tiene lugar durante la oración. Apenas Jesús ora, su aspecto cambia y aparece glorioso. Su rostro cambia de aspecto y su vestido aparece blanco y refulgente. Es la gloria que los discípulos imaginaban para el Mesías. Este cambio de aspecto les demostraba que Jesús, de hecho, era el Mesías que todos esperaban. Pero lo que sigue del episodio de la Transfiguración indicará que el camino hacia la gloria es muy diverso del que ellos imaginaban. La transfiguración será una llamada a la conversión.  

Dos hombres aparecen y hablan con Jesús. Junto a Jesús, en la misma gloria aparecen Moisés y Elías, los dos mayores exponentes del Antiguo Testamento, que representaban la Ley y los Profetas. Hablan con Jesús del “éxodo” que debería llevar a cumplimiento en Jerusalén”. Así, delante de sus discípulos, la Ley y los Profetas confirman que Jesús es verdaderamente el Mesías, prometido en el Antiguo Testamento y esperado por todo el pueblo. Además, confirman que el camino hacia la Gloria pasa por la vía dolorosa del éxodo.  

El éxodo de Jesús es su Pasión, Muerte y Resurrección. Por medio de su “éxodo” Jesús rompe el dominio de la falsa idea divulgada de un Mesías glorioso nacionalista. La experiencia de la Transfiguración confirmaba que Jesús con su opción de Mesías Siervo constituía una ayuda para liberarlos de sus ideas falsas sobre el Mesías y descubrir un nuevo significado del Reino de Dios.  

La reacción de los discípulos. Los discípulos estaban profundamente dormidos. Cuando se despertaron, pudieron ver la gloria de Jesús y los dos hombres que estaban con Él. Pero la reacción de Pedro indica que no se dieron cuenta del significado de la gloria con la que Jesús aparecía delante de ellos. Como nos sucede también tantas veces, sólo nos damos cuenta de lo que nos interesa. El resto escapa a nuestra atención. “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! ¡Y no queremos descender de la montaña! Cuando se habla de Cruz, tanto en el Monte de la Transfiguración, como en el Monte de los Olivos (Lc 22,45), ¡ellos duermen! ¡A ellos les gusta más la Gloria que la Cruz! No les agrada oír hablar de la cruz. Ellos desean asegurar el momento de la gloria en el Monte, y se ofrecen para construir tres carpas. Pedro no sabía lo que decía. Mientras Pedro habla, una nube desciende de lo alto y les envuelve con su sombra. Lucas dice que los discípulos tuvieron miedo cuando la nube los envolvió. La nube es un símbolo de la presencia de Dios. La nube acompañó a la muchedumbre en su camino por el desierto (Ex 40, 34-38; Num 10,11-12). Cuando Jesús subió al cielo, fue cubierto por una nube y no lo vieron más. Una señal de que Jesús había entrado para siempre en el mundo de Dios.  

La voz del Padre. Una voz sale de la nube y dice: “Este es mi Hijo, mi Elegido, escúchenlo”. Con esta misma frase el profeta Isaías había anunciado al Mesías–Siervo (Is 42,1). Después de Moisés y Elías, ahora es el mismo Dios quien presenta a Jesús como Mesías-Siervo, que llegará a la gloria mediante la cruz. Y nos deja una advertencia final: “¡escúchenlo!” En el momento en el que la voz celeste se hace sentir, Moisés y Elías desaparecen y queda Jesús solo. Esto significa, que de ahora en adelante es sólo Él, el que interpreta las Escrituras y la Voluntad de Dios. Es Él la Palabra de Dios para los discípulos: “¡escúchenlo!”  

La afirmación “Este es mi Hijo, mi Elegido; escúchenlo” era muy importante para las comunidades de finales de los años ochenta. Por medio de esta afirmación, Dios Padre confirmaba la fe de los cristianos en Jesús como Hijo de Dios. En el tiempo de Jesús, o sea, hacia los años 30, la expresión Hijo del Hombre indicaba una dignidad y una misión muy elevada.  

Jesús orante. Es el Hijo que está permanentemente unido al Padre a través de la oración personal, a veces íntima, escondida, a veces en presencia de sus discípulos, está llena de la alegría del Espíritu Santo.   

Fijémonos, pues, que Lucas es el único de los sinópticos que comienza la narración de este relato así: «Jesús (...) subió al monte a orar» y, por tanto, también es el que especifica que la transfiguración del Maestro se produjo «mientras oraba». No es éste un hecho secundario.          

La oración es presentada como el contexto idóneo, natural, para la visión de la gloria de Cristo: cuando Pedro, Juan y Santiago se despertaron, «vieron su gloria». Pero no solamente la de Él, sino también la gloria que ya Dios manifestó en la Ley y los Profetas; éstos —dice el evangelista— «aparecían en gloria». Efectivamente, también ellos encuentran el propio esplendor cuando el Hijo habla al Padre en el amor del Espíritu.

Así, en el corazón de la Trinidad, la Pascua de Jesús, «su partida, que iba a cumplir en Jerusalén» es el signo que manifiesta el designio de Dios desde siempre, llevado a término en el seno de la historia de Israel, hasta el cumplimiento definitivo, en la plenitud de los tiempos, en la muerte y la resurrección de Jesús, el Hijo encarnado.  

Nos viene bien recordar, en esta Cuaresma y siempre, que solamente si dejamos aflorar el Espíritu de piedad en nuestra vida, estableciendo con el Señor una relación familiar, inseparable, podremos gozar de la contemplación de su gloria. Es urgente dejarnos impresionar por la visión del rostro del Transfigurado. A nuestra vivencia cristiana quizá le sobran palabras y le falta estupor, aquel que hizo de Pedro y de sus compañeros testigos auténticos de Cristo viviente.  

Los seguidores de Jesús no vivimos de cualquier creencia, norma o rito. Una comunidad se va haciendo cristiana cuando va poniendo en su centro el Evangelio y solo el Evangelio. Ahí se juega nuestra identidad. No es fácil imaginar un hecho social más humanizador que un grupo de creyentes escuchando juntos el «relato de Jesús». Cada domingo podemos sentir su llamada a mirar la vida con ojos diferentes y a vivirla con más responsabilidad, construyendo un mundo más habitable.  

 

Ven Señor Jesús, te necesitamos.  

Primer domingo de cuaresma

“No sólo de pan vive el hombre”  

Segundo domingo de Cuaresma 

“Jesús … subió a la montaña para orar”  

Aclaración: Se han consultado para la preparación de las reflexiones: El libro del Pueblo de Dios. Hojitas anteriores. Centro Bíblico del CELAM. J A Pagola. Doonbosco.org. Dominicos.org.  

Círculo Bíblico San José  

“Tu palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino” Sal 119