Lecturas del 9-10-11– Ciclo A – Libro del profeta Isaías 25, 6-10ª
El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados.
El arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones.
Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha dicho él, el Señor.
Y se dirá en aquel día: «Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!»
Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña.
Palabra de Dios.
Salmo 22
R. Habitaré en la Casa del Señor por muy largo tiempo.
El señor es mi pastor, nada me puede faltar. El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
Pablo a los Filipenses 4, 12-14. 19-20
Hermanos: Yo sé vivir tanto en las privaciones como en la abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a tener de sobra como a no tener nada. Yo lo puedo todo en aquel que me conforta.
Sin embargo, ustedes hicieron bien en interesarse por mis necesidades. Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús.
A Dios, nuestro Padre, sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
Evangelio según san Mateo 22, 1-14
Jesús habló otra vez en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: «El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.
Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.
De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: "Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas."
Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.
Luego dijo a sus servidores: "El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren."
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. "Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?” El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los guardias: "Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes." Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.»
Palabra del Señor.
Reflexión:
Ya desde el comienzo de su predicación, en su mensaje sobre el Reino de los cielos, y de manera particular en las bienaventuranzas, vemos que Jesús nos revela que Dios nos ha destinado a la feliz comunión de vida eterna con él.
Por lo tanto, rechazar la invitación al banquete es rechazar la vida con Dios.
Esto lo vemos más claro si nos apoyamos en las parábolas del tesoro y de la perla, donde al descubrir el verdadero tesoro, vendemos todo para adquirirlo, pero en el texto de hoy resulta que quienes son interpelados prefieren hacer otra cosa ante la invitación del Señor a las bodas, se sienten incomodados porque les quita tiempo para otras cosas que consideran más importantes, e incluso se ofenden. Como puede verse, ellos no quieren ser fastidiados en los ámbitos y en los proyectos en los que se mueven: su rutina de vida como campesinos (ir al campo) o como citadinos (ir al negocio).
Ya en otra ocasión, Jesús había hablado de aquellos a quienes se les había destinado en primer lugar el Reino de los cielos, pero lo perdían por su forma de vivir, entonces vienen otros: “Yo os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos” (Mt 8,11).
Pero en esta parábola la imagen se desarrolla todavía más: a pesar de que sean “muchos” los que vengan (y también lo que rechacen), la sala no se quedará vacía. Los servidores del rey son enviados a llamar gente de todas partes. Esta es una alusión a la misión cristiana a los pueblos paganos.
El vestido nupcial: el llamado es gracia pero hay que hacerse digno de él: Al final de la parábola se afirma la necesidad de un vestido nupcial. En lenguaje simbólico el vestido indica el estado completo de una persona, para participar en el banquete de bodas del rey se requiere un vestido adecuado para la ocasión, para compartir el Reino de Dios también, donde el vestido no representa algo externo sino la vida nueva del discípulo, que resulta del seguimiento de Jesús, y esto se adquiere por la escucha de las enseñanzas del Señor y de vivir de acuerdo a la voluntad del Padre.
El dicho final: La expresión “muchos son llamados, mas pocos elegidos”, no pretende darnos datos estadísticos sobre el número de los que entran en el cielo. Tampoco nos debe desilusionar ni llevar a la resignación cuando vemos que hay poca gente en una comunidad. Esta frase es una advertencia para que nos despertemos, nos desacomodemos, para que apuntemos hacia la meta que nos muestra el Señor, empleando todas nuestras mejores energías para corresponder a la llamada de Dios.
Para tener en cuenta:
v Esta es la tercera parábola sucesiva que Jesús pronuncia estando en el Templo de Jerusalén frente a los líderes del pueblo judío, los sacerdotes y los ancianos: la “de los dos hijos” (21,28-32), la “de los viñadores homicidas” (21,33-46) y la “del banquete del rey” (22,1-14), tienen un mensaje parecido, Jesús quiere abrirles los ojos sobre su relación con Dios: hay que “escucharlo” y aceptar su llamado por medio del Hijo.
Este mensaje es tan importante y tan serio para nuestras vidas, que para comunicarlo, Jesús acude a una forma de hablar enérgica, hoy estamos llamados nosotros a evaluarnos, analizando nuestra situación personal como cristianos y nuestros comportamientos.
v También tienen en común una interpelación. Ésta siempre se hace sobre la libre voluntad del que es llamado. El mensaje es que Dios no nos fuerza, más bien interpela nuestra libre decisión y espera nuestra respuesta. La libertad humana: una inmensa responsabilidad.
Hay que notar que ninguno es obligado a un comportamiento determinado. Todos pueden responder con un “sí” o con un “no”, esto es, pueden acoger o rechazar la voluntad de Dios. Es así como:
• Los hijos son enviados a trabajar en la viña del padre.
• A los viñadores se les recuerda que deben entregar los frutos que le corresponden al patrón.
• Los invitados son llamados a participar en el banquete.
v Es por eso que, en las parábolas, Jesús nos orienta la mirada hacia el futuro: Jesús quiere mostrar claramente las consecuencias futuras y definitivas de nuestro actuar y quiere que le pongamos atención objetivamente a nuestro comportamiento actual.
• Quien rechaza el trabajo de la viña permanece excluido del Reino (ver Mt 21,31).
• Quien no entrega los frutos de la viña y maltrata a los siervos del patrón, pierde la viña y tiene un espantoso destino (ver Mt 21,41).
• Quien no acoge la invitación al banquete, queda excluido de él (ver Mt 22,8).
El futuro se gana, la vida se realiza plenamente, solamente cuando le decimos “sí” a la invitación de Dios y vamos descubriendo el verdadero camino.
v Es significativo el hecho que la llamada no sea comunicada directamente por Dios, sino transmitida a través de sus servidores. No hay que esperar una llamada directa de Dios (una voz en la parroquia o algo así), hay que reconocer a los servidores de Dios y ponerles atención.
v Igualmente en las tres parábolas Dios repite sus llamadas y sus invitaciones. Esto nos permite descubrir la imagen de un:
• Dios que es paciente y de gran corazón. (No hay que pensar que la paciencia de Dios es debilidad o indiferencia)
• Dios le da tiempo a los llamados e incluso les ofrece nuevas posibilidades.
¿Cuál será, entonces, el vestido nupcial?
“
Busquemos, hermanos, quiénes son entre los fieles aquellos que tienen algo que los malos no tienen, y ése será el vestido nupcial.
¿Serán los sacramentos? Pueden ver que son comunes a los buenos y a los malos.
¿Será el Bautismo? Es verdad que nadie llega a Dios sin el Bautismo, pero no todo bautizado llega hasta Dios. Por eso no puedo entender que el vestido nupcial sea el Bautismo, el propio sacramento: es un vestido que veo en buenos y malos.
¿Será el altar, o lo que en él se recibe? Pero nosotros vemos que muchos comen, y comen y beben su condenación.
¿Qué será entonces? ¿El ayuno? También ayunan los malos. ¿Ir a la Iglesia? También los malos corren para allá.
Para terminar: ¿Será hacer milagros? No sólo los hacen los buenos y los malos, sino que a veces hasta ni los buenos ni los malos los hacen…
¿Cuál será, entonces, el vestido nupcial? Aquí lo tienen: dice el Apóstol que el fin del mandamiento es la caridad que brota de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera (1 Timoteo 1,5). Ése es el vestido nupcial. No una caridad cualquiera, pues muchas veces vemos amarse a personas que comparten una mala conciencia… Pero esa no es la caridad que brota de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera”
(San Agustín, Sermón 90, 5.6)
Invitación:
…Frente a tantas imágenes mezquinas de un Dios controlador y justiciero que impide a no pocos saborear la fe y disfrutar de la vida, Jesús introduce en el mundo la experiencia de un Dios que nos está invitando a compartir con él una fiesta fraterna en la que culminará lo mejor de nuestros esfuerzos, anhelos y aspiraciones.
Jesús dedica su vida entera a difundir la gran invitación de Dios: «El banquete está preparado. Venid». Este mensaje configura su modo de anunciar a Dios. Jesús no predica doctrina, despierta el deseo de Dios. No impone ni presiona. Invita y llama. Libera de miedos y enciende la confianza en Dios. En su nombre, acoge a su mesa a pecadores e indeseables. A todos ha de llegar su invitación.
Los hombres y mujeres de hoy necesitan descubrir el Misterio de Dios como Buena Noticia. Los cristianos hemos de aprender a hablar de él con un lenguaje más inspirado en Jesús, para deshacer malentendidos, aclarar prejuicios y eliminar miedos introducidos por un discurso religioso lamentable que ha alejado a muchos de ese Dios que nos está esperando con todo preparado para la fiesta final…(Eclesalia, José A Pagola ).
Lecturas de la Semana
Lunes 10: Rom. 1, 1-7; Sal 97; Lc.11, 29-32.
Martes 11: Rom. 1, 16-25; Sal: 18; Lc. 11, 37-41.
Miércoles 12: Rom.. 2,1-11; Sal 61; Lc. 11, 42-46.
Jueves 13: Rom.3, 21-30a; Sal 129; Lc. 11, 47-54.
Viernes 14: Rom. 4, 1-8; Sal 31; Lc 12, 1-7.
Sábado 15: Rom. 4, 13. 16-18; Sal 104; Lc. 12, 8-12.
Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las lecturas: El libro del Pueblo de Dios. Unos momentos con Jesús y María. P. Fidel Oñoro, cjm
Centro Bíblico del CELAM.
Círculo Peregrino: queremos compartir con vos la Palabra del Señor, por eso podemos ir a tu casa a visitarte a vos o algún familiar enfermo.
Lectio Divina: También podes venir para compartirla los Sábados 16 hs. en:
Círculo Bíblico San José
Parroquia San José:
Brandsen 4970 Villa Domínico.
miencuentroconjesus@yahoo.com.ar
¡Con su Palabra, Jesús se nos revela y sale a nuestro encuentro, para que experimentemos al Dios de la vida!
Intención para la evangelización ‐
Intenciones de oración de Enero: Por el don de la diversidad en la Iglesia
El Papa Francisco pide rezar al Espíritu Santo “para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro de la Iglesia Católica”.
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre"
"Todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" Mt 7, 7-8.
No sé qué quería, pero había algo en mí que me movía a buscar, tal vez que las cosas tengan sentido, y te encontré. Me cuestionaba sobre la vida y me diste tu sabiduría para que pueda encontrar alegría y paz. Ante mis miedos y dudas, te pido que me acompañes en mi peregrinar y me das tu Espíritu Santo, el mismo que te acompaño a vos, hoy me acompaña a mí, me asiste y guía.
Hoy sigo buscando más de tu Palabra, de la Verdad y el camino, con la confianza puesta en vos, Dios mío, sé que estás presente en mi vida. Ven Señor Jesús, te necesito.
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16
Del libro de la Sabiduría 6, 12-16: La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes.
La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y le sale al encuentro en todos sus pensamientos.