Lecturas del 10-06-18, Ciclo B
Dios mío, envía ahora tu Espíritu sobre mí y que abra mis
ojos y mis oídos a tu Palabra, que me guíe y asista al meditar tus
enseñanzas, para que tu Palabra penetre en mi corazón, y me conduzca a la Verdad completa. Amén
Lectura del libro del génesis. 3, 9-15
Después que el hombre y la mujer comieron del árbol que
Dios les había prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: “¿Dónde
estás?”. “Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba
desnudo. Por eso me escondí”. Él replicó: “¿Y quién te dijo que estabas
desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?”. el hombre respondió:
“La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él”. el Señor Dios
dijo a la mujer: “¿Cómo hiciste semejante cosa?”. La mujer respondió: “La
serpiente me sedujo y comí”. Y el Señor Dios dijo a la serpiente: “Por haber
hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los
animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los
días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y
la suya. ella te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón”.
Palabra de Dios.
Salmo 129
R. En el Señor se encuentra la misericordia y
la redención en abundancia.
Desde lo más profundo te invoco, Señor, ¡Señor, oye mi
voz! estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá
subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido. R.
Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra.
Mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora. R.
Como el centinela espera la aurora, espere Israel al
Señor, porque en él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia:
Él redimirá a Israel de todos sus pecados. R.
Segunda carta Pablo a los Corintios. 4, 13—5, 1
Hermanos: teniendo ese espíritu de fe, del que dice la escritura: “Creí,
y por eso hablé”, también nosotros creemos, y, por lo tanto, hablamos. Y nosotros
sabemos que Aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos
reunirá a su lado junto con ustedes. todo esto es por ustedes: para que, al
abundar la gracia, abunde también el número de los que participan en la acción
de gracias para gloria de Dios. Por eso, no nos desanimamos: aunque nuestro
hombre exterior se vaya destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando
día a día. Nuestra angustia, que es leve y pasajera, nos prepara una gloria
eterna, que supera toda medida. Porque no tenemos puesta la mirada en las cosas
visibles, sino en las invisibles: lo que se ve es transitorio, lo que no se ve
es eterno. Nosotros sabemos, en efecto, que si esta tienda de campaña –nuestra
morada terrenal– es destruida, tenemos una casa permanente en el cielo, no
construida por el hombre, sino por Dios. Palabra de Dios.
Evangelio según san Marcos. Mc 3, 20-35
Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta
gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron
para llevárselo, porque decían: “es un exaltado”. Los escribas que habían
venido de Jerusalén decían: “está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios
por el poder del Príncipe de los demonios”.
Jesús los llamó y por medio de comparaciones les
explicó: “¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás? Un reino donde hay luchas
internas no puede subsistir. Y una familia dividida tampoco puede subsistir.
Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede
subsistir, sino que ha llegado a su fin. Pero nadie puede entrar en la casa de
un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá
saquear la casa. Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los
pecados y cualquier blasfemia que profieran. Pero el que blasfeme contra el
espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre”.
Jesús dijo esto porque ellos decían: “está poseído por un espíritu impuro”.
entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron
llamar. La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: “tu madre
y tus hermanos te buscan ahí afuera”. Él les respondió: “¿Quién es mi madre y
quiénes son mis hermanos?”. Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban
sentados alrededor de él, dijo: “estos son mi madre y mis hermanos. Porque el
que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.
Palabra del Señor
Reflexión
Jesús ya no vive entre sus parientes en Nazaret. Su
hogar ahora está en Cafarnaúm (Mc 2:1). Su familia viaja a una distancia de
aproximadamente 40 km para encontrarlo allí, y atraparlo porque creen que Él
está "fuera de sí". Tal vez habían escuchado que Jesús no se
comportaba con normalidad. Es posible que hayan pensado que estaba poniendo en
peligro la reputación de la familia. Está claro que la relación de Jesús con
sus parientes se estaba viendo afectada. En el antiguo Israel, el clan (la
familia extendida) era la forma de garantizar la protección mutua, canalizando
la tradición y defendiendo la identidad judía. En Galilea en la época de Jesús,
debido al sistema romano introducido e impuesto bajo el gobierno de Herodes el
Grande (37 aC a 4 aC) y de su hijo Herodes Antipas (4 aC a 39 dC), existía cada
vez menos. El clan (comunidad) se estaba debilitando más.
Los impuestos que debían pagarse al gobierno y al
Templo, el creciente endeudamiento personal, la mentalidad individualista del
helenismo, las frecuentes amenazas de opresión violenta por parte de los
romanos, la obligación de aceptar a los soldados romanos y de darles
alojamiento, los desafíos cada vez mayores para la supervivencia: todos estos
factores llevaron a las familias a aislarse de los demás y a centrarse en sus
propias necesidades. La hospitalidad ya no se practicaba, ni tampoco el
compartir, ni la comunión alrededor de la mesa, ni la aceptación de los
excluidos. Esta concentración en la familia inmediata se vio reforzada por las
prácticas religiosas de la época. La observancia de las normas de pureza fue un
factor en la marginación de muchas personas: mujeres, niños, samaritanos,
extranjeros, leprosos, enfermos, lisiados, recaudadores de impuestos,
parapléjicos. Estas normas, en lugar de favorecer la aceptación y el
intercambio, provocaron la separación y la exclusión.
Los escribas en el Evangelio de hoy acusan a Jesús de
ejercer un poder diabólico: "por el gobernante de los demonios echa fuera
a los demonios". Habían hecho su juicio y no permitirían nada, ni buenas
obras, ni mensajes de vida, ni alegría, para penetrar en su conciencia y
modificar su opinión.
Jesús llama a esa actitud una blasfemia contra el
Espíritu Santo. Es una forma de idolatría a través de la cual divinizamos
nuestra propia opinión o dogma, rehusándonos a permitir que Dios o alguien
avance para ampliar nuestra visión. Este pecado es imperdonable ("un
pecado eterno") porque las personas que voluntariamente se aprisionan a sí
mismas en una ideología se bloquean a la gracia, e inician su propio rigor mortis. La condena de Jesús de esa actitud
fue la crítica más dura de la que habló en los Evangelios.
Lo dirigió a personas que se habían atrapado tanto que
solo irían de mal en peor, para al final planear su crucifixión.
El otro grupo, cuyo juicio escuchamos, es su familia.
Jesús se había convertido repentinamente en una figura pública y estaba
enojando a las autoridades. Tal vez tuvieron algún tipo de reunión familiar,
cuya decisión fue enviar un grupo de representantes para encontrar a Jesús y
llevarlo. Ellos tenían su propia idea de quién Él debería ser como miembro de
la familia, y él no se estaba ajustando a esto. Jesús proclama que sus lazos
más cercanos no están forjados por sangre o herencia. Para Jesús, sus parientes
reales son aquellos que se relacionan con Dios en el amor como Él mismo lo hace
("El que hace la voluntad de Dios ..."). Estas son las personas a las
que protegería, como protegería a su madre y a sus hermanos, a las personas que
trataría como coherederos con Él para todo lo que el Padre prometió. En lugar
de permanecer encerrado en su pequeña familia, Jesús extiende los límites de la
familia y crea comunidad. Entiende el profundo significado de la familia, el
clan y la comunidad como una expresión de la encarnación del amor de Dios en el
amor hacia el prójimo.
El que blasfeme contra el Espíritu
Santo, no tendrá perdón jamás.
La existencia del ser humano es imposible si le
negamos la posibilidad de equivocarse. Muchas veces no podemos saber que está
el anzuelo escondido hasta que no lo mordemos. El ser humano que progresa no es
el que no se equivoca nunca, sino el que reconoce sus fallos. El único pecado
irreparable es negarse a rectificar, es decir instalarse en una postura
estática y no querer avanzar. Esta postura es mucho más frecuente de lo que nos
podemos imaginar. Se debe a dos razones fundamentalmente:
Una, el miedo a equivocarse, el miedo al pecado y al
castigo ha paralizado a muchísimas personas que sin ese obstáculo hubieran
podido aportar logros increíbles a la evolución.
Cuando queremos actuar desde la seguridad, vivimos
volcados en el pasado y el progreso es imposible.
Otra, creer que ya hemos llegado. Creer que ya lo
sabemos todo, que tenemos respuestas para todo, que no hay que esperar nada
nuevo. Es la postura que más daño ha hecho al ser humano. Jesús dijo: "Tengo muchas cosas que decirles, pero
no pueden cargar con ellas por ahora; el Espíritu Santo los irá conduciendo
hacia la verdad plena”.
Este sería el pecado contra el Espíritu Santo. Estar
cerrados a toda posible novedad, por miedo a la equivocación, o por creernos en
la posesión de la verdad absoluta. Podríamos recordar el dicho castellano: el
que no se arriesga no pasa la mar. O aquel otro oriental que: El que se empeña
en cerrar la puerta a todos los errores, dejará inevitablemente fuera la
verdad. Quédate conmigo, Señor.
Oración a san José
Enséñanos, José,
cómo se es “no
protagonista”,
cómo se avanza sin
pisotear,
cómo se colabora sin
imponerse,
cómo se ama sin
reclamar.
cómo se obedece sin
rechistar
cómo ser eslabón
entre el presente y el futuro
cómo luchar frente a
tanta desesperanza
cómo sentirse
eternamente joven
Dinos, José,
cómo se vive siendo
“número dos”,
cómo se hacen cosas
fenomenales
desde un segundo
puesto.
Cómo se sirve sin
mirar a quién
cómo se sueña sin más
tarde dudar
cómo morir a nosotros
mismos
cómo cerrar los ojos,
al igual que tú,
en los brazos de la
buena Madre.
Explícanos
cómo se es grande sin
exhibirse,
cómo se lucha sin
aplauso,
cómo se avanza sin
publicidad,
cómo se persevera y se
muere uno
sin esperanza de un
póstumo homenaje
cómo se alcanza la
gloria desde el silencio
cómo se es fiel sin
enfadarse con el cielo.
Dínoslo, en este tu
día, buen padre José.
Aclaración: Se han
utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Orden
de las Carmelitas. Fray Marcos.
Brandsen 4970, V. Domínico.
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