Lecturas del 25-7-10
Lectura del libro del Génesis 18, 20-32
El Señor dijo: «El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, que debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré.»
Dos de esos hombres partieron de allí y se fueron hacia Sodoma, pero el Señor se quedó de pie frente a Abraham.
Entonces Abraham se le acercó y le dijo: « ¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable? Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y tú vas a arrasar ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él? ¡Lejos de ti hacer semejante cosa! ¡Matar al justo juntamente con el culpable, haciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no va a hacer justicia?» El Señor respondió: «Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos.» Entonces Abraham dijo: «Yo, que no soy más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Quizá falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a destruir toda la ciudad?» «No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco», respondió el Señor. Pero Abraham volvió a insistir: «Quizá no sean más de cuarenta.» Y el Señor respondió: «No lo haré por amor a esos cuarenta.» «Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no lo tome a mal si continúo insistiendo. Quizá sean solamente treinta.»
Y el Señor respondió: «No lo haré si encuentro allí a esos treinta.» Abraham insistió: «Una vez más, me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Tal vez no sean más que veinte.» «No la destruiré en atención a esos veinte», declaró el Señor. «Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean solamente diez.» «En atención a esos diez, respondió, no la destruiré.» Palabra de Dios.
Salmo 137
R. Señor, me respondiste cada vez que te invoqué.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque has oído las palabras de mi boca,
te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo. R.
Y daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
El Señor está en las alturas, pero se fija en el humilde y reconoce al orgulloso desde lejos.
Si camino entre peligros, me conservas la vida. R.
Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos! R.
San Pablo a los cristianos de Colosas 2, 12-14
Hermanos: En el bautismo, ustedes fueron sepultados con él, y con él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos.
Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con él, perdonando todas nuestras faltas. El canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz. Palabra de Dios.
Santo Evangelio según san Lucas 11, 1-13
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.»
El les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación.»
Jesús agregó: «Supongamos que algunos de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: "Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle," y desde adentro él le responde: "No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos."
Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!» Palabra del Señor.
Reflexión
JESUS ENSEÑA A ORAR
Este Evangelio es una catequesis sobre la oración cristiana. Tanto el discípulo como la comunidad necesitan orar. Lucas recoge aquí el talante, el estilo, la forma y el espíritu que debe impregnar la oración del cristiano.
Jesús oraba con frecuencia. De hecho, el tercer evangelista así nos lo presenta en varias oraciones. La escena de hoy es una de ellas “Jesús estaba orando”. Los discípulos no han participado en la oración de Jesús, pero sienten la necesidad de tener unas formas de orar parecidas a las de Juan Bautista: “Enséñanos a orar como Juan enseñó a sus discípulos”. Éste ya había hecho escuela; Jesús todavía no.
Los discípulos quieren unas fórmulas ritualizadas, que den solidez e identidad al grupo que se está constituyendo. La oración de Jesús, o no la comprenden o no la comparten (no le piden que les enseñe a orar como Él lo hace). Quieren aprender unas formas como las que Juan enseñó a sus discípulos. Pero Jesús les enseña una oración nada ritualizada, llena de confianza y de compromiso personal. “Cuando oren digan: Padre…” Inaugura una forma de orar inaudita. La oración judía oficial se realizaba en el templo, el lugar de Dios por excelencia. Jesús convierte el sitio donde se encuentra en “lugar” adecuado para la oración.
Por primera vez hay alguien que se dirige a Dios con confianza filial: “Padre”. Jesús introduce un cambio profundo en la relación de los hombres y mujeres con Dios. Todas las religiones incluyendo la religión judía, rezaban a un Dios lejano al que trataban de aplacar. Jesús sustituye el temor por el amor y la verticalidad para la horizontalidad. ¡Dios es Padre!
No se trata de una fórmula que haya que repetir de memoria. De hecho, el texto paralelo de Mt. 6, 9-13 muestra que los primeros cristianos se expresaban diversamente. El Padrenuestro es la expresión de una actitud, de un estilo de vida identificada y enamorada del proyecto de Dios más que una oración ritual.
Resume las convicciones y deseos que deben aparecer en nuestra oración: la invocación a Dios como Padre, y una existencia invadida por el deseo de un mundo diferente; confianza y compromiso
La oración de los hijos de Dios
En la oración de Jesús encontramos la correcta relación entre Dios y nosotros, entre lo que esperamos (cielo) y lo que vivimos (tierra), entre lo religioso y lo político, manteniendo la unidad del único proceso. La primera parte hace referencia a la causa de Dios, la segunda parte hace referencia a la causa del hombre. Entre ambas constituyen la única oración de Jesús, la verdadera oración cristiana. Dios no se interesa sólo de lo que es suyo –el nombre, el reinado, la voluntad divina-, sino que se preocupa también por lo que es del hombre –el pan, el perdón, la tentación, el mal-. Igualmente, el hombre no sólo tiene en cuenta lo que le preocupa para poder vivir –el pan, el perdón, la tentación, el mal-, sino que se abre también a lo concerniente a Dios Padre –la santificación de su nombre, la llegada de su reinado, la realización de su voluntad-. En la oración de Jesús, la causa de Dios no es ajena a la causa del hombre, y la causa del hombre no es extraña a la causa de Dios. Lo que Jesús unió –la preocupación por nuestras necesidades- nadie debería separarlo.
La realidad implicada en el Padrenuestro es extremadamente conflictiva. En ella chocan el reinado de Dios y el poder del mal. Si nos fijamos bien, el Padrenuestro tiene que ver con todas las grandes cuestiones de la existencia personal y social del ser humano de todos los tiempos. El centro lo ocupa Dios juntamente con el hombre necesitado. Es una hermosa lección. Hay que ensanchar la mente y el corazón allende nuestro pequeño horizonte. Cuando la pasión por Dios se articula con la pasión por el hombre, cuando la pasión por el cielo se une a la pasión por la tierra, el Padrenuestro se nos revela como la oración de la revelación integral, como la oración de los hijos de Dios.
La insistencia en la oración como toma de conciencia filial y comunitaria
La segunda parte contiene una parábola. Dios es comparado a un “amigo” a quien otro amigo acude de noche, a una hora intempestiva, para pedirle unos panes. Gracias a la insistencia, aquél terminará por dárselos. También Dios, dice Jesús, hará lo mismo. Hay que “pedir”, “buscar”, “llamar”, con la seguridad de que “se recibe lo que se pide”, “se encuentra lo que se busca” y “se abren las puertas cuando se llama”. Esta triple insistencia implica una confianza y búsqueda total.
A continuación Jesús pone una serie de ejemplos, sacados de la vida cotidiana, para remachar la bondad y el amor de Dios, que es el fundamento de la oración. Y concluye con una frase lapidaria: “Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus niños, ¡cuánto más el Padre del cielo dará Espíritu Santo a los que lo piden”. A diferencia de Mt 7, 11 (que habla de “dará cosas buenas”), Lucas explicita que el don por excelencia es el “Espíritu Santo” o sea, lo mejor de Dios.
Aprender a orar
El síntoma y fenómeno puede ser éste: casi sin darnos cuenta vamos llenando nuestra vida de cosas, actividad, preocupaciones y evadiéndonos calladamente de Dios. Siempre tenemos otra cosa más importante que hacer, algo más urgente o más útil. ¿Cómo ponerse a orar cuando uno tiene tantas cosas en que ocuparse? Y hemos terminado por “vivir bastante bien” sin necesidad de orar.
Y sin embargo, necesitamos orar. No es posible vivir nuestra fe cristiana y nuestra vocación humana sin orar. A orar sólo se puede aprender desde la necesidad, desde el descubrimiento del amor y la fidelidad de Dios, pues la experiencia nos dice que nosotros no somos fieles. Ese Dios que nos es fiel no suprime nuestros sufrimientos, ni resuelve nuestros problemas, pero “una cura de oración” nos puede ofrecer la paz y la luz que necesitamos para situar las cosas en sus verdaderas dimensiones y da a nuestra vida un verdadero sentido. Ahora bien, Dios no es una conquista sino un regalo. “Quien busca lo halla, quien pide lo recibe y al que llama se le abre”
Aprender el Padrenuestro
Hemos recitado tantas veces el Padrenuestro y, con frecuencia, de manera tan mecánica y superficial, que hemos terminado por vaciarlo de su hondura y novedad. Se nos olvida que esta oración nos la ha regalado Jesús como la plegaria que mejor recoge lo que El vivía en lo más íntimo de su ser y la que mejor expresa el sentir de sus verdaderos discípulos.
Cuándo tiene sentido rezar el Padrenuestro
Cuando somos conscientes de que “el mundo gime con dolores de parto”. Cuando percibimos que “la humanidad aguarda impaciente que se revele lo que serán los hijos de Dios”. Cuando proclamamos que “a los que habitan en tierra y en sombra de muerte les ha brillado una luz”. Cuando nos sentimos movidos por Jesús y por el Espíritu a decir con atrevimiento:
¡Padre nuestro!
Pbo. Daniel Silva
Para meditar:
¿Qué lugar ocupa la oración y la oración del Padrenuestro en mi vida?
“Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”.
¿Cuándo oro tengo puesta mi confianza en Dios? ¿Pude experimentar su amor y bondad? ¿Encuentro paz y luz que guíen mi vida?
¡Dios es Padre!
¿Cómo es mi oración: ritual, a un Dios lejano o es un encuentro filial con Dios?
Aviso Parroquial:
Viernes 30 de julio a las 21 hs: Reunión de Hombres en la secretaría parroquial.
Lecturas de la semana:
LUNES 26: Eclesiástico 44, 1. 9-15; Salmo 131; Mateo 13, 16-17.
MARTES 27: Jeremías 14, 17-22, Salmo 78; Mateo 13, 36-43.
MIERCOLES 28: Jeremías 15, 10. 16-21; Salmo 58; Mateo 13, 44-46.
JUEVES 29: 1Juan 4, 7-16; Salmo 33; Juan 11, 19-27.
VIERNES 30: Jeremías 26, 1-9; Salmo 68; Mateo 13, 54-58.
SABADO 31: Jeremías 26, 11-16. 24 Salmo 68; Mateo 14, 1-12.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria.
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados 15:30 h.
Para Compartir la Palabra de Jesús,
en la Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Dominico.
Círculo Bíblico San José
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¡Con su Palabra, Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro, para que experimentemos al Dios de la vida!
Intención para la evangelización ‐
Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia
El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8.
No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía.
Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes.
La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.
sábado, 24 de julio de 2010
domingo, 18 de julio de 2010
16º Domingo durante el año- Ciclo C-, “A la Escucha del Maestro:
Lecturas del 18-7-10
Lectura del libro del Génesis 18, 1-10ª
El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor. Alzando los ojos, divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de la carpa y se inclinó hasta el suelo, diciendo: «Señor mío, si quieres hacerme un favor, te ruego que no pases de largo delante de tu servidor. Yo haré que les traigan un poco de agua. Lávense los pies y descansen a la sombra del árbol. Mientras tanto, iré a buscar un trozo de pan, para que ustedes reparen sus fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por algo han pasado junto a su servidor!» Ellos respondieron: «Está bien. Puedes hacer lo que dijiste.»
Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le dijo: «¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas.»
Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien cebado, y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo. Luego tomó cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras comían, él se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol. Ellos le preguntaron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?» «Ahí en la carpa», les respondió. Entonces uno de ellos le dijo: «Volveré a verte sin falta en el año entrante, y para ese entonces Sara habrá tenido un hijo.» Palabra de Dios.
Salmo 14
R: Señor, ¿quién se hospedará en tu Carpa?
El que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de corazón
y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta su dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará. R.
San Pablo a los cristianos de Colosas 1, 24-28
Hermanos: Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a sus santos. A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo. Palabra de Dios.
Santo Evangelio según san Lucas 10, 38-42
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.»
Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada.» Palabra del Señor.
Reflexión:
A la escucha del Maestro:
Como discípulos sentados a sus pies
Nos preocupamos por muchas cosas, nos quejamos de que hay poco tiempo, pero no nos damos cuenta de que sólo una cosa es necesaria, escuchar al Señor en nuestro interior.
El evangelio de hoy nos presenta a una mujer atareada en los quehaceres de la casa y de anfitriona, dejando en segundo término quién está dentro de ella. Se pierde la dicha de vivir unos momentos increíbles al lado del Maestro, pero no se da cuenta de la importancia que tiene el escuchar. Cristo nos pone en guardia ante el mucho hacer y el poco meditar.
La imagen central del evangelio es diciente: “María, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra”. La confrontación con su hermana Marta, quien “atareada con todo el servicio de la casa”, hace ver en contraluz el valor de la enseñanza final de Jesús: “María ha elegido la mejor parte, y nadie se la quitará”, el valor que le da al gesto de María, pone en primer plano la pregunta: ¿Qué es lo verdaderamente importante para Jesús? Esto equivale a reflexionar: ¿Dónde es que un discípulo y servidor de Jesús debe colocar sus mejores energías y por qué? ¿Cómo se ordena en la vida del discípulo el doble movimiento de escucha y servicio, o mejor, de oración y acción?
1. El contexto: Jesús aparece al principio del relato como un peregrino que sube a Jerusalén, como un viajero que necesita de hospitalidad en medio de un largo viaje. No sólo Él, también sus discípulos. “Una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa”. Su nombre (que proviene del arameo “mar”) significa “señora” (de la casa) o “ama de casa”, e indica por tanto una mujer cabeza de hogar, quien tiene la autoridad en la casa. Marta le ofrece a Jesús la acogida propia de un huésped.
2. Dos maneras de atender al huésped: La llegada del huésped altera la casa. Sus dos habitantes despliegan energías para atenderlo bien. Veamos cómo el evangelista describe lo que las dos mujeres hacen mientras el huésped está en la casa:
María dedica su tiempo a la persona misma de Jesús, ella se sienta frente a él “a los pies del Señor…” El gesto de María frente a Jesús nos recuerda la posición de un discípulo con relación a su Maestro, la postura indica el interés por aprender recibiendo dócilmente la “Palabra”.
Es interesante que Jesús anime a una mujer a aprender. Esto tiene una gran significación, puesto que los maestros judíos generalmente se oponían a que la mujer fuera a la escuela; Jesús hizo todo lo contrario.
Marta por efecto de contraste, aparece entonces en el trasfondo de la escena haciendo oficios: “estaba atareada en muchos quehaceres”. La frase describe a Marta absorbida por los oficios de la casa, concentrada en su deber de ama de casa y anfitriona. El relato insinúa que Marta deseaba escuchar a Jesús pero las tareas (“muchas”) que se requieren para poder ofrecer una buena acogida se lo impedían.
Con la palabra “quehaceres” (en griego “diakonía”) se nos deja entender en qué consiste la tarea: todo lo que es propio del servicio de la casa. Incluye la preparación del cuarto del huésped, el ambiente de la casa, pero sobre todo el servicio de la mesa: preparar y llevar los alimentos a la mesa.
3. El diálogo de Marta y Jesús: Una pequeña crisis se genera en la casa. La hermana mayor que se ha dado al oficio pesado por la atención del huésped expresa su protesta por haberse quedado “sola en el trabajo”. Se abre así un dialogo entre Marta y Jesús que no sólo resuelve la crisis sino que saca a la luz la enseñanza central del acontecimiento. Marta acude a Jesús para pedirle que intervenga y mueva a la hermana perezosa, le habla reconociéndolo como Maestro (por eso aquí usa el título “Señor”): “¿No te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo?”. El “¿No te importa?” tiene el sabor amargo de quien reclama para sí una mejor consideración. Marta deja entender: “¿Es que yo no te importo?”. Una orden: “Dile, pues, que me ayude”. Marta le dice a Jesús lo que tiene que hacer, indicándole indirectamente en qué debe instruir a su hermana María.
Marta está al servicio de Jesús y quiere hacer todo lo posible por honrarlo, lo cual es altamente loable, sin embargo no parece comprender la verdadera dignidad de su invitado: él es Maestro y ha venido a su casa en esta condición. Como se ve, Marta no le deja ser su Maestro porque no está abierta a lo que trae Jesús para ella y porque se coloca en la posición de quien da las órdenes; ella cree saber qué es lo que Jesús debe hacer. Jesús se dirige a ella por su nombre propio. La repetición del nombre indica que habla con cariño, pero también con firmeza: “Marta, Marta”. Con esta manera de hablar, Jesús la interpela desde el fondo de su identidad.
Jesús va a corregir amablemente la buena voluntad de Marta y a poner sus energías en la dirección correcta. Le hace caer en cuenta de su situación: “Te preocupas y te agitas por muchas cosas”.
El primer término (“te preocupas”) describe un estado de “ansiedad”, de agitación interna que corta la respiración; El otro término (“te agitas”) refuerza el anterior: describe el nerviosismo externo causado por la presión que somete al estrés y lleva a la tribulación que se refleja finalmente en una actitud de fastidio.
La causa de todo: Marta tiene “muchas cosas”. Concretamente aquí se refiere al afán con que Marta ha asumido sus oficios, el cual al final hacer parecer que las tareas son excesivas.
Le da una lección: “Una sola cosa es necesaria…” Jesús no le quita la importancia a lo que Marta ha estado haciendo, pero eso sí, muestra que todo debe estar dentro de una jerarquía de valores.
¿Qué enseña Jesús?
En primer lugar, vemos cómo Jesús le da un vuelco al punto de vista de Marta. La tensión que está viviendo debe tener un nuevo enfoque:
¿Qué es lo necesario? ¿Cuál es la única cosa realmente necesaria?
¿Y esto por qué? Porque es por ella que ha venido el Maestro a su casa. Jesús no vino a un almuerzo, vino a ser Maestro, a prestar el servicio de la enseñanza y ella necesita de la “Palabra” del Maestro.
En segundo lugar, y en conexión con lo anterior, la cuestión de que Marta no se preguntó primero qué era lo que quería Jesús, cuestiona también nuestras relaciones interpersonales.
Muchas veces nos preocupamos por hacer “muchas cosas” pero pocas, nos preguntamos qué es lo que realmente los otros están necesitando: ¿Cuáles son sus necesidades más profundas, aún más allá de lo material? Veremos entonces que los otros necesitan no sólo que les demos cosas, sino que les prestemos atención, que les mostremos interés y les demos lo mejor de nuestro tiempo.
En tercer lugar, vemos que María no debe ser apartada de Jesús porque ella escogió la “buena porción” que no se puede arrebatar. Como dice el Salmo 16,5: “Señor, tú eres mi alegría y mi herencia, mi destino está en tus manos”.
En cuarto lugar, vemos que el servicio y la escucha no se contraponen. La escucha de la Palabra llevará a María a la “praxis” (“Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”, Lc 11,28; ver 8,21 o la última frase del pasaje anterior: “Vete y haz tú lo mismo”, Lc 10,37). Y viceversa: el servicio de Marta no será lo que ella considere que debe hacer sino, ante todo, la respuesta obediente al lo que el Señor quiere que haga. La escucha de la Palabra libera de la rigidez de quien cree tener el control de todas las cosas. La Palabra libera el corazón de la ansiedad.
En quinto lugar, lo “único” se refiere también a la unificación de la vida en la cual quiere Jesús educar a sus discípulos. “Unidad” de vida es signo de madurez y de consistencia personal. Las acciones, las actividades, los compromisos por causa de Jesús brotan de una única fuente –la Palabra asumida en el Corazón- y ésta coloca totalmente nuestra vida en sintonía con la de Jesús y con su camino que conduce a la plenitud de la vida en el Reino del Padre.
La parábola del Buen Samaritano nos enseñó que amor se hace servicio a los hermanos; ¡qué importante es servir! Nuestra vocación es el servicio pero también es la comunión con Dios; de lo segundo proviene lo primero. Para decirlo con los términos del evangelio: la mejor manera de ser Marta es ser María, o mejor todavía, tener las manos de Marta y corazón de María. (1)
Para meditar:
“Una sola cosa es necesaria”, le dijo Jesús a Marta: ¿Cuál es?,
¿Y para mí qué es lo único necesario: el trabajo, el dinero, la salud, mi familia, Dios...?
¿Qué espacio de mi tiempo dedico para dialogar con Jesús, para escucharlo?
¿Será que el Señor me pide que cambie mi escala de valores?, ¿Cómo lo pongo en practica?
Aviso Parroquial:
Viernes 30 de julio a las 21 hs: Reunión de Hombres
Lecturas de la semana:
LUNES 19: Miqueas 6, 1-4. 6-8; Salmo 49; Mateo 12, 38—42.
MARTES 20: Miqueas 7, 14-15. 18-20; Salmo 84; Mateo 12, 46-50.
MIERCOLES 21: Jeremías 1, 1. 4-10; Salmo 70; Mateo 13, 1-9.
JUEVES 22: Cantar de los cantares 3, 1-4a; Salmo 62; Juan 20, 1-3. 11-18.
VIERNES 23: Jeremías 3, 14-17; Salmo Jer. 31, 10-12b. 13; Mateo 13, 18-23.
SABADO 24: Jeremías 7, 1-11 Salmo 83; Mateo 13, 24-30.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria. (1) Resumen P. Fidel Oñoro, cjm Centro Bíblico del CELAM
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados 15:30 h.
Para Compartir la Palabra de Jesús,
en la Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Dominico.
Círculo Bíblico San José
miencuentroconjesus@yahoo.com.ar
http://miencuentroconjesus1.blogspot.com
Lectura del libro del Génesis 18, 1-10ª
El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor. Alzando los ojos, divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de la carpa y se inclinó hasta el suelo, diciendo: «Señor mío, si quieres hacerme un favor, te ruego que no pases de largo delante de tu servidor. Yo haré que les traigan un poco de agua. Lávense los pies y descansen a la sombra del árbol. Mientras tanto, iré a buscar un trozo de pan, para que ustedes reparen sus fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por algo han pasado junto a su servidor!» Ellos respondieron: «Está bien. Puedes hacer lo que dijiste.»
Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le dijo: «¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas.»
Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien cebado, y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo. Luego tomó cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras comían, él se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol. Ellos le preguntaron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?» «Ahí en la carpa», les respondió. Entonces uno de ellos le dijo: «Volveré a verte sin falta en el año entrante, y para ese entonces Sara habrá tenido un hijo.» Palabra de Dios.
Salmo 14
R: Señor, ¿quién se hospedará en tu Carpa?
El que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de corazón
y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta su dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará. R.
San Pablo a los cristianos de Colosas 1, 24-28
Hermanos: Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a sus santos. A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo. Palabra de Dios.
Santo Evangelio según san Lucas 10, 38-42
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.»
Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada.» Palabra del Señor.
Reflexión:
A la escucha del Maestro:
Como discípulos sentados a sus pies
Nos preocupamos por muchas cosas, nos quejamos de que hay poco tiempo, pero no nos damos cuenta de que sólo una cosa es necesaria, escuchar al Señor en nuestro interior.
El evangelio de hoy nos presenta a una mujer atareada en los quehaceres de la casa y de anfitriona, dejando en segundo término quién está dentro de ella. Se pierde la dicha de vivir unos momentos increíbles al lado del Maestro, pero no se da cuenta de la importancia que tiene el escuchar. Cristo nos pone en guardia ante el mucho hacer y el poco meditar.
La imagen central del evangelio es diciente: “María, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra”. La confrontación con su hermana Marta, quien “atareada con todo el servicio de la casa”, hace ver en contraluz el valor de la enseñanza final de Jesús: “María ha elegido la mejor parte, y nadie se la quitará”, el valor que le da al gesto de María, pone en primer plano la pregunta: ¿Qué es lo verdaderamente importante para Jesús? Esto equivale a reflexionar: ¿Dónde es que un discípulo y servidor de Jesús debe colocar sus mejores energías y por qué? ¿Cómo se ordena en la vida del discípulo el doble movimiento de escucha y servicio, o mejor, de oración y acción?
1. El contexto: Jesús aparece al principio del relato como un peregrino que sube a Jerusalén, como un viajero que necesita de hospitalidad en medio de un largo viaje. No sólo Él, también sus discípulos. “Una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa”. Su nombre (que proviene del arameo “mar”) significa “señora” (de la casa) o “ama de casa”, e indica por tanto una mujer cabeza de hogar, quien tiene la autoridad en la casa. Marta le ofrece a Jesús la acogida propia de un huésped.
2. Dos maneras de atender al huésped: La llegada del huésped altera la casa. Sus dos habitantes despliegan energías para atenderlo bien. Veamos cómo el evangelista describe lo que las dos mujeres hacen mientras el huésped está en la casa:
María dedica su tiempo a la persona misma de Jesús, ella se sienta frente a él “a los pies del Señor…” El gesto de María frente a Jesús nos recuerda la posición de un discípulo con relación a su Maestro, la postura indica el interés por aprender recibiendo dócilmente la “Palabra”.
Es interesante que Jesús anime a una mujer a aprender. Esto tiene una gran significación, puesto que los maestros judíos generalmente se oponían a que la mujer fuera a la escuela; Jesús hizo todo lo contrario.
Marta por efecto de contraste, aparece entonces en el trasfondo de la escena haciendo oficios: “estaba atareada en muchos quehaceres”. La frase describe a Marta absorbida por los oficios de la casa, concentrada en su deber de ama de casa y anfitriona. El relato insinúa que Marta deseaba escuchar a Jesús pero las tareas (“muchas”) que se requieren para poder ofrecer una buena acogida se lo impedían.
Con la palabra “quehaceres” (en griego “diakonía”) se nos deja entender en qué consiste la tarea: todo lo que es propio del servicio de la casa. Incluye la preparación del cuarto del huésped, el ambiente de la casa, pero sobre todo el servicio de la mesa: preparar y llevar los alimentos a la mesa.
3. El diálogo de Marta y Jesús: Una pequeña crisis se genera en la casa. La hermana mayor que se ha dado al oficio pesado por la atención del huésped expresa su protesta por haberse quedado “sola en el trabajo”. Se abre así un dialogo entre Marta y Jesús que no sólo resuelve la crisis sino que saca a la luz la enseñanza central del acontecimiento. Marta acude a Jesús para pedirle que intervenga y mueva a la hermana perezosa, le habla reconociéndolo como Maestro (por eso aquí usa el título “Señor”): “¿No te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo?”. El “¿No te importa?” tiene el sabor amargo de quien reclama para sí una mejor consideración. Marta deja entender: “¿Es que yo no te importo?”. Una orden: “Dile, pues, que me ayude”. Marta le dice a Jesús lo que tiene que hacer, indicándole indirectamente en qué debe instruir a su hermana María.
Marta está al servicio de Jesús y quiere hacer todo lo posible por honrarlo, lo cual es altamente loable, sin embargo no parece comprender la verdadera dignidad de su invitado: él es Maestro y ha venido a su casa en esta condición. Como se ve, Marta no le deja ser su Maestro porque no está abierta a lo que trae Jesús para ella y porque se coloca en la posición de quien da las órdenes; ella cree saber qué es lo que Jesús debe hacer. Jesús se dirige a ella por su nombre propio. La repetición del nombre indica que habla con cariño, pero también con firmeza: “Marta, Marta”. Con esta manera de hablar, Jesús la interpela desde el fondo de su identidad.
Jesús va a corregir amablemente la buena voluntad de Marta y a poner sus energías en la dirección correcta. Le hace caer en cuenta de su situación: “Te preocupas y te agitas por muchas cosas”.
El primer término (“te preocupas”) describe un estado de “ansiedad”, de agitación interna que corta la respiración; El otro término (“te agitas”) refuerza el anterior: describe el nerviosismo externo causado por la presión que somete al estrés y lleva a la tribulación que se refleja finalmente en una actitud de fastidio.
La causa de todo: Marta tiene “muchas cosas”. Concretamente aquí se refiere al afán con que Marta ha asumido sus oficios, el cual al final hacer parecer que las tareas son excesivas.
Le da una lección: “Una sola cosa es necesaria…” Jesús no le quita la importancia a lo que Marta ha estado haciendo, pero eso sí, muestra que todo debe estar dentro de una jerarquía de valores.
¿Qué enseña Jesús?
En primer lugar, vemos cómo Jesús le da un vuelco al punto de vista de Marta. La tensión que está viviendo debe tener un nuevo enfoque:
¿Qué es lo necesario? ¿Cuál es la única cosa realmente necesaria?
¿Y esto por qué? Porque es por ella que ha venido el Maestro a su casa. Jesús no vino a un almuerzo, vino a ser Maestro, a prestar el servicio de la enseñanza y ella necesita de la “Palabra” del Maestro.
En segundo lugar, y en conexión con lo anterior, la cuestión de que Marta no se preguntó primero qué era lo que quería Jesús, cuestiona también nuestras relaciones interpersonales.
Muchas veces nos preocupamos por hacer “muchas cosas” pero pocas, nos preguntamos qué es lo que realmente los otros están necesitando: ¿Cuáles son sus necesidades más profundas, aún más allá de lo material? Veremos entonces que los otros necesitan no sólo que les demos cosas, sino que les prestemos atención, que les mostremos interés y les demos lo mejor de nuestro tiempo.
En tercer lugar, vemos que María no debe ser apartada de Jesús porque ella escogió la “buena porción” que no se puede arrebatar. Como dice el Salmo 16,5: “Señor, tú eres mi alegría y mi herencia, mi destino está en tus manos”.
En cuarto lugar, vemos que el servicio y la escucha no se contraponen. La escucha de la Palabra llevará a María a la “praxis” (“Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”, Lc 11,28; ver 8,21 o la última frase del pasaje anterior: “Vete y haz tú lo mismo”, Lc 10,37). Y viceversa: el servicio de Marta no será lo que ella considere que debe hacer sino, ante todo, la respuesta obediente al lo que el Señor quiere que haga. La escucha de la Palabra libera de la rigidez de quien cree tener el control de todas las cosas. La Palabra libera el corazón de la ansiedad.
En quinto lugar, lo “único” se refiere también a la unificación de la vida en la cual quiere Jesús educar a sus discípulos. “Unidad” de vida es signo de madurez y de consistencia personal. Las acciones, las actividades, los compromisos por causa de Jesús brotan de una única fuente –la Palabra asumida en el Corazón- y ésta coloca totalmente nuestra vida en sintonía con la de Jesús y con su camino que conduce a la plenitud de la vida en el Reino del Padre.
La parábola del Buen Samaritano nos enseñó que amor se hace servicio a los hermanos; ¡qué importante es servir! Nuestra vocación es el servicio pero también es la comunión con Dios; de lo segundo proviene lo primero. Para decirlo con los términos del evangelio: la mejor manera de ser Marta es ser María, o mejor todavía, tener las manos de Marta y corazón de María. (1)
Para meditar:
“Una sola cosa es necesaria”, le dijo Jesús a Marta: ¿Cuál es?,
¿Y para mí qué es lo único necesario: el trabajo, el dinero, la salud, mi familia, Dios...?
¿Qué espacio de mi tiempo dedico para dialogar con Jesús, para escucharlo?
¿Será que el Señor me pide que cambie mi escala de valores?, ¿Cómo lo pongo en practica?
Aviso Parroquial:
Viernes 30 de julio a las 21 hs: Reunión de Hombres
Lecturas de la semana:
LUNES 19: Miqueas 6, 1-4. 6-8; Salmo 49; Mateo 12, 38—42.
MARTES 20: Miqueas 7, 14-15. 18-20; Salmo 84; Mateo 12, 46-50.
MIERCOLES 21: Jeremías 1, 1. 4-10; Salmo 70; Mateo 13, 1-9.
JUEVES 22: Cantar de los cantares 3, 1-4a; Salmo 62; Juan 20, 1-3. 11-18.
VIERNES 23: Jeremías 3, 14-17; Salmo Jer. 31, 10-12b. 13; Mateo 13, 18-23.
SABADO 24: Jeremías 7, 1-11 Salmo 83; Mateo 13, 24-30.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación del presente: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y Maria. (1) Resumen P. Fidel Oñoro, cjm Centro Bíblico del CELAM
Impresión Librería “Del Rocío” Av. Mitre 6199 – Wilde – 4207-4785
Te esperamos los sábados 15:30 h.
Para Compartir la Palabra de Jesús,
en la Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Dominico.
Círculo Bíblico San José
miencuentroconjesus@yahoo.com.ar
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