Lecturas del 17-10-10
Libro del Éxodo 17,8-13.
Después vinieron los amalecitas y atacaron a Israel en Refidím. Moisés dijo a Josué: "Elige a algunos de nuestros hombres y ve mañana a combatir contra Amalec. Yo estaré de pie sobre la cima del monte, teniendo en mi mano el bastón de Dios". Josué hizo lo que le había dicho Moisés, y fue a combatir contra los amalecitas. Entretanto, Moisés, Aarón y Jur habían subido a la cima del monte.
Y mientras Moisés tenía los brazos levantados, vencía Israel; pero cuando los dejaba caer, prevalecía Amalec.
Como Moisés tenía los brazos muy cansados, ellos tomaron una piedra y la pusieron donde él estaba. Moisés se sentó sobre la piedra, mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así sus brazos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol. De esa manera, Josué derrotó a Amalec y a sus tropas al filo de la espada.
Palabra de Dios.
Salmo 121(120)
R: Nuestra ayuda está en el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Levanto mis ojos a las montañas: ¿de dónde me vendrá la ayuda? La ayuda me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. R
El no dejará que resbale tu pie: ¡tú guardián no duerme! No, no duerme ni dormita él guardián de Israel. R
El Señor es tu guardián, es la sombra protectora a tu derecha: de día, no te dañará el sol, ni la luna de noche. R
El Señor te protegerá de todo mal y cuidará tu vida. El te protegerá en la partida y el regreso, ahora y para siempre. R
2ª Carta de S Pablo a Timoteo 3,14-17.4,1-2.
Querido hermano: Permanece fiel a la doctrina que aprendiste y de la que estás plenamente convencido: tú sabes de quiénes la has recibido. Recuerda que desde la niñez conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación, mediante la fe en Cristo Jesús.
Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el bien.
Yo te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y en nombre de su Manifestación y de su Reino:
proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar. Palabra de Dios.
Evangelio según San Lucas 18,1-8.
Después Jesús les enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:
"En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres;
y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: 'Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario'.
Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: 'Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme'".
Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar?
Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia.
Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".
Palabra del Señor.
Reflexión:
Jesús nos deja una parábola sobre la “necesidad de orar”:
El evangelio de este domingo empieza así: «En aquel tiempo, Jesús les decía una parábola a sus discípulos para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer».
La parábola es la de la viuda inoportuna. A la pregunta: « ¿Cuántas veces hay que orar?», Jesús responde: ¡Siempre!
La oración, como el amor, no soporta el cálculo de las veces. ¿Hay que preguntarse tal vez cuántas veces al día una mamá ama a su niño, o un amigo a su amigo?
Se puede amar con grandes diferencias de conciencia, pero no a intervalos más o menos regulares. Así es también la oración.
Este ideal de oración continua se ha llevado a cabo, en diversas formas, tanto en Oriente como en Occidente.
La espiritualidad oriental la ha practicado con la llamada oración de Jesús: «Señor Jesucristo, ¡ten piedad de mí!».
Occidente ha formulado el principio de una oración continua, pero de forma más dúctil, tanto como para poderse proponer a todos, no sólo a aquellos que hacen profesión explícita de vida monástica.
San Agustín dice que la esencia de la oración es el deseo. Si continúo es el deseo de Dios, continua es también la oración, mientras que si falta el deseo interior, se puede gritar cuanto se quiera; para Dios estamos mudos.
Este deseo secreto de Dios, hecho de recuerdo, de necesidad de infinito, de nostalgia de Dios, puede permanecer vivo incluso mientras se está obligado a realizar otras cosas: «Orar largamente no equivale a estar mucho tiempo de rodillas o con las manos juntas o diciendo muchas palabras. Consiste más bien en suscitar un continuo y devoto impulso del corazón hacia Aquél a quien invocamos».
Jesús nos ha dado Él mismo el ejemplo de la oración incesante. De Él se dice en los evangelios que oraba de día, al caer de la tarde, por la mañana temprano y que pasaba a veces toda la noche en oración. La oración era la conexión de toda su vida.
Pero el ejemplo de Cristo nos dice también otra cosa importante. Es ilusorio pensar que se puede orar siempre, hacer de la oración una especie de respiración constante del alma incluso en medio de las actividades cotidianas, si no reservamos también tiempos fijos en los que se espera a la oración, libres de cualquier otra preocupación.
Aquel Jesús a quien vemos orar siempre es el mismo que, como todo judío de su tiempo, tres veces al día –al salir el sol, en la tarde durante los sacrificios del templo y en la puesta de sol-- se detenía, se orientaba hacia el templo de Jerusalén y recitaba las oraciones rituales, entre ellas el “Shema Israel, Escucha Israel”.
El sábado participa también Él, con los discípulos, en el culto de la sinagoga y varios episodios evangélicos suceden precisamente en este contexto.
La Iglesia igualmente ha fijado, se puede decir que desde el primer momento de vida, un día especial para dedicar al culto y a la oración, el Domingo. Todos sabemos en qué se ha convertido, lamentablemente, el domingo en nuestra sociedad; el deporte, en particular el fútbol, de ser un factor de entretenimiento y distensión, se ha transformado en algo que con frecuencia distorsiona el domingo... Debemos hacer lo posible para que este día vuelva a ser, como estaba en la intención de Dios al mandar el descanso festivo, una jornada de serena alegría que consolida nuestra comunión con Dios y entre nosotros, en la familia y en la sociedad.
Es un estímulo para nosotros, cristianos modernos, recordar las palabras que los mártires Saturnino y sus compañeros dirigieron, en el año 305, al juez romano que les había mandado arrestar por haber participado en la reunión dominical: «El cristiano no puede vivir sin la Eucaristía dominical. ¿No sabes que el cristiano existe para la Eucaristía y la Eucaristía para el cristiano?».
Queridos lectores y orantes de la Palabra sigamos las recomendaciones de la Iglesia de orar a través del método de la Lectio Divina, así muchas de las verdades del evangelio encontraran aceptación en lo más profundo de nuestro ser y entonces nos veremos impulsados a transmitir las bondades del Señor, dador de vida y salvación para todos.
BENDICIONES. P. CARLOS
Para tener presente: las viudas en la época de Jesús quedaban totalmente desamparadas social y jurídicamente si no tenían algún hijo varón que las sostuviera.
Es por eso que dentro de las categorías de “pobres” aparecen casi siempre junto a los “huérfanos”.
Preguntas para la meditación:
En la oración, uno coloca todo lo que se está viviendo en manos de Dios, pidiendo su ayuda y su gracia:
¿Logro que la oración sea un encuentro vital y personal con el Señor? ¿Logro iluminar y dar sentido a mi vida? ¿O todo sigue igual?
“A Dios rogando y con el mazo dando”: ¿Cómo lo puedo interpretar?
Como la viuda del evangelio, ¿soy una persona perseverante, convencida?
La viuda también representa a las personas sencillas del pueblo que, a pesar de su pequeñez e indefensión, encuentran en su fe fuerza para defender sus derechos, que son derechos de los pobres, y como tales, derechos de Dios... ¿Cómo se podría leer la parábola en este sentido, en un tiempo como el que vivimos de “globalización” y de “mundialización del derecho”?
¿Descubrimos la Lectio Divina, como una forma de orar con la Palabra que me permite encontrarme con las verdades de Dios?
Oración:
Salmo 37(36),3-6:
Confía en el Señor y haz lo bueno, vive en la tierra y mantente fiel.
Ama al Señor con ternura, y el cumplirá tus deseos más profundos.
Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda.
Hará brillar tu rectitud y tu justicia como brilla el sol al mediodía.
LECTIO DIVINA:
¿Qué es? Continuación:
Es por esto que la Lectio Divina, si bien trabaja el texto escrito, lo profundiza, lo reflexiona, lo reza, siempre tiene la perspectiva de la vida, siempre busca aplicar esa palabra al día a día, a hacer vida aquello que fue conocido por medio de la Escritura. Para los cristianos el texto bíblico no es meta en sí misma, no buscamos apenas conocer cosas de la Biblia para repetirlos mecánicamente, sino que la finalidad y la meta de la revelación es la adhesión consciente, libre y amorosa a Aquel que se nos ha revelado en las Escrituras. Es por esto, que decimos que la Lectio Divina nos introduce a una experiencia de Encuentro con el Señor por medio de pasos que van profundizando el texto bíblico. Pues es sabido que lo fundamental no es saber cosas de la Biblia, sino vivirlas y hacerlas actitudes y gestos concretos, actualizando la vida y el proyecto del Señor Jesús.
Decimos que la Lectio Divina favorece en encuentro con el Señor, ya que la metodología no se limita ni se agota en tratar el texto en sí mismo, buscando conocer su situación, su estructura, su gramática, ni su teología. Todo esto sí se tiene en cuenta, y son la base para cualquier reflexión bíblica, de hecho, estos aspectos son considerados en la LECTURA y la MEDITACION. En la medida que se tenga información sobre el texto, será de mayor utilidad a la hora de buscar aplicar este pasaje a la propia vida, evitando así una manipulación del mensaje que nos transmite el pasaje bíblico.
Pero la Lectio Divina tiene todavía otros pasos que llevan a que todo el conocimiento que se pueda tener de las Escrituras sean un medio para llegar al Señor, ya que la finalidad de toda nuestra fe es el encuentro vivencial con el Señor. De ahí, que después de haber conocido el texto bíblico por medio de la lectura y la meditación de dicho pasaje, se pasa a la ORACIÓN Pues, una vez que uno haya tenido esa experiencia de encuentro con el Señor, que lo haya conocido, que se haya buscado el conocimiento íntimo del Señor, viendo, reflexionando, conociendo sus actitudes, su manera de ser, sus sentimientos y habernos colocado delante de Él para mirarnos a la luz de su Palabra, en la oración, uno coloca todo lo que se está viviendo en sus manos, pidiendo su ayuda y su gracia para iluminar y dar sentido a toda a la vida a la luz de la Palabra del Señor. De allí se busca el encuentro vital, personal, transformador con el Señor, por medio de la CONTEMPLACIÓN. Y esto es el punto alto, la cima y el culmen de toda la Lectio Divina. Es aquí donde uno se mete en el mundo de Dios, donde ya no hay reglas, ni estrategias, ni metodologías, donde simplemente se vive la experiencia de la gratuidad del Señor, que se da a conocer y que busca el encuentro con nosotros. Y esto es el mundo de la gracia de Dios, donde nada es debido y todo es don y gratuidad.
(Continuará…) CEBIPAL
Oh, amado Jesús. Ayúdame a esparcir Tu fragancia por donde quiera que vaya. Inunda mi alma con Tu Espíritu y Vida. Penetra y posee todo mi ser tan completamente, que mi vida entera sea un resplandor de la Tuya.
Brilla a través de mí y permanece tan dentro de mí, que cada alma con que me encuentre pueda sentir Tu presencia en la mía. M. Teresa
Lecturas de la semana:
LUNES 18: 2 Timoteo 4, 10-17b; Salmo 144; Lucas 10, 1-9.
MARTES 19: Efesios 2, 12-22, Salmo 84; Lucas 12, 35-38
MIERCOLES 20: Efesios 3, 2-12; Salmo Is. 12, 2-6; Lucas 12, 39-48.
JUEVES 21: Éfesios 3, 14-21; Salmo 32; Lucas 12, 49-53.
VIERNES 22: Éfesios 4, 1-6; Salmo 23; Lucas 12, 54-59.
SABADO 23: Efesios 4, 7-16; Salmo 121; Lucas 13, 1-9.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Lectionautas. Servicio Bíblico Latinoamericano.
P Carlos Ontiveros.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
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¡Con su Palabra, Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro, para que experimentemos al Dios de la vida!
Intención para la evangelización ‐
Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia
El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8.
No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía.
Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes.
La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.
sábado, 16 de octubre de 2010
XXVIII Domingo durante el año(C), "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".
Lecturas del 10-10-10
Segundo Libro de los Reyes 5,10.14-17.
Eliseo mandó un mensajero para que le dijera: “Ve a bañarte siete veces en el Jordán; tu carne se restablecerá y quedarán limpio”. Naamán bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio.
Luego volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar, se presentó delante de él y le dijo: "Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de tu servidor". Pero Eliseo replicó: "Por la vida del Señor, a quien sirvo, no aceptaré nada". Naamán le insistió para que aceptara, pero él se negó.
Naamán dijo entonces: "De acuerdo; pero permite al menos que le den a tu servidor un poco de esta tierra, la carga de dos mulas, porque tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses, fuera del Señor. Palabra de Dios.
Salmo 98(97)
R: El Señor reveló su victoria a los ojos de las naciones.
Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. R
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. R
Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. R
2ª Carta de San Pablo a Timoteo 2,8-13.
Querido hermano: Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico, por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor.
Pero la palabra de Dios no está encadenada.
Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con él, viviremos con él. Si somos constantes, reinaremos con él. Si renegamos de él, él también renegará de nosotros. Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo. Palabra de Dios.
Evangelio según San Lucas 17,11-19.
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaria y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!". Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta
y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado". Palabra del Señor.
Reflexión:
LOS DIEZ LEPROSOS
En Israel la lepra era considerada como un castigo divino. De hecho la palabra original con que se denominaba la enfermedad de la lepra viene a significar “ser castigado por Dios”. Quienes contraían esta enfermedad eran vistos como personas “impuras”, tanto legal como religiosamente, y eran expulsados de la comunidad civil y del culto. Y así, los leprosos sufrían a la vez marginal moral, social y religiosa: vivían en lugares apartados, tenían estrictamente prohibido entrar en el pueblo, cuando iban por los caminos debían avisar para que nadie se les acercara, no podían participar en los actos de culto del pueblo, se les consideraba pecadores, etc. En todo caso, si la curación se producía, un sacerdote tenía que comprobarla y certificar con su palabra que era cierta. Se creía y esperaba que con la llegada del Mesías, en la nueva sociedad por Él inaugurada, desapareciera la lepra.
Por eso, las curaciones de leprosos hechas por Jesús anuncian que el reino de Dios ha llegado ya.
Lucas es el único evangelista que nos trae este relato de los diez leprosos. Pero, ¿Cuál es el mensaje que podemos descubrir en este texto evangélico?
El milagro es un signo palpable de la presencia liberadora de Dios y de la gratuidad de sus dones. Él nos da la vida, la salud, las oportunidades, no porque seamos buenos, puros u observantes o para que se lo agradezcamos, sino porque nos quiere. Su amor es desinteresado, no busca nada a cambio.
La actitud de agradecimiento es, sin embargo, importante. No porque Dios necesite de él para darnos una mano, sino porque ser agradecidos es una actitud básica de la persona nueva, de la comunidad inaugurada por Jesús, que nos ayuda a ser rectamente humildes, a liberarnos y a vivir como hijos y no como siervos. De hecho, sólo el samaritano –el agradecido- descubre la novedad que Jesús trae y queda totalmente liberado. Los otros nueve quedan liberados de la lepra, pero continúan agarrados por la Ley y religiosidad que divide y discrimina. Hasta que no se den cuenta, como el samaritano, de que la única forma de evitar toda clase de “lepra” es liberarse de la Ley que divide el mundo en sagrado y profano, puro e impuro, observantes y pecadores, buenos y malos, no podrán descubrir la novedad del reino de Dios inaugurado por Jesús.
El más necesitado, el doblemente marginal y pecador –por leproso y extranjero- es el único que muestra agradecimiento por lo que ha recibido. Y es que toda persona que se consideraba buena, que se aferra a la observancia y que pone en el cumplimiento de la Ley su salvación, no tiene nada que agradecer.
El discípulo que sigue creyendo en la validez de la Ley que discrimina, o sea que sigue teniendo una actitud fatalista ante la vida y los acontecimientos sociales y personales (“siempre ha sido así, siempre será así, esto no hay quien lo cambie”) es un leproso dentro de la comunidad. Una falsa religión ha metido en el corazón de muchos hombres y mujeres esa convicción fatalista. Pero este episodio de los diez leprosos nos muestra que la fe en Jesús de Nazaret rompe todo fatalismo. Somos libres. De nosotros depende la orientación que tome nuestra vida: “Levántate y vete”. Y si aún no somos libres, si la nuestra es una vida aplastada por el sufrimiento, la opresión, la norma, la marginación, la actitud fatalista lo único que hace es perpetuar esa situación. Sólo quien toma conciencia de su situación y se pone en camino con fe… queda limpio, libre y rehabilitado como persona.
Sólo la fe en Jesús nos salva totalmente. La última frase del relato no hace más que remachar el clavo: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado”. No es la observancia de la Ley lo que nos libera y nos hace miembros de una comunidad de Jesús sino la fe. El samaritano, curado de su lepra en el cuerpo, estaba allí postrado, permanecía inmovilizado, incapaz de seguir a Jesús a Jerusalén. Estaba con el corazón dividido por su doble adhesión, a Jesús y a su pasado personal. Jesús lo invita a salir, a hacer también él su éxodo personal. Y esta adhesión a Jesús lo salva ahora definitivamente.
Con frecuencia los cristianos nos hemos preocupado más de las exigencias éticas de la fe que de revitalizar nuestra relación gozosa con Dios. Por una parte, hemos insistido en el cumplimiento y la práctica religiosa, pero no hemos aprendido a celebrar con emoción a Dios como fuente amorosa de la vida. La queja dolorida de Jesús ante la ausencia los nuevos sanados, que se apropian de la salud sin que se despierte en su vida el agradecimiento y la alabanza entusiasta, no tiene que interpelar: “¿No ha habido quien vuelva para agradecerle a Dios, excepto este extranjero?”.
Cuando únicamente se vive con la obsesión de lo útil y de lo práctico, ordenándolo todo al mejor provecho y rendimiento, no se llega a descubrir la vida como regalo.
Cuando reducimos nuestra vida a ir consumiendo diversas dosis de objetos, bienestar, noticias, sensaciones, no es posible percibir a Dios como fuente de una vida más intensa y gozosa. Cuando vivimos creyendo en normas, ritos, fuerzas naturales, horóscopos, fatalismos, y hemos perdido nuestra libertad, es difícil descubrir a un Dios amoroso que nos ha creado libres e hijos. Los propios cristianos hemos perdido, en gran parte, esa admiración por Dios y sus obras. Celebramos la Eucaristía como la gran plegaria de acción de gracias a Dios, pero no nos nace del corazón pues nuestra vida está, de ordinario, vacía de alabanza. La queja de Jesús, lamentándose de la falta de agradecimiento de los leprosos curados por Él, podría estar dirigida a muchos de nosotros. Para el que de veras tiene fe en Jesús de Nazaret, la vida entera se convierte en acción de gracias; en acción de gracias audaz y entusiasta, porque se considera ser libre y liberado.
Pbro. Daniel Silva
Preguntas para la meditación:
¿Quiénes son las personas más pobres y marginadas (los actuales "leprosos") del entorno en que vivimos?
¿Cuál es nuestra acción concreta hacia estas personas marginadas?
¿Soy capaz de acercarme decididamente y “a los gritos” a Jesús, en medio de mi lepra?
¿Me animo a decirle a Jesús que tenga compasión de mí? ¿Me dejo “curar”, “sanar”, “limpiar” por Jesús Nuestro Señor?
¿Tengo fe y confianza de que el Señor realmente puede curarme?
LECTIO DIVINA:
¿Qué es?
La Lectio Divina más que un método de lectura y oración de la Biblia, es una experiencia de Dios, pues a partir del conocimiento del texto escrito, se busca la experiencia fundante que está como base de toda la revelación. En sí todo texto escrito es fruto de una experiencia vivencial del escritor sagrado que ha vivido y experimentado él o el pueblo, una experiencia de encuentro y conocimiento de Dios que lo ha marcado y ha tenido la capacidad de transmitir aquello que ha sido determinante en su vida o en el de la comunidad como ser, el descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos en la revelación explícita. Este hecho que ha sido impactante y que lo ha llevado a conocer al Señor que lo ha tocado y marcado, lo ha puesto por escrito. De ahí, que el texto en sí mismo es una experiencia de Dios, en la que el creyente al acercarse al texto escrito debería hacer su propia experiencia de Dios, partiendo del texto revelado, buscar el encuentro vivencial con el Señor.
La Lectio Divina más que un método de lectura de la Biblia es una EXPERIENCIA DE ENCUENTRO CON EL SEÑOR, pues, la dinámica interna de los pasos que sugiere no se agotan en el texto en sí, sino que lo transciende, haciendo que partiendo del texto escrito en la Biblia se busque el encuentro personal con el Señor. De ahí, que la Lectio Divina es una instancia para una experiencia espiritual, buscando rehacer y retomar la experiencia original del escritor sagrado actualizándola en la propia vida.
Este proceso de búsqueda del Señor es una experiencia mística, donde no entra únicamente lo intelectual, sino que es una experiencia de Dios en el hoy, aquí y ahora. De nada sirve conocer lo que han sentido y vivido otros personajes si uno mismo no es capaz de hacer esa experiencia. Es esto lo que posibilita y facilita la Lectio Divina, pues por medio de una lectura gradual del texto se va profundizando y adentrando en el mensaje que transmite buscando al Señor que se da a conocer por medio de esa revelación. Es por eso que la Lectio Divina no es simplemente un método de lectura, que se limita y agota en el texto escrito, sino que partiendo del texto de la Escritura favorece la búsqueda del Señor, siendo Él el sentido de toda la lectura y de la búsqueda del Señor.
La Lectio Divina como medio para la experiencia de Dios a partir de la Escritura, no se agota en el texto escrito, en sí, eso no es el fin del método, sino que partiendo del texto se busca al Señor, para encontrarlo vivo y presente en su Palabra escrita, para reconocerlo en su palabra viva en la vida de cada día. Y de este encuentro con el Señor, que siempre es un encuentro vivo y actual, que siempre es novedoso, que siempre tiene facetas y modos diferentes y únicos, se llega a la vida, que es el lugar donde se cataliza y se visualiza toda experiencia de Dios. (Continuará…) CEBIPAL
Avisos Parroquiales:
Viernes 15 de octubre: celebramos
Santa Teresa de Jesús.
Co-patrona de nuestra Diócesis.
Ver cartelera
Lecturas de la semana:
LUNES 11: Gálatas 4, 22-24. 26-27. 31--5; Salmo 112; Lucas 11, 2-32.
MARTES 12: Gálatas 5, 1-6, Salmo 118; Lucas 11, 37-41
MIERCOLES 13: Gálatas 5, 18-25; Salmo 1; Lucas 11, 42-46.
JUEVES 14: Éfesios 1, 1-10; Salmo 97; Lucas 11, 47-54.
VIERNES 15: Éfesios 1, 11-14; Salmo 32; Lucas 12, 1-7.
SABADO 16: Efesios 1, 15-23; Salmo 8; Lucas 12, 8-12.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Lectionautas. Servicio Bíblico Latinoamericano.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados 15:30 h.
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Brandsen 4970 Villa Dominico.
Círculo Bíblico San José
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Segundo Libro de los Reyes 5,10.14-17.
Eliseo mandó un mensajero para que le dijera: “Ve a bañarte siete veces en el Jordán; tu carne se restablecerá y quedarán limpio”. Naamán bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; así su carne se volvió como la de un muchacho joven y quedó limpio.
Luego volvió con toda su comitiva adonde estaba el hombre de Dios. Al llegar, se presentó delante de él y le dijo: "Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de tu servidor". Pero Eliseo replicó: "Por la vida del Señor, a quien sirvo, no aceptaré nada". Naamán le insistió para que aceptara, pero él se negó.
Naamán dijo entonces: "De acuerdo; pero permite al menos que le den a tu servidor un poco de esta tierra, la carga de dos mulas, porque tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses, fuera del Señor. Palabra de Dios.
Salmo 98(97)
R: El Señor reveló su victoria a los ojos de las naciones.
Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. R
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. R
Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. R
2ª Carta de San Pablo a Timoteo 2,8-13.
Querido hermano: Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico, por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor.
Pero la palabra de Dios no está encadenada.
Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
Esta doctrina es digna de fe: Si hemos muerto con él, viviremos con él. Si somos constantes, reinaremos con él. Si renegamos de él, él también renegará de nosotros. Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo. Palabra de Dios.
Evangelio según San Lucas 17,11-19.
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaria y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!". Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta
y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado". Palabra del Señor.
Reflexión:
LOS DIEZ LEPROSOS
En Israel la lepra era considerada como un castigo divino. De hecho la palabra original con que se denominaba la enfermedad de la lepra viene a significar “ser castigado por Dios”. Quienes contraían esta enfermedad eran vistos como personas “impuras”, tanto legal como religiosamente, y eran expulsados de la comunidad civil y del culto. Y así, los leprosos sufrían a la vez marginal moral, social y religiosa: vivían en lugares apartados, tenían estrictamente prohibido entrar en el pueblo, cuando iban por los caminos debían avisar para que nadie se les acercara, no podían participar en los actos de culto del pueblo, se les consideraba pecadores, etc. En todo caso, si la curación se producía, un sacerdote tenía que comprobarla y certificar con su palabra que era cierta. Se creía y esperaba que con la llegada del Mesías, en la nueva sociedad por Él inaugurada, desapareciera la lepra.
Por eso, las curaciones de leprosos hechas por Jesús anuncian que el reino de Dios ha llegado ya.
Lucas es el único evangelista que nos trae este relato de los diez leprosos. Pero, ¿Cuál es el mensaje que podemos descubrir en este texto evangélico?
El milagro es un signo palpable de la presencia liberadora de Dios y de la gratuidad de sus dones. Él nos da la vida, la salud, las oportunidades, no porque seamos buenos, puros u observantes o para que se lo agradezcamos, sino porque nos quiere. Su amor es desinteresado, no busca nada a cambio.
La actitud de agradecimiento es, sin embargo, importante. No porque Dios necesite de él para darnos una mano, sino porque ser agradecidos es una actitud básica de la persona nueva, de la comunidad inaugurada por Jesús, que nos ayuda a ser rectamente humildes, a liberarnos y a vivir como hijos y no como siervos. De hecho, sólo el samaritano –el agradecido- descubre la novedad que Jesús trae y queda totalmente liberado. Los otros nueve quedan liberados de la lepra, pero continúan agarrados por la Ley y religiosidad que divide y discrimina. Hasta que no se den cuenta, como el samaritano, de que la única forma de evitar toda clase de “lepra” es liberarse de la Ley que divide el mundo en sagrado y profano, puro e impuro, observantes y pecadores, buenos y malos, no podrán descubrir la novedad del reino de Dios inaugurado por Jesús.
El más necesitado, el doblemente marginal y pecador –por leproso y extranjero- es el único que muestra agradecimiento por lo que ha recibido. Y es que toda persona que se consideraba buena, que se aferra a la observancia y que pone en el cumplimiento de la Ley su salvación, no tiene nada que agradecer.
El discípulo que sigue creyendo en la validez de la Ley que discrimina, o sea que sigue teniendo una actitud fatalista ante la vida y los acontecimientos sociales y personales (“siempre ha sido así, siempre será así, esto no hay quien lo cambie”) es un leproso dentro de la comunidad. Una falsa religión ha metido en el corazón de muchos hombres y mujeres esa convicción fatalista. Pero este episodio de los diez leprosos nos muestra que la fe en Jesús de Nazaret rompe todo fatalismo. Somos libres. De nosotros depende la orientación que tome nuestra vida: “Levántate y vete”. Y si aún no somos libres, si la nuestra es una vida aplastada por el sufrimiento, la opresión, la norma, la marginación, la actitud fatalista lo único que hace es perpetuar esa situación. Sólo quien toma conciencia de su situación y se pone en camino con fe… queda limpio, libre y rehabilitado como persona.
Sólo la fe en Jesús nos salva totalmente. La última frase del relato no hace más que remachar el clavo: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado”. No es la observancia de la Ley lo que nos libera y nos hace miembros de una comunidad de Jesús sino la fe. El samaritano, curado de su lepra en el cuerpo, estaba allí postrado, permanecía inmovilizado, incapaz de seguir a Jesús a Jerusalén. Estaba con el corazón dividido por su doble adhesión, a Jesús y a su pasado personal. Jesús lo invita a salir, a hacer también él su éxodo personal. Y esta adhesión a Jesús lo salva ahora definitivamente.
Con frecuencia los cristianos nos hemos preocupado más de las exigencias éticas de la fe que de revitalizar nuestra relación gozosa con Dios. Por una parte, hemos insistido en el cumplimiento y la práctica religiosa, pero no hemos aprendido a celebrar con emoción a Dios como fuente amorosa de la vida. La queja dolorida de Jesús ante la ausencia los nuevos sanados, que se apropian de la salud sin que se despierte en su vida el agradecimiento y la alabanza entusiasta, no tiene que interpelar: “¿No ha habido quien vuelva para agradecerle a Dios, excepto este extranjero?”.
Cuando únicamente se vive con la obsesión de lo útil y de lo práctico, ordenándolo todo al mejor provecho y rendimiento, no se llega a descubrir la vida como regalo.
Cuando reducimos nuestra vida a ir consumiendo diversas dosis de objetos, bienestar, noticias, sensaciones, no es posible percibir a Dios como fuente de una vida más intensa y gozosa. Cuando vivimos creyendo en normas, ritos, fuerzas naturales, horóscopos, fatalismos, y hemos perdido nuestra libertad, es difícil descubrir a un Dios amoroso que nos ha creado libres e hijos. Los propios cristianos hemos perdido, en gran parte, esa admiración por Dios y sus obras. Celebramos la Eucaristía como la gran plegaria de acción de gracias a Dios, pero no nos nace del corazón pues nuestra vida está, de ordinario, vacía de alabanza. La queja de Jesús, lamentándose de la falta de agradecimiento de los leprosos curados por Él, podría estar dirigida a muchos de nosotros. Para el que de veras tiene fe en Jesús de Nazaret, la vida entera se convierte en acción de gracias; en acción de gracias audaz y entusiasta, porque se considera ser libre y liberado.
Pbro. Daniel Silva
Preguntas para la meditación:
¿Quiénes son las personas más pobres y marginadas (los actuales "leprosos") del entorno en que vivimos?
¿Cuál es nuestra acción concreta hacia estas personas marginadas?
¿Soy capaz de acercarme decididamente y “a los gritos” a Jesús, en medio de mi lepra?
¿Me animo a decirle a Jesús que tenga compasión de mí? ¿Me dejo “curar”, “sanar”, “limpiar” por Jesús Nuestro Señor?
¿Tengo fe y confianza de que el Señor realmente puede curarme?
LECTIO DIVINA:
¿Qué es?
La Lectio Divina más que un método de lectura y oración de la Biblia, es una experiencia de Dios, pues a partir del conocimiento del texto escrito, se busca la experiencia fundante que está como base de toda la revelación. En sí todo texto escrito es fruto de una experiencia vivencial del escritor sagrado que ha vivido y experimentado él o el pueblo, una experiencia de encuentro y conocimiento de Dios que lo ha marcado y ha tenido la capacidad de transmitir aquello que ha sido determinante en su vida o en el de la comunidad como ser, el descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos en la revelación explícita. Este hecho que ha sido impactante y que lo ha llevado a conocer al Señor que lo ha tocado y marcado, lo ha puesto por escrito. De ahí, que el texto en sí mismo es una experiencia de Dios, en la que el creyente al acercarse al texto escrito debería hacer su propia experiencia de Dios, partiendo del texto revelado, buscar el encuentro vivencial con el Señor.
La Lectio Divina más que un método de lectura de la Biblia es una EXPERIENCIA DE ENCUENTRO CON EL SEÑOR, pues, la dinámica interna de los pasos que sugiere no se agotan en el texto en sí, sino que lo transciende, haciendo que partiendo del texto escrito en la Biblia se busque el encuentro personal con el Señor. De ahí, que la Lectio Divina es una instancia para una experiencia espiritual, buscando rehacer y retomar la experiencia original del escritor sagrado actualizándola en la propia vida.
Este proceso de búsqueda del Señor es una experiencia mística, donde no entra únicamente lo intelectual, sino que es una experiencia de Dios en el hoy, aquí y ahora. De nada sirve conocer lo que han sentido y vivido otros personajes si uno mismo no es capaz de hacer esa experiencia. Es esto lo que posibilita y facilita la Lectio Divina, pues por medio de una lectura gradual del texto se va profundizando y adentrando en el mensaje que transmite buscando al Señor que se da a conocer por medio de esa revelación. Es por eso que la Lectio Divina no es simplemente un método de lectura, que se limita y agota en el texto escrito, sino que partiendo del texto de la Escritura favorece la búsqueda del Señor, siendo Él el sentido de toda la lectura y de la búsqueda del Señor.
La Lectio Divina como medio para la experiencia de Dios a partir de la Escritura, no se agota en el texto escrito, en sí, eso no es el fin del método, sino que partiendo del texto se busca al Señor, para encontrarlo vivo y presente en su Palabra escrita, para reconocerlo en su palabra viva en la vida de cada día. Y de este encuentro con el Señor, que siempre es un encuentro vivo y actual, que siempre es novedoso, que siempre tiene facetas y modos diferentes y únicos, se llega a la vida, que es el lugar donde se cataliza y se visualiza toda experiencia de Dios. (Continuará…) CEBIPAL
Avisos Parroquiales:
Viernes 15 de octubre: celebramos
Santa Teresa de Jesús.
Co-patrona de nuestra Diócesis.
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Lecturas de la semana:
LUNES 11: Gálatas 4, 22-24. 26-27. 31--5; Salmo 112; Lucas 11, 2-32.
MARTES 12: Gálatas 5, 1-6, Salmo 118; Lucas 11, 37-41
MIERCOLES 13: Gálatas 5, 18-25; Salmo 1; Lucas 11, 42-46.
JUEVES 14: Éfesios 1, 1-10; Salmo 97; Lucas 11, 47-54.
VIERNES 15: Éfesios 1, 11-14; Salmo 32; Lucas 12, 1-7.
SABADO 16: Efesios 1, 15-23; Salmo 8; Lucas 12, 8-12.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Lectionautas. Servicio Bíblico Latinoamericano.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados 15:30 h.
Para Compartir la Palabra de Jesús,
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Círculo Bíblico San José
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